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  • Precisamos su ayuda
    Ministerio del Reino 2004 | diciembre
    • Precisamos su ayuda

      1 “Gracias por todo lo que hacen por nosotros. Su labor es importantísima.” Este comentario expresa bien la gratitud que sentimos hacia nuestros ancianos y siervos ministeriales. A medida que crece la organización de Dios, se requieren más hombres maduros que sirvan en las casi cien mil congregaciones que hay alrededor del mundo. Si usted es un hermano bautizado, precisamos su ayuda.

      2 “Procurando alcanzar un puesto.” ¿Cómo puede alcanzar privilegios de servicio adicionales? (1 Tim. 3:1.) En esencia, siendo un buen ejemplo en todos los aspectos de la vida (1 Tim. 4:12; Tito 2:6-8; 1 Ped. 5:3). Participe al máximo en la predicación y ayude a otros a hacer lo mismo (2 Tim. 4:5). Interésese sinceramente en el bienestar de sus hermanos cristianos (Rom. 12:13). Sea un buen estudiante de la Palabra de Dios y cultive el “arte de enseñar” (Tito 1:9; 1 Tim. 4:13). Lleve a cabo con diligencia las tareas que le asignen los ancianos (1 Tim. 3:10). Si es cabeza de familia, “presida su propia casa excelentemente” (1 Tim. 3:4, 5, 12).

      3 Cualquier puesto de responsabilidad en la congregación exige trabajo duro y espíritu de sacrificio (1 Tim. 5:17). Por eso, si desea alcanzar un privilegio de este tipo, concéntrese en servir con humildad a los demás (Mat. 20:25-28; Juan 13:3-5, 12-17). Medite sobre la disposición de Timoteo y trate de imitarla (Fili. 2:20-22). Al igual que él, deje que su buena conducta lo recomiende (Hech. 16:1, 2). Si cultiva las cualidades necesarias para desempeñar responsabilidades adicionales y pone en práctica los consejos para mejorar que reciba, “[s]u adelantamiento se[rá] manifiesto a todos” (1 Tim. 4:15).

      4 Padres, enseñen a sus hijos a ayudar. Los hijos pueden aprender a colaborar desde pequeños. Enséñenles a prestar atención durante las reuniones, a predicar y a comportarse de forma ejemplar en el Salón del Reino y en la escuela, así como a servir a los demás, quizá haciéndolos participar en la limpieza del Salón del Reino y en brindar ayuda a los hermanos mayores, entre otras cosas. Así experimentarán la felicidad que produce dar (Hech. 20:35). Tal preparación contribuirá a que se conviertan en los precursores, siervos ministeriales y ancianos del mañana.

  • Dirijamos estudios bíblicos progresivos (4.a parte)
    Ministerio del Reino 2004 | diciembre
    • Dirijamos estudios bíblicos progresivos (4.a parte)

      ¿Cómo enseñar al estudiante a prepararse?

      1 El estudiante que lee la lección de antemano, subraya las respuestas y piensa en cómo expresarlas en sus propias palabras progresará rápido en sentido espiritual. Por eso, una vez establecido el estudio regular, prepare una lección con él para enseñarle cómo hacerlo. En la mayoría de los casos, será útil estudiar un capítulo o una lección en su totalidad.

      2 Subrayar y tomar notas. Explique al estudiante cómo localizar las respuestas específicas a las preguntas impresas. Muéstrele su ejemplar de la publicación que estén analizando para que vea cómo usted tiene marcadas solo las palabras u oraciones clave. Mientras estudian la información, el estudiante tal vez quiera imitarlo y subrayar en su ejemplar únicamente aquello que le permitirá recordar la respuesta (Luc. 6:40). A continuación pídale que le responda con sus propias palabras. De este modo, usted podrá comprobar hasta qué punto ha entendido la información.

      3 Una parte importante de la preparación consiste en examinar con cuidado los textos bíblicos que no se citan palabra por palabra (Hech. 17:11). El estudiante debe comprender que cada texto apoya una idea del párrafo. Hay que enseñarle a tomar notas breves en los márgenes de la publicación. Tras dejarle bien claro que la Biblia es la base de lo que está aprendiendo, anímelo a usar dichas referencias bíblicas en sus comentarios durante el estudio.

      4 Idea general previa y repaso final. Antes de comenzar su minuciosa preparación, al estudiante le convendría tener una idea general de la información que va a estudiar. Con este fin, puede sugerirle que eche un vistazo al título del capítulo, los subtítulos y las ilustraciones. Explíquele que cuando termine de estudiar la lección, debería dedicar unos minutos a repasar los puntos principales, valiéndose quizás del recuadro de repaso, si lo tiene. La repetición contribuirá a que se le grabe la información.

      5 Si enseñamos al estudiante a prepararse bien para su estudio, podrá dar comentarios significativos en las reuniones de congregación, así como desarrollar hábitos de estudio que le beneficiarán mucho aun después de completar su curso de la Biblia.

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