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Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático
sg estudio 6 págs. 29-33

Estudio 6

‘Aplícate a la lectura pública’

1, 2. ¿Cuándo tenemos oportunidades para leer en público?

1 El apóstol Pablo dio esta exhortación a Timoteo: “Continúa aplicándote a la lectura pública.” Y dio a Timoteo instrucciones de enseñar este requisito y otros requisitos para el ministerio a sus compañeros del ministerio cristiano. (1 Tim. 4:13) Este consejo inspirado también es apropiado para cada uno de los ministros de Dios hoy día, y hacemos bien en prestarle atención.

2 A menudo al ministro teocrático se le presentan oportunidades para leer en público. En el estudio de La Atalaya y en el estudio de libro de congregación hay que leer textos bíblicos y párrafos. Durante la reunión de servicio y la Escuela del Ministerio Teocrático, así como en el ministerio del campo, se leen textos bíblicos. Por lo tanto es para el propio beneficio de cada ministro y para el beneficio de los que han de escucharle, el que el ministro llegue a ser un buen lector público.

3. ¿Por qué es importante la preparación?

3 La lectura pública es leer en voz alta para provecho de otros. Pero, ¿obtendrán los que escuchan beneficio pleno si el lector tropieza en las palabras o frasea incorrectamente o coloca el énfasis donde no debe, oscureciendo el pensamiento? ¿Qué atención darán ellos si él carece de entusiasmo y lee monótonamente? Para leer bien en un grupo, se necesita preparación. Es bueno nunca ir a una asignación, aun para leer en un estudio de libro de congregación, sin haber leído todo el material. Si no se lee todo, el auditorio no estará recibiendo el provecho que podría recibir, y bien pudiera ser que aprendieran pronunciaciones incorrectas de algunas palabras por oírlas del lector. Sí, es necesario que cada ministro se aplique a la lectura pública.—Hab. 2:2.

4, 5. ¿Qué cualidades se necesitan para que la lectura pública estimule al auditorio, y para que se entienda fácilmente?

4 Cualidades necesarias. Al leer, sea entusiástico. Infunda calor en su presentación, reflejando los sentimientos que describen las palabras. Así evitará una presentación fría y sin vida. Ejerza cuidado para no bajar de volumen hasta tal grado que su auditorio pierda partes importantes. Usted debe utilizar suficiente volumen como para que se le oiga en todas partes de la sala o auditorio que se esté usando. Nadie debería tener que esforzarse para oír ni siquiera una palabra.

5 Es necesario que usted haga que sus palabras suenen fuerte y claramente, sin cercenar partes de algunas palabras o pegar apresuradamente unas a otras de manera que no se puedan entender. Por otra parte, no es bueno hacerse tan preciso en la pronunciación que su presentación del material detraiga del mensaje. Leer con articulación clara significa que el que escucha jamás tiene dudas en cuanto a las palabras que usted lee. A menudo la falta de claridad es el resultado de que el lector no proyecte la voz hacia fuera en dirección al auditorio; por eso, acostúmbrese a mantener su cabeza en alto al leer. Abra su boca para dejar que los sonidos salgan sin obstrucción alguna.

6. ¿Cómo se determina dónde, correctamente, colocar el énfasis, y de qué manera contribuyen las pausas al énfasis?

6 El énfasis correcto es importante. En realidad, es la clave que lleva a comprender lo que usted lee. Bien sabido es que un cambio de énfasis puede comunicar un significado enteramente diferente al auditorio. A veces una sola palabra es la que requiere fuerza especial, pero muchas veces es un grupo de palabras, una frase entera, lo que debe recibir énfasis. El pensamiento que se haya de comunicar debe ser lo que determine dónde colocar el énfasis, y en eso rige, no meramente el resto de la oración, sino todo el argumento. Las pausas bien colocadas son parte vital del énfasis. Pausas cortas ayudan a agrupar las palabras de modo que comuniquen significado y llaman atención a las ideas claves; pausas más largas indican la conclusión de una parte principal del argumento.

7. ¿Qué ayuda a hacer que la lectura suene como conversación?

7 También debe considerarse la variedad en el grado de elevación de la voz y en la velocidad del habla al esforzarse usted por leer bien. Sin esa variedad la presentación sería desabrida y sin atractivo. Pero cuando se emplea correctamente, esa variedad en la expresión tiene mucho efecto en cuanto a hacer que la lectura de uno suene más como conversación natural y animada.

8. ¿Cuándo sería apropiado pronunciar un discurso leído?

8 Lectura de escrito. Una de las situaciones importantes que tienen que ver con la lectura pública es la de pronunciar un discurso por lectura del discurso completo en forma de escrito. Este tipo de presentación tiene su lugar. Por ejemplo, quizás de vez en cuando la Sociedad haga arreglos para que todas las congregaciones del pueblo de Dios en cierto país oigan la misma información a la misma vez. Además, los discursos de lectura de escrito tienen su lugar en programas de asamblea, donde hay la posibilidad de que los medios informativos citen porciones del discurso o donde hay material complicado que tiene que ser presentado con exactitud.

9, 10. ¿Cuál es la dificultad principal que hay que vencer al pronunciar un discurso leído y cómo se puede hacer?

9 La dificultad principal que hay que vencer en cuanto a la lectura de discursos escritos es hacer que suene como si las palabras y frases estuvieran siendo agrupadas al estilo de conversación. No obstante, es necesario dar considerable amplitud al tono. Por lo general el fraseo de la composición es bastante diferente del que uno utilizaría ordinariamente, pues es posible que las oraciones sean más largas y más complicadas. Puede ser que la composición tenga una selección de expresiones y un ritmo que no sean naturales para la manera normal de hablar de uno. Uno pudiera pensar que podría presentar mejor el material si lo pusiera en sus propias palabras. Pero la práctica y la experiencia lo capacitarán a mejorar notablemente en la presentación de discursos por lectura de escrito.

10 Para buen éxito, la clave es preparación de antemano. Es necesario dedicar tiempo a familiarizarse con el escrito. Usted debe leer todo su material varias veces para poner en la mente con claridad las ideas principales. Si hay palabras con las cuales no esté familiarizado, búsquelas en un buen diccionario y apunte en el escrito cómo se pronuncian. Entonces practique pronunciando el discurso en voz alta para familiarizarse con el estilo que ha usado el escritor original para presentar el material. En el caso de algunos lectores el practicar en voz alta frente a un espejo les ayuda a mejorar su contacto visual con el auditorio, algo que es muy importante si el discurso se va a presentar en una sala o auditorio pequeño.

11. ¿Qué marcas en el escrito son útiles?

11 Es provechoso subrayar o marcar las palabras principales que usted quiere enfatizar. Ha sido útil para algunos lectores el dividir las frases del escrito con un pequeño trazo vertical. Además, palabras que se encuentran en agrupaciones difíciles o poco usuales y que tienen que decirse juntas pueden ser enlazadas por líneas curvas que le recuerden no hacer una pausa sino hasta haber llegado al fin de la frase. Esto evita leer con falta de naturalidad o que se pierda el significado. También se puede pensar en marcar el escrito para indicar dónde serían apropiadas algunas pausas razonablemente largas. Las pausas pueden crear expectativa, dar énfasis y permitir tiempo para la absorción del material. También es importante identificar los puntos de prominencia o mayor importancia del discurso. Usted puede marcar éstos, lo cual le permitirá ir edificando la expresión de sus puntos hasta llegar a una buena culminación, y entonces cambiar la velocidad.

12-15. ¿Por qué es especialmente importante en la lectura de la Biblia la preparación de antemano?

12 Lectura de la Biblia. La lectura de la Biblia es de vital importancia tanto para jóvenes como para ancianos. A menudo hay situaciones que requieren la lectura de la Biblia en voz alta. De vez en cuando puede que haya asignaciones de esa índole en la Escuela del Ministerio Teocrático. Y todos nosotros leemos textos bíblicos cuando hablamos a la gente en nuestro ministerio. Pero, ¿los leemos bien? ¿Los hemos practicado tan bien que no tropezamos, que damos énfasis a las porciones que encajan con nuestro argumento y suena por eso natural nuestra lectura, como en conversación?

13 En lo que se refiere a leer de la Biblia, ciertamente se necesita preparación. Recuerde que ésta es la Palabra de Dios, que está llena de pasajes de extraordinaria belleza y emoción, así como razonamiento exacto y lógico. Debemos esforzarnos por reproducirla dignamente para provecho de los que nos escuchan. Si sabemos de antemano que vamos a leer de la Biblia, debemos prepararnos cuidadosamente, para no tropezar al encontrarnos con palabras, frases o estilos de expresión fuera de lo ordinario.

14 Considere aquella conmovedora ocasión en que los desterrados de Israel, habiendo regresado, se congregaron en la plaza pública delante de la Puerta del Agua de Jerusalén para dar atención absorta a las palabras de su Dios. ¿Estaban aquellos levitas asignados mal preparados, y mostraron negligencia en su presentación? El registro responde: “Continuaron leyendo en voz alta del libro, de la ley del Dios verdadero, la cual se exponía, y se le ponía significado; y continuaron dando entendimiento en la lectura.” (Neh. 8:8) Aquellos lectores le tenían profundo respeto al Supremo, cuyas palabras estaban transmitiendo a sus compañeros de adoración.

15 Sea que estemos leyendo en voz alta para nuestro propio provecho personal, en el círculo familiar, en el Salón del Reino, o a alguien a la puerta de su casa, que se haga con el propósito de reproducir fielmente la información, con todo su sentimiento y potencia de edificar fe. Este poder motivador de la lectura pública es subrayado en estas palabras que registró el apóstol Juan: “Feliz es el que lee en voz alta y los que oyen las palabras de esta profecía, y que observan las cosas escritas en ella; porque el tiempo señalado está cerca.”—Rev. 1:3.

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