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DemonioPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Cuando Pablo se dirigió a los atenienses, empleó una forma compuesta del griego dái·mōn, al decir: “Parecen estar más entregados que otros al temor a las deidades [gr. dei·si·dai·mo·ne·sté·rous; ‘más supersticiosos’, Vulgata latina]”. (Hch 17:22.) En un comentario sobre esta palabra compuesta, F. F. Bruce dice: “El buen o mal sentido de esta expresión se determina por el contexto. De hecho, es tan ambigua como la palabra ‘religiosos’ [...] que en un contexto como este sería mejor traducir por ‘muy religiosos’. No obstante, traducirla por ‘supersticiosos’ [como hacen Scío y Val, 1909] no es del todo inexacto; para Pablo, aquella religión era fundamentalmente supersticiosa, como también lo era —aunque sobre otra base— para los epicúreos”. (The Acts of the Apostles, 1970, pág. 335.)
Cuando Festo se dirigió al rey Herodes Agripa II, le dijo que los judíos habían tenido ciertas disputas con Pablo respecto a su propia “adoración de la deidad [gr. dei·si·dai·mo·ní·as; ‘superstición’, Vulgata latina]”. (Hch 25:19.) A propósito de esta palabra, F. F. Bruce comentó que “podría traducirse sin ambages por la palabra ‘superstición’ [como hacen BR, NC, Scío, TA y Val, 1909]. El adjetivo correspondiente tiene la misma ambigüedad que en Hechos 17:22”. (Commentary on the Book of the Acts, 1971, pág. 483.)
Véase DEMONIO DE FORMA DE CABRA.
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Demonio de forma de cabraPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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DEMONIO DE FORMA DE CABRA
La palabra hebrea sa·ʽír (literalmente, “peludo”) se refiere a la cabra o al chivo. (Le 16:18; Nú 7:16.) Sin embargo, hay cuatro ocasiones (Le 17:7; 2Cr 11:15; Isa 13:21; 34:14) en las que, según los traductores, tiene un significado diferente.
Tanto en Levítico 17:7 como en 2 Crónicas 11:15 se hace patente que este término (seʽi·rím, plural) se emplea con referencia a cosas que reciben adoración y a las que se hacen sacrificios, cosas relacionadas con la religión falsa. Por ello, los traductores de la Septuaginta griega y la Vulgata latina traducen la palabra hebrea por “las cosas insensatas” (LXX) y “los demonios” (Vg). Los traductores y lexicógrafos modernos por lo general adoptan ese mismo punto de vista en estos dos textos y emplean “demonios” (BAS), “sátiros” (BJ, CB, NBE, SA) o “demonios de forma de cabra” (NM; véase también Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, de E. Jenni y C. Westermann, Cristiandad, 1978, vol. 1, col. 264; además, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, edición de Mario Sala y Araceli Herrera, Salamanca, 1986, vol. 2, pág. 15), con la excepción de la versión Ricciardi-Hurault, que traduce el término literalmente por “chivos” en el primer caso y “machos cabríos” en el segundo. (Véase también 2Cr 11:15, FS; MK.)
Según Heródoto, es posible que la creencia griega en el dios Pan, deidad con características de cabra, se haya inspirado en el culto egipcio a la cabra
Las palabras de Josué (24:14) muestran que los israelitas habían sido afectados hasta cierto grado por la adoración falsa de Egipto durante su estancia en ese país, y Ezequiel indica que tales prácticas paganas continuaron plagándolos mucho tiempo después. (Eze 23:8, 21.) Por ello, algunos eruditos consideran que el mandato divino pronunciado en el desierto para impedir que los israelitas hicieran “sacrificios a los demonios de forma de cabra” (Le 17:1-7), y el que Jeroboán nombrara sacerdotes “para los lugares altos y para los demonios de forma de cabra y para los becerros que había hecho” (2Cr 11:15), son indicios de que entre los israelitas hubo cierto tipo de adoración de cabras similar a la practicada en Egipto, en particular en el Bajo Egipto. Heródoto (II, 46) alega que de dicha adoración egipcia los griegos derivaron su creencia en Pan y en los sátiros, dioses de los bosques de naturaleza
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