Nereguishec ye paʼaguiñe
g A partir de este pasaje, a Saulo se le deja de llamar por este nombre (que viene del hebreo) y se le llama por su nombre romano, Pablo (que viene del latín). Hay quienes afirman que el apóstol adoptó el nombre Pablo (o Paulo) en honor al procónsul, pero no es muy probable. De hecho, él siguió utilizándolo cuando se fue de Chipre; así que seguramente tenía este nombre romano desde niño y empezó a usarlo debido a que ahora era el “apóstol a las naciones”. Otra posible razón para dejar de usar Saulo es que este nombre se parecía a una palabra que en griego sonaba muy mal (Rom. 11:13).