veamos y creamos’”. (Marcos 15:29-32.) ¿Qué razón había para que tuvieran esta mala actitud?

La gente había permitido que su opinión de Jesús fuera moldeada por los líderes religiosos que lo odiaban porque él los había denunciado como falsos maestros cuyo proceder no estaba en armonía con sus alegaciones de que eran representantes del Dios verdadero. Con franqueza, Jesús les había dicho: “¿Por qué traspasan ustedes también el mandamiento de Dios a causa de su tradición? Hipócritas, aptamente profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas’”. (Mateo 15:3, 7-9.)

Los líderes religiosos odiaban con tanta intensidad a Jesús y las verdades que él enseñaba que conspiraron para matarlo e hicieron cuanto pudieron para poner a la gente en contra de él. En la actualidad, muchos líderes religiosos se oponen a los testigos de Jehová con la misma intensidad. Y así como sucedió en el caso de los cristianos primitivos, también ‘se habla en contra’ de los Testigos por todas partes. Pero ¿es sensato permitir que esta oposición popular moldee su pensar?

Las mismas verdades bíblicas acerca del Reino de Dios que Jesús y sus apóstoles predicaron están siendo proclamadas hoy por los testigos de Jehová. Centenares de miles de personas de todas partes de la Tierra están aceptando estas buenas nuevas a pesar de intensa oposición por parte de amigos, parientes y líderes religiosos. Los que aceptan el mensaje del Reino se han convencido de que es la verdad y están resueltos a adherirse a ella.

Entonces, ¿por qué ser como aquellos del primer siglo que permitieron que otros los apartaran de las verdades bíblicas dadoras de vida que les llegaron mediante los seguidores impopulares de Jesucristo? En lugar de eso, continúe estudiando la Biblia con los Testigos, usando la Palabra escrita de Dios para convencerse de que lo que está aprendiendo es realmente la verdad. (Juan 8:32.) Y, con la ayuda de Dios, adhiérase a la verdad.

Preguntas de los lectores

◼ ¿Qué se entiende por la declaración de 2 Samuel 18:8, que dice: “La selva hizo más, en cuanto a comerse a la gente, de lo que hizo la espada”?

El hijo del rey David, Absalón, quien era bien parecido, usurpó el trono y obligó a su padre a huir de Jerusalén. Más tarde, en la selva de Efraín (quizás al este del río Jordán) ocurrió una batalla entre las fuerzas de Absalón y los hombres leales al rey ungido de Jehová, David. El relato de 2 Samuel 18:6, 7 dice que durante la encarnizada batalla los hombres de David dieron muerte a 20.000 rebeldes. El siguiente 2Sa 18:8 versículo añade en parte: “Además, la selva hizo más, en cuanto a comerse a la gente, de lo que hizo la espada en comérsela aquel día”.

Algunos han sugerido que esto se refiere a que soldados rebeldes fueron devorados por las bestias salvajes que moraban en los bosques. (1 Samuel 17:36; 2 Reyes 2:24.) Pero esto no se refiere necesariamente a un comer literal por animales, tal como “la espada” tampoco se comió literalmente a los que murieron en batalla. En realidad, la batalla “llegó a extenderse sobre toda la tierra que estaba a la vista”. De manera que una explicación más probable es que los hombres derrotados de Absalón, que huían en pánico por la selva rocosa, quizás cayeron en hoyos y barrancos ocultos y se enredaron en la maleza. Es interesante que el relato pasa a decir que Absalón mismo fue víctima de la selva. Aparentemente debido a su abundante cabellera, la cabeza se le prendió de un gran árbol, y él quedó expuesto sin defensa posible al ataque mortífero de Joab y sus hombres. El cadáver de Absalón fue ‘arrojado en la selva, en un hueco grande, y sobre él alzaron un montón de piedras muy grande’. (2 Samuel 18:9-17.)