Miércoles 6 de agosto
La senda de los justos es como la luz brillante de la mañana, que brilla cada vez más hasta que es pleno día (Prov. 4:18).
Durante los últimos días, Jehová ha utilizado a su organización para seguir dándonos alimento espiritual, que nos ayuda a continuar por el “Camino de la Santidad” (Is. 35:8; 48:17; 60:17). Por así decirlo, cuando alguien acepta estudiar la Biblia, se le abre la oportunidad de andar por el “Camino de la Santidad”. Algunos solo recorren una distancia corta porque deciden abandonarlo. En cambio, otros están decididos a seguir andando hasta llegar a su destino. Pero ¿cuál es ese destino? Para quienes tienen la esperanza celestial, el “Camino de la Santidad” lleva al “paraíso de Dios” en el cielo (Apoc. 2:7). Y, para quienes esperan vivir en la Tierra, el camino lleva al final del Reinado de Mil Años de Cristo, cuando todas las personas serán perfectas. Si usted está andando por él, no mire hacia atrás, siga adelante hasta completar su viaje hacia el nuevo mundo. w23.05 22:15, 16-18
Jueves 7 de agosto
Nosotros amamos porque él nos amó primero (1 Juan 4:19).
Si piensa en todo lo que Jehová ha hecho por usted, la gratitud lo impulsará de manera natural a dedicarle su vida (Sal. 116:12-14). La Biblia dice que “todos los regalos buenos y todos los dones perfectos” vienen de Jehová (Sant. 1:17). El regalo más especial que nos ha dado es el sacrificio de su Hijo, Jesús. Gracias a ese maravilloso regalo, usted tiene la posibilidad de ser amigo de Dios y de vivir para siempre (1 Juan 4:9, 10). Una manera de agradecerle su inmenso amor y todo lo que ha hecho por usted es dedicarle su vida (Deut. 16:17; 2 Cor. 5:15). w24.03 9:8
Viernes 8 de agosto
El que anda con rectitud teme a Jehová (Prov. 14:2).
Cuando vemos las normas morales de la sociedad actual, nos sentimos como Lot, un hombre justo de tiempos bíblicos. Él “estaba muy angustiado por la conducta descarada de los malvados”, ya que sabía que nuestro Padre celestial odia que las personas actúen así (2 Ped. 2:7, 8). Claro, como Lot amaba a Jehová y lo respetaba profundamente, también odiaba el comportamiento inmoral de las personas que lo rodeaban. Nuestro caso es parecido. Vivimos en un mundo que siente muy poco respeto o ninguno por las normas morales de Dios. A pesar de todo, si amamos a Dios y aprendemos a temerle, podemos mantenernos limpios en sentido moral. Para ayudarnos a lograr eso, Jehová nos anima y motiva con el libro de Proverbios. Todos los cristianos —hombres, mujeres, jóvenes, mayores...— podemos beneficiarnos mucho de los buenos consejos que encontramos en sus páginas. La persona que teme a Jehová se esfuerza por no justificar la mala conducta y no minimiza el peligro de tener malas amistades. w23.06 28:1, 2, 5