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  • Piel
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Uso figurado. Satanás le dijo a Jehová con respecto a Job: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma”. (Job 2:4.) Con estas palabras el Diablo desafiaba la integridad del hombre, al alegar que Job maldeciría a Dios si su bienestar físico estaba en juego.

      Job mismo dijo: “Escapo con la piel de mis dientes”. (Job 19:20.) Algunos traductores han propuesto otras lecturas de este versículo, pero requieren modificaciones en el texto hebreo. Parece innecesario acudir a los descubrimientos científicos realizados en años recientes con la ayuda del microscopio para explicar la afirmación de Job, pues al parecer se limitaba a decir que había escapado con nada o casi nada. Había escapado con la piel de sus dientes, es decir, con la “piel” de algo que parece no tenerla.

  • Piel de foca
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • PIEL DE FOCA

      Hay incertidumbre en cuanto a qué piel se refiere la palabra hebrea tá·jasch, empleada con referencia a la cubierta exterior del tabernáculo y a la envoltura de los accesorios y utensilios del santuario que se empleaba cuando se transportaban. El término tá·jasch, o teja·schím (plural), suele aparecer junto a la palabra ʽohr u ʽoh·róhth (piel, pieles). (Éx 25:5; 26:14; 35:7, 23; 36:19; 39:34; Nú 4:6-14, 25; Eze 16:10.) Parece que los traductores de la Septuaginta griega pensaban que la palabra hebrea no se refería a un animal, sino al color azul. (Compárese con Nú 4:14, nota.) Sin embargo, la opinión casi unánime de los comentaristas judíos es que tá·jasch se refiere a un animal, una opinión que respaldó el lexicógrafo hebraísta Gesenius, quien consideró que la lectura de la Septuaginta era una conjetura sin apoyo etimológico o de idiomas afines. Basándose en el contexto, la autoridad de los talmudistas, la comparación de esta palabra hebrea con otras similares de diferentes idiomas y la etimología hebrea, concluyó que tá·jasch significa foca o tejón.

      Los eruditos bíblicos han traducido ʽohr (plural, ʽoh·róhth) tá·jasch (plural, teja·schím) por “pieles de tejón” (NC), “pieles de delfín” (CI, nota), “pieles de marsopa” (NBE), “pieles de dugong” (BC, nota), “pieles de vaca marina” (CJ), “pieles de foca” (Mod), “cueros finos” (BJ), “pieles moradas” (TA), “pieles de color de violeta” (Scío) y “cuero tejasch” (NM, Éx 25:5, nota, pero “pieles de foca” en el texto principal; compárese con BC, CI, DK, HM). Por lo general, los eruditos no favorecen la traducción “pieles de tejón”, pues no parece probable que los israelitas pudieran conseguir suficientes pieles de este animal ni en Egipto ni en el desierto para cubrir el tabernáculo. Otros eruditos creen que no es correcto “pieles de tejón”, “pieles de foca” ni “pieles de marsopa”, puesto que los tejones, las focas, las marsopas, los delfines, el dugón y animales similares eran inmundos como alimento. (Le 11:12, 27.) Por eso encuentran difícil concebir que la piel de un animal “inmundo” se hubiera utilizado para algo tan sagrado como la construcción del tabernáculo y como la cubierta protectora de los artículos y utensilios del santuario. Los que se inclinan por este punto de vista sugieren que tá·jasch podría referirse a la piel de un animal limpio, quizás a algún tipo de antílope, oveja o cabra.

      Aunque la foca era inmunda, podía utilizarse su piel. El que las focas fuesen inmundas como alimento no descartaría necesariamente que pudieran utilizarse sus pieles como cobertura para el tabernáculo. Por ejemplo, cierto es que el león y el águila eran ‘inmundos’ (Le 11:13, 27), pero una de las cuatro caras con las que se representa a los querubines celestiales que Ezequiel vio en visión, era de león, y otra, de águila. (Eze 1:5, 10; 10:14.) Los carros de cobre que Salomón hizo para el uso del templo también estaban adornados con representaciones de leones, lo que sin duda concordaba con los planos que David recibió por inspiración divina. (1Re 7:27-29; 1Cr 28:11-19.) Los israelitas utilizaron animales ‘inmundos’ —como los asnos— como monturas, e incluso se predijo que el Mesías entraría en Jerusalén montado en un asno. (Zac 9:9; Mt 21:4, 5.) Aunque Juan el Bautista tenía una comisión muy sagrada de “[ir] por adelantado ante Jehová para alistarle sus caminos”, llevaba vestiduras hechas de pelo de un animal “inmundo”. (Lu 1:76; Mt 3:4; Le 11:4.) De todo esto se desprende que la distinción entre limpio e inmundo era simplemente dietética, aunque a veces tenía que ver con los sacrificios, y no requería que los israelitas aborrecieran al animal ‘inmundo’ en sí como algo repugnante. (Le 11:46, 47.) Dios había creado a estos animales igual que a los ‘limpios’, y por lo tanto eran ‘buenos’. (Gé 1:21, 25.)

      Cómo pudieron obtenerlas los israelitas. Si el término bíblico tá·jasch designa efectivamente un tipo de foca, surge la pregunta de cómo fue posible que los israelitas obtuvieran pieles de foca. Aunque por lo general se relaciona a las focas con las regiones árticas y antárticas, algunas prefieren climas más cálidos. En la actualidad todavía pueden encontrarse focas frailes en algunas zonas del mar Mediterráneo, así como en otras aguas cálidas. Con el transcurso de los siglos el hombre ha reducido sensiblemente la población de focas, pero puede que en tiempos bíblicos estos animales abundasen en el mar Mediterráneo y en el mar Rojo. En fecha tan reciente como 1832, una edición en inglés del Dictionary of the Holy Bible (de Calmet, pág. 139) contenía el siguiente comentario: “Se encuentran focas en muchas de las pequeñas islas del mar Rojo, alrededor de la península

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