Nota
c Los ancianos no tienen autoridad para poner reglas sobre el entretenimiento. Más bien, cada cristiano debe usar su propia conciencia educada por la Biblia para decidir qué leerá, qué verá o con qué jugará. Los cabezas de familia deben asegurarse de que en su hogar se respeten los principios bíblicos sobre este tema (vea w18.05 3:13).