Miércoles 27 de agosto
En mi cuerpo veo otra ley que lucha contra la ley de mi mente y que me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo (Rom. 7:23).
Si se siente frustrado por tener que luchar contra los malos deseos, pensar en la promesa que le hizo a Jehová cuando le dedicó su vida le dará las fuerzas para resistir las tentaciones. ¿Por qué lo decimos? Cuando una persona le dedica su vida a Jehová, renuncia a sí misma. Esto significa que les dice que no a los deseos y las ambiciones personales que le desagradan a Jehová (Mat. 16:24). Así que, cuando nos enfrentemos a una prueba, no tendremos que andar pensando en lo que vamos a hacer. Para nosotros, solo habrá una opción posible: ser leales a Jehová. Estaremos totalmente decididos a complacerlo. Cuando le dedicamos nuestra vida a Jehová, les dijimos que no a todas las otras opciones. Seremos como Job, que aunque pasó por dificultades terribles afirmó con absoluta convicción: “No renunciaré a mi integridad” (Job 27:5). w24.03 10:6, 7
Jueves 28 de agosto
Jehová está cerca de todos los que lo llaman, de todos los que lo llaman con sinceridad (Sal. 145:18).
Jehová es “el Dios de amor” (2 Cor. 13:11). Él se preocupa por cada uno de nosotros. Estamos convencidos de que nos “rodea su amor leal” (Sal. 32:10). Cuanto más meditemos en cómo nos ha demostrado que nos ama, más real será para nosotros y más cerca nos sentiremos de él. Así que podemos orarle y abrirle nuestro corazón para decirle que necesitamos mucho su amor. Podemos contarle todo lo que nos preocupa y estar seguros de que nos entiende y de que desea ayudarnos (Sal. 145:19). El amor de Jehová es tan agradable como el calor de una fogata en una noche fría. Queremos estar siempre cerca de él. Su amor es muy poderoso, pero a la misma vez es muy tierno. ¡Nos sentimos muy felices de que Jehová nos quiera tanto! Todos queremos exclamar: “Amo a Jehová” (Sal. 116:1). w24.01 4:19, 20
Viernes 29 de agosto
Les he dado a conocer tu nombre (Juan 17:26).
Jesús no solo le dijo a la gente que el nombre de Dios es Jehová. Eso los judíos ya lo sabían. Más bien, les explicó “cómo es él” (Juan 1:17, 18). Por ejemplo, las Escrituras Hebreas decían que Jehová es misericordioso y compasivo (Éx. 34:5-7). Pero Jesús logró que esta verdad cobrara vida cuando contó la parábola del hijo pródigo. Al leer que su padre alcanzó a verlo “cuando él todavía estaba lejos”, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo perdonó de verdad, vemos tan claro como el agua que Jehová es misericordioso y compasivo (Luc. 15:11-32). Sin duda, Jesús ayudó a la gente a entender cómo es Jehová. w24.02 6:8, 9