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Nuestro Ministerio del Reino 2000
km 8/00 págs. 3-4

¿Nos estamos beneficiando?

1 Millones de personas desean hoy día saber cómo superar los problemas y disfrutar de una vida feliz. Devoran los libros de autoayuda o buscan el consejo de grupos y organizaciones que les indiquen cómo tener una vida mejor. Hay quienes tal vez señalen a los escasos beneficios que han obtenido. Ahora bien, juzgando por la calidad de la vida actual, ¿ha aprendido la gente en general a disfrutar de una vida tranquila y profundamente gratificante por medio de los programas de enseñanza humanos? Difícilmente podría contestarse que sí (1 Cor. 3:18-20).

2 Por otro lado, nuestro Creador proporciona sin costo a todo el que escuche la educación más eficaz. Jehová desea que todo el mundo se beneficie de su enseñanza. Ha suministrado generosamente su Palabra inspirada para guiar a la humanidad en la rectitud, y ha hecho que las buenas nuevas del Reino se proclamen en toda la Tierra (Sal. 19:7, 8; Mat. 24:14; 2 Tim. 3:16). Tener una vida en verdad feliz está directamente relacionado con prestar atención a los mandamientos de Jehová (Isa. 48:17, 18).

3 La guía de Jehová es muy superior a la que dan los libros de autoayuda o los programas de autosuperación que ofrece el mundo. Podemos conseguir verdadera ayuda y beneficios duraderos si nos aprovechamos plenamente de las provisiones de Jehová que se encuentran en la Biblia y que enseña su organización (1 Ped. 3:10-12).

4 Beneficiémonos de las reuniones de congregación. Hoy día, Jehová está verdaderamente interesado en enseñarnos sus caminos, y nos beneficiamos prestando atención a su enseñanza. Nuestras cinco reuniones semanales dan prueba del interés amoroso de Jehová. Cuando asistimos a las reuniones de congregación, aumenta nuestro conocimiento de Dios. Aprendemos a protegernos de lo que es malo acercándonos a Jehová. De este modo, resultamos edificados.

5 Aún hay más. En las reuniones de congregación podemos ‘ensancharnos’ (2 Cor. 6:13). Tal acción implica llegar a conocer a otros miembros de la congregación. Nos beneficiamos del intercambio de estímulo que se produce, como escribió el apóstol Pablo en su carta a los Romanos (Rom. 1:11, 12). Al escribir a los Hebreos, amonestó enérgicamente a quienes habían adoptado la costumbre de abandonar el compañerismo cristiano (Heb. 10:24, 25).

6 La satisfacción y el gozo en la vida se relacionan directamente con estar interesados por el bienestar del prójimo. Se nos anima a buscar maneras de contribuir a la felicidad de los demás. Por tanto, las reuniones cristianas sirven, sin duda, para nuestro provecho personal y el de aquellos con quienes cultivamos una relación de sano compañerismo. Lo que se pide de nosotros es una participación sincera.

7 El apóstol Pablo planteó algo similar en el consejo que dio a Timoteo cuando le escribió lo siguiente: “Ve entrenándote con la devoción piadosa como mira” (1 Tim. 4:7). Preguntémonos: “¿Me estoy entrenando? ¿Estoy aprendiendo a beneficiarme de lo que escucho en las reuniones de congregación?”. Nuestras respuestas serán afirmativas si prestamos atención a lo que escuchamos en las reuniones y procuramos poner en práctica lo que aprendemos. Con los ojos de la fe, debemos ser capaces de mirar más allá de los hermanos que imparten la enseñanza y ver a Jehová como el Magnífico Instructor de su pueblo (Isa. 30:20).

8 La Escuela del Ministerio Teocrático y la Reunión de Servicio. Estas dos reuniones están concebidas para ayudarnos a ser eficientes en el ministerio cristiano. La Escuela del Ministerio Teocrático es justamente eso: una escuela con estudiantes que reciben enseñanza y consejo con regularidad. Tenemos la oportunidad de demostrar nuestro progreso como oradores públicos y maestros de la Palabra de Dios. Ahora bien, para sacar el máximo partido de la escuela debemos matricularnos, asistir, participar con frecuencia y poner todo el entusiasmo en nuestras asignaciones. Aceptar y llevar a la práctica el consejo que se nos dé nos ayudará a progresar.

9 La Reunión de Servicio nos enseña la importancia del ministerio cristiano y nos indica cómo participar en la obra de hacer discípulos. ¿Nos estamos beneficiando plenamente nosotros y nuestra familia de la información que se presenta en estas dos reuniones? Un matrimonio cristiano observa: “En una Reunión de Servicio escuchamos que debíamos analizar en familia el texto diario. No lo estábamos haciendo, pero ya hemos puesto en práctica el consejo”. ¿Cómo se han beneficiado? “Hemos comprobado que nuestras conversaciones a la mesa son más agradables. Ya no discutimos en la cena”, reconocen. ¿Y los niños pequeños? ¿Sacan ellos provecho de las reuniones? Sí. La madre dice: “Es obvio que las reuniones influyen profundamente en nuestros hijos. Cierta semana sorprendimos a nuestro pequeño de seis años diciendo mentiras. Pues bien, esa misma semana el discurso de instrucción trataba sobre el mentir. Con una expresión de extrema culpabilidad en el rostro, nuestro hijo miró a su padre y se encogió en el asiento. Había captado la idea, y a partir de entonces no hemos vuelto a tener problemas al respecto”.

10 Una precursora dice que agradece que en la Reunión de Servicio se den sugerencias para mejorar nuestro ministerio. ¿Por qué? Cuenta: “He caído en la rutina. A veces pienso que las sugerencias de Nuestro Ministerio del Reino no van a funcionar. Pero cuando escucho en la Reunión de Servicio que debemos probarlas, me entusiasmo con la idea de llevarlas a la práctica. Eso hace que mi ministerio sea emocionante”. Tras seguir durante varias semanas la sugerencia de tratar de iniciar un estudio bíblico en la primera visita, lo logró con una joven que había estado pidiendo ayuda en oración.

11 Cuando escuchamos un discurso que incluye consejo bíblico sobre las decisiones personales, ¿percibimos que Jehová nos está hablando directamente a nosotros? Así lo pensó un hermano. Dijo: “En una reunión reciente, un hermano presentó un discurso sobre las formas de entretenimiento propias e impropias para los cristianos. A mí me gustaba ver los combates de boxeo en la televisión. Pero después de aquella reunión concluí que este deporte encaja en la categoría de entretenimiento impropio para los cristianos. Así que he dejado de verlo”. Aunque este hermano se había aficionado a un deporte violento, respondió con humildad a la dirección de Jehová (Sal. 11:5).

12 La Reunión Pública, el Estudio de La Atalaya y el Estudio de Libro de Congregación. Los discursos públicos que escuchamos todas las semanas abarcan diversos temas bíblicos. ¿Qué sacamos de estos discursos? Un esposo cristiano habló sobre los beneficios que él obtuvo: “En un discurso público se pusieron de relieve todos los frutos del espíritu. El orador dijo que, a fin de cultivarlos, lo que él hacía era escoger una determinada cualidad y trabajar en ella durante una semana. Transcurrida esta, reflexionaba sobre cómo la había manifestado en sus actividades diarias. Entonces, trabajaba en otro fruto durante la siguiente semana. Me gustó la idea y la puse en práctica”. Qué buena manera de aplicar lo que había aprendido.

13 El Estudio de La Atalaya nos enseña a poner en práctica los principios bíblicos en diversas situaciones de nuestra existencia. Esto nos permite conservar la mente y el corazón calmados a pesar de las inquietudes de la vida. Gracias al Estudio de La Atalaya, nos mantenemos al día con la verdad, que está en progreso constante. Por ejemplo, ¿no nos beneficiamos de estudiar los artículos de La Atalaya del 1 de mayo de 1999 titulados “Estas cosas tienen que suceder”, “Use discernimiento el lector” y “Seamos vigilantes y diligentes”? ¿Cómo nos afectaron personalmente estos estudios? ¿Hemos demostrado mediante nuestras acciones que tomamos a pecho la advertencia de Jesús sobre el futuro? ¿Nos estamos preparando para las pruebas que nos esperan cuando veamos “la cosa repugnante que causa desolación [...] de pie en un lugar santo”? (Mat. 24:15-22.) ¿Ponen de manifiesto nuestros objetivos y nuestra vida que lo más importante para nosotros es, no acumular bienes materiales, sino santificar el nombre de Jehová? ¿No estamos aprendiendo en el Estudio de La Atalaya a beneficiarnos a nosotros mismos ahora?

14 Pensemos en cuánto aprendemos todas las semanas en el Estudio de Libro de Congregación. Actualmente estamos analizando el libro bíblico de Daniel. ¿No hemos visto crecer nuestra fe cada semana en los cuatro meses que llevamos estudiándolo? Al igual que Daniel, el amado profeta de Jehová, fortalecemos nuestra fe para poder aguantar.

15 Jehová nos enseña a vivir alegremente. Nos ahorramos mucho sufrimiento cuando prestamos atención a los mandatos de Dios. Además, experimentamos lo que es vivir con alegría. Al seguir la dirección que da Jehová nos convertimos en participantes de su obra, no solo observadores, y quienes hacen la obra de Dios son personas felices (1 Cor. 3:9; Sant. 1:25).

16 Pensemos en cómo aplicar lo que escuchamos en las reuniones de congregación (Juan 13:17). Sirvamos a Dios con entusiasmo, con todo el corazón. Entonces rebosaremos de alegría y nuestra vida se enriquecerá, tendrá más sentido. Sí, estaremos beneficiándonos.

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