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  • Se predica con constancia en la tierra del hielo y el fuego
    La Atalaya 1993 | 15 de septiembre
    • años predicando con paciencia las buenas nuevas en este territorio, con la confianza de que Jehová hará crecer la obra. (1 Corintios 3:6).

      Buenas perspectivas de aumento

      Valiéndose de invernaderos que se calientan con energía geotérmica y que tienen iluminación artificial, los agricultores islandeses han logrado producir una gran variedad de frutas, verduras y otras plantas. De igual modo, los Testigos, equipados con la verdad espiritual, el calor de la persuasión amable y la bendición del espíritu de Jehová, han obtenido maravillosos resultados en el campo islándico.

      Este año asistieron a la Conmemoración de la muerte de Cristo 542 personas y se están dando casi 200 estudios bíblicos en los hogares. Además, la buena respuesta que ha habido a la invitación a servir en territorios no asignados nos da razón para confiar en que todas las personas semejantes a ovejas que hay en esta isla oirán la voz del Pastor Excelente, Jesucristo. (Juan 10:14-16.) ¡Qué resultado tan gozoso para los fieles proclamadores del Reino que han tenido tanta paciencia y aguante al predicar las buenas nuevas en la tierra del hielo y el fuego durante los pasados sesenta y cuatro años!

  • Persevere en el servicio de precursor
    La Atalaya 1993 | 15 de septiembre
    • Persevere en el servicio de precursor

      UNOS cuatro millones y medio de testigos de Jehová predican las buenas nuevas por todo el mundo. Entre ellos se cuentan unos seiscientos mil precursores, o predicadores de tiempo completo. En este ejército de precursores hallamos desde preadolescentes hasta nonagenarios jubilados. Proceden de todos los ámbitos y estilos de vida.

      Sin duda, todos estos predicadores de tiempo completo quieren obtener buenos resultados en su ministerio de precursor. Muchos desean de él su carrera en la vida. A algunos no les es posible por diversas razones. Sin embargo, otros han podido continuar siendo precursores a pesar de problemas personales, salud deficiente, desánimo y otras dificultades. Entonces, ¿cómo pueden los predicadores de tiempo completo hacer frente a tales obstáculos sin verse obligados a dejar el servicio de precursor?

      Cómo superar los problemas económicos

      Por lo general, los precursores tienen un trabajo que les permite sufragar sus gastos, tal como el apóstol Pablo. (1 Tesalonicenses 2:9.) En la mayoría de los países del mundo se encuentran con que los precios de los alimentos, la ropa, el alquiler y el transporte están por las nubes. A menudo les resulta difícil conseguir un trabajo de media jornada, y cuando lo obtienen, con frecuencia solo reciben el salario mínimo, y no tienen seguro médico.

      Si ‘seguimos buscando primero el Reino de Dios y Su justicia’, podemos confiar en que Jehová nos proveerá las cosas materiales. Por lo tanto, en lo que tiene que ver con las presiones económicas, no hay razón para que los precursores “se inquieten acerca del día siguiente”. (Mateo 6:25-34.) Mientras se empeñen por superar esos obstáculos, su fe firme en Jehová les ayudará a disipar la ansiedad innecesaria.

      La persona que atraviesa problemas económicos quizá pueda reducir sus gastos. Los ajustes en el presupuesto tal vez le permitan adquirir las cosas materiales necesarias, aunque no todas las que le gustaría tener. Con el fin de reducir los gastos, algunos precursores comparten su apartamento con otros cristianos. Hay padres que ayudan a sus hijos adultos a ser precursores ofreciéndoles alojamiento gratuito o por un módico alquiler. Otros ayudan a los precursores costeándoles los alimentos y el transporte. Sin embargo, estos no desean ser una carga para los demás, pues tienen el deber bíblico de ganar su propio sustento. (2 Tesalonicenses 3:10-12.)

      Los gastos de transporte se pueden reducir si se comparten con otros precursores. Si dos precursores tienen automóvil, pueden usar un solo vehículo para predicar juntos en la misma zona, y así evitar un gasto doble. Los precursores que no tienen automóvil pueden viajar con los que lo tienen y contribuir para el transporte. Se pueden reducir aún más esos gastos trabajando a pie los territorios cercanos. En muchos países los precursores utilizan el transporte público.

      Newton Cantwell y su esposa se cuentan entre los que han superado dificultades económicas y han perseverado en el servicio de tiempo completo. En 1932, durante la Gran Depresión, vendieron su granja y se hicieron precursores con seis de sus siete hijos. “En poco tiempo —escribió el hermano Cantwell— habíamos gastado todo lo que recibimos de la venta de nuestra granja, principalmente en facturas médicas. Recordamos que cuando nos mudamos a nuestra segunda asignación, solo teníamos lo justo para pagar por adelantado la renta de dos semanas, y nos sobraban cinco dólares. No obstante, sabíamos que Jehová proveería lo necesario mientras lleváramos a cabo diligentemente nuestro servicio. [...] Aprendimos a economizar de varias maneras. Por ejemplo, al mudarnos a un nuevo territorio, hablaba con algunos de los dueños de gasolineras y les explicaba que utilizábamos tres automóviles para efectuar diariamente nuestra obra cristiana. De esta manera, por lo general conseguíamos un descuento en la gasolina. Nuestros hijos pronto aprendieron a reparar los vehículos, y así nos ahorraron mucho en pagos al mecánico.” De este modo, los Cantwell hicieron frente a los problemas económicos y perseveraron en el servicio de precursor. El hermano Cantwell fue precursor hasta que falleció, a la edad de 103 años.

      Trabajo de media jornada

      Muchos precursores se sostienen con un trabajo de media jornada. Durante su ministerio en Corinto, el apóstol Pablo trabajó para sostenerse haciendo tiendas de campaña con sus compañeros cristianos Áquila y Priscila. (Hechos 18:1-11.) Hoy es frecuente que algunos hermanos espirituales ofrezcan con gusto trabajo de media jornada a los precursores. Algunos de estos consiguen empleo a través de agencias que ofrecen trabajos temporales. Es esencial confiar en Dios y orarle con fervor para que nos ayude a tomar las mejores decisiones sobre el empleo. (Proverbios 15:29.)

      Un precursor dijo: “Después de orar y meditar, cobré valor y le dije a mi supervisor que la obra ministerial era una seria responsabilidad para mí, y que no podía aceptar un trabajo de jornada completa. El miércoles siguiente me preguntó si aceptaría trabajar de media jornada, y accedí con gusto”. Nunca subestime el poder de la oración, y respalde sus palabras con acciones.

      Los precursores quizá consideren ventajoso aclarar a sus posibles patronos que buscan un trabajo de media jornada para sostenerse en el ministerio. Pudieran mencionarles los días de la semana y las horas que pueden dedicar al trabajo. A dos hermanas carnales les permitieron compartir un trabajo de jornada completa en una empresa de asesoría jurídica trabajando dos días y medio la semana cada una. Gracias a este empleo fueron precursoras hasta que asistieron a la escuela bíblica de Galaad y recibieron asignaciones misionales.

      Preguntando a los hermanos o consultando el periódico, pueden encontrarse varios tipos de trabajo apropiados para el cristiano. La humildad es muy útil, pues impide que los precursores sean muy exigentes con relación al empleo. (Compárese con Santiago 4:10.) Tal vez tengan que realizar trabajos que la gente considera humildes o serviles para seguir siendo precursores. Si se acepta un trabajo, aunque quizás se prefiera otro, sigue existiendo la posibilidad de cambiar de empleo.

      Mala salud y desánimo

      Algunos precursores dejan el servicio por problemas de salud graves. No obstante, si no se precipitan, quizás descubran que la enfermedad es curable o que su salud puede mejorar lo suficiente como para continuar en el servicio de precursor. A pesar de la mala salud, muchos pueden seguir siendo precursores porque consiguen el tratamiento médico necesario, siguen una dieta adecuada, descansan lo suficiente y hacen el debido ejercicio. Un superintendente viajante conoció a una precursora que padecía una artritis tan severa, que necesitaba ayuda para caminar en la obra de casa en casa. (Hechos 20:20.) A pesar de su estado, ella y su esposo dirigían 33 estudios bíblicos y habían ayudado a 83 personas a aceptar la verdad divina. Con el paso del tiempo, su salud mejoró, y once años después asistió a la Escuela del Servicio de Precursor.

      El desánimo puede hacer que algunos dejen el servicio. (Proverbios 24:10.) Un precursor dijo a un superintendente de circuito: “Voy a dejar el servicio. [...] Tengo algunas cuentas que pagar”. Necesitaba unos lentes que costaban veinte dólares. “¿Dejará el servicio de precursor por algo que cuesta veinte dólares?”, le preguntó el superintendente de circuito. Le sugirió trabajar en una plantación de café cercana, ahorrar los veinte dólares, comprarse los lentes y seguir en la obra de precursor. La conversación posterior reveló que el verdadero problema era que estaba desanimado por los gastos de mantenimiento de su automóvil. Se le sugirió economizar haciendo viajes más cortos. También se le aconsejó atender su espiritualidad. El precursor puso en práctica el consejo, y seis meses después lo llamaron a la escuela de Galaad. Tras graduarse fue asignado a un país extranjero, donde sirvió fielmente hasta su muerte. Sí, con frecuencia seremos objeto de grandes bendiciones si no desfallecemos y recordamos que Jehová nos apoya.

      Guarde como un tesoro su privilegio de servicio

      A pesar de las pruebas que sufrió, entre ellas tiempos de necesidad y falta de alimento, Pablo consideró su ministerio como un tesoro. (2 Corintios 4:7; 6:3-6.) Hoy en día, muchos siervos de Jehová de África, Asia, Europa oriental y otros lugares han tenido aguante y han servido de precursores en medio de adversidades y persecución. Por consiguiente, cuando se encuentre en dificultades, haga todo lo que esté a su alcance por perseverar en este privilegio de servicio para la alabanza de Jehová.

      A fin de poder iniciarse en la obra de predicar de tiempo completo, la mayoría de los precursores ha tenido que adoptar un estilo de vida más sencillo. Como Pablo, han resistido el materialismo y han aprendido a estar contentos con ‘tener sustento y con qué cubrirse’. Para perseverar en el servicio de precursor, necesitan seguir contentos con poseer las cosas necesarias. (1 Timoteo 6:8.) El verdadero gozo proviene de apreciar mucho los privilegios que Dios ha dado y colocarlos por encima de los bienes materiales.

      He aquí un ejemplo: Anton Koerber tuvo el privilegio de demostrar ante funcionarios del gobierno de Washington, D. C., la prioridad que para él tenían los intereses del Reino. Fue precursor por un tiempo, y en los años cincuenta sirvió de superintendente de circuito. Algunos de sus antiguos socios le propusieron un negocio que le produciría una ganancia neta de un millón de dólares. Ahora bien, para conseguirlo tendría que dedicar todo su tiempo al negocio durante un año. Después de orar pidiendo que Dios lo guiara y lo ayudara a proceder con buen juicio, dijo: “No es posible que renuncie a mis maravillosos privilegios de servir a Jehová aquí ni siquiera por un solo año, no, ni por todo el dinero del mundo. Servir a mis hermanos aquí en Washington es más valioso para mí, y sé que tengo la bendición de Jehová. Sin duda ganaría un millón de dólares, pero después de un año de trabajar así, ¿cómo estaría espiritualmente, o incluso físicamente?”. Por lo tanto, rechazó la oferta. El apreciar de ese modo sus privilegios ha ayudado a muchos a perseverar en el servicio de precursor.

      ¡Qué bendiciones tienen los precursores! Dedicar muchas horas a hablar de Jehová y de su glorioso Reino es una de ellas. (Salmo 145:11-13.) Al pasar mucho tiempo en el ministerio, los precursores tienen la dicha de dar consuelo espiritual a los pobres, a los oprimidos, a los enfermos, a los afligidos y a otras personas angustiadas que necesitan una esperanza segura. Por eso, si las circunstancias nos permiten tomar parte en la predicación de tiempo completo, tendremos muchas bendiciones. “La bendición de Jehová [...] es lo que enriquece.” (Proverbios 10:22.) Y el que muchos proclamadores del Reino perseveran con gozo en el servicio de precursor se debe a su ayuda y a sus bendiciones.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1993 | 15 de septiembre
    • Preguntas de los lectores

      En Romanos 9:3 el apóstol Pablo escribió: “Podría desear que yo mismo fuera separado del Cristo como el maldito a favor de mis hermanos, mis parientes según la carne”. ¿Quiso decir que estaba dispuesto a sacrificar su vida por sus parientes judíos?

      Jesús fijó el modelo superlativo de amor. Estuvo dispuesto a entregar su alma, es decir, su vida, por la humanidad pecadora. En su ministerio se gastó a favor de sus coterráneos judíos, para que tantos como fuese posible se beneficiaran de su sacrificio de rescate. (Marcos 6:30-34.) La insensibilidad y oposición de los judíos al mensaje de salvación nunca menoscabaron el interés amoroso que sintió por ellos. (Mateo 23:37.) Y dejó ‘un dechado para que sigamos sus pasos’. (1 Pedro 2:21.)

      ¿Es posible que seres humanos imperfectos sigan el ejemplo de amor de Jesús? Sí, y muy bien lo ilustra el caso del apóstol Pablo, quien se interesaba tanto en sus parientes judíos que, por amor a ellos, dijo que preferiría ser “separado del Cristo como el maldito” a su favor.

      Pablo utilizó aquí una hipérbole, o exageración, para dar peso a su argumento. Jesús usó una exageración parecida en Mateo 5:18 al decir: “Antes pasarían el cielo y la tierra que pasar de modo alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas”. Jesús sabía que el cielo y la tierra no pasarían. Tampoco Pablo iba a ser un maldito ni todos los judíos iban a aceptar el cristianismo. Lo que Pablo deseaba comunicar era que estaría dispuesto a hacer prácticamente cualquier cosa para ayudar a los judíos a valerse de la salvación de Dios mediante Jesucristo. No sorprende que Pablo animara a sus hermanos cristianos: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo”. (1 Corintios 11:1.)

      Hoy día, los cristianos debemos tener el mismo interés de Jesús y Pablo por los incrédulos. Nunca debemos permitir que la indiferencia o la oposición de la gente del territorio que predicamos enfríen nuestro amor al prójimo y nuestro deseo de ayudarles a conocer la senda de la salvación. (Mateo 22:39.)

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