Lunes 29 de septiembre
Feliz aquel al que se le perdona la ofensa, al que se le cubre su pecado (Sal. 32:1).
Piense en por qué se dedicó y se bautizó. Dio esos pasos porque deseaba ponerse de parte de Jehová. Recuerde lo que lo ayudó a convencerse de que esta es la verdad. Llegó a conocer a Jehová, a verlo como su Padre celestial y a respetarlo y amarlo. Su fe creció y lo motivó a arrepentirse de sus pecados. Dejó de hacer las cosas que Jehová odia y comenzó a hacer lo que a él le gusta. Sintió un gran alivio al ver que Dios lo perdonaba (Sal. 32:2). Se propuso ir a las reuniones y hablar con otros de las maravillosas enseñanzas que iba aprendiendo. Ahora que es un cristiano dedicado y bautizado, está andando por el camino que lleva a la vida y está decidido a no abandonarlo (Mat. 7:13, 14). Manténgase firme e inamovible, y esté siempre decidido a amar a Jehová y obedecer sus normas. w23.07 31:14, 19
Martes 30 de septiembre
Dios es fiel y no dejará que sean tentados más allá de lo que puedan soportar, sino que, cuando venga la tentación, también les dará la salida para que puedan aguantarla (1 Cor. 10:13).
Meditar en que hemos prometido hacer la voluntad de Jehová nos dará fuerzas para resistir cualquier tentación. Por ejemplo, ¿vamos a coquetear con alguien que está casado? ¡Por supuesto que no! Al dedicarnos a Jehová, ya le cerramos la puerta a esa opción. Como desde el principio no permitimos que los malos deseos echen raíces en nuestro corazón, no tendremos que pasar el mal trago de luchar para arrancarlos después. Nos alejaremos por completo del “sendero de los malvados” (Prov. 4:14, 15). El ejemplo de Jesús puede ayudarnos. Tal como él estaba decidido a agradar a su Padre, nosotros también rechazaremos de inmediato y con firmeza todo lo que sabemos que le desagrada al Dios al que estamos dedicados (Mat. 4:10; Juan 8:29). En realidad, los problemas y las tentaciones nos permiten demostrar que estamos decididos a seguir constantemente a Jesús. Y sabemos que Jehová nos ayudará a lograrlo. w24.03 10:8-10
Miércoles 1 de octubre
La sabiduría de arriba está lista para obedecer (Sant. 3:17).
¿Le cuesta a veces obedecer? En ocasiones, a David le pasó. Por eso, le pidió a Dios: “Despierta en mí el deseo de obedecerte” (Sal. 51:12). Aunque David amaba a Jehová, en algunos momentos se le hacía difícil obedecerlo, y a nosotros nos pasa lo mismo. ¿Por qué? Primero, porque hemos heredado la tendencia a desobedecer. Segundo, porque Satanás siempre está incitándonos a rebelarnos, tal como hizo él (2 Cor. 11:3). Y, tercero, porque el mundo que nos rodea tiene una actitud rebelde; ese es “el espíritu que ahora actúa en los hijos de la desobediencia” (Efes. 2:2). Así que, para obedecer a Jehová y a las personas a las que él les ha dado autoridad, debemos esforzarnos al máximo por luchar contra nuestra imperfección, contra Satanás y contra este mundo. w23.10 42:1