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Defendió al pueblo de DiosEjemplos de fe
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CAPÍTULO 15
Defendió al pueblo de Dios
1-3. a) ¿Por qué debió resultarle intimidante a Ester presentarse ante su esposo? b) ¿Qué preguntas contestaremos?
ESTER intenta mantener la calma mientras se va acercando a los patios del palacio en la ciudad de Susa. Pero no es fácil, pues la construcción por sí sola es imponente. Saltan a la vista sus coloridas paredes de ladrillo esmaltado —con relieves de toros alados, leones y arqueros—, sus columnas de piedra acanaladas y sus formidables estatuas. El castillo luce espectacular, construido sobre unas inmensas plataformas cerca de las cumbres nevadas de los montes Zagros, con las cristalinas aguas del río Coaspes a sus pies. Atravesando este recinto, donde todo está cuidadosamente estudiado para exaltar el inmenso poder de su dueño, Ester va a presentarse ante el monarca, quien se hace llamar “el gran rey”. ¡Y este hombre es nada menos que su esposo!
2 Eso sí, el rey Asuero no es para nada la clase de hombre con que habría soñado casarse una joven judía como Ester, una muchacha de gran fe.a Él no tiene como modelos de conducta a personajes como Abrahán, quien obedeció humildemente la orden divina de escuchar a su esposa, Sara (Gén. 21:12). Sabe muy poco o nada de Jehová —el Dios de Ester— y la Ley que él dio al pueblo judío. Pero sí conoce muy bien las leyes persas, una de las cuales prohíbe justo lo que su esposa está a punto de hacer: presentarse ante el rey sin haber sido invitada. ¡Y el castigo por desobedecer es la muerte! Aun así, ella se dirige al patio interior del palacio y se coloca a la vista del trono real, con la certeza de estar cavando su propia tumba (lea Ester 4:11 y 5:1).
3 ¿Qué razones tiene para arriesgar su vida esta mujer de excepcional fe? ¿Qué podemos aprender nosotros de su ejemplo? Para averiguarlo, examinemos primero cómo llegó a ser la reina de Persia.
Los orígenes de Ester
4. ¿Qué sabemos de la infancia de Ester, y cómo llegó a vivir con su primo Mardoqueo?
4 Ester era una joven huérfana. No sabemos mucho de sus padres, salvo que pusieron a su hija el nombre Hadassá, como en hebreo se llama al mirto, hermoso arbusto de delicadas flores blancas. Al morir ellos, un primo de la muchacha llamado Mardoqueo, que ya era bastante mayor, se compadeció de ella y se la llevó a vivir con él. Desde entonces la crió como si fuera su propia hija (Est. 2:5-7, 15).
Mardoqueo podía estar orgulloso de su hija adoptiva
5, 6. a) ¿Cómo educó Mardoqueo a Ester? b) ¿Cómo era la vida cotidiana de Ester y Mardoqueo?
5 Mardoqueo y Ester vivían como exiliados en la capital de Persia, donde seguramente eran despreciados por seguir la religión y la Ley de los judíos. Sin duda, el afecto que la joven sentía por su primo crecía a medida que él le hablaba de Jehová, el Dios compasivo que tantas veces libró a su pueblo y que, de hecho, pronto volvería a hacerlo (Lev. 26:44, 45). No es de extrañar que entre ambos existiera un fuerte vínculo de cariño y lealtad.
6 Al parecer, Mardoqueo trabajaba de funcionario en el castillo de Susa, en cuya puerta solía sentarse junto con otros servidores del rey (Est. 2:19, 21; 3:3). No hay mucha información sobre las ocupaciones de Ester durante su juventud, pero es bastante probable que cuidara de su primo y atendiera la casa, situada tal vez en la zona humilde de la ciudad, al otro lado del río. Probablemente le gustaba ir al mercado de Susa, donde los comerciantes y artesanos exponían artículos de oro, plata y otros materiales. ¡Quién iba a decir que más adelante llegaría a disfrutar todos los días de esos lujos! En ese momento no tenía ni idea del futuro que le esperaba.
“Era de [...] hermosa apariencia”
7. ¿Por qué fue destituida Vasti, y qué ocurrió después?
7 Cierto día, una noticia se extendió como la pólvora por toda la ciudad: ¡escándalo en la familia real! En el transcurso de un gran banquete, en el que los nobles disfrutaban de vino y ricos manjares, Asuero mandó llamar a su hermosa reina Vasti —que estaba con las mujeres en una fiesta aparte—, pero ella se negó a presentarse. El rey, furioso por esta intolerable humillación, preguntó a sus consejeros qué castigo imponerle. Finalmente, decidió destituirla de su cargo y nombrar una nueva reina. Sus servidores salieron en busca de las jóvenes vírgenes más bellas de todo el reino, de entre las cuales el monarca elegiría su nueva esposa (Est. 1:1–2:4).
8. a) ¿Por qué debió sentirse Mardoqueo algo preocupado por su prima? b) Según lo que dice la Biblia, ¿qué punto de vista equilibrado sobre la belleza debemos tener? (Vea también Proverbios 31:30.)
8 Mientras veía crecer a su prima, Mardoqueo se llenaba de orgullo y cariño al comprobar un hecho innegable: Ester se estaba convirtiendo en toda una mujer... y muy linda, por cierto. De hecho, el relato dice que “la joven era de bonita figura y hermosa apariencia” (Est. 2:7). Sin embargo, de seguro él no podía evitar sentirse algo preocupado. Tal como indica la Biblia con razón, la belleza no lo es todo. Si la persona no cultiva cualidades como la sabiduría y la humildad, será fácil que se vuelva presumida y orgullosa (lea Proverbios 11:22). ¿Acaso le pasaría eso a Ester? ¿Se convertiría su belleza en una trampa? Solo el tiempo lo diría.
9. a) ¿Qué sucedió cuando los servidores del rey vieron a Ester, y por qué debió ser tan dolorosa la separación? b) ¿Por qué permitió Mardoqueo que Ester se casara con un pagano? (Vea el recuadro.)
9 En cuanto los servidores de Asuero vieron a la bella Ester, decidieron llevársela al palacio real, al otro lado del río (Est. 2:8). ¡Qué dolorosa debió ser la separación! Mardoqueo la quería como a una hija... Y desde luego, no deseaba que se casara con un pagano —por muy rey que fuera—, pero no pudo hacer nada por impedirlo.b Seguramente, Mardoqueo aprovechó esos últimos momentos antes de que se la arrebataran para darle valiosos consejos que ella nunca olvidaría. De camino al castillo de Susa, Ester no dejaba de preguntarse qué ocurriría con ella y qué clase de vida le estaría esperando.
“Se granjeaba favor a los ojos de todos”
10, 11. a) ¿Qué efecto podría haber tenido en Ester el ambiente que la rodeaba? b) ¿Cómo sabemos que a Mardoqueo le preocupaba el bienestar de su prima?
10 De un día para otro, Ester se encontró en un mundo nuevo y desconocido, junto con un grupo de jóvenes traídas de todos los rincones del extenso Imperio persa. Sin duda, entre ellas se daba una amplia variedad de personalidades, costumbres e idiomas. Todas estaban al cuidado de un oficial de la corte llamado Hegai, quien se encargaba de que durante un año recibieran un elaborado tratamiento de belleza que incluía masajes con aceites perfumados (Est. 2:8, 12). ¿Qué efecto tuvieron en ellas tantas atenciones? Como cabría esperar, muchas se volvieron presumidas y vanidosas, y se obsesionaron con ser la más bella. ¿Fue ese también el caso de Ester?
11 No hay duda de que el más preocupado por saber cómo le iban las cosas a su prima era Mardoqueo. Según indica la Biblia, día tras día se acercaba todo lo que podía a la casa de las mujeres para averiguar si Ester se encontraba bien (Est. 2:11). Y la información que obtenía, tal vez de algún servidor, lo llenaba de orgullo y alegría. ¿Por qué?
12, 13. a) ¿Qué impresión causó Ester en quienes la rodeaban? b) ¿Por qué debió alegrarse Mardoqueo al saber que Ester no había revelado que era judía?
12 Hegai se había quedado tan impresionado con Ester que la trataba con especial bondad. Hasta le concedió siete sirvientas y el lugar principal en la casa de las mujeres. Lo que es más, el relato indica que “Ester continuamente se granjeaba favor a los ojos de todos los que la veían” (Est. 2:9, 15). ¿Por qué causaba tan buena impresión? ¿Por su belleza sin igual? No. Ella manifestaba hermosas cualidades que la hacían mucho más que una cara bonita.
Ester sabía que la humildad y la sabiduría valen mucho más que la belleza
13 Fijémonos en lo que dicen las Escrituras: “Ester no había informado acerca de su pueblo ni de sus parientes, porque Mardoqueo mismo le había impuesto el mandato de que no lo informara” (Est. 2:10). Como podemos ver, su primo le había pedido que no revelara que era judía, pues sabía que entre la realeza persa había muchos prejuicios. Así que está claro que, aunque él no estuviera presente, Ester actuaba con prudencia y sabiduría, y le seguía obedeciendo. ¡Qué feliz debió sentirse Mardoqueo!
14. ¿Cómo pueden los jóvenes de hoy imitar el ejemplo de Ester?
14 Hoy día, cuando los jóvenes son obedientes en todo momento, también alegran mucho a sus padres o a quienes estén a cargo de ellos. Puede que a veces se encuentren rodeados de personas superficiales, inmorales o crueles y no haya nadie que los esté vigilando, pero no por eso se dejan llevar por las malas influencias. Al contrario, están decididos a nunca rebajar sus principios. Estos jóvenes, al igual que Ester, hacen muy feliz a su Padre celestial (lea Proverbios 27:11).
15, 16. a) ¿Cómo se ganó Ester el corazón del rey? b) ¿Por qué no debió ser fácil para Ester este cambio en su vida?
15 Volvamos al relato de Ester. Cuando por fin le llegó el turno de presentarse ante el rey, podía haber elegido cualquier adorno que deseara para realzar su atractivo. Pero modesta como es, se arregló únicamente con lo que le ofreció Hegai (Est. 2:15). Tal vez razonó que, para ganarse el corazón del monarca, no bastaría con ser bella, sino que serían mucho más importantes cualidades como la humildad y la modestia, que tanto escaseaban en la corte. ¿Estaba en lo cierto?
16 El relato nos da la respuesta: “El rey llegó a amar a Ester más que a todas las demás mujeres, de manera que ella se granjeó más favor y bondad amorosa ante él que todas las demás vírgenes. Y él procedió a poner el adorno de realeza sobre la cabeza de ella y a hacerla reina en lugar de Vasti” (Est. 2:17). Así fue como esta humilde joven judía se convirtió en la nueva reina, la esposa del emperador más poderoso de la época. ¡Qué cambio tan grande para ella! ¿Cómo se adaptó a su nueva vida? ¿Se le subió a la cabeza ser el centro de tantas atenciones? No, en absoluto.
17. a) ¿Cómo siguió Ester obedeciendo a su padre adoptivo? b) ¿Por qué es tan necesario hoy día que sigamos el ejemplo de Ester?
17 Ester siguió siendo la misma muchacha obediente de siempre. Por ejemplo, le hizo caso a su padre adoptivo y continuó manteniendo en secreto su origen judío. Además, cuando Mardoqueo descubrió que unos traidores planeaban asesinar al rey, Ester siguió sus instrucciones y advirtió a Asuero, logrando así detener el complot (Est. 2:20-23). En todo momento demostró humildad y obediencia, cualidades que revelan lo fuerte que era su fe. Nosotros hoy día debemos esforzarnos por imitar su ejemplo, pues vivimos rodeados de gente que desprecia la obediencia y prefiere rebelarse contra todo. Pero si tenemos verdadera fe, como Ester, valoraremos muchísimo esta cualidad.
Se somete a prueba su fe
18. a) ¿Cuál podía haber sido la razón por la que Mardoqueo se negaba a inclinarse ante Hamán? (Vea también la nota.) b) ¿Cómo han mostrado una fe similar a la de Mardoqueo muchos siervos fieles de la actualidad?
18 Andando el tiempo, un hombre llamado Hamán comenzó a adquirir prominencia en la corte. Asuero lo nombró primer ministro —convirtiéndolo en su mano derecha y principal consejero— y ordenó que todos se inclinaran ante él (Est. 3:1-4). Aunque Mardoqueo era leal al rey, consideraba que obedecer ese mandato sería una falta de respeto a Dios. Sabía que Hamán era agaguita, lo que probablemente indicaba que era descendiente de Agag, rey amalequita ejecutado por el fiel profeta Samuel (1 Sam. 15:33). Los amalequitas habían actuado con tanta maldad que se habían hecho enemigos de Jehová y su pueblo, por lo que terminaron siendo una nación condenada por Dios (Deut. 25:19).c ¿Acaso iba a arrodillarse un judío fiel ante un amalequita? ¡Mardoqueo jamás lo haría! Su actitud nos recuerda la fe que han mostrado muchos hombres y mujeres a lo largo de los siglos e incluso en nuestros días. Aun a riesgo de su vida, no han dudado en decir: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hech. 5:29).
19. ¿Qué planeaba hacer Hamán, y cómo logró convencer al rey?
19 Ante la negativa de Mardoqueo a rendirle honores, Hamán se puso tan furioso que maquinó un plan para acabar con él y, por extensión, con todos sus compatriotas. Primero acudió al rey Asuero y comenzó a hablarle mal de cierta nación —los judíos—, pero sin mencionarlos por nombre. Los presentó como un pueblo insignificante, “esparcido y separado entre los pueblos”, pero rebelde y muy peligroso por no acatar las leyes del rey. Finalmente, se ofreció a donar una enorme cantidad de dinero al tesoro real para cubrir los gastos de exterminarlos del imperio.d ¿Cómo respondió Asuero? Le entregó su anillo de sellar para que pudiera aprobar en su nombre esa orden y cualquier otra ley que necesitara (Est. 3:5-10).
20, 21. a) ¿Qué efecto tuvo la orden de Hamán en Mardoqueo y los demás judíos del Imperio persa? b) ¿Qué le pidió Mardoqueo a Ester que hiciera?
20 En cuanto se dio la orden, los mensajeros recorrieron el imperio a caballo, proclamando a los cuatro vientos un decreto que, en esencia, era una sentencia de muerte para el pueblo judío. La noticia debió causar gran conmoción entre los habitantes de la lejana Jerusalén, quienes habían regresado del exilio en Babilonia y estaban tratando de reconstruir la ciudad. ¡Ni siquiera contaban todavía con murallas que les permitieran protegerse! Sin duda alguna, al oír las terribles noticias, el propio Mardoqueo no pudo evitar pensar en ellos, así como en sus propios familiares y amigos que vivían en Susa. En señal de tristeza, se rasgó la ropa, se vistió de tela áspera, se echó ceniza en la cabeza y fue por la ciudad lamentándose a voz en cuello. Hamán, por el contrario, se sentó tranquilamente a beber con el rey, sin importarle lo más mínimo el sufrimiento que les estaba causando a los judíos y a los amigos que estos tenían en Susa (lea Ester 3:12–4:1).
21 Mardoqueo sabía que no debía quedarse de brazos cruzados. Pero ¿qué podía hacer? Ester le envió unas vestiduras para animarlo, pero él se negó a aceptarlas. Al final llegó a entender algo que probablemente llevaba tiempo preguntándose: la razón por la que Jehová había permitido que se llevaran a su querida prima al palacio y la casaran con un rey pagano. Sin perder un instante, le envió a Ester un mensaje urgente: debía acudir ante la presencia del rey Asuero y suplicarle “por el propio pueblo de ella” (Est. 4:4-8).
22. ¿Por qué tenía Ester miedo de presentarse ante su esposo, el rey? (Vea también la nota.)
22 Cuando la reina recibió el mensaje, el corazón le dio un vuelco. Se enfrentaba a la mayor prueba de fe de toda su vida, y en su respuesta a Mardoqueo admitió sin reparos que sentía miedo. ¿A qué se debían los temores? Tal como le recordó a su primo, la ley persa ordenaba la ejecución de quien se presentara ante el rey sin ser convocado. Cuando alguien no seguía esta regla, su única esperanza era que el monarca extendiera su cetro de oro para perdonarlo. Pero ¿podía Ester esperar que Asuero tuviera clemencia con ella? Al fin y al cabo, no había mostrado ninguna piedad con Vasti cuando esta se negó a acudir a su llamado. Para colmo, hacía ya treinta días que no había invitado a Ester a verlo, lo que tal vez significara que el caprichoso monarca había perdido interés en ella (Est. 4:9-11).e
23. a) ¿Qué dijo Mardoqueo para fortalecer la fe de Ester? b) ¿Por qué es Mardoqueo un ejemplo para nosotros?
23 Mardoqueo respondió con firmeza, pues quería fortalecer la fe de su prima. Le aseguró que Jehová libraría a los judíos del ataque, sea valiéndose de ella o de cualquier otro medio. Y le aclaró que, si se negaba a actuar, difícilmente podría salvarse cuando la persecución se hiciera más intensa. De esta manera, Mardoqueo demostró que confiaba plenamente en Jehová, un Dios que siempre cumple sus promesas y que nunca permitirá que su pueblo sea aniquilado (Jos. 23:14). Por último, le preguntó a Ester: “¿Quién hay que sepa si has alcanzado la dignidad real para un tiempo como este?” (Est. 4:12-14). ¡Cuánta fe y confianza en Dios demostró Mardoqueo! ¿Podría decirse lo mismo de nosotros? (Prov. 3:5, 6.)
La fe de Ester supera el miedo a la muerte
24. ¿Cómo demostró Ester su fe y valentía?
24 Ester comprendió que había llegado el momento de actuar. Le pidió a Mardoqueo que todos los judíos se unieran a ella en un ayuno de tres días. Y demostró su extraordinaria fe y valentía al pronunciar unas palabras que han resonado hasta el día de hoy: “En caso de que tenga que perecer, tendré que perecer” (Est. 4:15-17). Durante aquellos tres días, sin duda oró con más fervor que nunca. Cuando al fin llegó la hora, se vistió con sus mejores galas, con la intención de agradar al rey, y salió de sus aposentos.
Ester arriesgó su vida para proteger al pueblo de Dios
25. Describa lo que ocurrió cuando Ester se presentó ante el rey.
25 Como vimos al principio de este capítulo, Ester ahora se dirige a la presencia del rey. De camino, con el corazón en un puño y la mente llena de inquietud, le ora a Dios una y otra vez. Entonces entra al patio. Desde allí puede ver a Asuero sentado en el trono, con el rostro acicalado al estilo persa, los rizos de su cabello y de su cuadrada barba perfectamente definidos. Tratando de adivinar su estado de ánimo, se fija en su expresión. ¿Cuánto tardó su esposo en darse cuenta de que ella estaba allí? No lo sabemos, ¡pero seguro que a Ester debió parecerle toda una eternidad! Cuando al fin alcanza a verla, se sorprende un poco, pero enseguida relaja la mirada y le extiende el cetro de oro (Est. 5:1, 2).
26. ¿Por qué debemos los cristianos ser valientes como Ester? ¿Qué vamos a ver en el próximo capítulo?
26 Ester ha conseguido que el rey le conceda una audiencia. Esta fiel mujer estuvo dispuesta a arriesgar la vida para defender a Jehová y proteger a su pueblo. ¡Qué gran ejemplo de fe para los siervos de Dios de todas las épocas! Los cristianos de la actualidad valoramos muchísimo relatos como este. Jesús dijo que sería el amor lo que identificaría a sus verdaderos discípulos (lea Juan 13:34, 35). Pues bien, esa clase de amor sacrificado requiere ser valiente como lo fue Ester en esta ocasión. Sin embargo, este fue solo el principio de su historia. ¿Cómo se las arreglaría Ester para convencer a Asuero de que su consejero favorito, Hamán, no era más que un despreciable conspirador? ¿Lograría salvarles la vida a los judíos? Lo descubriremos en el próximo capítulo.
a Por lo general, se cree que Asuero es el rey Jerjes I, emperador de Persia de principios del siglo V antes de Cristo.
b Consulte el recuadro “Preguntas sobre Ester”, del capítulo 16.
c Puede que Hamán fuera uno de los últimos amalequitas, pues el “resto de Amaleq” había sido exterminado en tiempos del rey Ezequías (1 Crón. 4:43).
d Hamán ofreció 10.000 talentos de plata, lo que hoy equivaldría a varios cientos de millones de dólares. Si en efecto Asuero era Jerjes I, la propuesta debió resultarle muy tentadora, pues había perdido una gran fortuna en su largamente planificada pero infructífera guerra contra los griegos.
e Jerjes I tenía fama de ser caprichoso y violento. El historiador griego Heródoto ofrece ejemplos de su mal genio al relatar las expediciones militares que realizó contra Grecia. En cierta ocasión ordenó construir un puente sustentado sobre barcos a través del estrecho del Helesponto. Cuando una tempestad lo destrozó, se enfureció tanto que mandó decapitar a los ingenieros y “castigar” las aguas maldiciéndolas en voz alta y azotándolas con látigos. Durante la misma campaña, cuando un hombre acaudalado le suplicó que eximiera a uno de sus hijos de servir en el ejército, el rey ordenó que cortaran al joven por la mitad y expusieran su cadáver para escarmiento de todos.
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Actuó con sabiduría, valor y altruismoEjemplos de fe
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CAPÍTULO 16
Actuó con sabiduría, valor y altruismo
1-3. a) ¿Cómo se sentía Ester al acercarse al trono de su esposo? b) ¿Cuál fue la reacción del rey ante la visita inesperada de Ester?
ESTER se acerca lentamente al trono con el corazón latiéndole a mil. La gran sala real del palacio persa de Susa se sume en el silencio, un silencio tan profundo que ella puede oír sus suaves pisadas y el roce de la tela de sus vestiduras reales. No debe dejarse distraer por el esplendor de la corte, las esbeltas columnas y los magníficos techos con relieves en madera de cedro importada del lejano Líbano. Toda su atención está puesta en el hombre sentado en el trono. Y no es para menos: ¡ese hombre tiene la vida de Ester en sus manos!
2 El rey la mira fijamente y extiende hacia ella su cetro de oro. ¡Qué gran alivio! Con este sencillo gesto le salva la vida, pues así indica que le perdona la falta que acaba de cometer: presentarse ante él sin haber sido invitada. Ester entonces puede acercarse al trono, y, agradeciendo la clemencia del rey, alarga la mano y toca el extremo del cetro (Est. 5:1, 2).
Ester agradeció humildemente que el rey Asuero le tuviera clemencia
3 Salta a la vista que Asuero es un rey de gran riqueza y poder. Según algunos expertos, el atuendo de los monarcas persas de aquella época costaba el equivalente a cientos de millones de dólares. Pero a pesar de su imponente presencia, Ester puede ver cierto afecto en los ojos de su esposo, pues, a su manera, él la ama. Entonces, el monarca le pregunta: “¿Qué tienes, oh Ester la reina, y cuál es tu solicitud?”, e incluso llega a ofrecerle la mitad de su reino (Est. 5:3).
4. ¿Qué difícil misión tenía Ester por delante?
4 Ester ya ha demostrado una fe y una valentía excepcionales: se ha presentado ante el rey con la intención de proteger a su pueblo de un complot para exterminarlo. Hasta ahora le ha ido bien, pues el rey ha aceptado verla. Pero lo más difícil está por venir. Aún tiene que convencer al orgulloso monarca de que Hamán —su consejero de confianza— es un individuo malvado que, con engaños, lo ha llevado a decretar la aniquilación del pueblo de Ester. ¿Cómo lo persuadirá, y qué podemos aprender de la fe de esta sobresaliente mujer?
Eligió sabiamente el “tiempo de hablar”
5, 6. a) ¿Cómo puso en práctica Ester el principio de Eclesiastés 3:1, 7? b) ¿Cómo demostró Ester ser sabia al dirigirse a su esposo?
5 ¿Debería Ester revelarle al rey todo el asunto delante de la corte? Eso podría humillarlo y darle tiempo a Hamán para cuestionar las acusaciones. ¿Qué decide hacer Ester? Siglos antes, el sabio rey Salomón había escrito por inspiración divina: “Para todo hay un tiempo señalado, [...] tiempo de callar y tiempo de hablar” (Ecl. 3:1, 7). De seguro el padre adoptivo de Ester, el fiel Mardoqueo, le inculcó a la joven principios como este mientras crecía. Y, como veremos, está claro que ella entendía la importancia de elegir con cuidado el “tiempo de hablar”.
6 Así es que Ester le contesta a su esposo con estas palabras: “Si al rey de veras le parece bien, venga hoy el rey con Hamán al banquete que he hecho para él” (Est. 5:4). El monarca accede y manda llamar a Hamán. ¿Vemos lo prudente y sabia que es Ester? A la vez que respeta la dignidad de su esposo, planea un mejor momento para expresarle su preocupación (lea Proverbios 10:19).
7, 8. ¿Cómo salió el primer banquete que organizó Ester, y por qué decidió no hablarle del asunto al rey en esa ocasión?
7 Sin duda, Ester prepara el banquete con esmero, procurando satisfacer todos los gustos de su esposo. Y no falta el buen vino para alegrar el ambiente (Sal. 104:15). Tanto disfruta Asuero de la ocasión que se siente impulsado a preguntarle de nuevo a la reina cuál es su petición. ¿Será este el tiempo de hablar?
8 Ella cree que no. Por eso, invita al rey y a Hamán a otro banquete al día siguiente (Est. 5:7, 8). ¿Por qué pospone el asunto? Recordemos que todo el pueblo de Ester se enfrenta a la muerte debido al decreto real. Con tantas vidas en juego, ella tiene que asegurarse de elegir el mejor momento. Así que espera y organiza otro festín para demostrarle a su esposo el gran aprecio que siente por él.
9. ¿Cuánto valor tiene la paciencia, y cómo podemos imitar el buen ejemplo de Ester?
9 ¡Qué virtud tan valiosa, aunque escasa, es la paciencia! Ester, a pesar de sentirse angustiada y ansiosa, aguardó el momento ideal para hablar. Hacemos bien en seguir su ejemplo, ya que es probable que todos en ocasiones veamos cosas que deban corregirse. Si intentamos convencer a alguien con autoridad para que resuelva un problema, tal vez tengamos que imitar a Ester y ser pacientes. Proverbios 25:15 señala: “Por paciencia se induce a un comandante, y una lengua apacible misma puede quebrar un hueso”. Si esperamos el momento oportuno y hablamos con apacibilidad y bondad, como hizo Ester, podremos “quebrar” cualquier resistencia, aunque sea tan dura como un hueso. ¿Bendijo Jehová, el Dios de Ester, su paciencia y sabiduría?
La paciencia produjo fruto
10, 11. ¿Por qué le cambió el humor a Hamán tras salir del banquete, y qué le aconsejaron su esposa y amigos?
10 Gracias a la paciencia de Ester, tiene lugar una serie de sucesos claves. Hamán sale del primer banquete muy animado, “gozoso y alegre de corazón” porque el rey y la reina lo han honrado con su invitación. Pero cuando atraviesa la puerta del castillo, ve allí a Mardoqueo, quien sigue negándose a tratarlo con especial reverencia. Como vimos en el capítulo anterior, Mardoqueo no pretende ser irrespetuoso, sino que actúa motivado por su conciencia y su relación con Jehová. Sin embargo, el relato indica que “Hamán inmediatamente se llenó de furia” (Est. 5:9).
11 Cuando les cuenta a su esposa y amigos el gran insulto que —en su opinión— acaba de sufrir, ellos le aconsejan que mande hacer un madero enorme, de poco más de 22 metros (72 pies) de altura, y que consiga la autorización del rey para colgar en él a Mardoqueo. Encantado con la idea, Hamán enseguida pone manos a la obra (Est. 5:12-14).
12. ¿Por qué pidió el rey que le leyeran los registros oficiales, y qué fue lo que descubrió?
12 Pero entonces sucede algo extraordinario. La Biblia relata que esa noche “el sueño del rey huyó”, y que por ello Asuero ordena que le lean en voz alta los registros oficiales. La lectura incluye la denuncia de un complot para asesinarlo. Él recuerda que los conspiradores fueron capturados y ejecutados. Pero ¿qué ocurrió con el hombre que denunció la trama, Mardoqueo? El rey, de repente más despierto que nunca, pregunta cómo se le ha recompensado. ¿Y qué le responden? ¡Que nada se había hecho por él! (Lea Ester 6:1-3.)
13, 14. a) ¿Qué giro inesperado tomaron los asuntos para Hamán? b) ¿Qué le dijeron a Hamán su esposa y amigos?
13 Muy agitado, Asuero quiere saber qué funcionarios de la corte están allí para ayudarlo a corregir aquel terrible descuido. ¡Y qué coincidencia! Hamán se halla en el patio del rey. Parece que ha llegado temprano porque está ansioso por obtener el permiso para ejecutar a Mardoqueo. Pero antes de que él pueda expresar su solicitud, Asuero le plantea otra cuestión: ¿cuál sería la mejor manera de honrar a un hombre que tiene el favor del rey? Hamán supone que el monarca está pensando en honrarlo a él, así que le propone un ostentoso homenaje: vestir al hombre con prendas reales y hacer que un alto funcionario lo pasee sobre el caballo del rey por la ciudad de Susa, proclamando a los cuatro vientos sus alabanzas. Imagínese la cara de Hamán cuando se entera de que el hombre al que se va a honrar es nada menos que Mardoqueo. ¿Y a quién le encarga el rey alabar en público a Mardoqueo? ¡Al mismísimo Hamán! (Est. 6:4-10.)
14 Muy a su pesar y lleno de odio, a Hamán no le queda más remedio que cumplir con el mandato real. Pero en cuanto puede, se apresura a volver a su casa, sumamente angustiado por lo sucedido. Su esposa y sus amigos le dicen que este giro de los acontecimientos no anticipa nada bueno y que está condenado a caer ante Mardoqueo el judío (Est. 6:12, 13).
15. a) ¿Qué ocurrió gracias a que Ester fue paciente? b) ¿Por qué debemos tener “una actitud de espera”?
15 Como Ester fue paciente y esperó un día más para presentar su solicitud al rey, Hamán tuvo tiempo para preparar, sin saberlo, su propia caída. Además, es muy posible que fuera Jehová quien causó el insomnio del rey (Prov. 21:1). No sorprende, pues, que la Biblia nos anime a tener “una actitud de espera” (lea Miqueas 7:7). Cuando dejamos las cosas en manos de Dios, quizás nos encontremos con que sus soluciones a nuestros problemas son mucho mejores que cualquier cosa que se nos hubiera ocurrido a nosotros.
Fue valiente y habló
16, 17. a) ¿Cuándo le llegó el “tiempo de hablar” a Ester? b) ¿En qué sentido era Ester distinta de Vasti?
16 Ester no se atreve a seguir poniendo a prueba la paciencia de su esposo, así que decide contarle todo en el segundo banquete. Pero ¿cómo hacerlo? El rey mismo se lo pone en bandeja cuando vuelve a preguntarle qué es lo que desea pedirle (Est. 7:2). Por fin ha llegado el “tiempo de hablar”.
17 Ahora bien, ¿qué hace Ester antes de responder al rey? No es difícil imaginarla haciéndole una oración silenciosa a Dios. Y entonces, con valentía, pronuncia estas palabras: “Si he hallado favor a tus ojos, oh rey, y si al rey de veras le parece bien, que se me dé mi propia alma por petición mía, y mi pueblo por solicitud mía” (Est. 7:3). Observemos que le asegura al rey que respetará su decisión. ¡Qué distinta de Vasti, la reina anterior, que había humillado a propósito a su esposo! (Est. 1:10-12.) Lo que es más, Ester no lo critica por la insensatez de confiar en Hamán. Más bien, le suplica que la proteja porque su vida corre peligro.
18. ¿Cómo le expuso Ester el problema al rey?
18 Sin duda, la solicitud de Ester conmueve y, al mismo tiempo, asombra al rey. ¿Cómo es posible que alguien se haya atrevido a amenazar de muerte a la reina? Ella prosigue: “Hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para que se nos aniquile, mate y destruya. Ahora bien, si se nos hubiera vendido para simplemente ser esclavos y simplemente ser siervas, me habría quedado callada. Pero la angustia no es apropiada cuando resulta en perjuicio para el rey” (Est. 7:4). Notemos que Ester expone con franqueza el problema, pero añade que se habría quedado callada si ella y su pueblo hubieran sido vendidos como esclavos. Sin embargo, ella tenía que hablar, porque el genocidio que se planeaba ejecutar también perjudicaría al propio rey.
19. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Ester sobre cómo tratar asuntos delicados?
19 Ester supo tratar un asunto delicado con sabiduría y tacto, usando la persuasión. Su ejemplo nos enseña que, si alguna vez necesitamos exponerle un problema grave a un ser amado o a una persona con autoridad, es importante que seamos pacientes, respetuosos y sinceros (Prov. 16:21, 23).
20, 21. a) ¿Cómo desenmascaró Ester a Hamán, y cuál fue la reacción inicial del rey? b) ¿Qué hizo Hamán cuando salió a la luz que era un cobarde manipulador?
20 Al escuchar las palabras de Ester, Asuero le pregunta: “¿Quién es este, y precisamente dónde está el que se ha envalentonado para obrar así?”. Imagine a Ester señalando con el dedo mientras dice: “El hombre, el adversario y enemigo, es este miserable Hamán”. Todo parece detenerse por un instante. Hamán siente cómo el pánico va apoderándose de él. Una mirada al enfurecido rostro de Asuero le basta para entender que su situación es desesperada: el rey ha comprendido que su consejero de confianza lo ha manipulado. ¡Le hizo firmar un decreto que significaría la muerte de su amada esposa! Sintiendo que la ira lo domina, Asuero sale a toda prisa al jardín, en un intento por calmarse (Est. 7:5-7).
Ester denunció con gran valentía al malvado Hamán
21 Expuesto como el cobarde manipulador que es, Hamán cae a los pies de la reina para pedirle clemencia. Cuando el rey vuelve a entrar y lo ve rogándole a Ester encima de su diván, se enfurece y lo acusa de intentar violar a la reina en su propio palacio. ¡Hamán ha firmado su sentencia de muerte! Acto seguido, se lo llevan con el rostro cubierto. Entonces, un funcionario le revela al rey que su malvado consejero había levantado un enorme madero para colgar a Mardoqueo. De inmediato, Asuero toma una tajante decisión: ¡el propio Hamán será colgado en él! (Est. 7:8-10.)
22. ¿Cómo nos enseña el ejemplo de Ester que nunca debemos perder la fe ni la esperanza?
22 En el mundo en que vivimos, es fácil llegar a pensar que la justicia nunca triunfará. ¿Se ha sentido usted alguna vez así? Ester jamás perdió la fe y la esperanza, ni tampoco se amargó. Llegado el momento, se puso con valor de parte de la justicia y dejó los asuntos en manos de Jehová. Hagamos nosotros igual. Dios sigue siendo el mismo que en aquel entonces. Sigue siendo capaz de atrapar en sus propias trampas a quienes actúan con maldad y astucia, tal como hizo en el caso de Hamán (lea Salmo 7:11-16).
Defendió con altruismo a Jehová y su pueblo
23. a) ¿Cómo recompensó el rey a Mardoqueo y a Ester? b) ¿Cómo se cumplió la profecía de Jacob acerca de Benjamín? (Vea el recuadro “Una profecía cumplida”.)
23 Finalmente, el rey se entera de que Mardoqueo no solo es el leal súbdito que impidió su asesinato, sino también el padre adoptivo de Ester, y lo nombra primer ministro en lugar de Hamán. A Ester le da la casa y la inmensa fortuna de Hamán, y ella las pone a cargo de Mardoqueo (Est. 8:1, 2).
24, 25. a) ¿Por qué no se dio por satisfecha la reina tras poner al descubierto el complot de Hamán? b) ¿Cómo volvió a arriesgar su vida Ester?
24 Ahora que Ester y Mardoqueo ya están a salvo, ¿puede la reina respirar tranquila? Podría hacerlo si fuera una mujer egoísta, pero ella no solo piensa en su propio bienestar. En esos momentos, el decreto de Hamán que ordena el exterminio de todos los judíos está llegando hasta el último rincón del imperio. Hamán había recurrido a lo que obviamente era una práctica espiritista a fin de determinar el mejor día para llevar a cabo su despiadado ataque. Dice la Biblia que había echado la suerte, o, según el idioma original, Pur (Est. 9:24-26). Todavía faltan meses para que llegue ese día, pero se va acercando rápidamente. ¿Podrá evitarse la tragedia?
25 Con altruismo, sin pensar en ella misma, Ester vuelve a arriesgar su vida presentándose otra vez ante el rey sin una invitación oficial. Esta vez llora por su pueblo y le suplica a su esposo que anule el terrible edicto. Sin embargo, las leyes que se promulgan en nombre de los monarcas persas no pueden cambiarse (Dan. 6:12, 15). Por eso, el rey faculta a Ester y a Mardoqueo para que dicten una ley nueva. Como resultado, se envía un segundo decreto que permite que los judíos luchen en su defensa. Los mensajeros galopan hasta los confines del imperio para llevarles la buena noticia, y la esperanza vuelve a brillar en muchos corazones (Est. 8:3-16). ¿Podemos imaginarnos la escena? Judíos de todo el inmenso territorio persa armándose y preparándose para la batalla, algo que jamás habrían podido hacer sin el nuevo edicto. Pero quedaba por ver otra cuestión más importante aún: ¿apoyaría “Jehová de los ejércitos” a su pueblo? (1 Sam. 17:45.)
Ester y Mardoqueo enviaron decretos a todos los judíos del Imperio persa
26, 27. a) ¿Cómo fue la victoria que Jehová le dio a su pueblo? b) ¿Qué profecía se cumplió con la muerte de los hijos de Hamán?
26 Cuando por fin llega el día designado, el pueblo de Dios está listo. De hecho, muchos funcionarios persas se han puesto de su lado, pues la noticia de que el nuevo primer ministro es Mardoqueo el judío se ha extendido por todo el imperio. ¡Qué gran victoria otorga Jehová a su pueblo! A fin de protegerlo de terribles represalias, se encarga de que sus enemigos sufran una derrota total (Est. 9:1-6).a
27 Además, a los diez hijos de Hamán también se les ha dado muerte, por lo que Mardoqueo podrá administrar sin peligro la que anteriormente fue la casa de ellos (Est. 9:7-10). De este modo, Dios cumplió su profecía de destruir por completo a los amalequitas, que habían demostrado ser enemigos declarados de su pueblo (Deut. 25:17-19). Es muy posible que los hijos de Hamán fueran los últimos miembros de esa nación condenada a desaparecer.
28, 29. a) ¿Por qué era la voluntad de Jehová que su pueblo luchara en tiempos de Ester? b) ¿En qué sentido es una bendición contar con el ejemplo de Ester?
28 La joven Ester tuvo que asumir responsabilidades muy serias, como dictar decretos reales que implicarían luchas y ejecuciones. Sin duda, aquella tarea no debió ser nada fácil. Pero la voluntad de Jehová exigía que su pueblo no fuera exterminado, pues de la nación de Israel saldría el Mesías prometido, la única esperanza para la humanidad (Gén. 22:18). Afortunadamente, los siervos de Dios de la actualidad ya no tenemos necesidad de participar en luchas de ese tipo, pues cuando Jesús vino a la Tierra, prohibió a sus discípulos que tomaran las armas (Mat. 26:52).
29 No obstante, los cristianos sí participamos en una lucha espiritual, ya que nuestro enemigo, Satanás, está más ansioso que nunca por acabar con nuestra fe en Jehová (lea 2 Corintios 10:3, 4). Pero podremos salir victoriosos si imitamos el ejemplo de Ester. Ella supo afrontar los problemas con tacto, sabiduría y paciencia, siendo valerosa y defendiendo con altruismo al pueblo de Dios. ¡Qué gran bendición es contar con su ejemplo de fe!
a El rey concedió a los judíos un segundo día para aniquilar a sus enemigos (Est. 9:12-14). Hasta el día de hoy, los judíos conmemoran esa victoria todos los años en el mes de adar, que corresponde a finales de febrero y principios de marzo. Es la fiesta de Purim, llamada así por las suertes que echó Hamán en su empeño por destruir al pueblo de Israel.
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