Martes 26 de agosto
Todo el que se precipita acabará en la pobreza (Prov. 21:5).
La paciencia nos ayuda a llevarnos bien con los demás. Si somos pacientes, escucharemos con atención cuando otros hablen (Sant. 1:19). También promoveremos la paz. No reaccionaremos de manera impulsiva ni diremos algo hiriente cuando estemos bajo presión. Además, si alguien nos ofende, no nos enojaremos con facilidad ni le pagaremos con la misma moneda. Más bien, seguiremos soportándonos unos a otros y perdonándonos con generosidad (Col. 3:12, 13). La paciencia también nos ayuda a tomar mejores decisiones. En vez de actuar de forma precipitada o sin pensar, dedicaremos tiempo a informarnos bien sobre las opciones que tenemos para ver cuál es la mejor. Por ejemplo, si estamos buscando trabajo, quizás nos sintamos tentados a aceptar lo primero que nos ofrezcan. Pero, si somos pacientes, tendremos en cuenta qué efecto tendrá en nuestra familia y en nuestra relación con Jehová. La paciencia nos ahorrará malas decisiones. w23.08 35:8, 9
Miércoles 27 de agosto
En mi cuerpo veo otra ley que lucha contra la ley de mi mente y que me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo (Rom. 7:23).
Si se siente frustrado por tener que luchar contra los malos deseos, pensar en la promesa que le hizo a Jehová cuando le dedicó su vida le dará las fuerzas para resistir las tentaciones. ¿Por qué lo decimos? Cuando una persona le dedica su vida a Jehová, renuncia a sí misma. Esto significa que les dice que no a los deseos y las ambiciones personales que le desagradan a Jehová (Mat. 16:24). Así que, cuando nos enfrentemos a una prueba, no tendremos que andar pensando en lo que vamos a hacer. Para nosotros, solo habrá una opción posible: ser leales a Jehová. Estaremos totalmente decididos a complacerlo. Cuando le dedicamos nuestra vida a Jehová, les dijimos que no a todas las otras opciones. Seremos como Job, que aunque pasó por dificultades terribles afirmó con absoluta convicción: “No renunciaré a mi integridad” (Job 27:5). w24.03 10:6, 7
Jueves 28 de agosto
Jehová está cerca de todos los que lo llaman, de todos los que lo llaman con sinceridad (Sal. 145:18).
Jehová es “el Dios de amor” (2 Cor. 13:11). Él se preocupa por cada uno de nosotros. Estamos convencidos de que nos “rodea su amor leal” (Sal. 32:10). Cuanto más meditemos en cómo nos ha demostrado que nos ama, más real será para nosotros y más cerca nos sentiremos de él. Así que podemos orarle y abrirle nuestro corazón para decirle que necesitamos mucho su amor. Podemos contarle todo lo que nos preocupa y estar seguros de que nos entiende y de que desea ayudarnos (Sal. 145:19). El amor de Jehová es tan agradable como el calor de una fogata en una noche fría. Queremos estar siempre cerca de él. Su amor es muy poderoso, pero a la misma vez es muy tierno. ¡Nos sentimos muy felices de que Jehová nos quiera tanto! Todos queremos exclamar: “Amo a Jehová” (Sal. 116:1). w24.01 4:19, 20