La enriquecedora vida de los misioneros (Prov. 10:22)
1 Desde mediados de la década de 1970, la llegada continua de misioneros formados en Galaad le dio un fuerte empuje a la obra en Sierra Leona y Guinea. Unos ya habían servido en países africanos y se adaptaron rápidamente a las condiciones locales. Para otros era la primera vez. ¿Cómo les iría en la “tumba del hombre blanco”? Aquí van algunos de sus comentarios.
2 “La gente era humilde y tenía hambre espiritual. Ver cómo la verdad mejoraba sus vidas me producía una inmensa satisfacción.” (Hannelore Altmeyer.)
3 “Luchar con el clima tropical y con las enfermedades fue duro; pero la alegría de ver a personas sinceras servir a Jehová hizo que valiera la pena el sacrificio.” (Cheryl Ferguson.)
4 “Aprendí a ser paciente. En cierta ocasión le pregunté a una hermana cuándo llegarían sus visitantes. ‘Puede que hoy. Puede que mañana. O puede que pasado mañana’, respondió. Debió haber visto mi cara de asombro, porque enseguida añadió: ‘¡Pero seguro que vienen!’.” (Christine Jones.)
5 “En el hogar misional de Freetown vivíamos 14 misioneros de diferentes culturas y orígenes. Compartíamos dos baños, una ducha, una lavadora y una cocina. Los víveres eran escasos y de mala calidad. La luz se iba a cualquier hora, y a veces tardaba días en volver. Casi todos nos enfermamos de paludismo y de otras enfermedades tropicales. Aunque parecía ser la receta perfecta para el fracaso, aprendimos a llevarnos bien, a perdonar y a ver el lado cómico de los problemas. Predicar era una delicia, y entre nosotros se crearon lazos profundos de amistad.” (Robert y Pauline Landis.)
6 “El tiempo que vivimos en Sierra Leona fue uno de los mejores de nuestra vida. No tenemos nada de qué arrepentimos o quejarnos; al contrario, lo echamos muchísimo de menos.” (Benjamin y Monica Martin.)
7 “Una vez nos alojamos en casa de una mujer interesada en la verdad. Nos ofreció un plato de comida de aspecto algo raro. ‘Es víbora —dijo—. Ya le quité los colmillos. ¿Quieren?’ Rechazamos amablemente su invitación, pero ella insistió. Aunque experiencias como esta nos intimidaban, agradecíamos la cálida hospitalidad de la gente, a quien llegamos a tenerle gran cariño.” (Frederick y Barbara Morrisey.)
8 “En mis cuarenta y tres años de servicio misional he vivido con más de cien misioneros. Para mí ha sido un privilegio conocer a tantos hermanos, todos con personalidades distintas pero con un mismo objetivo. ¡Qué gozo da poder colaborar con Dios y ver a la gente abrazar la verdad de la Biblia!” (Lynette Peters.)
9 Desde 1947 hasta el presente han servido en Sierra Leona 154 misioneros y en Guinea, 88. Una infinidad de otros Testigos han venido a ayudar en la predicación. Ahora mismo hay 44 misioneros en Sierra Leona y 31 en Guinea. Su espíritu infatigable y su devoción abnegada han dejado huella en las vidas de innumerables personas. Las siguientes palabras de Alfred Gunn, miembro veterano del Comité de Sucursal, resumen el parecer general: “Sentimos muchísimo cariño por ellos”.
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Un grupo de publicadores cruzando un campo de arroz anegado
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Pauline Landis dirigiendo un estudio bíblico