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  • Reuniones para el servicio del campo
    Ministerio del Reino 1979 | octubre
    • estas circunstancias sin ser un “entremetido”?

      3. ¿Qué textos deben buscarse en un estudio? ¿Por qué?

      4. ¿Qué decisión tenemos que tomar al prepararnos para nuestros estudios bíblicos de modo que podamos lograr lo que se declara en Proverbios 4:4?

  • Ayudando a los que tienen necesidades especiales
    Ministerio del Reino 1979 | octubre
    • Ayudando a los que tienen necesidades especiales

      1 ¿Buscamos maneras de trabajar juntos con aquellos que tienen muy pocas oportunidades de hablar acerca de Jehová y su bondad debido a algún impedimento o incapacidad física? Casi no hay congregación que no tenga una o más personas que estén limitadas en cuanto a lo que pueden hacer debido a alguna incapacidad física. Muchos están incapacitados físicamente debido a que son inválidos, ciegos, sordos o de edad avanzada. Aunque Jehová ciertamente se agrada con el servicio limitado de ellos, ¿deberíamos concluir que el deseo que ellos tienen de participar plenamente en el servicio es menor que el nuestro?

      2 Es cierto que algunos están más conscientes del amor y la bondad de Jehová debido a las enfermedades físicas que tienen, y esto los mueve a querer hacer más. Puede que esa persona busque oportunidades adicionales para servir a Jehová, y con un poco de ayuda de otros, esto puede ser posible, redundando en mayor gozo para todos. ¿No sería una excelente expresión de interés amoroso incluir a estas personas en nuestros planes para el servicio y estar alerta a las oportunidades de llevarlas con nosotros o ayudarlas a participar? ¡Esto está de acuerdo con la meta que nos hemos establecido de AYUDARNOS UNOS A OTROS!

      LO QUE PODEMOS HACER

      3 El mostrar esta atención ciertamente armoniza con la operación del espíritu de Jehová que impregna a la congregación cristiana. Pablo explicó que hay “muchos miembros, pero un solo cuerpo” y observó que hay “miembros del cuerpo que parecen ser más débiles” debido a limitaciones que pudieran ser de índole física. ¿El resultado? “Si un miembro sufre, todos los otros miembros sufren con él.” El esfuerzo de auxiliar a esas personas con “servicios de ayudar” unifica a la congregación en amor y amplifica la proclamación del mensaje del Reino.—1 Cor. 12:19-31.

      4 ¿Puede pensar en algunas maneras de hacer eso? En una congregación había un hermano ciego que no estaba plenamente satisfecho con lo que estaba haciendo en el servicio de Jehová. Quería hacer más. Percibiendo la necesidad, otro hermano le preguntó que si podía ayudarlo de algún modo. A medida que las cosas se fueron desarrollando, pronto el hermano ciego estaba conduciendo con regularidad su propio estudio bíblico. ¿Cómo lo logró? El hermano que lo ayudaba sacó tiempo cada semana para leerle en voz alta toda la lección. Acompañaba al hermano ciego al estudio bíblico y leía las preguntas. Puesto que estaba familiarizado con todo el material, el hermano ciego pudo conducir un estudio excelente, para gran gozo de él.

      5 En otra congregación se asociaron varias personas sordas. No había nadie que les sirviera de intérprete, de modo que varios hermanos y hermanas jóvenes se dieron cuenta de esta necesidad y aprendieron el lenguaje de señas. Hicieron una excelente expresión de su amor fraternal por medio de ayudar a comunicarles los beneficios de las reuniones a éstos. También hicieron arreglos para llevarlos consigo al servicio, y crearon oportunidades en varias revisitas donde estos hermanos sordos podían expresar su esperanza a otros. Está demás decir que hubo un intercambio de estímulo entre todos los que estaban envueltos en el asunto.

      6 A una hermana severamente lisiada le era casi imposible asistir a las reuniones o participar en los arreglos de grupo para el servicio. Varios hermanos y hermanas que mostraron consideración hicieron arreglos para grabar las reuniones de congregación por turno, de modo que ella pudiera obtener los beneficios de éstas a pesar de que no podía salir de la casa. Aparte de las visitas regulares para estimularla, también la ayudaron a arreglar los asuntos para que pudiera participar en el servicio. Le proveyeron los nombres y las direcciones de las personas que mostraron interés a las cuales ella podía escribir, y hasta pudo establecer estudios bíblicos con algunos de ellos. En casos similares se ha traído a la persona que muestra interés al lecho del enfermo y allí se ha conducido un estudio con regularidad. Otras experiencias relatan acerca de publicadores que bondadosamente llevan a los enfermos en una silla de ruedas cuando testifican en la calle o cuando trabajan en los edificios de apartamentos donde a éstos les es más fácil ir de una puerta a la otra. Toma un poco más de tiempo y esfuerzo, pero piense en los beneficios de largo alcance que produce el trabajar juntos de este modo.

      7 Probablemente descubra que existe una amplia variedad de necesidades similares en su propia congregación. ¿Hay un publicador de habla extranjera al que el lenguaje le sirva de barrera? ¿Hay algún hermano o hermana de edad avanzada que necesite que se le dé una mano? ¿Qué hay de los que quizás tengan una dolencia crónica que les permita participar en el servicio solo en condiciones especializadas? Si reflexiona sobre este asunto, es posible que pueda contribuir para ayudar a su hermano de manera que le traiga mucho gozo a él al igual que a usted mismo.

      8 El planear nuestra actividad con la mira de trabajar juntos infunde en los incapacitados la confianza de que “si cayese uno de ellos, el otro puede levantar a su socio.” También le da verdadero significado al proverbio: “Los amigos siempre muestran su amor. ¿Para qué son los hermanos sino para compartir penoso afán?”—Ecl. 4:10; Pro. 17:17, Today’s English Version.

  • Tema de conversación
    Ministerio del Reino 1979 | octubre
    • Tema de conversación

      Cifre su confianza en la gobernación por Dios.—Salmo 146.

  • Ayúdense unos a otros (Parte II): por medio del estudio de libro
    Ministerio del Reino 1979 | octubre
    • Ayúdense unos a otros (Parte II): por medio del estudio de libro

      1 Mientras que todos nosotros compartimos por igual la responsabilidad de predicar, no todos somos iguales en cuanto a experiencia o aptitud. (1 Cor. 12:29, 30) Hay los que son nuevos o los que no tienen experiencia. Algunos están limitados debido a su educación o barreras idiomáticas. Otros tienen experiencia particularmente en un aspecto del servicio del campo, pero no la tienen en otros aspectos. Naturalmente, todos deseamos ser predicadores capacitados y eficaces de las buenas nuevas. Al compartir los beneficios de nuestra experiencia y capacidades con otros, el resultado puede ser mucha felicidad.—Hech. 20:35.

      2 El arreglo del grupo de estudio de libro es una excelente provisión desde donde se puede proveer ayuda mutua. Muchos publicadores tienen experiencia y aptitud que pueden usar para ayudar a otros miembros de su grupo. En muchos casos, todo lo que hay que hacer es dar a conocer la necesidad y pedirles que ayuden. Sugerimos que cada conductor de estudio de libro reflexione en cuanto a los que pudieran necesitar ayuda en el servicio, y acerca de los que estarían dispuestos y en la mejor posición de dar ayuda eficaz.

      3 Con esto en mente, quizás el conductor puede abordar primero al publicador con experiencia sobre el asunto de trabajar con alguien que tenga menos experiencia. Por ejemplo, pudiera decirle a una hermana: “¿Tendría a bien trabajar con la hermana———— en el servicio de casa en casa por unos cuantos días? Estoy seguro de que ella se beneficiaría de su experiencia. Creo que ustedes dos disfrutarán de trabajar juntas como compañeras por un tiempo y que resultará ser edificante para las dos.”

      4 Si la hermana con experiencia está de acuerdo, el conductor puede sugerirle que hable con la otra hermana en cuanto al asunto, haciendo arreglos que les sean convenientes a las dos. En algunos casos, quizás deseen considerar el asunto con el conductor del estudio, pues él puede tener sugerencias sobre cómo proceder. Pueden hacer planes en cuanto a lo que sería más conveniente respecto a prepararse juntas, participar en el servicio y atender a las personas que muestran interés.

      5 El conductor debe mostrar verdadero interés en los hermanos por medio de preguntarles de vez en cuando cómo les va. Su amabilidad y palabras de estímulo demostrarán que él es más que alguien que solo conduce el estudio; siente tierno cariño para con otros y se interesa sinceramente en el progreso espiritual de ellos. Cuando el superintendente de servicio pasa una semana con ese grupo, él, también, se interesará en cuanto a lo que se está logrando. Cualquier cosa que él y el conductor hagan con la mira de desarrollar el arreglo de ayudarse unos a otros a nivel del estudio de libro fortalecerá a la entera congregación.—1 Tes. 2:7, 8.

      6 Es algo excelente tener hermanos y hermanas que se ayudan unos a otros en un espíritu de amor. Por lo tanto, muestre aprecio por esas obras de fe. Exprese agradecimiento por la ayuda y estímulo que ha recibido de sus compañeros cristianos. (Rom. 1:8, 9) Y recuerde lo que dice Eclesiastés 4:9: “Mejores son dos que uno, porque tienen un buen galardón por su duro trabajo.”

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