Febrero
Jueves 1 de febrero
Que el aguante tenga completa su obra (Sant. 1:4).
¿Qué “obra” tiene que terminar el aguante? La de ayudarnos a ser “completos y sanos en todo respecto, sin tener deficiencia en nada” (Sant. 1:4). Muchas veces las pruebas revelan cuáles son nuestras debilidades y qué aspectos de nuestra forma de ser tenemos que mejorar. Si aguantamos esas pruebas, perfeccionaremos nuestra personalidad cristiana. Por ejemplo, aprenderemos a ser más pacientes, más agradecidos y más compasivos. En vista de que el aguante nos hace cristianos más completos, no queremos violar los principios de la Biblia solo para poner fin a las pruebas. Por ejemplo, ¿qué hay si estamos luchando contra pensamientos inmorales? En vez de ceder a la tentación, oremos para librarnos de ellos. Así aprenderemos autodominio. ¿Y si alguien de nuestra familia se opone a que adoremos a Jehová? En lugar de rendirnos, sigamos sirviendo a Dios con todo el corazón. Recordemos: para que Jehová nos apruebe, tenemos que aguantar (Rom. 5:3-5; Sant. 1:12). w16.04 2:15, 16
Viernes 2 de febrero
Consideren con humildad mental que los demás son superiores a ustedes (Filip. 2:3).
La gente suele presumir de su raza, tribu, cultura, ciudad o país. Eso está en contra del punto de vista de Jehová sobre los gobiernos y sobre la humanidad. Claro, él no nos pide que renunciemos a nuestra cultura. De hecho, todas las culturas que hay muestran la increíble variedad de la familia humana. Aun así, recordemos que todos somos iguales para Jehová (Rom. 10:12). Sentirnos demasiado orgullosos del sitio donde nacimos da lugar al nacionalismo, y puede ser el primer paso para violar la neutralidad. Los cristianos no somos inmunes a ese tipo de orgullo. Hasta en el primer siglo, algunos discriminaron a sus hermanos por su nacionalidad (Hech. 6:1). ¿Cómo podemos saber si estamos desarrollando ese orgullo? Supongamos que un hermano de otro lugar nos da una sugerencia. ¿La rechazaríamos, pensando: “Aquí lo hacemos mejor”? Más bien, sigamos el consejo de la Biblia en el texto de hoy. w16.04 4:12, 13
Sábado 3 de febrero
Tengo que declarar las buenas nuevas del Reino (Luc. 4:43).
Jesús predicó “las buenas nuevas del reino” y quiere que sus discípulos hagan lo mismo. ¿Qué organización está predicando ese mensaje en “todas las naciones”? (Mat. 28:19). No hay ninguna duda: solo los testigos de Jehová. Un sacerdote misionero, tras mencionar que había vivido en muchos lugares, contó a un hermano que en cada país preguntaba a los Testigos qué mensaje predicaban. El sacerdote dijo: “Eran todos tan estúpidos que contestaban lo mismo: ‘Las buenas nuevas del Reino’”. Sin embargo, esos Testigos no tenían nada de “estúpidos”. Estaban unidos, como deben estarlo los cristianos verdaderos (1 Cor. 1:10). Su mensaje era el mismo que el de La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová. De cada número de esta revista, se imprime un promedio de casi 59 millones de ejemplares en 254 idiomas. Eso la convierte en la publicación de mayor circulación del mundo. w16.05 2:6
Domingo 4 de febrero
Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón (2 Cor. 9:7).
Supongamos que estamos pensando en hacernos precursores regulares. Para lograrlo, decidimos llevar una vida más sencilla, pero al mismo tiempo nos preguntamos si seremos felices con menos dinero y menos cosas. Desde luego, la Biblia no dice que tengamos que ser precursores; podríamos seguir sirviendo fielmente a Jehová como publicadores. Pero Jesús prometió que quienes hicieran sacrificios por el Reino recibirían muchas bendiciones (Luc. 18:29, 30). Es más, las Escrituras dicen que a Jehová le gusta que le hagamos “ofrendas voluntarias” de alabanza. También dicen que él desea que hagamos todo lo posible por servirle y que lo hagamos con alegría (Sal. 119:108). ¿Verdad que al analizar estos textos y orar a Jehová podemos llegar a saber lo que piensa sobre el asunto? Meditar en estos pasajes nos ayudará a tomar una buena decisión, que cuente con la bendición de Jehová. w16.05 3:13
Lunes 5 de febrero
Acuérdate de tu Magnífico Creador en los días de tu mocedad, antes que procedan a venir los días calamitosos (Ecl. 12:1).
Muchos de los problemas que se tratan en nuestras publicaciones no son exclusivos de los jóvenes. A fin de cuentas, todos tenemos que defender nuestra fe, controlar las emociones, rechazar la presión de grupo y evitar las malas compañías y el entretenimiento perjudicial. Las publicaciones para los jóvenes han hablado de temas como estos y de muchos más. Si usted es un cristiano adulto, ¿debería pensar que esa información es demasiado simple para usted? Desde luego que no. Está basada en principios bíblicos eternos, y todos podemos beneficiarnos de ella, aunque esté redactada de manera que atraiga a los jóvenes. Nuestras publicaciones no solo han ayudado a los jóvenes a enfrentarse a sus problemas; los han ayudado a crecer espiritualmente y a acercarse a Jehová. Los adultos también pueden beneficiarse de ellas (Ecl. 12:13). w16.05 5:15, 16
Martes 6 de febrero
Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un solo Jehová. Y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza vital. (Deut. 6:4, 5).
“Jehová nuestro Dios es un solo Jehová”. Esa declaración tan llena de significado les dio a los israelitas las fuerzas necesarias para enfrentarse a los desafíos que les esperaban al entrar y conquistar la Tierra Prometida. Si hacemos nuestras esas palabras, también tendremos la fortaleza necesaria para sobrevivir a la cercana gran tribulación. Además, podremos contribuir a la paz y unidad en el Paraíso. Sigamos adorando exclusivamente a Jehová, amándolo y sirviéndole con toda el alma, esforzándonos intensamente para mantener la unidad en la congregación. Si lo hacemos, miraremos al futuro con la confianza de que se cumplirán las palabras de Jesús dirigidas a quienes juzgue como ovejas: “Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo” (Mat. 25:34). w16.06 3:2, 20
Miércoles 7 de febrero
El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa (Jer. 17:9).
El orgullo puede llevarnos a justificar nuestros actos, haciendo que dejemos de ser fáciles de moldear. ¿Nos ha herido alguna vez un hermano o nos ha dolido perder algún privilegio? ¿Cuál fue nuestra reacción? ¿Dejamos que el orgullo nos afectara? ¿O nos preocupó más hacer las paces con el hermano y ser leales a Jehová? (Sal. 119:165; Col. 3:13). Si practicamos algún pecado, quizás en secreto, es posible que nos convirtamos en personas indiferentes a los consejos que nos dé Jehová. Cada vez nos será más fácil pecar (Ecl. 8:11). Un hermano, que tenía el hábito de ver pornografía, admitió con el tiempo: “Empecé a tener una actitud crítica hacia los ancianos”. Su hábito estaba dañando su espiritualidad. Al final todo salió a la luz, y recibió la ayuda que tanto necesitaba. Claro, todos somos imperfectos. Pero si comenzamos a tener una actitud crítica o a excusar nuestra mala conducta en vez de pedirle a Jehová que nos perdone y nos ayude, quizás nuestro corazón ya se esté endureciendo. w16.06 2:5, 6
Jueves 8 de febrero
Dejen de inquietarse respecto a su alma (Mat. 6:25).
Los que escuchaban a Jesús se preocupaban demasiado por cosas que no debían inquietarlos. Jesús tenía buenas razones para decirles que dejaran de hacerlo. La preocupación innecesaria, aunque sea legítima, divide la atención de la persona y la distrae de las cosas espirituales, que son más importantes. A Jesús le importaban tanto sus discípulos que en su Sermón del Monte les advirtió cuatro veces más que tuvieran cuidado con esta tendencia (Mat. 6:27, 28, 31, 34). Conocía muy bien las necesidades diarias de la gente. Y no solo eso, conocía las duras condiciones a las que sus discípulos se enfrentarían siglos después, en “los últimos días”, que serían “críticos, difíciles de manejar” (2 Tim. 3:1). Entre otras cosas, habría desempleo, inflación, falta de comida y la pobreza extrema que aflige a tantas personas. Pero Jesús también sabía que la vida vale más que el alimento y el cuerpo que la ropa. w16.07 1:8, 9
Viernes 9 de febrero
Llegué a ser ministro de estas conforme a la dádiva gratuita de la bondad inmerecida de Dios (Efes. 3:7).
Si hiciéramos a la perfección todo lo que Dios nos pide, mereceríamos su bondad. Desde luego, este no es el caso. Por eso, el rey Salomón afirmó: “No hay en la tierra hombre justo que siga haciendo el bien y no peque” (Ecl. 7:20). De la misma manera, el apóstol Pablo dijo: “Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios”. Y más tarde añadió: “El salario que el pecado paga es muerte” (Rom. 3:23; 6:23a). Eso es lo que merecemos. Sin embargo, Jehová le demostró su amor a la humanidad pecadora mediante un acto sin igual de bondad inmerecida: envió a la Tierra a “su Hijo unigénito”, el mayor regalo de todos, para que muriera por nosotros (Juan 3:16). Por eso, Pablo escribió que Jesús había sido “coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte, para que por la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo hombre” (Heb. 2:9). Así es, “el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor” (Rom. 6:23b). w16.07 3:3, 4
Sábado 10 de febrero
Voy a hacerle una ayudante (Gén. 2:18).
El matrimonio forma parte de la vida de muchas personas. Repasar su origen y por qué fue creado nos ayudará a ver esta unión de la forma correcta y a disfrutar más plenamente de todo lo bueno que puede ofrecer. Dios creó al primer hombre, Adán, y después le llevó los animales para que les pusiera nombre. Pero “para el hombre no se halló ayudante como complemento de él”. Así que Jehová hizo que se quedara profundamente dormido, le quitó una costilla e hizo con ella una mujer. Después, se la presentó a Adán (Gén. 2:20-24). De modo que Dios es el Creador del matrimonio. Jesús confirmó que fue Jehová quien dijo: “El hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne” (Mat. 19:4, 5). El que Dios creara a la mujer a partir de una costilla de Adán debió grabar en la primera pareja que su unión era muy fuerte. No era su intención que los matrimonios se divorciaran ni que el hombre o la mujer tuvieran más de un cónyuge al mismo tiempo. w16.08 1:1, 2
Domingo 11 de febrero
Jesús partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades (Mat. 11:1).
Jesús no solo habló sobre el Reino a multitudes, sino que muchas veces conversó con personas individualmente. Por ejemplo, tuvo una animada conversación con una mujer junto al pozo de Jacob, cerca de Sicar, con resultados positivos (Juan 4:5-30). También conversó con Mateo Leví, un recaudador de impuestos. Mateo aceptó su invitación a hacerse discípulo. Él y otras personas escucharon a Jesús hablar durante cierto tiempo en un banquete que Mateo ofreció en su casa (Mat. 9:9; Luc. 5:27-39). En otra ocasión, Jesús habló amigablemente con Natanael. Este veía con malos ojos a la gente de Nazaret, pero, después de esa conversación, cambió de opinión y quiso saber más sobre lo que enseñaba Jesús, que venía de Nazaret (Juan 1:46-51). Como vemos, vale la pena enseñarles a los publicadores nuevos a conversar de forma tranquila y amigable. A quienes ayudemos a hacerlo seguramente les encantará ver que las personas de buen corazón responden bien cuando nos interesamos por ellas y usamos palabras amables. w16.08 4:7-9
Lunes 12 de febrero
La esposa no debe irse de su esposo; y el esposo no debe dejar a su esposa (1 Cor. 7:10, 11).
Cuando no se resuelven los problemas graves en el matrimonio, es posible que uno de los cónyuges o ambos piensen en separarse o divorciarse. La decisión de separarse no debe tomarse a la ligera. Y aunque puede parecer que es la solución cuando surgen problemas graves, a menudo causa más dificultades. En respuesta a una pregunta de los fariseos, Jesús les recordó que Dios dijo que el hombre dejaría a su padre y a su madre y se adheriría a su esposa, y añadió: “Lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mat. 19:3-6; Gén. 2:24). Esto significa que ni siquiera los cónyuges deberían separar lo que Dios ha unido. Jehová ve el matrimonio como una unión para toda la vida (1 Cor. 7:39). Recordar que todos rendiremos cuentas a Jehová impulsará a los casados a hacer lo posible por resolver los problemas enseguida, antes de que empeoren. w16.08 2:10, 11
Martes 13 de febrero
No te dejes vencer por el mal (Rom. 12:21).
Nuestros enemigos pueden atacarnos cuando menos lo esperamos y golpearnos cuando nos sentimos más débiles, así que debemos estar siempre alerta. Las palabras “no te dejes vencer por el mal” muestran que podemos derrotar el mal. Lo conseguimos si continuamos luchando contra él. En cambio, si bajamos la guardia y dejamos de pelear, el Diablo, su mundo malvado y nuestra imperfección nos vencerán. Satanás quiere intimidarnos para que bajemos los brazos. No lo permitamos jamás (1 Ped. 5:9). Si queremos tener éxito, no debemos olvidar por qué estamos luchando: para conseguir la aprobación y la bendición de Dios. Nos ayudará tener muy presente la promesa que leemos en Hebreos 11:6: “El que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente”. El vocablo griego traducido “buscan solícitamente” es un verbo compuesto que denota intensidad y un verdadero esfuerzo (Hech. 15:17). w16.09 2:4, 5
Miércoles 14 de febrero
Hagan todas las cosas para la gloria de Dios (1 Cor. 10:31).
La Biblia nos da consejos prácticos que pueden ayudarnos a tomar decisiones que den gloria a Dios. Claro, hasta cierto punto, la ropa que llevamos depende de nuestras preferencias y de cuánto podemos gastar. Pero, sea como sea, siempre debe estar limpia y ser modesta, decente, adecuada para la ocasión y bien vista en el lugar donde vivimos. Hay que reconocer que no siempre es fácil tomar una decisión que refleje buen juicio y que tenga en cuenta todos los factores mencionados. Hace falta tiempo y esfuerzo para encontrar faldas, vestidos y blusas que sean decentes o trajes y pantalones que no sean muy ajustados. En muchas tiendas, solo se vende lo que está de moda. Pero recordemos que los hermanos verán el esfuerzo que hacemos por llevar ropa bonita y apropiada, y lo agradecerán. Además, la satisfacción que sentiremos al dar gloria a nuestro cariñoso Padre celestial compensará de sobra cualquier inconveniente que tengamos por buscar ropa que le dé gloria. w16.09 3:15, 16
Jueves 15 de febrero
Él está extendiendo el norte sobre el lugar vacío, colgando la tierra sobre nada (Job 26:7).
Por lo general, los niños tienen una gran imaginación. Por eso, padres, usen muchos ejemplos al enseñarles. Los buenos ejemplos pueden fortalecer la fe de su hijo en la exactitud de la Biblia. Vea, por ejemplo, el texto de hoy. ¿Cómo podría mostrarle que estas palabras fueron inspiradas por Dios? En lugar de exponer una serie de hechos, ¿por qué no estimula la imaginación de su hijo? Recuérdele que, en el tiempo de Job, la gente no tenía telescopios ni naves espaciales. Pídale que explique lo difícil que debió de haber sido para las personas de ese tiempo imaginar que un objeto tan grande como la Tierra pudiera colgar sobre nada, es decir, flotar en el espacio. El niño podría usar una pelota o una piedra para demostrar que los objetos que tienen masa necesitan algo que los sostenga. Esta lección grabará en su hijo que Jehová incluyó en la Biblia hechos que los humanos tardaron mucho en demostrar (Neh. 9:6). w16.09 5:9, 12
Viernes 16 de febrero
En tu corazón ejerce fe (Rom. 10:9).
La fe implica mucho más que solo comprender el propósito de Dios. Es una fuerza poderosa que motiva a las personas a hacer la voluntad de él. La fe en Jesús, el medio que Dios ha puesto para la salvación, impulsa al creyente a hablar con los demás de las buenas nuevas. Nuestra posibilidad de disfrutar de vida eterna en el nuevo mundo de Dios depende de que tengamos fe y la conservemos fuerte. Igual que una planta necesita agua, nuestra fe necesita cuidados para mantenerse saludable. Las plantas naturales, a diferencia de las artificiales, no dejan de experimentar cambios. Si se las riega con regularidad, siguen creciendo. En caso contrario, se marchitan y acaban muriendo. Igual le ocurre a la fe. Si no la cuidamos, se debilitará y morirá (Luc. 22:32; Heb. 3:12). Pero si le damos los cuidados necesarios, seguirá viva y no dejará de crecer, y estaremos “saludables en fe” (2 Tes. 1:3; Tito 2:2). w16.10 4:4, 5
Sábado 17 de febrero
El oficial principal de la corte se puso a asignarles nombres. De modo que asignó a Daniel el nombre de Beltsasar (Dan. 1:7).
Cuando Daniel y sus compañeros fueron deportados, los babilonios intentaron que asimilaran su cultura. Por eso, les enseñaron “la lengua de los caldeos”, y el oficial de la corte encargado de su educación le dio un nombre babilonio a cada uno (Dan. 1:3-7). El nombre que le dio a Daniel hacía referencia a Bel, el dios más importante de Babilonia. El rey Nabucodonosor tal vez quería grabar en Daniel la idea de que su Dios, Jehová, había sido sometido por el dios babilonio (Dan. 4:8). Aunque a Daniel le ofrecieron comer de los manjares exquisitos del rey, él “se resolvió en su corazón a no contaminarse” con ellos (Dan. 1:8). Mantuvo la salud espiritual en una tierra extranjera gracias al estudio constante de los libros sagrados en su lengua materna (Dan. 9:2). Por eso, unos setenta años después de su llegada a Babilonia, todavía se le conocía por su nombre hebreo (Dan. 5:13). w16.10 2:7, 8
Domingo 18 de febrero
Adondequiera que el espíritu se inclinaba a ir, ellas iban (Ezeq. 1:20).
Jesús solo usa un medio para darnos alimento espiritual: el “esclavo fiel” que ha nombrado (Mat. 24:45-47). Desde 1919, Jesús, ya en su gloria celestial, ha utilizado a este esclavo para ayudar a sus discípulos a entender el libro de Dios y seguir sus instrucciones. Si somos obedientes, contribuimos a la limpieza, la paz y la unidad de la congregación. Por ello, hacemos bien en preguntarnos: “¿Apoyo con lealtad al medio que Jesús está usando para alimentarnos?”. La Palabra escrita de Dios nos ayuda a conocer mejor la parte celestial de su organización. Por ejemplo, el profeta Ezequiel tuvo una visión en la que se representaba a esta parte de la organización de Dios con un carro celestial (Ezeq. 1:4-28). Ahora que Cristo y los santos ángeles están a punto de aniquilar este sistema malvado, el carro de Jehová avanza con rapidez hacia la vindicación de la soberanía de Dios y la santificación de su sagrado nombre. w16.11 3:9, 10
Lunes 19 de febrero
Anímense unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca (Heb. 10:25).
Tal como lo hacían los primeros discípulos de Jesús, nos reunimos para aprender y estimularnos mutuamente (1 Cor. 14:31). Los siervos de Dios necesitan ánimo aunque tengan años de experiencia. Tomemos por caso a Josué, quien había servido fielmente a Jehová desde hacía mucho tiempo. Aun así, Jehová le dio este mandato a Moisés: “Comisiona a Josué y anímalo y fortalécelo, porque él es quien ha de atravesar delante de este pueblo y él es quien ha de hacer que hereden la tierra que tú verás” (Deut. 3:27, 28). Josué estaba a punto de asumir la gran responsabilidad de liderar a los israelitas en la conquista de la Tierra Prometida. Se enfrentaría a obstáculos y sufriría al menos una derrota militar (Jos. 7:1-9). No nos sorprende que Josué necesitara ánimo y fuerzas. Igualmente, los ancianos y superintendentes de circuito, que trabajan duro cuidando el rebaño de Dios, necesitan que les demos ánimo. ¿Lo estamos haciendo? (1 Tes. 5:12, 13). w16.11 1:12, 13
Martes 20 de febrero
Te mostraré el juicio sobre la gran ramera que se sienta sobre muchas aguas (Rev. 17:1).
Los Estudiantes de la Biblia entendieron que no era suficiente con comunicar su postura sobre la religión falsa a los familiares, amigos íntimos y feligreses. El mundo entero tenía que ver a Babilonia la Grande como lo que es: una prostituta en sentido religioso. Por ello, de diciembre de 1917 a principios de 1918, los Estudiantes de la Biblia, que solo eran unos pocos miles, distribuyeron con entusiasmo 10 millones de tratados con el tema “La caída de Babilonia”, que contenía una dura acusación contra la cristiandad. Como es natural, los líderes religiosos se pusieron furiosos; pero los Estudiantes de la Biblia continuaron con esta importante labor sin dejarse intimidar. Estaban decididos a “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hech. 5:29). ¿Cuál es la conclusión? Que aquellos cristianos no se hicieron esclavos de Babilonia la Grande durante la guerra. Al contrario, se estaban librando de su influencia y ayudaban a otras personas a hacer lo mismo. w16.11 5:2, 4
Miércoles 21 de febrero
Los que viven en conformidad con la carne fijan la mente en las cosas de la carne; pero los que viven en conformidad con el espíritu, en las cosas del espíritu (Rom. 8:5).
Algunos podrían pensar que en este texto se está hablando de la diferencia entre los que no están en la verdad y los que sí lo están, entre quienes no son cristianos y quienes sí lo son. Sin embargo, Pablo escribió a “los que están en Roma como amados de Dios, llamados a ser santos” (Rom. 1:7). Por lo tanto, el contraste es entre cristianos que andaban en conformidad con la carne y cristianos que andaban en conformidad con el espíritu. El apóstol relacionó vivir “en conformidad con la carne” con “las pasiones pecaminosas” que actuaban en su cuerpo (Rom. 7:5). Al hablar de “los que fijan la mente en las cosas de la carne”, Pablo estaba hablando de personas que se dejan dominar por los deseos de su carne imperfecta o que están centradas en satisfacerlos. Son, por lo general, los que siguen sus deseos, impulsos y pasiones, ya sean sexuales o de otra clase. w16.12 2:5, 7
Jueves 22 de febrero
Feliz es aquel cuya sublevación le es perdonada (Sal. 32:1).
Algunas personas tal vez estén angustiadas debido a errores que cometieron en el pasado. A veces, el rey David no podía dejar de pensar en sus faltas y reconoció que gemía por la angustia que sentía en el corazón (Sal. 38:3, 4, 8, 18). ¿Qué era lo mejor que podía hacer? Confió en que Jehová le mostraría misericordia y lo perdonaría (Sal. 32:2, 3, 5). En otras ocasiones, lo que nos inquieta tal vez sea el presente. Por ejemplo, cuando David escribió el Salmo 55, temía por su vida (Sal. 55:2-5). Pero no permitió que la ansiedad acabara con su confianza en Jehová. Oró intensamente sobre sus problemas, aunque también sabía que debía dar pasos concretos para resolverlos (2 Sam. 15:30-34). Aprendemos una lección de David. En lugar de permitir que nos domine la ansiedad, tomemos las medidas que podamos para hacer frente a la situación y dejémosla con confianza en manos de Jehová. w16.12 3:14, 15
Viernes 23 de febrero
He pecado contra Jehová (2 Sam. 12:13).
David aceptó la corrección que le dio el representante de Dios, el profeta Natán. También oró a Jehová, le confesó sus pecados y expresó su deseo sincero de recuperar su favor (Sal. 51:1-17). No permitió que el sentimiento de culpabilidad lo paralizara, sino que aprendió de sus errores. De hecho, nunca repitió aquellos graves pecados. Años después, murió fiel. Jehová nunca olvidará su vida de lealtad (Heb. 11:32-34). ¿Qué aprendemos del ejemplo de David? Si cometemos un pecado grave, tenemos que arrepentirnos de corazón y buscar el perdón de Jehová. Debemos confesarle nuestros pecados (1 Juan 1:9). También tenemos que hablar con los ancianos, para que nos den ayuda espiritual (Sant. 5:14-16). Si aprovechamos todo lo que Jehová ha puesto a nuestra disposición, demostramos que confiamos en su promesa de sanarnos y perdonarnos. Además, debemos aprender de los errores cometidos, seguir sirviendo a Jehová y mirar al futuro con confianza (Heb. 12:12, 13). w17.01 1:13, 14
Sábado 24 de febrero
Retén a tu siervo de actos presuntuosos (Sal. 19:13).
Lo que la Biblia llama “actos presuntuosos” son actos insolentes. Significa hacer algo de forma precipitada y con atrevimiento, sin tener autoridad para ello. Debido al pecado heredado, todos actuamos así a veces. Pero el ejemplo del rey Saúl muestra que, si adoptamos la costumbre de comportarnos de esta manera, tarde o temprano nuestra amistad con Dios se verá perjudicada. Salmo 119:21 dice que Jehová reprende a los “presuntuosos”. ¿Por qué? Los “actos presuntuosos” o insolentes no son simples errores. ¿Por qué lo decimos? Primero, porque si no actuamos con modestia, dejamos de honrar a Jehová, nuestro legítimo Soberano. Segundo, porque si traspasamos los límites de nuestra autoridad, es probable que tengamos conflictos con otros (Prov. 13:10). Y, tercero, porque podemos sentirnos avergonzados o hasta humillados cuando se vea que hemos sido inmodestos (Luc. 14:8, 9). Actuar así no trae buenos resultados. Como indica la Biblia, demostrar modestia siempre es lo mejor. w17.01 3:4, 5
Domingo 25 de febrero
Ellos han obrado ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él; el defecto es de ellos mismos (Deut. 32:5).
Como Adán ya no era perfecto, no podía reflejar las cualidades de Dios a la perfección. No solo arruinó su maravilloso futuro, sino que transmitió a sus hijos la imperfección, el pecado y la muerte (Rom. 5:12). Privó a su descendencia de la perspectiva de vivir para siempre. Adán y Eva ya no podían tener hijos perfectos, y tampoco ninguno de sus descendientes. Después de alejar de Dios a la primera pareja humana, Satanás ha seguido engañando a la humanidad hasta el día de hoy (Juan 8:44). A pesar de la rebelión de Adán y Eva, el amor de Dios por la humanidad no se apagó. Él quiere que seamos sus amigos; no desea que nadie muera (2 Ped. 3:9). Por eso, sin renunciar a sus justas normas, tomó medidas de inmediato para que la humanidad pudiera recuperar su amistad (Juan 3:16). w17.02 1:12-14
Lunes 26 de febrero
Con los que consultan juntos hay sabiduría (Prov. 13:10).
Si nos fijamos en las cosas buenas de los demás, igual que hace Jehová, valoraremos más nuestro papel en su organización. En vez de buscar ser el centro de atención o el que siempre dice lo que hay que hacer, procuraremos ser modestos y pedir y aceptar sugerencias. Nos alegraremos cuando otros reciban privilegios y alabaremos a Jehová por bendecir a “toda la asociación de [...] hermanos en el mundo” (1 Ped. 5:9). Además, aprender a ver las cosas como las ve Jehová nos ayudará a tener buen juicio. Si estudiamos regularmente, oramos y ponemos en práctica lo que Dios nos enseña, fortaleceremos poco a poco la conciencia y aprenderemos a poner a los demás en primer lugar (1 Tim. 1:5). Si hacemos nuestra parte, Jehová nos promete que terminará nuestro entrenamiento, es decir, nos ayudará a desarrollar modestia y otras cualidades cristianas (1 Ped. 5:10). w17.01 4:17, 18
Martes 27 de febrero
Que los ancianos que presiden excelentemente sean tenidos por dignos de doble honra, especialmente los que trabajan duro en hablar y enseñar (1 Tim. 5:17).
Desde luego, nuestros hermanos merecen que les mostremos honra y respeto, en especial los ancianos, que están al frente de la congregación. Les damos honra sin importar su nacionalidad, nivel educativo, posición social o situación económica. La Biblia los llama “dádivas en hombres”, y Dios los utiliza de manera sobresaliente para atender las necesidades de su pueblo (Efes. 4:8). Pensemos en los ancianos de las congregaciones, en los superintendentes de circuito, en los miembros de los comités de las sucursales y en el Cuerpo Gobernante. Valoramos mucho a los hermanos nombrados, igual que hicieron los cristianos del primer siglo. Pero no idolatramos a los representantes de la congregación cristiana que son muy conocidos. Y, cuando nos encontramos con ellos, no actuamos como si estuviéramos al lado de ángeles, aunque sí los respetamos y honramos por su duro trabajo y humildad (2 Cor. 1:24; Rev. 19:10). w17.03 1:13
Miércoles 28 de febrero
¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino uno solo, Dios (Mar. 10:18).
Herodes Agripa I, quien fue rey o líder de Judea, fue muy distinto a Jesús. En un acto con varios diplomáticos, “se vistió de ropaje real”. La multitud de admiradores reunidos gritaron: “¡Voz de un dios, y no de un hombre!”. Sin duda, a Herodes le encantó recibir esas alabanzas. Pero “al instante el ángel de Jehová lo hirió, porque no dio la gloria a Dios; y llegó a estar comido de gusanos, y expiró” (Hech. 12:21-23). Sin duda, ningún observador imparcial pensaría que Jehová lo había escogido como líder. Jesús, por el contrario, demostró de sobra que había sido nombrado por Dios, y siempre dio gloria a Jehová, el Gobernante Supremo de su pueblo. Jehová no quería que Jesús fuera líder solo unos años. “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra”, dijo Jesús después de su resurrección. Y añadió: “¡Miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas” (Mat. 28:18-20). w17.02 3:20, 21