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Examinando las Escrituras diariamente 2018
es18 págs. 7-17

Enero

Lunes 1 de enero

Luchen tenazmente por la fe (Judas 3).

La espera de la joven ha terminado: por fin su padre regresa de la batalla, sano y salvo, y ella sale corriendo a recibirlo. Está muy contenta porque han vencido al enemigo. Pero en vez de unirse a los cantos y danzas de su hija, él rasga sus vestiduras manchadas por la batalla y, con el corazón roto, exclama: “¡Ay, hija mía!”. Entonces le dice algo que cambiará la vida de la joven para siempre, que acabará con sus sueños de tener una vida como la de cualquier otra mujer. ¿Cómo responde ella? Sin dudarlo, anima a su padre a cumplir la promesa que le hizo a Jehová. ¡Cuánta fe demuestra su respuesta! Está segura de que obedecer a Dios siempre será lo mejor, sin importar lo que él le pida (Juec. 11:34-37). Su padre se siente muy orgulloso. Sabe que a Jehová le alegra que ella quiera apoyar su decisión. Jefté y su hija confían en Dios y en su manera de hacer las cosas, aunque a veces no sea fácil. Están seguros de que cualquier sacrificio vale la pena con tal de complacerlo. w16.04 1:1, 2

Martes 2 de enero

Ustedes han oído del aguante de Job y han visto el resultado que Jehová dio (Sant. 5:11).

¿Se siente destrozado por las palabras hirientes de un amigo o un familiar, por una enfermedad o por la muerte de un ser querido? El ejemplo de Job lo ayudará (Job 1:18, 19; 2:7, 9; 19:1-3). Aunque no sabía por qué estaba sufriendo, nunca se rindió ni perdió la esperanza. ¿Por qué? Primero, porque era un hombre “temeroso de Dios” (Job 1:1). Estaba decidido a servirle en las buenas y en las malas. Segundo, porque Jehová lo ayudó a darse cuenta de todas las cosas maravillosas que había hecho mediante su espíritu. Eso ayudó a Job a confiar más en que Dios acabaría con sus pruebas en el momento indicado (Job 42:1, 2). Y así fue: Jehová eliminó las dificultades a las que se enfrentaba. Le dio todo lo que había sido suyo, “en cantidad doble”. Job murió mucho tiempo después, “viejo y satisfecho de días” (Job 42:10, 17). w16.04 2:11, 13

Miércoles 3 de enero

Demuestren ser cautelosos como serpientes y, sin embargo, inocentes como palomas (Mat. 10:16).

Somos cautelosos cuando vemos de antemano los peligros, e inocentes cuando somos neutrales en situaciones comprometedoras. Debemos ser cautelosos si surge el tema de la política. Por ejemplo, cuando hablemos del Reino con alguien, evitemos alabar o criticar las ideas de un partido o líder político. Más bien, busquemos un terreno en común. Centrémonos en la verdadera causa del problema y no en las soluciones de los políticos. Mostremos con la Biblia que el gobierno de Dios solucionará para siempre ese problema. Si surge un tema polémico, como el matrimonio homosexual o el aborto, defendamos las normas de Dios y expliquemos cómo nosotros las ponemos en práctica. Al hablar de estos temas, seamos totalmente neutrales en todo lo que tenga que ver con política. No tomamos partido sobre qué leyes deberían aprobarse, rechazarse o cambiarse, ni obligamos a nadie a pensar como nosotros. w16.04 4:8, 9

Jueves 4 de enero

Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos (Mat. 28:19).

Debemos hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles. Pero ¿qué es lo primero que debemos hacer? Jesús dijo: “Vayan”. Un biblista comentó al respecto: “El mandato ‘vayan’ es algo que debe hacer cada creyente, sea que para ello tenga que cruzar la calle o un océano” (Mat. 10:7; Luc. 10:3). ¿Se refería Jesús solo a los esfuerzos que sus seguidores podrían hacer de manera individual? ¿O hablaba de una campaña de predicación organizada? Puesto que un solo hombre no podía ir a “todas las naciones”, esta obra requería que muchas personas participaran de forma organizada. Eso fue lo que Jesús indicó al invitar a sus discípulos a ser “pescadores de hombres” (Mat. 4:18-22). Jesús no estaba pensando en el hombre que pesca solo, con hilo de pescar y un cebo, sentado tranquilamente mientras espera que el pez muerda el anzuelo. Él habló de una pesca que se podía comparar a la que se hace con redes, que implica mucho esfuerzo y en la que, a veces, hace falta que varias personas trabajen coordinadas (Luc. 5:1-11). w16.05 2:3, 4

Viernes 5 de enero

Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas (Prov. 3:5, 6).

Si queremos conocer la forma de pensar de Jehová, es vital que dediquemos tiempo al estudio personal. Cuando leamos o estudiemos la Biblia, podríamos preguntarnos: “¿Qué me enseña esto sobre Jehová, sus justos caminos y su forma de pensar?”. Tengamos la misma actitud de David, que cantó: “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas. Hazme andar en tu verdad y enséñame, porque tú eres mi Dios de salvación. En ti he esperado todo el día” (Sal. 25:4, 5). Al leer un relato de la Biblia, reflexionemos en lo siguiente: “¿Cómo nos beneficia a mi familia y a mí? ¿Dónde puedo usarlo? ¿En casa, en el trabajo, en la escuela, en la predicación...?”. Una vez descubramos dónde podemos usar lo aprendido, nos será más fácil percibir cómo hacerlo. w16.05 3:9, 11

Sábado 6 de enero

El superintendente debe ser irreprensible (1 Tim. 3:2).

Jehová nos ha dado una lista de los requisitos que deben cumplir los ancianos. Eso demuestra que espera mucho de ellos (1 Tim. 3:2-7). Deben ser un ejemplo para los demás. Y no solo eso: Jehová les pedirá cuentas por su manera de tratar a la congregación, “que él compró con la sangre de [su] Hijo” (Hech. 20:28). Dios desea que nos sintamos seguros y bien cuidados por nuestros pastores espirituales (Is. 32:1, 2). Visto así, ¿verdad que la lista de requisitos para los ancianos nos enseña que Jehová se preocupa mucho por nosotros? De hecho, reflexionar en esa lista nos beneficia a todos, pues Jehová espera que los cristianos cumplamos con la mayoría de esos requisitos. Por ejemplo, todos debemos ser “razonables” y tener “juicio sano” (Filip. 4:5; 1 Ped. 4:7). Cuando los ancianos son “ejemplos del rebaño”, podemos aprender de ellos e imitar su fe (1 Ped. 5:3; Heb. 13:7). w16.05 5:8-10

Domingo 7 de enero

Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón (Prov. 4:23).

Tengamos cuidado con las cosas que podrían endurecer el corazón, como el orgullo desmedido, la práctica del pecado y la falta de fe. Todo ello fomenta un espíritu desobediente y rebelde (Dan. 5:1, 20; Heb. 3:13, 18, 19). Pensemos en Uzías, un rey de Judá que se volvió orgulloso (2 Crón. 26:3-5, 16-21). Al principio, hizo “lo que era recto a los ojos de Jehová” y fue fiel a Dios por un tiempo. Pero “tan pronto como se hizo fuerte, su corazón se hizo altivo”, y eso que su fortaleza la había recibido de Jehová. Incluso intentó quemar incienso en el templo, un privilegio que solo tenían los sacerdotes, los hijos de Aarón. Cuando estos intentaron detenerlo, Uzías fue orgulloso y se enfureció. Por eso, Jehová lo humilló y lo castigó con lepra hasta el día de su muerte (Prov. 16:18). Si no tenemos cuidado con el orgullo, podríamos empezar a tener una opinión demasiado elevada de nosotros mismos, y hasta negarnos a aceptar los consejos de la Biblia (Prov. 29:1; Rom. 12:3). w16.06 2:3, 4

Lunes 8 de enero

Sopórtense unos a otros en amor (Efes. 4:2).

¿Qué opina de los hermanos que son de una cultura muy diferente a la suya? Quizás no esté acostumbrado a escuchar su idioma, a su forma de vestir, a sus modales o a su comida. ¿Suele evitarlos y prefiere relacionarse con los que tienen más cosas en común con usted? O tal vez los superintendentes de su congregación, de su circuito o de la sucursal son más jóvenes que usted o son de otra cultura o raza. ¿Permite que estas cosas dañen la unidad que debe existir en el pueblo de Jehová e impidan que todos persigamos el mismo objetivo? ¿Cómo podemos evitar esas trampas? Pablo les dio varios consejos prácticos a los cristianos de Éfeso, una ciudad próspera donde convivían muchas culturas diferentes (Efes. 4:1-3). Pablo menciona al principio cualidades como la humildad, la apacibilidad, la paciencia y el amor. Estas cualidades son como las columnas que sostienen una casa. w16.06 3:17, 18

Martes 9 de enero

Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia (Luc. 12:15).

Satanás quiere que seamos esclavos de las riquezas, y no de Jehová (Mat. 6:24). Los que dedican la mayor parte de sus energías a acumular posesiones acaban teniendo, en el mejor de los casos, una vida superficial, ya que solo se preocupan por satisfacer sus deseos egoístas. O aún peor, terminan espiritualmente vacíos y llenos de amargura y frustración (1 Tim. 6:9, 10; Rev. 3:17). Sucede exactamente lo que Jesús dijo en la parábola del sembrador. Cuando se siembra el mensaje del Reino entre los espinos, “los deseos de las demás cosas van entrando y ahogan la palabra, y esta se hace infructífera” (Mar. 4:14, 18, 19). Nosotros estamos cada vez más cerca del fin de este sistema de cosas; este no es el momento de acumular posesiones. Tampoco debemos esperar que algunas de ellas sobrevivan a la gran tribulación, no importa que sean muy costosas o que tengan gran valor para nosotros (Prov. 11:4; Mat. 24:21, 22). w16.07 1:5, 6

Miércoles 10 de enero

Todos nosotros recibimos bondad inmerecida sobre bondad inmerecida (Juan 1:16).

Una mañana temprano, el dueño de una viña fue al mercado a contratar a algunos obreros para que trabajaran en sus tierras. Varios hombres aceptaron el salario que les ofreció y se fueron a trabajar. Pero no eran suficientes, y el dueño de la viña regresó al mercado varias veces para contratar a más obreros. A todos les ofreció el mismo salario, incluso a los que contrató a última hora de la tarde. Al final del día, reunió a los trabajadores para darles su salario. Les pagó lo mismo a todos, sin importar que hubieran trabajado muchas horas o solo una. Cuando se dieron cuenta, los que habían sido contratados más temprano se quejaron. Entonces, el dueño de la viña les dijo que habían aceptado la paga que les había ofrecido y que él tenía el derecho a darles a todos lo que quisiera. Además, les preguntó si sentían envidia porque él era generoso (Mat. 20:1-15, nota). Esta parábola de Jesús nos recuerda una cualidad de Jehová que se menciona con frecuencia en la Biblia: su “bondad inmerecida” (2 Cor. 6:1). w16.07 3:1, 2

Jueves 11 de enero

¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas. Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas (Rev. 21:5).

Ahora más que nunca, tenemos la responsabilidad de predicar las buenas nuevas del Reino, pues el fin se acerca (Mar. 13:10). Es evidente que el mensaje que llevamos destaca la bondad inmerecida de Jehová. Y es importante que recordemos este hecho cuando predicamos. Nuestro objetivo al hablar con las personas es honrar a Jehová. Lo conseguiremos si les mostramos que las bendiciones que Dios promete para el nuevo mundo son una prueba de su maravillosa bondad. Al predicar, expliquemos que, cuando nos gobierne el Reino de Cristo, la humanidad se beneficiará por completo del sacrificio de rescate y alcanzará gradualmente la perfección. La Biblia declara: “La creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom. 8:21). Esto solo será posible gracias a la extraordinaria bondad de Jehová. w16.07 4:17-19

Viernes 12 de enero

Que el esposo dé a su esposa lo que le es debido; pero que la esposa haga lo mismo también a su esposo (1 Cor. 7:3).

Aunque la Biblia no da normas específicas sobre cómo debe ser la estimulación erótica en las relaciones sexuales ni pone límites concretos, sí habla de algunas muestras de cariño entre la pareja (Cant. de Cant. 1:2; 2:6). Los casados tienen que tratarse con ternura. Nada ni nadie se interpondrá entre el esposo y la esposa si los dos aman profundamente a Dios y al prójimo. Hay matrimonios a los que les ha hecho mucho daño la adicción de uno de los cónyuges a la pornografía, y otros hasta han acabado rotos por este motivo. Tenemos que rechazar con firmeza hasta el más mínimo deseo de ver pornografía o de buscar algún tipo de satisfacción sexual fuera del matrimonio. Y no debemos ni siquiera dar la apariencia de que estamos coqueteando con alguien que no es nuestro cónyuge. Eso demostraría falta de amor. Si recordamos que Dios conoce todos nuestros pensamientos y acciones, desearemos con más fuerza agradarle y permanecer castos (Mat. 5:27, 28; Heb. 4:13). w16.08 2:7-9

Sábado 13 de enero

No hemos cesado de orar por ustedes y de pedir que se les llene del conocimiento exacto de la voluntad de Dios (Col. 1:9).

Gracias a ese conocimiento exacto, los cristianos colosenses podrían andar “de una manera digna de Jehová” para agradarlo en todo. Así, serían capaces de llevar “fruto en toda buena obra”, sobre todo en la predicación de las buenas nuevas (Col. 1:10). Para servir bien a Jehová, hay que estudiar la Biblia regularmente. Es importante ayudar a nuestros estudiantes a entender este asunto. Es más, nosotros mismos tenemos que estar convencidos de su importancia. Debemos tener la costumbre de estudiar la Biblia y meditar en ella. Sería bueno preguntarse: “Cuando una persona expresa una opinión contraria a las Escrituras o plantea una pregunta difícil, ¿soy capaz de dar una respuesta basada en la Biblia?”. Contarles a otros cuánto nos ha beneficiado estudiar personalmente la Biblia puede hacer que ellos deseen estudiarla con diligencia para obtener los mismos resultados. w16.08 4:3, 4

Domingo 14 de enero

Tenemos una lucha contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales (Efes. 6:12).

Es fundamental que resistamos la influencia de lo que la Biblia llama “cosas fuertemente atrincheradas”. Entre ellas están las doctrinas y filosofías de este mundo, y también la inmoralidad sexual, el consumo de tabaco, el abuso del alcohol, la drogadicción y otras cosas que nos perjudican. Además, debemos luchar constantemente contra nuestras debilidades y el desánimo (2 Cor. 10:3-6; Col. 3:5-9). ¿De verdad es posible vencer a adversarios tan fuertes? Sí, pero no podemos dejar de luchar. Pablo se comparó con un boxeador de la antigüedad y dijo: “La manera como estoy dirigiendo mis golpes es como para no estar hiriendo el aire” (1 Cor. 9:26). Igual que un boxeador, debemos rechazar los golpes de nuestros enemigos. Jehová nos entrena y nos ayuda en esta lucha. Nos da en su Palabra instrucciones que pueden salvarnos la vida. Nos ayuda asimismo mediante las publicaciones bíblicas, las reuniones y las asambleas. ¿Ponemos en práctica lo que aprendemos? w16.09 2:2, 3

Lunes 15 de enero

Hasta el Cristo no se agradó a sí mismo (Rom. 15:3).

Así es, para Jesús había algo más importante que complacerse a sí mismo: ayudar a los demás. Eso era fundamental para cumplir la voluntad de Dios. Siguiendo su ejemplo, renunciaremos a ropa o a formas de vestir que nos gustan, pero que podrían impedir que nos escuchen las personas a las que queremos predicar (Rom. 15:2). Los cristianos que son padres tienen el deber de enseñar a su familia a poner en práctica los principios de la Biblia. Por eso, tratan de que toda la familia se arregle y se vista con modestia a fin de alegrar el corazón de Jehová (Prov. 22:6; 27:11). Mediante su ejemplo y cariñosa enseñanza, ayudan a sus hijos a respetar al santo Dios al que adoran. Hay que felicitar a los padres que enseñan a sus hijos dónde y cómo encontrar la ropa adecuada, es decir, ropa que les guste y les permita tener el honor de representar a Jehová. w16.09 3:13, 14

Martes 16 de enero

El alumno no es superior a su maestro, pero todo el que esté perfectamente instruido será como su maestro (Luc. 6:40).

Jesús amaba a Jehová, su Palabra y a las personas. Por eso, les tocaba el corazón cuando les enseñaba (Luc. 24:32; Juan 7:46). Los padres pueden lograr lo mismo con sus hijos si demuestran un amor como ese (Deut. 6:5-8; Luc. 6:45). Padres, sean buenos estudiantes de la Biblia y de nuestras herramientas de estudio. Interésense en la creación y en los artículos de nuestras publicaciones que hablan del tema (Mat. 6:26, 28). Su conocimiento aumentará, su aprecio por Dios será más profundo y estarán mejor preparados para ser maestros de sus hijos. Si la verdad bíblica está en su propio corazón, querrá hablar de ella con sus hijos. No lo haga únicamente cuando se prepare para las reuniones o en la adoración en familia, sino en cualquier momento. Hablar sobre la Biblia no debería forzarse; debe surgir de manera natural y espontánea, como parte de las conversaciones diarias. w16.09 5:6, 7

Miércoles 17 de enero

Ninguno de ellos sabía hablar judío (Neh. 13:24).

No entender la Biblia en el idioma de la congregación puede poner en peligro nuestra salud espiritual. En el siglo quinto antes de nuestra era, a Nehemías le preocupó enterarse de que los hijos de algunos judíos que habían regresado de Babilonia no sabían hebreo. Como no entendían por completo la Palabra de Dios, estaban perdiendo su identidad como siervos de Jehová (Neh. 8:2, 8). Algunos padres que sirven en congregaciones de otro idioma han visto que sus hijos no tienen tanto interés por la verdad como antes. ¿Por qué? Al leer en otro idioma, puede que la verdad no nos llegue tanto al corazón como si lo hiciéramos en el nuestro. Además, no poder comunicarnos bien en otra lengua puede agotarnos mental y espiritualmente. Por tanto, aunque deseemos servir a Jehová en una congregación de un idioma extranjero, debemos cuidar nuestra salud espiritual (Mat. 4:4). w16.10 2:4-6

Jueves 18 de enero

Fe es la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen (Heb. 11:1).

La fe cristiana es muy valiosa, pero no todo el mundo la posee (2 Tes. 3:2). Sin embargo, Jehová les ha dado a sus siervos “una medida de fe” (Rom. 12:3; Gál. 5:22). Todos los que tienen fe deberían estar muy agradecidos. Jesucristo dijo que su Padre celestial atrae a sí a las personas mediante su Hijo (Juan 6:44, 65). Llegar a tener fe en Jesús hace posible recibir el perdón de los pecados, lo que da la oportunidad de disfrutar para siempre de la amistad con Jehová (Rom. 6:23). ¿Qué hemos hecho para tener esa bendición? Lo único que merecemos es la muerte, pues somos pecadores (Sal. 103:10). Pero Jehová vio nuestro potencial para hacer lo bueno y, por su bondad inmerecida, abrió nuestro corazón para que aceptáramos las buenas nuevas. Entonces, empezamos a ejercer fe en Jesús con la esperanza de recibir vida eterna (1 Juan 4:9, 10). w16.10 4:1, 2

Viernes 19 de enero

Pablo animó con muchas palabras a los de allí (Hech. 20:2).

En sus cartas, Pablo habló muy bien de sus hermanos cristianos. Algunos habían sido sus compañeros de viaje por años y, aunque sin duda conocía sus defectos, dijo cosas buenas de ellos. Por ejemplo, dijo que Timoteo era su “hijo amado y fiel en el Señor”, y que se interesaba sinceramente por el bienestar de los demás cristianos (1 Cor. 4:17; Filip. 2:19, 20). Y a los cristianos de Corinto les habló bien de Tito, les dijo: “Él es partícipe conmigo y colaborador para bien de ustedes” (2 Cor. 8:23). A Timoteo y a Tito debió animarlos mucho saber lo que Pablo pensaba de ellos. Pablo y Bernabé arriesgaron la vida al volver a los lugares donde habían sufrido violentos ataques. Por ejemplo, a pesar de haber sufrido la oposición de fanáticos en Listra, regresaron para animar a los nuevos discípulos a permanecer en la fe (Hech. 14:19-22). En Éfeso, después de ser atacado por una multitud furiosa, Pablo animó a los discípulos de allí. w16.11 1:10, 11

Sábado 20 de enero

Estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar (1 Cor. 1:10).

Jehová dirige y alimenta a los miembros de la parte terrestre de su organización mediante “el esclavo fiel y discreto” bajo la dirección de Cristo, “cabeza de la congregación” (Mat. 24:45-47; Efes. 5:23). Como hizo el cuerpo gobernante del siglo primero, este esclavo acepta el mensaje inspirado de Dios y lo aprecia de verdad (1 Tes. 2:13). La Biblia nos manda asistir regularmente a las reuniones (Heb. 10:24, 25). Nos anima a tener las mismas creencias. Nos dice que debemos poner el Reino en primer lugar en la vida (Mat. 6:33). También subraya que tenemos la obligación y el privilegio de predicar de casa en casa, en lugares públicos y de manera informal (Mat. 28:19, 20; Hech. 5:42; 17:17; 20:20). A los ancianos les dice que deben mantener limpia la organización de Dios (1 Cor. 5:1-5, 13; 1 Tim. 5:19-21). Y Jehová ordena a todos los que pertenecen a su pueblo que estén limpios física y espiritualmente (2 Cor. 7:1). w16.11 3:7, 8

Domingo 21 de enero

Sálganse de ella, pueblo mío (Rev. 18:4).

En las décadas anteriores a la Primera Guerra Mundial, Charles Taze Russell y sus colaboradores se dieron cuenta de que las iglesias de la cristiandad no enseñaban la verdad bíblica. Por eso, decidieron no tener nada que ver con lo que entendían que era la religión falsa. Ya en noviembre de 1879, expusieron con claridad en la revista Zion’s Watch Tower (La Torre del Vigía de Sión) cuál era su postura basada en las Escrituras: “Tenemos que condenar a toda iglesia que asegure ser una virgen casta comprometida con Cristo, pero que en realidad esté unida al mundo (la bestia) y tenga su apoyo, y decir que en términos bíblicos es una iglesia ramera”, una manera de referirse a Babilonia la Grande (Rev. 17:1, 2). Aquellos cristianos fieles sabían lo que debían hacer. No podían contar con la bendición de Dios si seguían apoyando a religiones falsas. Por esa razón, muchos Estudiantes de la Biblia renunciaron por escrito a su religión. w16.11 5:2, 3

Lunes 22 de enero

Los que están en conformidad con el espíritu fijan la mente en las cosas del espíritu (Rom. 8:5).

Cuando conmemoramos la muerte de Cristo, probablemente leemos Romanos 8:15-17. Estos versículos son muy importantes, pues explican que un cristiano sabe que ha sido ungido cuando el espíritu santo da testimonio con su espíritu. Este capítulo se dirige principalmente a los ungidos. Ellos reciben “el espíritu” y esperan “la adopción como hijos, el ser puestos en libertad” de sus cuerpos carnales (Rom. 8:23). Estos cristianos serán hijos de Dios en el cielo. ¿Cómo es posible? Porque se bautizaron y, gracias al sacrificio de rescate, Dios perdonó sus pecados y los declaró justos como hijos espirituales (Rom. 3:23-26; 4:25; 8:30). Sin embargo, este capítulo también es de interés para los que tienen la esperanza de vivir en la Tierra, ya que, en cierto sentido, Dios los ve como justos. Ellos también pueden beneficiarse de este consejo dirigido a los que Jehová ha declarado justos. w16.12 2:1-3

Martes 23 de enero

Nunca se inquieten (Mat. 6:34).

¿Qué quiso decir Jesús? Como es lógico, no estaba diciendo que un siervo de Dios nunca sentiría ansiedad. Más bien, Jesús estaba ayudando a sus discípulos a comprender que preocuparnos en exceso no soluciona los problemas. Cada día tiene sus propias inquietudes, así que los cristianos no tienen por qué aumentar su ansiedad presente pensando en situaciones pasadas o futuras. Si un cristiano se atormenta pensando en problemas que podría tener en el futuro, lo más probable es que se sienta angustiado. Pero no hay motivo para agobiarnos así por cosas que no sabemos si van a ocurrir. ¿Por qué no? Porque, muchas veces, las cosas no resultan ser tan malas como pensábamos que serían. Además, no hay nada que no pueda controlar el Dios sobre quien echamos toda nuestra inquietud. Podemos estar seguros de que puede recompensar a los que le son fieles y ayudarlos a controlar la ansiedad causada por situaciones pasadas, presentes o futuras. w16.12 3:13, 16

Miércoles 24 de enero

La sabiduría está con los modestos (Prov. 11:2).

Al principio de su reinado, Saúl era un hombre modesto y respetado (1 Sam. 9:1, 2, 21; 10:20-24). Pero, poco después, cometió una serie de actos atrevidos y arrogantes. Como Samuel, el profeta de Dios, no se presentó en Guilgal el día que habían quedado, Saúl se impacientó. Los filisteos se estaban preparando para la batalla y los israelitas estaban abandonando el ejército. Seguramente pensó que debía hacer algo, y que debía hacerlo rápido, así que le ofreció un sacrificio a Dios. Saúl no tenía la autoridad para hacer eso, y a Jehová no le gustó (1 Sam. 13:5-9). Cuando Samuel llegó a Guilgal, reprendió a Saúl. Pero este, en vez de aceptar la corrección, puso excusas, les echó la culpa a los demás y minimizó lo que había hecho (1 Sam. 13:10-14). Eso desencadenó una serie de acontecimientos que acabaron costándole el reino y, lo que es más importante, la aprobación de Jehová (1 Sam. 15:22, 23). Aunque Saúl tenía un futuro prometedor, su vida acabó en un completo desastre (1 Sam. 31:1-6). w17.01 3:1, 2

Jueves 25 de enero

He hallado a David, varón agradable a mi corazón (Hech. 13:22).

David fue un hombre fiel prácticamente toda su vida. Pero cayó en un pecado grave: cometió adulterio con Bat-seba (2 Sam. 11:1-21). David no podía deshacer lo que había hecho. Tampoco podía librarse de las consecuencias de sus errores. Es más, sufriría algunas de ellas durante toda su vida (2 Sam. 12:10-12, 14). Así que necesitaba fe. Tenía que confiar en que, como se había arrepentido de verdad, Jehová lo perdonaría y lo ayudaría a afrontar las consecuencias de sus actos. Todos somos imperfectos y pecamos. Algunos pecados son más graves que otros. Hay casos en los que no podremos deshacer lo que hemos hecho y tendremos que aprender a vivir con las consecuencias (Gál. 6:7). Pero podemos confiar en que Dios cumplirá su palabra de que, si nos arrepentimos, nos apoyará cuando pasemos por dificultades, aunque sean culpa nuestra (Is. 1:18, 19; Hech. 3:19). w17.01 1:10-12

Viernes 26 de enero

La humanidad no puede averiguar la obra que se ha hecho bajo el sol; por mucho y duro que siga trabajando la humanidad en buscar, sin embargo no averiguan. Y aunque dijeran que son suficientemente sabios para saberlo, no podrían averiguarlo (Ecl. 8:17).

La modestia nos puede ayudar a tomar buenas decisiones incluso cuando no sabemos o no podemos controlar todo lo que va a ocurrir. Por ejemplo, si empezamos a servir de tiempo completo, ¿qué pasará si enfermamos? ¿Y si necesitan ayuda nuestros padres mayores? ¿Quién cuidará de nosotros cuando hayamos envejecido? Por mucho que oremos o investiguemos, no lograremos encontrar la respuesta a este tipo de preguntas. La confianza en Jehová nos ayudará a reconocer y a aceptar nuestras limitaciones. Después de investigar, pedir consejo y buscar la guía de Jehová en oración, debemos ir por donde nos dirija el espíritu de Dios (Ecl. 11:4-6). De ese modo, Jehová puede bendecir nuestra decisión o encaminarnos con cariño hacia otras metas (Prov. 16:3, 9). w17.01 4:14

Sábado 27 de enero

No debes comer de él (Gén. 2:17).

Adán y Eva tenían que decidir qué hacer. ¿Obedecerían a Jehová o harían caso a la serpiente? Optaron por desobedecer a Dios (Gén. 3:6-13). Al rebelarse contra Jehová, Adán y Eva dejaron de ser perfectos. Y su acción también los alejó de Dios, pues los ojos de él son “demasiado puros para ver lo que es malo” y no puede tolerar la maldad (Hab. 1:13). Si lo hubiera hecho, habría estado en peligro el bienestar de todos los seres vivos del cielo y de la Tierra. Y, lo que es más importante, si hubiera ignorado el pecado cometido en Edén, se habría puesto en duda que él fuera alguien confiable. Pero Jehová es fiel a sus normas, siempre las cumple (Sal. 119:142). De modo que Adán y Eva no tenían derecho a despreciar las leyes de Dios, aunque tuvieran libertad de elección. Debido a su rebelión, murieron y volvieron al polvo, del que habían sido creados (Gén. 3:19). w17.02 1:8, 10, 11

Domingo 28 de enero

No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová (Mat. 4:4).

Desde el principio de su ministerio, Jesús se dejó guiar por las Escrituras. Incluso en sus últimas palabras citó de profecías mesiánicas (Mat. 27:46; Luc. 23:46). Los líderes religiosos de ese tiempo eran muy diferentes. Despreciaban la Palabra de Dios cuando contradecía sus tradiciones. Hablando de ellos, Jesús citó lo que Jehová dijo mediante el profeta Isaías: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas” (Mat. 15:7-9). Jesús dejó que la Palabra de Dios guiara tanto su conducta como su enseñanza. No recurrió a su profunda sabiduría ni a su experiencia sin igual al enfrentarse a controversias doctrinales. Más bien, se aferró a las Escrituras como máxima autoridad (Mat. 22:33-40). w17.02 3:18, 19

Lunes 29 de enero

Honren a hombres de toda clase, den honra al rey (1 Ped. 2:17).

Los testigos de Jehová estamos dispuestos a honrar a los servidores públicos, y a hacerlo como se espere y sea costumbre en el lugar. Colaboramos con ellos en el cumplimiento de sus funciones. Claro está, la Biblia pone límites razonables a la honra y el apoyo que les damos. No podemos llegar al grado de desobedecer a Dios o violar la neutralidad cristiana (1 Ped. 2:13-16). Los siervos de Jehová del pasado nos dejaron un modelo de cómo tratar a los gobiernos y a sus representantes. José y María obedecieron la orden del Imperio romano de que la gente se inscribiera en un censo. Viajaron a Belén aunque María estaba a punto de dar a luz a su primer hijo (Luc. 2:1-5). Años después, Pablo se defendió respetuosamente de las acusaciones contra él y les mostró la debida honra al rey Herodes Agripa y a Festo, el gobernador de la provincia romana de Judea (Hech. 25:1-12; 26:1-3). w17.03 1:9, 10

Martes 30 de enero

Estas cosas fueron escritas para amonestación de nosotros (1 Cor. 10:11).

Cuando los israelitas adoptaron el mal proceder de los cananeos, Jehová dejó de protegerlos de sus enemigos (Juec. 2:1-3, 11-15; Sal. 106:40-43). Debió ser una época muy difícil para las familias que amaban a Dios y querían mantenerse leales. A pesar de todo, hubo algunos que no perdieron la fe, como Jefté, Elqaná, Ana y Samuel, quienes estaban decididos a obtener la aprobación de Dios (1 Sam. 1:20-28; 2:26). Las personas de hoy piensan y actúan de manera similar a los cananeos: promueven el sexo, la violencia y el materialismo. Jehová desea protegernos y nos da claras advertencias, como hizo con los israelitas. ¿Aprenderemos de los errores que cometieron? (1 Cor. 10:6-10). Debemos esforzarnos al máximo para arrancar de nuestra mente cualquier forma de pensar que se parezca a la de los cananeos (Rom. 12:2). ¿Lo estamos haciendo? w16.04 1:4-6

Miércoles 31 de enero

El entendido es el que adquiere dirección diestra (Prov. 1:5).

Al tomar decisiones importantes, es esencial reconocer que en la Biblia hallaremos los mejores consejos y pedirle a Jehová que nos guíe. Él puede darnos las cualidades necesarias para que nuestras decisiones estén de acuerdo con su voluntad. Acostumbrémonos a hacernos estas preguntas: “¿Mostrará mi decisión que amo a Jehová? ¿Traerá felicidad y paz a mi familia? ¿Demostrará que soy paciente y bondadoso?”. Jehová no nos obliga a amarlo y servirle. Como nos ha concedido libertad de elección, respeta nuestra responsabilidad y derecho a escoger si le serviremos o no (Jos. 24:15; Ecl. 5:4). No obstante, espera que nos mantengamos firmes en las decisiones que tomemos basándonos en su guía. Demostremos fe en la manera de actuar de Jehová y en los principios que nos ha enseñado. Así, tomaremos buenas decisiones y seremos constantes en todos nuestros caminos (Sant. 1:5-8; 4:8). w17.03 2:17, 18

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