Sábado 30 agosto
Consolemos con el consuelo que recibimos de Dios (2 Cor. 1:4).
Jehová calma y consuela el corazón de los que están sufriendo. ¿Qué nos ayudará a sentir compasión y consolar a los demás, tal como lo hace Jehová? Cultivar cualidades que tengan que ver con el consuelo. ¿Qué cualidades nos ayudarán a seguir amándonos y consolándonos día tras día? (1 Tes. 4:18). Algunas de ellas son la empatía, el cariño fraternal y la bondad (Col. 3:12; 1 Ped. 3:8). Cuando la compasión y otras cualidades parecidas llegan a formar parte de nuestra personalidad, nos nace consolar a los que están pasando por momentos difíciles. Jesús lo explicó así: “La boca habla de lo que abunda en el corazón. La persona buena saca cosas buenas de su tesoro de bondad” (Mat. 12:34, 35). Queda claro que consolar a nuestros hermanos es una manera importante de demostrarles nuestro amor. w23.11 47:10, 11
Domingo 31 agosto
Solo los perspicaces entenderán (Dan. 12:10).
Para entender las profecías bíblicas, tenemos que pedir ayuda. Pensemos en el siguiente ejemplo. Imagine que está de visita en una ciudad en la que nunca ha estado, pero lo acompaña un amigo que conoce ese lugar como la palma de su mano. Su amigo sabe exactamente en qué punto de la ciudad se encuentran y adónde lleva cada calle. ¡Qué bueno que este amigo quiso acompañarlo! De manera parecida, Jehová sabe en qué punto de la historia nos encontramos y también lo que nos queda por delante. Así que, para entender las profecías de la Biblia, tenemos que pedirle humildemente que nos ayude (Dan. 2:28; 2 Ped. 1:19, 20). Como cualquier buen padre, Jehová quiere que a sus hijos les vaya bien en el futuro (Jer. 29:11). Pero, a diferencia de los padres humanos, Jehová tiene la capacidad de predecir el futuro hasta el más mínimo detalle. Quiso que en su Palabra se escribieran profecías para que podamos conocer con antelación los sucesos importantes que van a ocurrir (Is. 46:10). w23.08 34:3, 4
Lunes 1 septiembre
La luz de un amanecer nos visitará desde lo alto (Luc. 1:78).
Dios le ha dado a Jesús el poder para acabar con todos los problemas de la humanidad. Hay problemas que nosotros jamás podríamos resolver. Pero Jesús, con sus milagros, demostró que él sí puede. Por ejemplo, tiene el poder para eliminar la raíz de todos los males de la humanidad: el pecado heredado y todo lo que eso ocasiona, como las enfermedades y la muerte (Mat. 9:1-6; Rom. 5:12, 18, 19). Sus milagros prueban que él puede sanar “todo tipo de enfermedades” y hasta resucitar a los muertos (Mat. 4:23; Juan 11:43, 44). También tiene el poder para controlar las fuertes tempestades de viento y vencer a los espíritus malvados (Mar. 4:37-39; Luc. 8:2). ¿Verdad que nos tranquiliza saber que Jehová le ha dado tanto poder a su Hijo? Podemos estar completamente seguros de que las bendiciones del Reino se harán realidad. Los milagros que hizo Jesús como humano en la Tierra fueron una pequeña muestra de lo que hará a gran escala como Rey celestial del Reino de Dios. w23.04 15:5-7