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EstoniaAnuario de los testigos de Jehová 2011
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Aunque la cortina de hierro (telón de acero) se había cerrado por completo, la luz de la verdad bíblica logró traspasarla. Por mucho tiempo, los hermanos estonios estuvieron analizando publicaciones de años anteriores. Ahora bien, durante su exilio en Siberia pudieron conocer a Testigos de otros lugares de la Unión Soviética. Una vez en Estonia, valerosamente mantuvieron la comunicación con dichos hermanos, y de este modo pudieron obtener alimento espiritual nuevo de vez en cuando. Por ejemplo, a partir de 1956 se pusieron en contacto con Ivan Dziabko y otros hermanos de Ucrania, mediante los cuales pudieron obtener publicaciones. Pero hallar contactos como estos era muy difícil, y la cantidad de publicaciones que obtenían era limitada. Necesitaban algo más, y enseguida Jehová bendijo sus valerosos esfuerzos.
Bajo la dirección del Cuerpo Gobernante, la sucursal de Finlandia hizo planes para ayudar a los hermanos estonios de manera más sistemática. Vilho Eloranta, quien había sido precursor en Estonia en los años treinta, fue asignado a ponerse en contacto con ellos. Cuando a principios de los años sesenta viajó al país, pudo comunicarse con Fanny Hietala. Tiempo después, un sinnúmero de hermanos finlandeses, haciéndose pasar por turistas, sirvieron de mensajeros y contribuyeron a mantener una vía de comunicación constante. Por fin, los hermanos de Estonia tenían contacto con la organización de Jehová, a la que ellos llamaban “madre”. Podían enviar informes de servicio y correspondencia, así como recibir publicaciones en microfilme. Sin embargo, puesto que todo debía hacerse en total secreto y con mucha discreción, los contactos estaban limitados a dos o tres veces al año.
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EstoniaAnuario de los testigos de Jehová 2011
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El Cuerpo Gobernante designó a Lloyd Barry, uno de sus miembros, y a un hermano de la sucursal de Finlandia llamado Viv Mouritz para que se reunieran con Adolf Kose, quien coordinaba la obra en Estonia. Así pues, los tres se encontraron en un parque de Leningrado (actual San Petersburgo).
Respecto a aquel encuentro clandestino, Viv Mouritz comenta: “Al principio, el hermano Kose dudaba en hablar y, muy precavido, se mantuvo oculto tras un periódico. Pero lo fue bajando según avanzaba la conversación, y comenzó a expresarse abiertamente”.
El hermano Barry dijo: “Rechazó una invitación a comer con nosotros, indicando que mejor nos concretáramos a hablar de los asuntos importantes”.
Cuando el hermano Kose manifestó su inquietud por el pesado yugo de la persecución y las restricciones a los Testigos de la Unión Soviética, los hermanos Mouritz y Barry le dieron mucho ánimo. “En otros países también tenemos pruebas —le dijeron—. Aparentemente no son tan duras, pero son más peligrosas, pues estamos expuestos a muchas tentaciones que ustedes no tienen. De hecho, en Occidente perdemos a más siervos de Jehová que aquí.”
Esta fue la visita más oportuna y fortalecedora en sentido espiritual que Adolf Kose pudo haber recibido. Más tarde se enteró de que uno de los hermanos con los que había conversado era miembro del Cuerpo Gobernante, y con mucho gusto transmitió las animadoras palabras de parte de la organización a todos los que se estaban manteniendo íntegros bajo aquella tiránica opresión.
“Nuestros corazones están con nuestros hermanos de la Unión Soviética —escribió después Lloyd Barry—. Fue un verdadero placer conocer al hermano Kose. El apretón de manos y el sentido abrazo que nos dio al momento de despedirnos cerraron con broche de oro aquella grata reunión.”
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