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  • yb93 págs. 208-252
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  • Malaysia
  • Anuario de los testigos de Jehová 1993
  • Subtítulos
  • Bienvenido a Malaysia, mosaico cultural
  • Cambios políticos trascendentales
  • Llegan las primeras semillas de la verdad a Malaya
  • Llegan precursores australianos para ayudar
  • Llegan más precursores en el Lightbearer
  • Pasos hacia una organización más estable
  • Un sikh se hace Testigo
  • La II Guerra Mundial y la invasión japonesa
  • Renace la obra de testificar
  • ¿Qué pasó con Malaya?
  • Misioneros en Kuala Lumpur
  • Penang, de nuevo centro de atención
  • Se da mayor atención a Kuala Lumpur
  • Nueva federación y nueva sucursal
  • Gran progreso bajo la nueva sucursal
  • Éxito con familias enteras
  • La sucursal se traslada y se amplía
  • La respuesta de los precursores va paralela al crecimiento
  • Las primeras asambleas de distrito plantean dificultades
  • La compra de Salones del Reino, todo un suceso
  • Visitas especiales que edifican
  • El imborrable historial de los primeros misioneros
  • Esfuerzos inusitados por abrazar la verdad
  • Ampliación de la sucursal y del personal de Betel
  • La verdad se extiende a Sabah y Sarawak
  • Continúa la producción de gente preciosa
Anuario de los testigos de Jehová 1993
yb93 págs. 208-252

Malaysia

“ERA un domingo por la tarde bastante agradable. Una brisa suave contribuía a la sensación de comodidad pese al calor de 32 grados centígrados y a la humedad que saturaba el ambiente. Corría el año 1938. Apenas había llegado a Malaya procedente de Australia y aún me estaba acostumbrando a predicar a los administradores ingleses y australianos que vivían en mansiones impresionantes situadas en las grandes plantaciones de caucho.

”Formábamos un grupo de tres precursores y habíamos decidido que yo me dirigiría a la casa del administrador y mis dos compañeros se deslizarían silenciosamente hasta las chozas de los trabajadores indios para predicarles. Como comprenderán, a muchos de los propietarios de estas plantaciones no les hacía ninguna gracia que habláramos con sus trabajadores por temor a que la educación provocara el descontento.

”Llegamos en el auto hasta un riachuelo desde donde se divisaba la casa del administrador justo en la orilla opuesta. Kurt y Willy pasaron de inmediato a las líneas de los trabajadores. Yo crucé el río en una pequeña canoa que estaba allí atada y me encaminé hacia la casa.

”Mi principal objetivo era evitar que me despidieran demasiado rápido porque si regresaba al auto y no me marchaba pronto, el administrador sospecharía que algo andaba mal.

”Solamente pude llegar hasta el pie de la escalera que llevaba a la casa. El administrador y su esposa tomaban en el porche el té de la tarde. El hombre me vio llegar con un maletín grande en la mano, y tan pronto como pisé el primer peldaño, gritó en tono áspero: ‘¡Oiga! ¡Vuelva a cruzar ese río y lárguese! Hoy es domingo, estoy tomando el té con mi esposa y no voy a recibir ninguna visita de negocios’.

”Bueno, pensé, ahora sí que estoy en un lío. Pero tenía en el maletín una carta que la Sociedad nos había suministrado justo para ocasiones como estas, así que le dije: ‘Disculpe, pero tengo aquí una carta de presentación para que la lea’.

”‘No quiero leerla —respondió con mayor aspereza⁠—. Y bájese del escalón.’

”Oré en silencio buscando una salida. También me decidí a ganar tiempo, así que rápidamente le dije: ‘En realidad se trata de algo muy importante’, a la vez que subía otro peldaño.

”Parece que esto lo enfadó de verdad, y entonces me gritó con fuerza: ‘¡Le dije que se bajara de la escalera!’.

”En ese momento me sorprendió ver a su esposa levantarse súbitamente de la mesa y ponerse detrás de él. Lo abrazó y posó el mentón sobre su hombro. Entonces me dijo con voz calmada: ‘¿No quiere subir y tomar una taza de té?’.

”El hombre la miró, perplejo. La atmósfera estaba cargada de electricidad. No sabía exactamente adónde mirar. Había un silencio tenso. Por fin, el administrador me dijo con voz mucho más calmada: ‘Está bien. Suba a tomar una taza de té, pero no abra ese maletín’.

”De modo que nos sentamos a disfrutar de una deliciosa taza de té con bizcochos. La tensión empezó a aflojar, y al poco rato conversábamos amigablemente sobre asuntos cotidianos sin importancia. El administrador no tardó en empezar a hablar de los sucesos mundiales y consultó mi opinión sobre el ascenso de Mussolini al poder en Italia, diciendo: ‘Me pregunto qué haría Mussolini antes de entrar en la política y convertirse en dictador de Italia. ¿Qué profesión tendría?’.

”Ante eso le respondí: ‘Creo que puedo decírselo’, y con calma metí la mano en el maletín para sacar el libro Enemigos. Le leí de la página 11, donde mencionaba que Mussolini había sido albañil, agitador y jefe de un grupo político, que había organizado una marcha a Roma en 1922 y poco después se había convertido en primer ministro, o gobernante absoluto. Entonces guardé el libro otra vez y cerré el maletín.

”El administrador quedó obviamente impresionado. Su esposa me preguntó: ‘¿Qué libro es ese del cual leyó?’.

”‘Oh —le dije⁠— es solo un libro que trata de muchas cosas.’

”Pero su curiosidad se había despertado, y preguntó si podía echarle una mirada. ¡Claro! Recordé que me habían prohibido abrir el maletín, y sin embargo allí estaba la esposa con la mano extendida pidiendo ver el libro. Miré al administrador, quien asintió con la cabeza, aunque un poco de mala gana. Así que se lo di.

”De repente, todos los libros y la Biblia que llevaba en el maletín estaban sobre la mesa. Al final, pidieron todas las obras que llevaba: siete libros, una Biblia nueva y una suscripción a La Atalaya y Consolación [ahora ¡Despertad!].

”Y así, después de una cordial visita que duró unos cuarenta y cinco minutos, el hombre me acompañó hasta la escalera, me dio la mano y dijo: ‘Bueno, lamento que haya tenido tan mal recibimiento. Estaba muy enfadado porque el domingo pasado llegó un hombre para tratar de venderme aceite mientras tomaba el té con mi esposa, y usted pagó los platos rotos. Pero le aseguro que la próxima vez que venga uno de ustedes recibirá una mejor acogida’.

”De esta forma, todo terminó bien. Para entonces, Kurt y Willy ya habían acabado de predicar en las chozas de los trabajadores, y nos marchamos, regocijados por la manera como Jehová había bendecido nuestros esfuerzos esa tarde.”

Este era el tipo de experiencias de que disfrutaban los primeros misioneros, como Ted Sewell, que trabajaron con ahínco para iniciar la obra de predicar en Malaya a finales de los años treinta.a Hoy, más de cincuenta años después, aunque los métodos de testificación han cambiado un poco, todavía se siguen predicando las mismas buenas nuevas del Reino establecido de Jehová; solo que ahora el mensaje se ha difundido a lo largo y ancho de este fascinante y pintoresco país, que ya no se llama Malaya, sino Malaysia.

Bienvenido a Malaysia, mosaico cultural

La larga península tropical de Malaca está situada justo encima de la isla de Singapur, con la cual se comunica por un viaducto de un kilómetro de longitud que atraviesa el angosto estrecho de Johore y sobre el cual se tiende una carretera y una vía férrea. Se halla justamente al norte del ecuador y limita con el estrecho de Malaca al occidente y con el mar de China Meridional al oriente. Malaysia está constituida por la península de Malaca (llamada ahora Malaysia Peninsular) y los dos territorios de Sabah y Sarawak, del norte de Borneo (que componen Malaysia Oriental). El país es realmente un mosaico cultural en todos los sentidos, con más de 18 millones de habitantes. Más de la mitad de la población es de raza malaya; el resto es mayoritariamente chino. Además, una minoría considerable de origen indio y unos cuantos euroasiáticos y europeos contribuyen a que la población sea la más cosmopolita de esta zona tropical.

Malaysia es asimismo un país de notables contrastes. En las ciudades se mezclan los rascacielos y alminares con las chozas de techo de paja. La mayor parte del paisaje rural lo forman selvas tropicales, arrozales y fértiles llanuras, adornado con kampongs (aldeas), y bordeado de playas de arena dorada. No obstante, el color verde abunda por todas partes, verde de todos los matices, “el verde de los mil colores”, como se le ha llamado.

Los habitantes de Malaysia son por lo general amigables. Varían en su forma de vida, que va desde los estilos occidentales más sofisticados hasta el estilo tradicional y sencillo de los labradores. Los turistas pueden disfrutar de una gran variedad de espectáculos basados en la diversidad cultural del país. Y encabezando la lista de encantos debe ir la comida malaya, pues en pocos países se puede comer tan bien y al mismo tiempo tan barato como en este.

En el terreno religioso el islam es la religión oficial, si bien la Constitución malaya garantiza también la libertad de culto a las demás religiones. Como resultado, personas que profesan una multitud de fes —⁠musulmanes, budistas, hindúes, taoístas, católicos y protestantes pertenecientes a muchas sectas⁠— conviven en relativa armonía. Sin embargo, la ley prohíbe hacer proselitismo entre la población musulmana.

Cambios políticos trascendentales

Para la década de los años treinta Malaya se había dividido en muchos estados, unos gobernados por los británicos y otros por sultanes “asesorados” por funcionarios británicos. De esta forma, la península se convirtió en realidad en una colonia de Gran Bretaña y la gente aprendió el estilo de vida inglés, aunque, por supuesto, las diversas razas vivían y evolucionaban mayormente por separado.

Durante la II Guerra Mundial las fuerzas japonesas ocuparon la región. Más tarde, desde finales de los años cuarenta hasta mediados de los cincuenta, el escenario cambió por la acción violenta de la guerrilla que trastornó al país entero. Finalmente se restauró la calma cuando lograron que el gobierno británico le concediera la independencia en 1957. Posteriormente, en 1963, Malaya se incorporó a las antiguas colonias inglesas de Sabah, Sarawak y Singapur para formar una federación de estados llamados, colectivamente, Malaysia. En 1965 Singapur se separó de la federación para constituirse en república independiente.

Llegan las primeras semillas de la verdad a Malaya

Charles Taze Russell, primer presidente de la Sociedad Watch Tower, emprendió una gira misional alrededor del mundo en 1912. Su itinerario incluía pronunciar un discurso público en la ciudad de Singapur y otro en Penang (Malaya). Fue muy poco lo que se hizo para fomentar el interés de las personas después de estos dos discursos: básicamente una remesa de tratados que envió el hermano S. P. Davey desde la India para distribuir a muchos de la población india que se habían establecido en Malaya. No obstante, el comienzo de la I Guerra Mundial puso freno a cualquier esfuerzo por diseminar las semillas del Reino en esta región.

En 1923, Harris y Freda Frank, con sus cuatro hijos y seis hijas, emigraron a Malaya procedentes de Ceilán (ahora Sri Lanka) y se instalaron en Batu Caves, no muy lejos de Kuala Lumpur, la actual capital del país. Freda era una Estudiante de la Biblia (como se conocía a los testigos de Jehová entonces) y estaba bautizada, pero Harris no, aunque le gustaba leer La Atalaya y The Golden Age (ahora ¡Despertad!), que recibía por suscripción desde la sucursal de la India. En 1931 entraron brevemente en contacto con los Frank dos jóvenes precursores de Bombay, Claude Goodman y Ron Tippin, que pasaron varios meses predicando de casa en casa en Malaya y Singapur. No obstante, su actividad se limitó a la gente de habla inglesa por cuanto las únicas publicaciones de que disponían estaban en inglés. La breve visita de estos dos entusiastas jóvenes que estuvieron entre los primeros misioneros confortó mucho a Freda Frank, que se hallaba tan aislada del resto de los hermanos.

Llegan precursores australianos para ayudar

A principios de los años treinta se le encomendó a la sucursal de Australia la dirección de los territorios del sur del Pacífico y del sudeste de Asia. La sucursal empezó a enviar misioneros enseguida. El primero en llegar fue George Schuett, y unos cuantos meses después se le unió un precursor inglés de nombre Peck, que había estado predicando en Papua Nueva Guinea. En los años siguientes, una docena o más de predicadores de tiempo completo procedentes de Australia, Nueva Zelanda y Alemania sirvieron en Malaya durante períodos variables, pero por diversas razones ninguno permaneció en un solo lugar lo suficiente para ver los frutos directos de su labor.

Después, en 1936, la obra empezó a adquirir mayor estabilidad con la creación de un depósito de libros en Singapur, la dirección del cual se confió a Harold Gill, procedente de Australia. Dos años antes, en 1934, Frederick (Jimmy) James y su familia habían llegado de la India para domiciliarse en Singapur. Su casa estaba situada en el agradable barrio de Katong, y él ofreció parte de ella para usarla como depósito de la Sociedad. También se la utilizó como salón de reuniones y hogar para los precursores.

En aquel hogar se celebraba regularmente un estudio en grupo del libro El Arpa de Dios y se invitaba a los vecinos a asistir. Con el tiempo, una pareja vecina llamada Frank y Win Hill, y sus tres hijos, se bautizaron.

Los hermanos de Singapur de vez en cuando hacían viajes de ida y vuelta a Batu Caves los fines de semana para visitar a los Frank. En estos largos viajes se solía tocar desde un auto provisto de altavoces las grabaciones de los discursos de Joseph F. Rutherford, presidente de la Sociedad en aquella época, y predicar un poco de casa en casa en Kuala Lumpur. Así, de manera modesta, se estaban plantando las semillas de la verdad en Malaya.

Llegan más precursores en el Lightbearer

El Lightbearer era una embarcación de la sucursal australiana equipada especialmente para trabajar en la zona Singapur-Malaya. Tripulado por siete vigorosos precursores bajo la dirección de Eric Ewins, de Fiji, el Lightbearer llegó a Singapur el 7 de agosto de 1935, donde permaneció por algún tiempo antes de zarpar con rumbo a la costa occidental de Malaya. Algunos de los pueblos que se visitaron empleando este medio de transporte fueron: Johore Bahru, Muar, Malaca, Klang, Port Swettenham (ahora Port Klang) y Penang. Los discursos grabados del hermano Rutherford se transmitían por altavoz desde los lugares donde anclaba el Lightbearer, tras lo cual se realizaban visitas de casa en casa para distribuir literatura.

En algunas ocasiones los hermanos del Lightbearer conseguían adentrarse en tierra firme para ver a la familia Frank en Batu Caves y participar con ellos en reuniones pequeñas y en el servicio del campo. La hermana Frank se alegró mucho de ver a varios miembros de su familia bautizarse en una de estas visitas. A pesar de que se distribuían muchos libros durante estas excursiones, Eric Ewins informó: “Parecía como si nuestra labor de testificar no tuviera ningún efecto duradero en la gente. Aunque aceptaban los libros enseguida, necesitaban un estudio bíblico regular en sus casas, provisión que no estaba disponible en aquel entonces”.

Pasos hacia una organización más estable

Se llamó a Harold Gill de vuelta a Sydney en 1937 y se envió a Alfred Wicke a supervisar el depósito de Singapur. Entretanto, algunos precursores, como Ted Sewell, de Australia, y Kurt Gruber y Willy Unglaube, de Alemania, esparcían las semillas de la verdad en Malaya. Más tarde, cuando Alfred Wicke anunció sus intenciones de contraer matrimonio en 1939, se le asignó a trabajar en Malaya en compañía de Kurt Gruber, que se hallaba en Penang, y se encargó el depósito a George Powell, que llegó de Australia.

Thelma, la prometida de Alfred Wicke, había embarcado en Sydney con destino a Singapur para casarse con Alfred y participar con él en la obra de precursor en Penang. No obstante, varios días después de haber zarpado de Perth se anunció el estallido de la II Guerra Mundial. Se cubrieron todas las ventanas y portillas del barco y se hizo necesario navegar en zigzag a través del océano Índico para evadir posibles submarinos enemigos. Al final, Thelma llegó sana y salva, y la boda tuvo lugar una semana después. A continuación, la pareja viajó en auto 800 kilómetros hasta Penang, y allí la hermana Wicke llegó a ser la primera australiana que fue precursora en Malaya.

En aquel tiempo la obra de testificar consistía mayormente en distribuir grandes cantidades de libros, y prácticamente no se realizaba ninguna otra labor complementaria. Así que, en cuanto terminaron su trabajo en la isla de Penang, los Wicke pasaron al continente. Predicaron con constancia desde Alor Setar, al norte, hasta el sur, atravesando aldeas y zonas rurales a lo largo de la costa occidental y empleando publicaciones en más de 20 idiomas.

Un sikh se hace Testigo

Mientras predicaban en Kuala Kangsar (en el estado de Perak), los Wicke recibieron la visita inesperada de un estudiante de dieciséis años que vivía en un pueblo vecino. Se llamaba Puran Singh y era miembro de los sikhs, como su nombre indica. Había obtenido el folleto de la Sociedad titulado ¿Dónde están los muertos? y su lectura le impresionó tanto que escribió un artículo sobre ese tema para el periódico de la escuela. Solicitó más información al depósito de Singapur y se enteró del paradero de los Wicke. Inmediatamente viajó más de 50 kilómetros en bicicleta para encontrarse con ellos.

Al día siguiente acompañó a Alfred Wicke en un viaje de predicación por el campo, “solo para ver cómo se hacía”. Tan pronto como este joven responsable terminó sus estudios escolares, dejó su casa y viajó 240 kilómetros en bicicleta para asistir a una asamblea en Kuala Lumpur. Allí simbolizó su dedicación a Jehová por bautismo en agua y adoptó el nombre de George Singh. Acto seguido ingresó en el ministerio de tiempo completo. De esta forma, George Singh tuvo el privilegio de ser el primer precursor malayo. Poco después, la Sociedad lo trasladó a la India, donde continúa fielmente en el servicio de Jehová.

La II Guerra Mundial y la invasión japonesa

A poco de haber estallado la II Guerra Mundial en 1939, la obra de predicar se interrumpió por completo. ¿Los resultados? En vista de que los precursores ya no podían sostenerse económicamente, los Wicke se vieron obligados a regresar a Singapur contra su voluntad. No obstante, les quedaba la satisfacción de saber que durante los 20 meses que habían servido en Malaya desde su matrimonio habían distribuido más de 50.000 libros y folletos que contenían el mensaje del Reino. Es de interés notar que al comienzo de la guerra solo informaban su servicio del campo 16 publicadores en todo Singapur y Malaya. Sin embargo, unos 18 meses después, la cifra ascendía a 36.

De ahí en adelante los acontecimientos se desarrollaron con gran rapidez. En junio de 1941 le negaron a George Powell el permiso para volver a entrar a Singapur a su vuelta de un viaje a Tailandia, y tuvo que regresar a Bangkok en el mismo barco en que había llegado. En julio, los últimos tres representantes de tiempo completo que quedaban, Len Linke y Alfred y Thelma Wicke, fueron deportados a Australia. Seis meses más tarde los ejércitos japoneses atravesaron las selvas malayas en un avance relámpago hacia el sur y rápidamente capturaron la plaza fuerte de Singapur el 14 de febrero de 1942.

Con esto se cerró otro capítulo de la historia del pueblo de Jehová en Singapur y Malaya. George Powell y Ted Sewell fueron a parar a un campo de prisioneros de guerra en Tailandia. Jimmy James y su esposa, junto con Frank Hill, fueron encarcelados por los japoneses en Singapur. Otras familias, incluyendo a Win Hill y sus hijos, consiguieron abandonar Singapur antes de la invasión y marcharse a Australia. Algunos emigraron a Inglaterra. Otros, entre ellos la familia Frank, escaparon a la India llevando consigo lo que pudieron.

Renace la obra de testificar

El 28 y 29 de marzo de 1947, menos de dos años después de terminada la II Guerra Mundial, el entonces presidente de la Sociedad, Nathan H. Knorr, y su secretario, Milton G. Henschel, visitaron Singapur como parte de una gira de servicio alrededor del mundo. ¿Habría alguien allí para recibirlos?

Sí, allí estaba Frank Dewar, precursor y ex tripulante del Lightbearer, listo para darles la bienvenida. Y no estaba solo. Jimmy James, cuya esposa había muerto en un campamento para prisioneros, había salido de la prisión y tenía un empleo en Singapur. Era el ingeniero y electricista del afamado hotel Raffles, lo que permitió que los visitantes pudieran quedarse y reunirse con los pocos hermanos que aún permanecían en Singapur.

Los hermanos Knorr y Henschel hablaron durante la visita a nueve hermanos y hermanas que asistieron a las reuniones y les dijeron que pronto llegarían dos graduados de Galaad. Luego, el 5 de abril de 1947, un canadiense de la séptima clase de Galaad y otro de la octava llegaron para iniciar su asignación misional en Singapur.

De este modo se reemprendió la obra después de la II Guerra Mundial. Poco tiempo después, en marzo de 1949, llegaron a Singapur seis misioneros más de la clase 11 de Galaad, a saber: Les Franks y sus dos hermanas, Aileen y Gladys; Norman Bellotti, y Alfred y Thelma Wicke, que, por supuesto, se sentían como si volvieran a casa.

¿Qué pasó con Malaya?

La obra en Singapur empezó a avanzar mucho a medida que los misioneros se concentraron en conducir estudios bíblicos en las casas de las personas. Así que en abril de 1951, con ocasión de la segunda visita de los hermanos Knorr y Henschel, se organizó una asamblea a la que asistieron 72 personas; el discurso público se presentó en el hermoso teatro Victoria de la ciudad y concurrieron 307 personas. Fue durante esta visita que se estableció una sucursal para atender la obra del Reino no solo en Singapur, sino también en Malaya y los territorios británicos de Sabah y Sarawak en Borneo. Ya era posible concentrar la atención en Malaya. Se asignaron seis misioneros a esa región. Dos de ellos, James Rowe y Neil Crockett, lograron predicar durante un año en Kuala Lumpur; lamentablemente, a los otros cuatro solo se les permitió quedarse un mes, y sirvieron en Penang. La razón de su corta permanencia es toda una historia.

Misioneros en Kuala Lumpur

A comienzos del año 1951 arribaba al puerto de Penang el Steel King procedente de Nueva York con seis misioneros a bordo. Después de examinar los pasaportes de los hermanos Crockett y Rowe, las autoridades de inmigración de Penang les concedieron visados para permanecer en Malaya durante un año. No obstante, al revisar los otros cuatro pasaportes, de repente se dieron cuenta del número de misioneros testigos de Jehová que estaban a punto de entrar en el país. Dijeron que algunas leyes recién aprobadas prohibían a los Testigos extranjeros quedarse en el país. Como los pasaportes de los hermanos Crockett y Rowe ya habían sido visados por un año les permitieron quedarse, pero a los demás hermanos solo les concedieron una estancia de un mes en Penang, después de lo cual deberían salir del país. Se les asignó nuevamente a Tailandia.

La sucursal asignó a los hermanos Crockett y Rowe a Kuala Lumpur. Rápidamente se instaló un hogar misional en el 25-A de Klang Road, a unos tres kilómetros del centro de la ciudad. Había solamente una publicadora activa en la ciudad, la hermana Mackenzie, una anciana de origen euroasiático. ¡Imagínense su alegría cuando dos misioneros se le unieron en el servicio!

Aunque la verdad se había predicado hasta cierto punto durante los años treinta y a comienzos de los cuarenta, trabajar el territorio en 1951 era como predicar en territorio virgen. Los dos misioneros estaban ansiosos de cubrir el territorio en el menor tiempo posible. Era tanto el deseo que tenían de encontrar a posibles ovejas, que pasaban días enteros hasta el anochecer predicando y revisitando a las personas que mostraban interés. De modo que no era raro que distribuyeran 100 libros en un mes. Como resultado, en poco tiempo cada uno conducía 15 ó 16 estudios bíblicos al mes. Y aproximadamente seis meses después se estableció la primera congregación, con una asistencia a las reuniones de no menos de 14 personas.

Debido a que para este tiempo la oposición comunista estaba activa en Malaya, era muy arriesgado que un occidental se aventurara a traspasar los límites de la ciudad, pues temían sufrir una emboscada o que se les asesinara bajo la sospecha de ser propietarios de una plantación o funcionarios del gobierno colonizador. Sin embargo, la hermana Mackenzie tenía un hijo llamado George que vivía en una provincia lejana y quería estudiar la Biblia. ¿Cómo podían los misioneros visitarlo considerando los peligros que entrañaba viajar? Al hermano Crockett se le ocurrió una idea: mezclarse con los nativos del lugar. Así que tomaba un autobús interprovincial y se sentaba con los demás pasajeros, que llevaban gallinas que cacareaban y cerdos que chillaban. Muchos fueron los momentos de tensión. Cada vez que el autobús tomaba una curva los pasajeros nunca sabían qué esperar. Tal vez se enfrentarían a una emboscada y a un tiroteo. Gracias a Dios, durante los muchos meses que el hermano viajó para estudiar con George no ocurrió ningún incidente peligroso. A propósito, George se bautizó con el tiempo y llegó a ser un anciano respetado hasta su muerte hace unos cuantos años.

El permiso para quedarse en Malaya expiraría demasiado pronto para los dos misioneros. ¿Aprobarían su solicitud de prórroga? Todas sus esperanzas se vinieron abajo cuando les dijeron que no.

Así que, con tristeza, los hermanos Crockett y Rowe se despidieron de su familia malaya y embarcaron para Tailandia, donde prosiguieron su servicio misional. ¿Significó su partida el fin de la obra en Malaya?

Felizmente, no. A principios de los años cincuenta había también unos cuantos Testigos residentes en Malaya que habían regresado para establecerse después de la II Guerra Mundial. A fin de mantenerlos en contacto con la organización de Dios y fortalecerlos espiritualmente, se dispuso que el superintendente de circuito de Singapur los visitara periódicamente. Además, los hermanos de Singapur realizaban campañas de fin de semana a territorios malayos, al otro lado del viaducto, y predicaban en pueblos situados a una distancia de hasta 240 kilómetros.

Penang, de nuevo centro de atención

A la sucursal de Singapur llegó la noticia de que dos colegialas de Penang estaban muy interesadas en la obra del pueblo de Jehová. Habían obtenido de los misioneros que sirvieron allí durante un mes el libro “La verdad os hará libres”. Se hicieron planes para que el superintendente de circuito de Singapur, Les Franks, visitara Penang y determinara el grado de interés de aquellas dos jóvenes. Quedó impresionado por su profunda comprensión y fervor. Una de ellas ya había mecanografiado laboriosamente gran parte del libro a fin de poder compartir el mensaje del Reino con otros. No sabían cómo conseguir más ejemplares debido a que las cartas que habían enviado a la dirección de antes de la guerra en Singapur les habían sido devueltas con una nota que decía “desconocida”. Incluso habían empezado a ir de casa en casa, si bien la respuesta de la gente fue poco favorable y algunos las rechazaron con rudeza por su falta de tacto y experiencia en la manera de abordar a los amos de casa y presentar las buenas nuevas de forma atractiva.

Por lo tanto se decidió trasladar a Alfred y Thelma Wicke de Singapur a Penang y fundar allí un hogar misional que serviría a la vez de depósito de literatura para toda Malaya. En poco tiempo se organizó una pequeña congregación. Las dos colegialas, Lee Siew Chan y Ng Yoon Chin, estaban felices de tener al matrimonio Wicke con ellas y siguieron progresando mucho. Asistieron a una asamblea en Singapur celebrada en 1956 durante la tercera visita del hermano Knorr y allí se bautizaron. Al terminar sus estudios escolares, las dos se hicieron precursoras. Poco después se las invitó a asistir a la clase 31 de Galaad en compañía de otra precursora de Singapur, de nombre Grace Sinnapillai, invitación que les produjo inmensa alegría. Se graduaron en 1958 durante la Asamblea Internacional Voluntad Divina, que se llevó a cabo en el estadio Yankee de Nueva York, tras lo cual se las asignó de vuelta a Malaya para que ayudaran en la expansión de la obra.

Se da mayor atención a Kuala Lumpur

Norman Bellotti y Gladys Franks habían sido misioneros en Singapur desde 1949. Después de su matrimonio en 1955 recibieron un cambio de asignación a Kuala Lumpur. Así se restableció la base de operaciones en la ciudad capital de Malaya y se logró encontrar y reunir a algunas de las personas que habían mostrado interés cuatro o cinco años atrás, durante el año que estuvieron los misioneros Rowe y Crockett.

Mientras tanto, el superintendente de circuito Les Franks recorría de arriba abajo la costa occidental de Malaya. En ese tiempo era muy peligroso viajar debido a la lucha que sostenía la guerrilla contra el gobierno colonizador inglés. “Cuando viajaba en tren —⁠recuerda Les⁠—, los demás pasajeros y yo pasábamos la mayor parte del tiempo tendidos en el suelo del vagón porque los guerrilleros disparaban indiscriminadamente desde la selva a lo largo de la vía férrea.” Pero también había momentos jocosos. Por ejemplo, una vez mientras visitaba a un trabajador de una mina de estaño que tenía a su cargo varias dragas, Les encendió lo que pensó que eran las luces de su habitación. Sin embargo, lo que hizo fue accionar una estridente sirena de alarma y encender las luces de emergencia que inundaron a torrentes el poblado entero. Para su vergüenza, todos los habitantes se armaron de inmediato, pensando que se trataba de un ataque guerrillero.

En 1958, Les contrajo matrimonio con Margaret Painton, misionera australiana que servía en Japón. Luego se les asignó a Kuala Lumpur para sustituir a Norman y Gladys Bellotti, que fueron trasladados a la ciudad de Ipoh. Esta última pareja ayudó a formar una congregación en ese lugar, después de lo cual se les llamó otra vez a Singapur con el fin de que Norman reemplazara al siervo de sucursal. Este se había casado con una misionera y había continuado sirviendo en la sucursal; pero ya que esperaban un bebé, era necesario que consiguiera un trabajo para sostener a su familia.

El trabajo constante y firme aunado al buen ejemplo de estas tres parejas misioneras contribuyó en gran manera a colocar un fundamento bueno y sólido para la obra del Reino que resistiría bien el aumento futuro.

Nueva federación y nueva sucursal

Paralelamente a estos acontecimientos teocráticos se producían también grandes cambios políticos por todo Malaya y Singapur. Como ya se explicó, Malaya obtuvo su independencia del gobierno británico en 1957, y seis años más tarde nacía la Federación de Malaysia, que incluía a Singapur. Sin embargo, en 1965, Singapur se separó de Malaysia para formar una república independiente.

En 1972 se consideró necesario y oportuno tener una sucursal de la Sociedad aparte en Malaysia. El lugar más lógico para ubicarla parecía ser Penang, pues, aunque no se hallaba en el centro geográfico de la región, allí había funcionado bien el depósito de libros de la Sociedad por muchos años. Se designó a Alfred Wicke siervo de la nueva sucursal de Malaysia. En ese tiempo informaban por toda Malaysia alrededor de doscientos publicadores repartidos en ocho congregaciones.

La cifra no era muy alta si se tiene en cuenta que habían transcurrido cuatro décadas desde la llegada de los primeros misioneros a Malaysia. Era obvio que el progreso había sido lento. Una razón para ello es que más de la mitad de los habitantes de Malaysia son musulmanes, y como recordarán, la ley prohíbe a las demás religiones hacer adeptos entre la población musulmana. El resto de la población, predominantemente china e india, profesa el budismo, el taoísmo y el hinduismo, y están impregnados de tradiciones antibíblicas. La minoría “cristiana” está dividida en infinidad de sectas y se hallan en su mayoría bajo el firme control de sus respectivos sacerdotes, pastores y clérigos.

Añada a estos problemas la profusión de idiomas y dialectos que se hablan, sin mencionar el analfabetismo, y podrá entender claramente por qué se necesita tanto tiempo y paciencia para ayudar a estas personas humildes a visualizar la vida en el nuevo mundo y a sacudirse las cadenas de la superstición y las tradiciones. Entre los chinos, por ejemplo, se practica la veneración de los padres mientras viven y, muy a menudo, después de muertos. Por eso no es extraño que un amo de casa le diga a un publicador que le gustaría hacerse cristiano pero que tendría que esperar a la muerte de su madre. (Compárese con Mateo 8:21, 22.)

Gran progreso bajo la nueva sucursal

Durante los primeros cuatro años de servicio después del establecimiento de la nueva sucursal malaya en 1972 se observó un aumento promedio de más del 20% anual. Después, el número de publicadores se estabilizó, hasta que para 1976 había pasado de unos 200 a 433 publicadores del Reino activos. Luego, en 1980, se alcanzó la meta de 500 publicadores. El entusiasmo aumentó en el año de servicio de 1989 cuando se alcanzaron los 1.000 publicadores en febrero y los 1.102 antes de terminarse el año de servicio. En 1991, se bautizaron 164 personas para simbolizar su dedicación, un máximo sin precedentes. La cantidad de publicadores ha seguido aumentando, y en el mes de agosto de 1992 se alcanzó un máximo de 1.391.

Aunque el mérito del crecimiento corresponde principalmente a Jehová Dios, que es ‘quien hace crecer’, cabe decir que el estímulo y el ejemplo de fidelidad de los superintendentes viajantes de circuito y de distrito han contribuido enormemente al constante aumento conseguido a través de los años. (1 Cor. 3:⁠6, 7.) Entre los superintendentes de circuito durante los primeros años de la sucursal estuvieron: Les Franks, Robert Cunard y Alfred Wicke, quienes también sirvieron de superintendentes de distrito. Otros que han participado en la obra de circuito en el transcurso de los años han sido: Norman Bellotti, Michael Freegard, Michael Chew, Chow Yee See, Khoo Soo Theong, Koh Chye Seng, N. Sreetharan y S. Thiyagaraja.

Hay otros hermanos y hermanas fieles que con su trabajo diligente han ayudado a formar congregaciones de grupos aislados e incluso en territorios vírgenes. Liew Lai Keen llegó a Kuala Trengganu en 1971 para trabajar de profesor. Aunque estaba completamente solo, empezó inmediatamente a predicar de puerta en puerta, y con el tiempo se formó una congregación. En 1971 se volvió a asignar al precursor especial Michael Chew a servir al pequeño grupo de hermanos de Klang. Cuando se casó, su esposa, Karen, también fue nombrada precursora especial. Para 1974 este pequeño grupo se había convertido en una congregación, y en la actualidad hay dos congregaciones en Klang. En 1975, Koh Chye Seng recibió su primera asignación como precursor especial en Kuantan, y rápidamente el grupo aislado que había allí pasó a ser una congregación. Luego, en 1985, los hermanos Chew fueron asignados a la remota aldea de Sitiawan, donde ahora existe un floreciente grupo.

Éxito con familias enteras

Hasta este tiempo, la mayoría de las congregaciones estaban integradas por jóvenes que todavía asistían a la escuela. Una vez que presentaban los exámenes finales y se graduaban de la escuela secundaria, muchos de ellos, tanto hermanos como hermanas, se mudaban a otros lugares en busca de empleo. Aunque esto contribuyó a la inestabilidad de las congregaciones, de ningún modo disminuyó la fe y la determinación de tales jóvenes.

Considere, por ejemplo, el caso de un adolescente llamado Tan Teng Koon. En cuanto sus padres se enteraron de que estaba estudiando con los Testigos, empezó la oposición. Al principio lo regañaban constantemente; después lo azotaban con una vara. Le rompieron todas las publicaciones. Cuando no quiso dejar de asistir a las reuniones, le encerraron la bicicleta bajo llave. Entonces fue andando al Salón del Reino, que estaba a unos tres kilómetros de distancia. Tuvo que esconder todos los libros. Como la Biblia abultaba mucho, la dividió en varios “folletos”. Luego hizo un compartimiento secreto en el maletín escolar para poder llevar algunos de los “folletos” y escondió los otros en el techo de la casa. Creyó que había encontrado el escondite perfecto, ¡hasta que un día llovió y sus libros se mojaron! Una vez, mientras recibía el estudio bíblico en el Salón del Reino, vino su madre y lo arrastró hasta la casa. Después de este incidente, el muchacho hizo planes para estudiar en diferentes lugares y a diferentes horas. En la actualidad, el hermano Teng Koon, casado y con dos hijos, es siervo ministerial.

Sin embargo, a comienzos de los años setenta se empezó a notar un cambio paulatino: comenzaron a abrazar la verdad familias enteras y no solo individuos. Entre las primeras estuvo una familia de Penang formada por Tan Eng Hoe, su esposa, Geok Har, y sus tres hijos. Él y su esposa eran metodistas; la hermana Tan incluso había sido la organista de la iglesia por varios años. Cuando la familia se decidió por la verdad tuvo que hacer frente a una dura lucha y a gran oposición de todos sus parientes; no obstante, permanecieron firmes. A su vez, el ejemplo de ellos animó a otras familias a aceptar la verdad, entre ellas Philip y Lily Kwa y sus dos hijos. Hoy en día, los hermanos Kwa y Tan sirven de ancianos.

La sucursal se traslada y se amplía

La Sociedad no es propietaria de los edificios del Hogar Betel de Malaysia, pues en ese país siempre ha utilizado propiedades alquiladas. Cuando la sucursal comenzó a funcionar en 1972 hacía muy poco que la congregación de Penang había comprado su propio Salón del Reino. El salón ocupaba la planta baja de una hermosa vivienda de dos plantas medio separada al final de una fila de casas dúplex. Además del espacioso salón, había un cuarto en la parte posterior del primer piso adecuado para almacenar libros, en tanto que el segundo piso podía servir de residencia. La Sociedad alquiló estas secciones de la casa que pertenecía a la congregación de Penang para usarlas como hogar misional y depósito de libros. Al establecerse la nueva sucursal, estos se transformaron en el hogar y las oficinas de Betel. Todo salió muy bien, y durante varios años las cosas marcharon con suavidad. Pero por diversos motivos fue preciso situar la sucursal fuera del Salón del Reino de Penang. De hecho, en los años siguientes fue necesario trasladarla dos veces, aunque ambas mudanzas se hicieron a lugares no muy lejanos uno del otro, de modo que Betel todavía permaneció en la agradable isla de Penang.

No obstante, a principios de los años ochenta se estimó provechoso fijar la residencia de la sucursal en un lugar más céntrico, lo que permitiría ejercer una supervisión más eficaz sobre la obra del Reino. Por lo tanto se iniciaron los esfuerzos para conseguir un local apropiado en la zona de Kuala Lumpur, la capital del país.

Los lugares adecuados no resultaban fáciles de arrendar. Pero en 1982 se encontraron dos viviendas dúplex casi terminadas en la localidad de Klang, a unos 30 kilómetros de Kuala Lumpur. En aquel momento solo se hallaba disponible una sección de cada vivienda: la una era ideal para instalar el Hogar Betel y las oficinas, y la otra para efectuar los envíos y almacenar la literatura. Como sucede muchas veces cuando se está construyendo un edificio nuevo, hubo varias demoras, hasta que finalmente, el 1 de julio de 1983, se efectuó el traslado de Penang a Klang. Luego, en febrero de 1986, quedó vacante otra sección del primer dúplex. La sucursal contaba entonces con un dúplex entero y la sección contigua de la segunda vivienda. Después, a comienzos de 1989, se pudo disponer de la última sección del segundo dúplex. Así que en la actualidad la sucursal cuenta con dos magníficos dúplex contiguos con más espacio para oficinas, envíos y almacenamiento de literatura, así como también para alojar a más personal de Betel.

La respuesta de los precursores va paralela al crecimiento

Desde que la sucursal comenzó sus actividades en 1972 hasta ahora ha habido una correlación entre la respuesta al servicio de tiempo completo de los precursores y el aumento en la cantidad de predicadores del Reino. Del promedio de 214 personas que predicaron ese año, 32 eran precursores regulares o especiales. El número de precursores siguió aumentando constantemente hasta el año de servicio de 1975, fecha en que, de los 373 publicadores, 64 eran precursores.

Durante los siguientes siete años, la cantidad de precursores disminuyó a ritmo constante hasta llegar a 50 en 1982. No obstante, desde ese año en adelante se ha registrado un aumento continuo en la cantidad de trabajadores de tiempo completo cada año, y nos regocija ver ahora a 123 hermanos sirviendo como tales. De la misma manera, la respuesta a la obra de precursor auxiliar en dicho período ha sido verdaderamente sorprendente. Uno de los mejores años ha sido 1988, pues en mayo de ese año se alcanzó la cifra más alta de precursores auxiliares registrada hasta la fecha: 239 en total.

La siguiente experiencia es típica del deseo creciente y sincero de algunos hermanos de participar en la obra de precursor:

“Cada vez que leía acerca de las experiencias de los precursores en las publicaciones de la Sociedad se me avivaba el deseo de ser sierva de Jehová de tiempo completo. Incluso buscaba artículos que trataban sobre el servicio de precursor en números anteriores de las revistas. Mi esposo llevaba dos años continuos siendo precursor auxiliar al mismo tiempo que trabajaba de media jornada. Yo tenía un empleo de jornada entera y con lo que ganaba completábamos lo necesario para mantenernos. Sin embargo, me daba cuenta de que a menos que también consiguiera un trabajo de media jornada me sería imposible servir de tiempo completo. Mi esposo y yo buscamos en vano, ya que los empleos de media jornada son muy escasos en nuestra localidad.

”Después de orar me dirigí a mi patrón y le propuse trabajar por horas en vista de que la mayor parte del tiempo había muy poco que hacer en la oficina. Pero para desilusión mía, la respuesta fue un rotundo: ¡No! Pasó un año. Un día mi esposo me dijo que tal vez este fuera el momento propicio para que ambos entráramos en el servicio de tiempo completo ya que había conseguido un nuevo empleo de media jornada que al parecer sería suficiente para sostenernos, y así ni siquiera habría necesidad de que yo obtuviera un trabajo de media jornada. Me recordó que el éxito del precursor estriba principalmente en tener fe en que Jehová se interesa en nosotros y nos suministra las cosas necesarias. (Mat. 6:33.) Así que me sugirió que renunciara a mi trabajo de jornada entera. Ese mes encontramos en el servicio varios estudios bíblicos nuevos, lo que me impulsó a volver a hablar con mi patrón. Mi esposo y yo habíamos fijado el primer día del siguiente mes como la fecha en que ambos empezaríamos a servir de precursores regulares. Diez días antes de que terminara el mes le presenté la misma petición a mi patrón, pero la rechazó otra vez. Entonces le expliqué que dadas las circunstancias no tendría más remedio que renunciar a mi trabajo, pues me uniría a mi esposo en el servicio de tiempo completo a Dios a partir del primer día del siguiente mes.

”Su expresión cambió de inmediato. Me pidió que no renunciara aún porque deseaba examinar mi propuesta. Esa tarde me llamó a su oficina y me propuso que trabajara por las tardes, cinco días a la semana, y dijo que emplearía a una nueva secretaria para que se encargara de las labores rutinarias del día. ¡Me quedé muda! Incluso agregó que podía trabajar bajo esas nuevas condiciones todo el tiempo que quisiera. Cuando se lo conté a mi esposo esa noche, él también se quedó atónito. Parecía como si Jehová ciertamente hubiera respondido a nuestras oraciones y abierto el camino para que nos hiciéramos precursores regulares.”

Las primeras asambleas de distrito plantean dificultades

La primera asamblea de distrito coordinada por la nueva sucursal de Malaysia se celebró en Petaling Jaya en diciembre de 1972. Un motivo de preocupación era que toda reunión pública, salvo aquellas que se realizaran en lugares de adoración reconocidos, requería un permiso. Prometieron concederlo por tratarse de un acto religioso. Sin embargo, el día antes de que comenzara la asamblea, el permiso fue denegado.

La sucursal entonces puso en marcha un plan de emergencia: usarían dos casas particulares y los dos Salones del Reino de Petaling Jaya y Kuala Lumpur. Se dividió al auditorio en nueve grupos: el grupo chino celebraría sus sesiones por la mañana, cuatro de los ocho grupos ingleses por la tarde y los cuatro restantes por la noche.

Al año siguiente también hubo dificultades para obtener los permisos necesarios. Sin embargo, en octubre de 1973 se pudo llevar a cabo la asamblea “Victoria Divina” en Ipoh, con una concurrencia máxima de 320 personas. De ahí en adelante, en vista de lo difícil que era conseguir instalaciones apropiadas para celebrar asambleas en otros pueblos, Ipoh se convirtió en sede de las asambleas de distrito durante casi 10 años. Pero a su debido tiempo otros lugares se hicieron disponibles, y así fue como en agosto de 1983, poco después del traslado de la sucursal de Penang a Klang, se celebraron dos asambleas “Unidad del Reino”: una en chino en Petaling Jaya y otra en inglés en la localidad de Klang. La asistencia conjunta al discurso público del domingo por la tarde fue de 966 personas.

La compra de Salones del Reino, todo un suceso

Los lugares arrendados para Salones del Reino han cumplido bien su propósito hasta este día. Pero la compra de un Salón del Reino para uso exclusivo de una congregación añade una sensación de estabilidad a los ojos de las personas interesadas en la obra y gratitud en el corazón de los hermanos.

Como hemos visto, la congregación de Penang adquirió su propio Salón del Reino aproximadamente un año antes de que se formara la sucursal de Malaysia en 1972. A través de los años se ha ampliado el salón original en dos oportunidades para hacer frente al crecimiento de la congregación. Sin embargo, cuatro años antes de esa fecha, la congregación de Kuala Lumpur compró un espacio para oficinas situado en la segunda planta de un edificio de ocho pisos para emplearlo como Salón del Reino. Este edificio grande y distinguido, que llevaba el impresionante nombre de Selangor Mansion, estaba ubicado a orillas del río Gombak, y el Salón del Reino quedaba en el costado que tenía vista al río. Cabían 80 personas cómodamente sentadas y, por supuesto, se podían acomodar muchas más en ocasiones especiales, en particular si se juntaban bien los asientos al típico estilo indio o malayo. Los hermanos estaban encantados de tener su propio salón, sobre todo en un edificio tan imponente. Se mudaron al salón en septiembre de 1967.

A decir verdad, los hermanos estaban bien familiarizados con el Selangor Mansion, pues en el séptimo piso había un apartamento que por dos años había funcionado como hogar misional para cuatro hermanas, para las misioneras de Galaad Lee Siew Chan y Grace Sinnapillai (ahora Grace John) y para varias precursoras especiales. Conforme la congregación fue creciendo se utilizó este apartamento también como una segunda sala de la Escuela del Ministerio Teocrático, lo que resultó muy conveniente, aunque algunas veces los oradores llegaban sin aliento cuando el ascensor no funcionaba.

No obstante, el Salón del Reino empezó a atestarse y a resultar incómodo. Aunque se logró alivio temporal con la compra de un apartamento contiguo y el derribo de una de sus paredes para agrandar el salón, a mediados de los años ochenta se necesitaba con urgencia un salón más grande. Los hermanos registraron por completo la ciudad y sus alrededores, y obtuvieron su recompensa al hallar finalmente un edificio de oficinas de cuatro pisos que hacía esquina, construido en 1985. Debido a una baja en el precio de los bienes inmuebles el edificio estaba a la venta por un precio equivalente al 60% de su avalúo comercial. Y así, gracias a las contribuciones generosas y los préstamos de los hermanos y a un préstamo concedido por la Sociedad, se compró el edificio, y el 9 de septiembre de 1989 se dedicaba un nuevo Salón del Reino con suficiente capacidad para un auditorio de 220 personas.

Además, las congregaciones compraron otros tres Salones del Reino. Dos se dedicaron en el mismo año de 1989: uno en Ipoh y otro en Bukit Mertajam; el Salón del Reino de Klang se dedicó el 17 de enero de 1991 durante la visita de Lyman Swingle, del Cuerpo Gobernante. En el salón original de Kuala Lumpur, ubicado en el Selangor Mansion, se sigue reuniendo la pequeña congregación china de la ciudad. También se construyeron Salones del Reino en Sabah y Sarawak (Malaysia Oriental): uno en Keningau y otro en Kuching. De modo que ahora las congregaciones de toda Malaysia cuentan con 10 Salones del Reino propios.

Visitas especiales que edifican

Los hermanos han apreciado siempre las visitas anuales de los superintendentes de zona, en particular aquellos que ocupan posiciones de responsabilidad en Betel. También han disfrutado de la visita de hermanos de experiencia provenientes de sucursales vecinas. En ocasiones han sido especialmente bendecidos con la presencia de hermanos del Cuerpo Gobernante que han ido como superintendentes de zona.

En enero de 1975, solo unos cuantos años después de que la sucursal empezara a funcionar, Nathan H. Knorr y su esposa, Audrey, junto con Frederick W. Franz y cinco hermanos más procedentes de Estados Unidos visitaron Penang. Aunque el hermano Knorr había visitado Singapur y Kuala Lumpur antes, esta era su primera visita a Penang; asimismo era la primera visita del hermano Franz. Los cuatro miembros que componían la pequeña familia de Betel estaban emocionados, y se invitó a todos los misioneros del país a una reunión especial y a una comida en Penang. Durante la última noche de la visita, 226 personas se amontonaron en el Salón del Reino para escuchar los discursos que pronunciaron los dos hermanos viajantes. Componían el auditorio hermanos venidos de muchas partes de Malaysia y algunos de Indonesia.

En los años siguientes los hermanos han disfrutado de las visitas de Lloyd Barry, Albert Schroeder, Lyman Swingle y John Booth —todos ellos miembros del Cuerpo Gobernante⁠— y cada uno, a su manera, ha animado y estimulado ricamente en sentido espiritual a la familia de Betel, a miles de kilómetros de la central mundial de Brooklyn (Nueva York).

El imborrable historial de los primeros misioneros

Como sucede en el caso de muchos países y sucursales que empezaron a crecer principalmente después de la II Guerra Mundial, el celo, la fe y el ejemplo de integridad y tenacidad de los primeros misioneros de Galaad nunca podrá olvidarse. En gran parte, el aumento que Dios ha traído se funda sobre su labor diligente, que a veces parece ser un tanto ingrata. Este ha sido el caso de Malaysia. Examine la obra de los siguientes misioneros:

Les y Margaret Franks: El hermano Franks fue primero superintendente de circuito en Singapur y Malaysia. Después de casado, sirvió con su esposa durante cinco años en Kuala Lumpur, donde en este momento hay tres congregaciones que siguen progresando. En 1962 fueron asignados de nuevo a Taiping y, seis años más tarde, a Petaling Jaya, pueblo satélite de Kuala Lumpur, con el fin de que ayudaran a transformar un pequeño grupo en una congregación. Este objetivo se logró en 1974, y en la actualidad existen dos congregaciones florecientes que predican las buenas nuevas en este pueblo materialmente próspero. En 1983 los hermanos Franks regresaron a Nueva Zelanda, donde continúan fielmente en el servicio de tiempo completo. (Véase la biografía de Les Franks en La Atalaya del 1 de enero de 1960.)

Alfred y Thelma Wicke: El hermano Wicke sirvió primero en Singapur y después dos años en Penang antes de la II Guerra Mundial. Thelma sirvió con él en Penang y Malaya después de que contrajeran matrimonio. Durante la guerra se vieron obligados a volver a Australia, donde continuaron sirviendo de tiempo completo. Tras su graduación de Galaad fueron asignados de nuevo a Singapur en 1949 y más tarde a Penang. El hermano Wicke sirvió en la sucursal desde que esta se abrió en 1972, primero de siervo de sucursal y luego de coordinador del Comité de Sucursal, hasta que, debido a los quebrantos de salud de su esposa provocados por la enfermedad de Alzheimer, fue preciso asignarlos de nuevo al Betel de Australia. Allí, en la enfermería, se podría atender mejor a Thelma.

Norman y Gladys Bellotti: Los hermanos Belloti sirvieron en Singapur y después en Kuala Lumpur e Ipoh; posteriormente volvieron a Singapur para atender algunos asuntos de la sucursal. Luego fueron misioneros durante siete años en Indonesia y más tarde en Papua Nueva Guinea. A principios de 1986, el hermano Bellotti inició su lucha contra una enfermedad incurable que lo llevó a la muerte en abril de 1987. La hermana Bellotti ha seguido adelante valerosamente, cumpliendo fielmente con su asignación de precursora en Brisbane (Australia).

Michael Freegard y Peter Price: En 1957 llegaron a Kuching (Sarawak) dos hermanos ingleses jóvenes y saludables recién graduados de Galaad. Efectuaron un excelente trabajo por espacio de dos años antes de que se les trasladara a Malaca. Con el tiempo ambos se casaron con hermanas chinas, trabajadoras celosas, y continuaron su servicio misional hasta que tuvieron hijos. El hermano Freegard vive ahora en Inglaterra con su familia y es anciano en una congregación de Londres. Los Price comenzaron a servir en el Betel de Australia después de que sus hijos crecieron; el hermano Price está a cargo del Departamento de Información sobre Hospitales.

Esfuerzos inusitados por abrazar la verdad

Existe una sorprendente similitud en la manera como la mayoría de los hermanos de Malaysia aceptaron la verdad: o tuvieron algún contacto con ella en su juventud, por lo general mientras aún asistían a la escuela, y se enfrentaron a oposición familiar severa y violenta, o empezaron a estudiar con los Testigos y afrontaron oposición del esposo, la esposa o algún otro miembro de la familia. En la mayoría de los casos su aguante en imitación de Cristo ha dado resultados, y la oposición fue menguando poco a poco hasta cesar por completo. Algunos de los padres y cónyuges que al principio se opusieron enconadamente ahora son Testigos dedicados.

Muchas personas se han esforzado mucho por aprender la verdad. Por ejemplo, una precursora especial se puso en contacto con una joven que trabajaba de criada muchas horas todos los días, desde la mañana hasta casi la media noche. No obstante, fue tanto su deseo por la verdad que solicitó tres estudios a la semana. A medida que progresó espiritualmente se armó de valor y pidió a sus patrones que le permitieran disponer de algún tiempo libre para asistir a las reuniones. Le concedieron el permiso con tal que su trabajo no se viera afectado. Aquello significaba que para estar libre las noches de reunión debía trabajar mucho más, incluso pasar el día sin almorzar, y luego correr más de un kilómetro para llegar a tiempo al Salón del Reino. Se levantaba todas las mañanas a las 5.30 para tener una hora de estudio antes de empezar el trabajo. No hace mucho comenzó a participar en la predicación.

Algunos han aprendido la verdad de forma insólita. Considere la experiencia de una mujer perteneciente a la Iglesia pentecostal que encontró una Biblia vieja en un basurero. Se trataba de una versión en la que aparecía el nombre de Jehová en las Escrituras Hebreas. Así que cuando una de nuestras hermanas la visitó y empleó el nombre de Jehová en la conversación, la mujer aceptó enseguida un estudio bíblico en su casa. Los de su Iglesia trataron por todos los medios de hacerla desistir de estudiar con los Testigos, pero ella no quiso decirle a la hermana que dejara de ir. Más bien, decidió orar y pedirle al Señor que suspendiera el estudio. Sus compañeros oraron por lo mismo. Tales oraciones no tuvieron ningún efecto, pues la hermana siguió visitándola.

La señora interesada empezó a preguntarse si acaso las oraciones de los testigos de Jehová y su Dios, Jehová, tenían más fuerza que sus oraciones y su Dios. Prosiguió con sus estudios, y el hallar respuestas lógicas a sus muchas preguntas la llenaba de felicidad. Pero seguía asistiendo a la iglesia, pues estaba profundamente implicada en la práctica de hablar en lenguas. Sin embargó admitió que cada vez que hablaba en alguna lengua en la iglesia quedaba demasiado cansada y sin energías, y eso la amargaba. Después le venían horribles dolores de cabeza, se comportaba como si hubiera bebido y vomitaba. Incluso cuando oraba en casa su lengua pronunciaba de modo incontrolable palabras que no podía entender. Luego empezó a ver visiones, supuestamente de Jesús, y se asustó mucho.

Cuando se enteró, con la ayuda del libro Razonamiento a partir de las Escrituras, de que sus visiones no eran de Jesús sino que podían deberse a la acción de espíritus malignos, se resolvió a invocar en voz alta el nombre de Jehová la siguiente vez que se viera afectada de este modo. Así que en la siguiente reunión pentecostal, cuando otros estaban cantando “¡Alaben al Señor!”, ella gritó: “¡Alaben a Jehová!”. Para sorpresa suya, todos comenzaron a hablar en lenguas, menos ella. “¿Qué estoy haciendo aquí? —⁠se preguntó⁠—. Está claro que esta no es la religión verdadera.” Nunca más volvió a la Iglesia pentecostal desde ese día, y ahora es publicadora de las buenas nuevas bautizada.

Otra experiencia tiene que ver con una señora católica que estaba avanzando bien en su estudio bíblico con los Testigos. Le había impresionado en especial saber que la Trinidad era una doctrina pagana. El párroco fue hasta su hogar para ordenarle que dejara de estudiar con los Testigos y recomendarle que asistiera a las discusiones bíblicas de la Iglesia católica. Ella le dijo que estaba aprendiendo de la Biblia cosas que nunca había oído en la iglesia. Y agregó: “Está bien. Si dejo de estudiar con los testigos de Jehová, ¿vendría usted a enseñarme de la Biblia una vez a la semana?”. Él le respondió enfurecido: “¿Quién se ha creído usted que es para que yo, el sacerdote, deba venir hasta aquí a enseñarle de la Biblia todas las semanas?”. La discusión se animó aún más cuando la señora empezó a hacerle preguntas bíblicas que él fue incapaz de contestar. Por último, el sacerdote esgrimió un argumento muy poco convincente para probar que nadie puede verdaderamente adherirse a la Palabra de Dios, diciendo: “Si quiere seguir la Biblia, no debería comer arroz [como hacen la mayoría de los malasios]. ¿Comió Jesús pan o arroz?”. Sin dejarse impresionar, su feligresa perdida le dijo: “Ese es el argumento más tonto que jamás he oído”. Ante eso el cura saltó de la silla y se marchó furioso. Esta sincera ex católica continúa avanzando en su estudio bíblico y ya rompió todo lazo con la Iglesia.

Ampliación de la sucursal y del personal de Betel

Cuando la oficina de Penang pasó de ser un depósito de literatura bajo la sucursal de Singapur en 1972 para convertirse en la sucursal de todo el territorio de Malaysia, solo había 200 publicadores. Por ello era posible que Alfred y Thelma Wicke atendieran el trabajo de oficina y a la vez dedicaran algún tiempo al servicio del campo como misioneros. Pero a medida que el número de publicadores creció también aumentó el trabajo administrativo y de otra índole en la sucursal. Desde 1972 la familia de Betel ha aumentado, y en la actualidad está formada por 10 miembros.

Los Comités de Sucursal empezaron a funcionar en 1976, y el comité nombrado por el Cuerpo Gobernante estuvo compuesto inicialmente por Les Franks, Robert Cunard y Alfred Wicke, siendo este último el coordinador. Más tarde el número de miembros se amplió a cuatro; en la actualidad son: Robert Cunard, Foo Chee Kang, Koh Chye Seng y Ng Hock Siew. El hermano Koh y su esposa habían asistido a la clase 73 de Galaad en 1982 y se les había asignado de nuevo a Malaysia a la obra de circuito. Cuando el hermano Wicke se dio cuenta de que en el futuro tendría que abandonar su servicio en Malaysia debido a la mala salud de su esposa, los Koh fueron invitados a formar parte de la familia Betel. Más tarde, se nombró al hermano Koh miembro del Comité de Sucursal. Luego, cuando los Wicke se marcharon a Australia en octubre de 1989, fue nombrado coordinador del Comité de Sucursal.

La verdad se extiende a Sabah y Sarawak

La historia de la obra en Malaysia no estaría completa si se dejaran de mencionar el aguante paciente y los esfuerzos diligentes de cantidad de hermanos y hermanas que por los pasados 35 años han llevado las buenas nuevas a Malaysia Oriental. Como se observa en el mapa, Malaysia Oriental está separada geográficamente de Malaysia Peninsular por el mar de China Meridional y se compone de los estados de Sabah y Sarawak en la costa norte y noroccidental de la inmensa isla de Borneo.

Ambos estados tienen mucho de particular que ofrecer al visitante. Uno de los atractivos de Sabah es el monte Kinabalu, de más de 4.000 metros de altura. Por otra parte, Sarawak, denominada antiguamente “la tierra de los cazadores de cabezas”, es famosa ahora por sus fascinantes casas comunales, un tipo de vivienda que consiste en largas edificaciones construidas con madera dura y hojas de palma sobre fuertes pilotes, generalmente situadas a orillas de algún río en los linderos de la selva. En cada una de ellas puede haber 40 o más habitáculos contiguos a lo largo de un pasillo común. Así se logra que muchas familias vivan en un solo edificio largo.

A comienzos de los años cincuenta vivían en Sabah miembros de dos familias de Testigos. Residían en Jesselton, la capital, que posteriormente adoptó el nombre de Kota Kinabalu. Más tarde, en 1956, llegaron tres celosos hermanos de las Filipinas para cumplir con un contrato de trabajo y se instalaron en la población de Tawau, a orillas del mar. Al poco tiempo se les unieron sus esposas. En los años siguientes, otros hermanos de las Filipinas se trasladaron a Sabah junto con sus familias por motivos de trabajo. Empezaron a testificar a otras personas, y a su debido tiempo se formó una congregación. El resultado fue que para 1963 había 28 publicadores en Tawau.

Durante más de 20 años la congregación usó como Salón del Reino el hogar de uno de los primeros hermanos que llegaron de las Filipinas. Luego, en 1983, se instaló otro lugar de reunión en el segundo piso de un edificio comercial. Aunque el nuevo sitio era mucho más accesible, sobre todo en la estación monzónica, carecía de ventilación apropiada y era extremadamente caliente. Además, había mucho ruido y polvo debido a los talleres de reparación de autos y cambio de neumáticos que había en el piso de abajo. Felizmente se logró arrendar una casa grande de dos pisos en enero de 1985. Con el paso de los años la congregación de Tawau ha seguido creciendo en espiritualidad y en tamaño, y ahora cuenta con 62 publicadores.

En 1984 el hermano Lua y su esposa volvieron a ser asignados a la congregación de Tawau procedentes de Malaca, donde servían de precursores especiales. Su presencia y su firme iniciativa en el servicio del campo dieron un verdadero impulso a la congregación. El hermano Lua también ha sido superintendente de circuito sustituto en Sabah en diferentes ocasiones.

La congregación de Tawau ha derivado asimismo gran estímulo de otras dos hermanas precursoras de espíritu devoto. Una de ellas es la hermana Gan Yam Hwa, que llegó de Malaysia Peninsular en 1985 para ser precursora. La otra es la hermana Victoria Ico, bautizada en las Filipinas en 1947. En 1988 la hermana Ico se mudó de Tawau a la aldea de Keningau, uno de los lugares donde los hermanos han construido su propio Salón del Reino. El nuevo salón se estrenó para la Conmemoración de 1989 y se dedicó el 1 de junio del mismo año.

La segunda congregación que se formó en Sabah se encuentra en Kota Kinabalu, lugar donde la obra de testificar tuvo sus orígenes modestos en los años cincuenta. Ahora hay 71 publicadores y cinco precursores en la congregación. Así que con estas dos congregaciones y los cinco grupos aislados que se hallan en los pueblos de Keningau, Lahad Datu, Sandakan y Kota Belud, y en la isla de Labuan, bien puede decirse que la obra ha arraigado en el estado de Sabah. El máximo de publicadores, incluyendo a los precursores, es ahora de 180.

El estado hermano de Sarawak se parece a Sabah de muchas maneras. También allí hay cinco grupos aislados, pero tiene tres congregaciones, una de las cuales ha construido su propio Salón del Reino.

Tanto Sabah como Sarawak recibieron en un principio visitas de algunos superintendentes de circuito de Singapur a mediados de los años cincuenta. Luego, dos jóvenes misioneros ingleses de la clase 28 de Galaad, Michael Freegard y Peter Price, fueron asignados a Kuching, capital de Sarawak. A su llegada en octubre de 1957 fundaron un hogar misional. Obtuvieron visados válidos por un año y pudieron renovarlos sin ningún problema al año siguiente. Pero al solicitar una prórroga se les negó sin ninguna explicación, así que, en contra de su voluntad, tuvieron que partir de Sarawak en noviembre de 1959. Prosiguieron su obra misional en su nueva asignación de Malaca.

No obstante, en los dos años que permanecieron en Kuching lograron dejar formado lo que compondría el núcleo de una congregación, pues a las reuniones regulares celebradas en el hogar misional asistían hasta veinticinco personas, y algunas de aquellas con quienes estudiaban ya participaban regularmente en el servicio del campo. Mientras estuvieron en Sarawak se tradujo el tratado La única esperanza del hombre para la paz al idioma iban, y la Sociedad lo imprimió después. Este tratado recibió amplia distribución a lo largo del río Rajang y en lugares muy apartados del interior del estado, donde el iban es el único idioma conocido.

La traducción fue obra de Eliab Bayang, padre de una gran familia iban, o dayak, que aprendió la verdad de uno de los misioneros. A su muerte, legó un excelente terreno a la congregación Kuching. En este sitio se yergue un atractivo Salón del Reino ahora.

Así, la expansión de la obra del Reino prosigue a ritmo constante en Sarawak. Las congregaciones se hallan en Kuching, Miri y Sibu, y los cinco grupos aislados están en Bintulu, Sri Aman, Sarikei, Kapit y Nanga Medamit. En todo el estado hay ahora 167 publicadores y 16 precursores sirviendo fielmente.

Continúa la producción de gente preciosa

En verdad, la pluricultural Malaysia ya ha producido gran cantidad de gente preciosa. El profeta Ageo escribió bajo inspiración: “Las cosas deseables de todas las naciones tienen que entrar”. (Ageo 2:⁠7.) Por supuesto, la proporción de publicadores por habitantes es bastante baja: aproximadamente un publicador del Reino por cada 13.500 habitantes, pero el fin no ha llegado aún, y esperamos con interés ver lo que Jehová todavía hará antes del súbito estallido de la gran tribulación.

Entretanto, el grupo celoso de 1.391 Testigos, que sirven ahora en 36 congregaciones y grupos distribuidos por todo este fascinante territorio, continuarán esparciendo las buenas nuevas a fin de que, con la ayuda de Jehová, muchas más personas preciosas puedan ser halladas en este tiempo.

[Nota a pie de página]

a Véase la biografía del hermano Sewell en La Atalaya del 1 de noviembre de 1988.

[Fotografía en la página 213]

Ted Sewell y su esposa, Isabell. Ted contribuyó a la difusión de las buenas nuevas a finales de los años treinta

[Fotografía en la página 216]

George Powell trabajó en el depósito de Singapur de 1939 a 1941

[Fotografías en la página 220]

El famoso hotel Raffles de Singapur, donde Milton Henschel y Nathan Knorr anunciaron durante su primera visita en marzo de 1947 que pronto llegarían graduados de Galaad

[Fotografía en la página 221]

En 1956, el hermano Knorr visitó Singapur por tercera vez. Lo acompañó Don Adams, de las oficinas centrales

[Fotografía en la página 222]

Neil Crockett y James Rowe a su llegada a Kuala Lampur (Malaya) en 1951 para iniciar su asignación misional

[Fotografías en la página 224]

Alfred y Thelma Wicke con Lloyd Barry a la derecha, quien sirvió de superintendente de zona en agosto de 1956. Al fondo, la antigua escuela china donde se celebraban las reuniones en Penang

Alfred y Thelma Wicke en 1989

[Fotografía en la página 225]

Bicicletas motorizadas llamadas “Cyclemasters”, empleadas para difundir las buenas nuevas. Thelma Wicke, en 1951, lista para empezar un día de predicación en Singapur

[Fotografía en la página 226]

De izquierda a derecha: Lee Siew Chan, Grace Sinnapillai y Ng Yoon Chin, graduadas de la clase 31 de Galaad en 1958 que ayudaron a difundir el mensaje del Reino

[Fotografía en la página 227]

Norman y Gladys Bellotti, misioneros desde 1949, fundaron un centro de operaciones del Reino en Kuala Lumpur. Posteriormente sirvieron en Indonesia y Papua Nueva Guinea

[Fotografía en la página 228]

Les Franks fue superintendente viajante; después de su matrimonio con Margaret, ambos sirvieron en Kuala Lumpur y Petaling Jaya

[Fotografía en la página 230]

Salón del Reino y hogar misional de los hermanos Bellotti en Ipoh en 1960

[Fotografías en las páginas 236, 237]

Sucursal y Hogar Betel en Klang, a unos 30 kilómetros de Kuala Lumpur

Algunos Salones del Reino están situados en el interior de altos edificios, como este en Kuala Lumpur

[Fotografía en la página 243]

Misioneros que sirvieron en Singapur y Malaysia reunidos fuera del lugar donde se celebró la Asamblea de Distrito Voluntad Divina en Singapur en 1958

[Fotografía en la página 250]

Douglas King, en el centro, superintendente de zona, de visita con los misioneros Peter Price y Michael Freegard en 1959

[Fotografía en la página 251]

Comité de Sucursal. De izquierda a derecha: Ng Hock Siew, Foo Chee Kang, Robert Cunard y Koh Chye Seng

[Mapas en la página 208]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

MALAYSIA

Capital: Kuala Lumpur

Idiomas oficiales: malayo e inglés

Religión mayoritaria: islam

Población: 18.687.000

Sucursal: Klang

MALAYSIA

MALAYSIA PENINSULAR

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Klang

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SUMATRA

[Mapa]

MALAYSIA

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Mar de China Meridional

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BORNEO

[Tablas de la página 252]

MALAYSIA

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Promedio de precursores

211

66

30

17

6

1958 1960 1970 1980 1992

Máximo de publicadores

1.391

514

168

80

32

1958 1960 1970 1980 1992

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