Joven, lee la Palabra de Dios
1 La juventud es una época en la que se presentan problemas y se han de tomar decisiones importantes. Probablemente te cuentes entre los muchos jóvenes cristianos que se enfrentan diariamente a presiones para que violen las normas divinas de conducta. Antes de decidir con respecto a la educación, el empleo y el matrimonio, deberías haberte fijado metas espirituales, pues solo así podrás tomar el tipo de decisiones que te beneficiarán por el resto de tu vida. Marcarte objetivos espirituales definidos contribuirá a que actúes con buen juicio y triunfes en tu camino. Si lees diariamente la Palabra de Dios y meditas en ella, desearás vivir en armonía con su consejo inspirado, y si tus planes son apropiados, alcanzarán el éxito (Jos. 1:8; Sal. 1:2, 3).
2 ¿Cómo te beneficiará? El mundo de Satanás está lleno de señuelos para incitarnos a pecar (1 Juan 2:15, 16). Posiblemente sepas de compañeros de clase o de otros jóvenes de tu edad a quienes les ha ido muy mal debido a dejarse influir por los demás. Seguir el consejo de la Biblia te dará la fortaleza moral y espiritual que necesitas para rechazar el pecado. Además, el consejo de la Palabra de Dios te ayudará a evitar las trampas sutiles de Satanás (2 Cor. 2:11; Heb. 5:14). Andar en los caminos de Dios te traerá la verdadera felicidad: sentirte satisfecho con tu derrotero en la vida (Sal. 119:1, 9, 11).
3 Los principios eternos de la Palabra de Dios son muy superiores a la sabiduría humana (Sal. 119:98-100). Conocerlos bien y meditar en los propósitos revelados de Jehová junto con oración sincera puede ayudarte a establecer una buena relación con el omnisapiente Autor de la Biblia, Jehová Dios, quien promete: “Te haré tener perspicacia, y te instruiré en el camino en que debes ir. Ciertamente daré consejo con mi ojo sobre ti” (Sal. 32:8).
4 Dedica tiempo a leerla. Una joven cristiana se propuso leer toda la Biblia, y la terminó en menos de un año. ¿Qué beneficios obtuvo? Ella recuerda: “Aprendí muchísimo de Jehová, detalles que me acercaron a él y que me infundieron el deseo de temerle toda la vida” (Sant. 4:8). ¿Has leído la Biblia completa? Si no es así, ¿por qué no te lo propones? Jehová bendecirá tu empeño y comprobarás lo gratificante que resulta.