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MatrimonioRazonamiento a partir de las Escrituras
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¿Por qué permitió Dios en el pasado el matrimonio entre hermano y hermana?
El registro bíblico sí indica que Caín se casó con una de sus hermanas (Gén. 4:17; 5:4) y que Abrán se casó con su media hermana (Gén. 20:12). Pero más tarde, en la Ley dada mediante Moisés, dichas uniones matrimoniales fueron prohibidas específicamente (Lev. 18:9, 11). No se permiten entre los cristianos hoy día. El casarse con un pariente cercano resulta en una probabilidad superior a la probabilidad promedio de que se pasen a la prole factores hereditarios dañinos.
¿Por qué no fue impropio el matrimonio entre hermano y hermana al principio de la historia de la humanidad? Dios creó a Adán y Eva perfectos y se propuso que toda la humanidad descendiera de ellos (Gén. 1:28; 3:20). Es obvio que habría algunos matrimonios de parientes cercanos, especialmente durante las primeras generaciones. Incluso después que surgió el pecado, había relativamente poco peligro de que durante las primeras generaciones los hijos nacieran con deformidades notables, pues la raza humana estaba mucho más cerca de la perfección que habían tenido Adán y Eva. De esto da testimonio la longevidad de la gente de aquellos tiempos. (Véase Génesis 5:3-8; 25:7.) Pero unos 2.500 años después que Adán llegó a ser pecador, Dios prohibió el matrimonio incestuoso. Esto sirvió de protección a la prole y elevó la moralidad sexual de los siervos de Jehová por encima de la de la gente que los rodeaba y que entonces participaba en todo tipo de prácticas depravadas. (Véase Levítico 18:2-18.)
¿Qué puede contribuir a mejorar un matrimonio?
1) Estudiar la Palabra de Dios juntos con regularidad y pedir ayuda a Dios en oración para resolver los problemas. (2 Tim. 3:16, 17; Pro. 3:5, 6; Fili. 4:6, 7.)
2) Estimar el principio de jefatura. Esto coloca una responsabilidad de peso sobre el esposo (1 Cor. 11:3; Efe. 5:25-33; Col. 3:19). También exige que la esposa haga un esfuerzo diligente. (Efe. 5:22-24, 33; Col. 3:18; 1 Ped. 3:1-6.)
3) Limitar el interés sexual al propio cónyuge (Pro. 5:15-21; Heb. 13:4). El que cada cónyuge se interese amorosamente en las necesidades del otro puede protegerlos de la tentación de cometer algún mal. (1 Cor. 7:2-5.)
4) Hablarse de manera bondadosa y considerada uno al otro; evitar los arrebatos de cólera, las quejas y la crítica severa. (Efe. 4:31, 32; Pro. 15:1; 20:3; 21:9; 31:26, 28.)
5) Industria y confiabilidad en el cuidado del hogar y de la ropa de la familia, también en la preparación de comidas sanas. (Tito 2:4, 5; Pro. 31:10-31.)
6) Aplicar humildemente el consejo bíblico, sea que uno opine que la otra persona está haciendo todo lo que debe o no. (Rom. 14:12; 1 Ped. 3:1, 2.)
7) Dar atención individualmente al desarrollo de cualidades espirituales. (1 Ped. 3:3-6; Col. 3:12-14; Gál. 5:22, 23.)
8) Dar a los hijos, si los hay, el amor, la instrucción y la disciplina que necesitan. (Tito 2:4; Efe. 6:4; Pro. 13:24; 29:15.)
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MisaRazonamiento a partir de las Escrituras
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Misa
Definición: Según lo expresa la Sagrada Congregación de los Ritos de la Iglesia Católica Romana, la misa es “—Un sacrificio en que se perpetúa el Sacrificio de la Cruz; —Una conmemoración de la muerte y resurrección del Señor, quien dijo: ‘hagan esto en memoria de mí’ (Lucas 22:19); —Un banquete sagrado en el cual, por la comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor, el Pueblo de Dios participa de los beneficios del Sacrificio Pascual, renueva la Nueva Alianza que Dios ha hecho con el hombre de una vez para siempre mediante la Sangre de Cristo, y en fe y esperanza prefigura y prevé el banquete escatológico en el reino del Padre, proclamando la muerte del Señor ‘hasta su venida’” (Eucharisticum Mysterium, 25 de mayo de 1967). Es la manera como la Iglesia Católica efectúa lo que, a su entender, Jesús hizo en la Última Cena.
¿Se transforman realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo el pan y el vino?
En una “Solemne Profesión de Fe” que tuvo lugar el 30 de junio de 1968, el papa Paulo VI declaró: “Creemos que así como el pan y el vino consagrados por el Señor en la Última Cena se transformaron en Su Cuerpo y Su Sangre que se habrían de ofrecer por nosotros en la cruz, así el pan y el vino consagrados por el sacerdote se transforman en el Cuerpo y la Sangre de Cristo entronizado gloriosamente en el cielo, y creemos que la
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