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¿Qué hago para no estar tan triste?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 1)
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CAPÍTULO 13
¿Qué hago para no estar tan triste?
“Mis amigos saben que pueden contar conmigo para ayudarles con sus problemas y hacerlos sentir bien. Pero pocos saben que luego, cuando estoy sola en mi habitación, yo también lloro.” (Kellie)
“Cuando estoy triste, me aíslo. Y si me invitan a salir, busco alguna excusa para no ir. Se ve que disimulo bien porque mi familia no se da cuenta de cómo me siento.” (Ricardo)
SI TÚ has sentido algo parecido, no te apresures a pensar que hay algo en ti que no anda bien. Todos tenemos un mal día de vez en cuando. La Biblia muestra que hasta hombres y mujeres del pasado que sirvieron fielmente a Dios tuvieron momentos de tristeza (1 Samuel 1:6-8; Salmo 35:14).
Hasta es posible que en ocasiones ni siquiera sepas por qué estás triste. “No tienes que estar pasando por una situación terrible para desanimarte —dice Anna, de 19 años—. Te puede pasar en cualquier momento, aunque no tengas ningún problema. Sé que suena raro, pero es la realidad.”
Sea cual sea el motivo —aun si parece que no lo hay—, cuando sientas que ya no das más, trata de seguir estas sugerencias:
1. Habla con alguien. El fiel Job dijo angustiado: “¡Hablaré, sí, en la amargura de mi alma!” (Job 10:1).
“Es increíble el alivio que siento después de hablar con alguien. Al menos hay una persona que sabe por lo que estoy pasando y que puede tirarme una soga para ayudarme a salir del pozo.” (Kellie.)
Escribe el nombre de un amigo con quien puedas desahogarte.
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2. Escribe lo que sientes. Esto te ayudará mucho, en especial si notas que te estás volviendo pesimista. Hasta el rey David expresó profunda tristeza en muchos de los salmos que escribió por inspiración divina (Salmo 6:6). Poner tus sentimientos por escrito te permitirá conservar “la sabiduría práctica y la capacidad de pensar” (Proverbios 3:21).
“Cuando me agobia la tristeza, me cuesta pensar con claridad. Expresar mis sentimientos sobre un papel me ayuda a entenderlos, y eso me tranquiliza.” (Elena.)
Puedes utilizar la tabla de la página 93 para idear formas eficaces de superar las decepciones y combatir la tristeza.
3. Órale a Jehová. La Biblia garantiza lo siguiente a quienes le expresan sus preocupaciones a Dios: “La paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales” (Filipenses 4:6, 7).
“Intenté por todos los medios entender lo que me pasaba. Cuando me harté de estar triste sin motivo, le pedí a Jehová que me ayudara a ser feliz y, por fin, empecé a sentirme mejor. Aprendí que nunca hay que subestimar el poder de la oración.” (Esther.)
Lee Salmo 139:23, 24 y úsalo como modelo para tus propias oraciones. Ábrele tu corazón a Jehová y pídele que te ayude a entender por qué estás triste.
Además de todo lo dicho, recuerda que cuentas con la valiosa Palabra de Dios. Medita en las animadoras enseñanzas de los relatos bíblicos y verás qué buen efecto tienen en ti (Salmo 1:1-3). Para ello puedes aprovechar los apartados “Buenos ejemplos”, que aparecen en cada volumen de este libro. De hecho, en la página 227 del segundo volumen se muestra que el apóstol Pablo se desanimaba debido a sus propios errores y cómo hizo para salir adelante.
Cuando la tristeza no afloja
Raúl cuenta: “Hay mañanas en las que preferiría quedarme en la cama para no tener que enfrentarme a otro día inútil”. A Raúl se le ha diagnosticado depresión, un trastorno que es cada vez más común entre los jóvenes. Tanto es así que, según ciertos estudios, 1 de cada 4 adolescentes padecerá algún tipo de depresión antes de llegar a ser adulto.
¿Cómo puedes saber si lo tuyo es depresión? Pues bien, entre los síntomas están los siguientes: cambios bruscos de humor y de comportamiento, deseo de aislarse, pérdida de interés en casi todo, importantes alteraciones en el apetito y el sueño, y fuertes sentimientos de inutilidad o culpa.
Claro, casi todo el mundo experimenta algunos de esos síntomas en un momento u otro. Pero si notas que te duran más de un par de semanas, quizás te convendría hablar con tus padres y consultar a un especialista. Un profesional puede decirte si tu tristeza tiene causas médicas.a
Y si te diagnostican depresión, no tienes de qué avergonzarte. Hay personas que han estado deprimidas por mucho tiempo y que, con tratamiento médico, han comenzado a sentirse mejor. En tu caso, sea que tu tristeza se deba a la depresión o no, recuerda siempre las consoladoras palabras de Salmo 34:18: “Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están aplastados en espíritu”.
¿Te sientes tan triste que has pensado en ponerle fin a tu vida?
[Nota]
a Cuando la tristeza dura mucho tiempo, algunos jóvenes consideran la posibilidad de quitarse la vida. Si has pensado en eso, habla cuanto antes con un adulto en quien confíes. (Encontrarás más información en el próximo capítulo.)
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están aplastados en espíritu.” (Salmo 34:18)
UNA SUGERENCIA
Escribe cómo te sientes y cuál crees que es la causa. Dentro de un mes, vuelve a leer lo que escribiste. ¿Notas alguna mejoría? Apunta lo que te ayudó.
¿SABÍAS ESTO?
Los hombres también lloran. En un momento difícil de su vida, el rey David reconoció: “Noche tras noche lloro tanto que inundo de lágrimas mi almohada” (Salmo 6:6, Versión Popular).
¡MANOS A LA OBRA!
Para levantarme el ánimo, voy a hacer esto: ․․․․․
Sé que me voy a sentir mejor si me junto con estos amigos: ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué es bueno llorar?
● ¿Cómo te ayudará estar con otras personas a no sentirte tan triste?
[Comentario de la página 96]
“Cuando estoy triste, tengo que luchar contra el deseo de aislarme. Aunque a veces necesito estar sola para pensar y quizás llorar un poco, sé que debo estar con gente para no concentrarme en lo que me entristece.” (Cristina)
[Tabla de la página 93]
Página de ejercicios o actividades
para superar las decepciones
Completa la tabla
situación
Un profesor dice que no hago nada bien
reacción negativa
Dejo de esforzarme en su clase
reacción positiva
Pista: Lee el capítulo 20
situación
Un amigo deja de hablarme
reacción negativa
Empiezo a criticarlo
reacción positiva
Pista: Lee el capítulo 10 del segundo volumen
situación
Mis padres se van a divorciar
reacción negativa
Me molesto con ellos
reacción positiva
Pista: Lee el capítulo 4
situación
․․․․․
reacción negativa
․․․․․
reacción positiva
․․․․․
situación
․․․․․
reacción negativa
․․․․․
reacción positiva
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[Ilustración de la página 95]
Con ayuda y esfuerzo, saldrás del pozo de tristeza en el que estás
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¿Por qué no acabo con todo de una vez?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 1)
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CAPÍTULO 14
¿Por qué no acabo con todo de una vez?
“PREFIERO morir a seguir viviendo.” ¿Quién pronunció estas palabras? ¿Alguien que no creía en Dios? No. ¿Alguien que había dejado a Dios, o alguien a quien Dios había dejado? Tampoco. Las dijo el fiel profeta Jonás en un momento de dolor y frustración (Jonás 4:3, Biblia de América).
La Biblia no indica que Jonás estuviera a punto de suicidarse. Pero sus desesperadas palabras destacan un importante hecho: que hasta los siervos de Dios pueden sentirse profundamente angustiados (Salmo 34:19).
Abrumados por el sufrimiento, muchos jóvenes llegan a creer que no tienen motivos para seguir viviendo. Pueden sentirse como Laura, una joven de 16 años, que dice: “Llevo tantos años entrando y saliendo de la depresión, que a veces pienso que lo mejor sería poner fin a mi vida”. ¿Conoces a alguien que haya dicho algo parecido? ¿Quizás tú mismo? Tal vez quieras saber qué hacer para combatir esos pensamientos. Antes que nada, analicemos qué los causa.
Por qué se llega a ese punto
Hay diversas razones por las que alguien querría quitarse la vida. Para empezar, vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”, que ejercen mucha presión en los jóvenes (2 Timoteo 3:1). Además, muchos sienten que no valen nada debido a los errores que han cometido y que nada en este mundo merece la pena (Romanos 7:22-24). A veces sucede que han sido víctimas de alguna clase de maltrato o abuso. Otros incluso piensan en suicidarse a causa de un trastorno emocional o de otro tipo. Es interesante el dato de que, en cierto país, más del noventa por ciento de las personas que se suicidaron padecían una enfermedad mental.a
Nadie es inmune a las desgracias. Según Romanos 8:22, “toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor”. Y los jóvenes no son la excepción. A algunos les han afectado muchísimo situaciones como las siguientes:
● La muerte de un familiar o de un amigo, o en algunos casos, de una mascota
● Los problemas en casa
● Los problemas en la escuela
● Un desengaño amoroso
● Ser víctima de algún abuso (físico, sexual o de otro tipo)
Tarde o temprano, casi todos los jóvenes se enfrentan a alguna de estas situaciones. La pregunta que surge es por qué algunos son capaces de salir adelante, y otros no. Según los expertos, los jóvenes que se dan por vencidos y acaban suicidándose son quienes piensan que, por más que se esfuercen, no lograrán solucionar nada. En realidad, no quieren morir, sino ponerle fin a su sufrimiento.
¿No hay otra salida?
Tal vez conozcas a alguien que, cansado de tanto sufrir, haya expresado su deseo de quitarse la vida. ¿Puedes hacer tú algo para impedirlo?
Si es un amigo tuyo el que quiere poner fin a todo, anímalo a buscar ayuda de inmediato. Y sin importar lo que él te diga, cuéntaselo a un adulto que pueda hacer algo al respecto. Olvídate de si eso arruinará la amistad o no: la vida de tu amigo está en juego.
Pero ¿y si eres tú el que quiere suicidarse? No calles lo que sientes. Habla cuanto antes con uno de tus padres, un amigo u otra persona, alguien que se preocupe por ti, que esté dispuesto a escucharte y que te tome en serio. No perderás nada por hablar de tus problemas. Al contrario, tienes mucho que ganar.b
Está claro que hablar de tus preocupaciones con alguien de confianza no las hará desaparecer. Sin embargo, tener la opinión de otra persona te ayudará a ser más objetivo. Incluso puede que te dé ideas prácticas para resolver algunos aspectos del problema.
La tormenta pasará
Algo que te ayudará cuando creas que ya no aguantas más es recordar que, por muy negras que te parezcan las perspectivas, ningún problema dura eternamente. Alguien que sufrió muchas desgracias fue el salmista David. Aun así, fíjate lo que le dijo en cierta ocasión a Dios: “Has cambiado mi duelo en danza para mí” (Salmo 30:11).
Obviamente, David no esperaba que esa alegría durara para siempre, pues la experiencia le había enseñado que en la vida los problemas van y vienen. ¿Has notado tú lo mismo? Es cierto que algunas situaciones pueden parecer insoportables. Pero si eres paciente, verás que con el tiempo las cosas cambian y, por lo general, para mejor. A veces mejorarán de formas que nunca habrías esperado. Otras veces descubrirás nuevos modos de enfrentarte a los problemas. En cualquier caso, ten por seguro que esa situación que tanto te angustia no durará para siempre (2 Corintios 4:17).
El valor de la oración
Sin duda alguna, nada te ayudará tanto como comunicarte con Dios mediante la oración. Puedes pedirle lo mismo que David: “Escudríñame completamente, oh Dios, y conoce mi corazón. Examíname, y conoce mis pensamientos inquietantes, y ve si hay en mí algún camino doloroso, y guíame en el camino de tiempo indefinido” (Salmo 139:23, 24).
Recuerda que la oración es más que una simple forma de desahogarte. Es el medio que tienes para comunicarte con tu Padre celestial y abrirle tu corazón, como él tanto desea (Salmo 62:8). Así pues, no olvides lo siguiente:
● Jehová sabe qué circunstancias te angustian (Salmo 103:14).
● Te conoce mejor que tú mismo (1 Juan 3:20).
● Se interesa por ti (1 Pedro 5:7).
● Promete eliminar en el futuro todo lo que te hace llorar (Revelación [Apocalipsis] 21:4).
Cuando la causa es un problema de salud
Ya dijimos que los sentimientos suicidas a veces pueden ser consecuencia de algún tipo de enfermedad. Si crees que ese es tu caso, no temas pedir ayuda. El propio Jesús recomendó que los que lo necesitaran fueran al médico (Mateo 9:12). Hay tratamiento para muchas de estas enfermedades y, si lo sigues, puedes llegar a sentirte mucho mejor.c
También te animará saber que, en el nuevo mundo de Dios, nadie estará enfermo (Isaías 33:24). Jehová promete que “las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón” (Isaías 65:17). Mientras tanto, haz lo que puedas para enfrentarte a los retos que se te presenten sabiendo que, cuando llegue el momento, él acabará con la depresión de una vez por todas (Revelación 21:1-4).
HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 9 DEL SEGUNDO VOLUMEN
Tus padres quieren conocer hasta el más mínimo detalle de tu vida, cosas que tú quieres guardarte para ti mismo. ¿Crees posible conseguir cierto grado de privacidad?
[Notas]
a Hay que aclarar, no obstante, que la mayoría de los jóvenes que tienen una enfermedad mental no se suicidan.
b Los cristianos en esta situación también pueden acudir a los ancianos de la congregación (Santiago 5:14, 15).
c Encontrarás más información en el capítulo 13 de este libro.
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“Dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales.” (Filipenses 4:6, 7)
UNA SUGERENCIA
Cuando tengas el ánimo por el suelo, vete a dar una buena caminata. El ejercicio y el aire libre te calmarán y te harán sentir mejor.
¿SABÍAS ESTO?
Las víctimas del suicidio no son únicamente quienes se quitan la vida. También lo son los seres queridos que dejan atrás.
¡MANOS A LA OBRA!
Cuando sienta que no valgo nada o que nadie me quiere, se lo contaré a: ․․․․․
En mi vida hay muchas cosas por las que puedo estar agradecido. Por ejemplo: ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Cómo te beneficiará recordar que hasta los problemas más graves no son eternos?
● ¿Por qué puede decirse que el suicidio no soluciona los problemas de la persona, sino que se los pasa a otra?
[Comentario de la página 104]
“Hubo veces en que mi depresión era tan fuerte que solo deseaba morir. Pero gracias a la oración y al tratamiento médico, he recuperado el control de mi vida.” (Heidi)
[Recuadro de la página 100]
cuando te sientas abrumado
Algunos hombres y mujeres fieles del pasado se sintieron igual de angustiados que tú en algún momento de su vida.
Rebeca: “Si es de esta manera, ¿exactamente por qué estoy viva?” (Génesis 25:22).
Moisés: “Por favor, mátame y acábame del todo, [...] y no mire yo mi calamidad” (Números 11:15).
Elías: “Oh Jehová, quítame el alma, porque no soy mejor que mis antepasados” (1 Reyes 19:4).
Job: “¡Oh que en el Seol me ocultaras, [...] que me fijaras un límite de tiempo y te acordaras de mí!” (Job 14:13).
En todos los casos, su situación mejoró, a veces de maneras que nunca habrían podido imaginar. Así que, ¡ánimo! Lo mismo puede sucederte a ti.
[Ilustración de la página 102]
El dolor y la angustia, al igual que una tormenta, no duran eternamente
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