Nota
a El comentarista alemán Heinrich Meyer afirma: “Puesto que veían que el cuerpo de Jesús seguía entero (seguía vivo) y que su sangre aún no había sido derramada, es imposible que los invitados [los apóstoles] creyeran [...] que lo que estaban comiendo y bebiendo era en realidad el cuerpo y la sangre del Señor. [Por consiguiente,] Jesús no pudo darles a sus sencillas palabras un sentido que no podían tener”.