Jueves 28 de agosto
Jehová está cerca de todos los que lo llaman, de todos los que lo llaman con sinceridad (Sal. 145:18).
Jehová es “el Dios de amor” (2 Cor. 13:11). Él se preocupa por cada uno de nosotros. Estamos convencidos de que nos “rodea su amor leal” (Sal. 32:10). Cuanto más meditemos en cómo nos ha demostrado que nos ama, más real será para nosotros y más cerca nos sentiremos de él. Así que podemos orarle y abrirle nuestro corazón para decirle que necesitamos mucho su amor. Podemos contarle todo lo que nos preocupa y estar seguros de que nos entiende y de que desea ayudarnos (Sal. 145:19). El amor de Jehová es tan agradable como el calor de una fogata en una noche fría. Queremos estar siempre cerca de él. Su amor es muy poderoso, pero a la misma vez es muy tierno. ¡Nos sentimos muy felices de que Jehová nos quiera tanto! Todos queremos exclamar: “Amo a Jehová” (Sal. 116:1). w24.01 4:19, 20
Viernes 29 de agosto
Les he dado a conocer tu nombre (Juan 17:26).
Jesús no solo le dijo a la gente que el nombre de Dios es Jehová. Eso los judíos ya lo sabían. Más bien, les explicó “cómo es él” (Juan 1:17, 18). Por ejemplo, las Escrituras Hebreas decían que Jehová es misericordioso y compasivo (Éx. 34:5-7). Pero Jesús logró que esta verdad cobrara vida cuando contó la parábola del hijo pródigo. Al leer que su padre alcanzó a verlo “cuando él todavía estaba lejos”, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo perdonó de verdad, vemos tan claro como el agua que Jehová es misericordioso y compasivo (Luc. 15:11-32). Sin duda, Jesús ayudó a la gente a entender cómo es Jehová. w24.02 6:8, 9
Sábado 30 de agosto
Consolemos con el consuelo que recibimos de Dios (2 Cor. 1:4).
Jehová calma y consuela el corazón de los que están sufriendo. ¿Qué nos ayudará a sentir compasión y consolar a los demás, tal como lo hace Jehová? Cultivar cualidades que tengan que ver con el consuelo. ¿Qué cualidades nos ayudarán a seguir amándonos y consolándonos día tras día? (1 Tes. 4:18). Algunas de ellas son la empatía, el cariño fraternal y la bondad (Col. 3:12; 1 Ped. 3:8). Cuando la compasión y otras cualidades parecidas llegan a formar parte de nuestra personalidad, nos nace consolar a los que están pasando por momentos difíciles. Jesús lo explicó así: “La boca habla de lo que abunda en el corazón. La persona buena saca cosas buenas de su tesoro de bondad” (Mat. 12:34, 35). Queda claro que consolar a nuestros hermanos es una manera importante de demostrarles nuestro amor. w23.11 47:10, 11