Noviembre
Jueves 1 de noviembre
Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio (Prov. 27:11).
Según Satanás, nadie sirve a Jehová por amor, sino por interés (Job 2:4, 5). ¿Ha dejado de hacer esta acusación? No. Tras ser expulsado del cielo, Satanás seguía siendo “el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día y noche delante de nuestro Dios” (Rev. 12:10). Él sigue poniendo en duda nuestra integridad y desea que nos rindamos ante las pruebas y que dejemos de apoyar la soberanía de Dios. Cuando nos enfrentemos a una prueba, pensemos en la siguiente escena. En un lado están Satanás y sus demonios señalándonos y diciendo que no resistiremos, que cederemos ante la presión y que nos rendiremos. En el otro lado están Jehová, nuestro rey Jesucristo, los ungidos que han resucitado y millones de ángeles, que nos aplauden y están encantados de que sigamos aguantando y apoyando la soberanía de Jehová. Entonces, escuchamos lo que Jehová nos dice en las palabras citadas en el texto de hoy. w16.04 2:8, 9
Viernes 2 de noviembre
Toma contigo a uno o dos más (Mat. 18:16).
Si con la ayuda de uno o dos testigos resolvemos el conflicto, habremos “ganado” al hermano. Solo debemos acudir a los ancianos cuando se han hecho varios intentos de ayudar al ofensor y todos han fracasado. Muy pocas veces nos vemos obligados a dar todos los pasos descritos en Mateo 18:15-17. Esto es un alivio, pues significa que las diferencias normalmente se resuelven antes de que la situación sea tan grave que haga falta expulsar a quien no se arrepiente. A menudo el ofensor se da cuenta de su error y rectifica. Entonces, la persona ofendida tal vez vea que ya no hay razón para insistir en que se ha cometido una falta y decida perdonarlo. En cualquier caso, lo que dijo Jesús indica que no debemos apresurarnos a involucrar a la congregación cuando surge alguna diferencia. Los ancianos solo pueden intervenir si se han dado los primeros dos pasos y la acusación se basa en pruebas sólidas. w16.05 1:15, 16
Sábado 3 de noviembre
Ellos no son parte del mundo (Juan 17:16).
Tenemos que ser neutrales para poder ser súbditos leales del Reino de Dios. Estamos anunciando que ese Reino es la única solución a los problemas. ¿Cómo podríamos predicar con una conciencia tranquila si no somos neutrales? Además, no somos como las religiones falsas, que se meten en política y así dividen a sus miembros. Como nosotros obedecemos las leyes de Dios y nos mantenemos neutrales, nuestra hermandad internacional permanece unida (1 Ped. 2:17). Dado que el fin del mundo de Satanás está muy cerca, por eso es razonable esperar que la cuestión de la neutralidad adquiera más y más importancia. Como el mundo está lleno de hombres y mujeres testarudos, que “no [están] dispuestos a ningún acuerdo”, cada día estará más dividido y enfrentado (2 Tim. 3:3, 4). En algunos países, nuestros hermanos ya han tenido que defender su neutralidad, pues las circunstancias políticas han cambiado de la noche a la mañana. Por eso, debemos prepararnos ahora para mantener la firme determinación de permanecer neutrales. Si lo dejamos para cuando se presente una situación difícil, podríamos terminar cediendo y violar nuestra neutralidad. w16.04 4:3, 4
Domingo 4 de noviembre
Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará (Gál. 6:7).
Hay quienes piensan que da lo mismo lo que decidamos, pero no es así. Si queremos tomar decisiones que agraden a Jehová, tenemos que analizar las leyes y los principios que están en su Palabra, y obedecerlos. Por ejemplo, para ganarnos la aprobación de Dios, tenemos que obedecer su ley sobre la sangre (Gén. 9:4; Hech. 15:28, 29). Orar también nos servirá para tomar decisiones que cumplan con los principios y las leyes de las Escrituras. Hay decisiones personales muy importantes que pueden afectar bastante nuestra salud espiritual. Lo que hagamos influirá, para bien o para mal, en nuestra amistad con Dios. Una buena elección nos acercará a Jehová, mientras que una mala podría alejarnos de él. Además, si tomamos una mala decisión podemos debilitar la fe de otros. ¿De qué maneras? Quizás alguien se moleste o tropiece por nuestra culpa; hasta podríamos poner en peligro la unidad de la congregación. No cabe duda: las decisiones que tomamos tienen consecuencias (Rom. 14:19). w16.05 3:4, 5
Lunes 5 de noviembre
Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo (Is. 48:17).
Jehová valora nuestros esfuerzos por “comprar” tiempo para leer la Biblia y estudiar con regularidad (Efes. 5:15, 16). Para ser sinceros, no siempre podemos leer con detenimiento toda la información que recibimos. Con todo, debemos evitar un peligro que no se ve a simple vista. ¿Cuál? Si pensamos que parte del alimento espiritual que recibimos no tiene que ver con nosotros, corremos el riesgo de perdernos algunos beneficios. ¿Nos parece que una sección de la Biblia no es aplicable en nuestro caso? ¿Qué hay si cierta publicación está dirigida a un público con el que no nos sentimos identificados? Si leemos esa información por encima, o ni siquiera la leemos, podríamos perdernos consejos muy valiosos. Cada uno debe recordar que Jehová es la Fuente de todo el alimento espiritual. w16.05 5:5, 6
Martes 6 de noviembre
Aunque un hombre dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad (Gál. 6:1).
Jehová usa la congregación y a los superintendentes para moldearnos a cada uno. Por ejemplo, los ancianos tratan de ayudarnos si observan que tenemos problemas espirituales. Naturalmente, no basan sus consejos en ideas humanas. Más bien, son humildes y le piden a Jehová perspicacia y sabiduría. Después, actúan de acuerdo con sus oraciones, pues buscan en la Palabra de Dios y en las publicaciones bíblicas información relacionada con nuestra situación. Así están preparados para darnos justo lo que necesitamos. Entender cómo nos moldea Jehová nos puede ayudar a llevarnos bien con los hermanos y a tener una actitud positiva hacia las personas del territorio y los que estudian la Biblia con nosotros. Jehová no los obliga a cambiar. Les revela sus justas normas para que, si lo desean, hagan cambios y tengan vidas limpias. w16.06 1:13, 14
Miércoles 7 de noviembre
Tú sigues buscando cosas grandes para ti. No sigas buscando (Jer. 45:5).
El apóstol advirtió que si alguien ama las cosas del mundo, es decir, “el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno”, “el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15, 16). Esto significa que tenemos que examinar nuestro corazón constantemente para ver si se siente atraído por el entretenimiento, las compañías o la forma de vestir y arreglarse del mundo. O quizás queramos conseguir “cosas grandes” con la ayuda de la educación superior. Esto también podría ser una señal de que amamos el mundo. El nuevo mundo prometido está a las puertas. Así que es muy importante que recordemos aquella contundente declaración de Moisés registrada en Deuteronomio 6:4. Si entendemos bien que “Jehová nuestro Dios es un solo Jehová”, y estamos convencidos de ello, haremos todo lo posible por adorarlo solo a él y servirle como él quiere (Heb. 12:28, 29). w16.06 3:14
Jueves 8 de noviembre
Busquen continuamente el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas (Luc. 12:31).
Se dice que las necesidades del hombre son pocas, pero que sus deseos no tienen fin. Ahora bien, parece que muchos no saben distinguir entre las necesidades y los deseos. ¿Cuál es la diferencia? Las verdaderas necesidades son las cosas indispensables para la vida, como la comida, la ropa y un techo. En cambio, los deseos son las cosas que a uno le gustaría tener, pero que no son indispensables para la vida. Los deseos de las personas pueden variar bastante de un lugar a otro. En los países en vías de desarrollo, puede que muchos se conformen con tener el dinero suficiente para comprar un teléfono celular, una motocicleta o un terreno pequeño. En cambio, en los países más ricos, la gente tal vez quiera comprar ropa lujosa, una casa más grande o un automóvil más caro. En cualquier caso, hay un peligro real: dejarse atrapar por el materialismo, querer más y más cosas, sea que las necesitemos o no, sea que tengamos el dinero para comprarlas o no (Heb. 13:5). w16.07 1:1-3
Viernes 9 de noviembre
No estén haciendo planes con anticipación para los deseos de la carne (Rom. 13:14).
Muchos están tan enredados en los asuntos cotidianos que no “tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mat. 5:3). Están absortos en conseguir las cosas materiales que el mundo ofrece y que despiertan “el deseo de la carne y el deseo de los ojos” (1 Juan 2:16). Nosotros no queremos recibir la influencia del espíritu del mundo, sino la del espíritu de Dios. Por medio de este, Jehová nos ha ayudado a comprender claramente qué sucederá en el futuro próximo (1 Cor. 2:12). Ahora bien, no hacen falta grandes cosas para adormecernos espiritualmente. Puede bastar con que permitamos que los asuntos cotidianos ocupen el lugar de las actividades espirituales (Luc. 21:34, 35). Además, algunos se burlan de nosotros porque nos mantenemos alerta. Pero no debemos escucharlos y perder el sentido de urgencia (2 Ped. 3:3-7). Más bien, tenemos que asistir siempre a las reuniones con nuestros hermanos, pues allí está el espíritu de Dios. w16.07 2:13, 14
Sábado 10 de noviembre
Oh Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne. En cuanto a nuestras transgresiones, tú mismo las cubrirás (Sal. 65:2, 3).
Muchas personas oran porque eso las hace sentirse bien, pero no porque de verdad crean que Dios escucha sus oraciones. Necesitan saber que Jehová es el “Oidor de la oración”. Jesús dijo a sus discípulos: “Si le piden alguna cosa al Padre, él se la dará en mi nombre” (Juan 16:23). Es evidente que la expresión alguna cosa incluye todo lo que esté de acuerdo con la voluntad de Jehová. El apóstol Juan nos asegura: “Y esta es la confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14). Tenemos el privilegio de enseñar a las personas que la oración no es una mera ayuda psicológica, sino un medio maravilloso de acercarnos al “trono de la bondad inmerecida” de Jehová (Heb. 4:16). Podemos ayudar a los demás a acercarse a Dios y a hallar consuelo en los momentos difíciles si les enseñamos a orar de la manera correcta, a la persona correcta y por las cosas correctas (Sal. 4:1; 145:18). w16.07 4:11, 12
Domingo 11 de noviembre
Los que te son leales te bendecirán. Dirán de la gloria de tu gobernación real, y hablarán de tu poderío, para dar a conocer a los hijos de los hombres la gloria del esplendor de tu gobernación real (Sal. 145:10-12).
Por supuesto, todos los testigos leales de Jehová nos sentimos como David, quien cantó las palabras del texto de hoy. Pero ¿y si usted no puede hacer tanto como quisiera por causa de la edad o de alguna enfermedad? Recuerde siempre que predicar a médicos y enfermeros también es un servicio sagrado que da gloria a nuestro maravilloso Dios. Si está en la cárcel por su fe, seguramente habla de la verdad todo lo que le permiten las circunstancias, y eso también alegra el corazón de Jehová (Prov. 27:11). Lo mismo ocurre si vive en un hogar dividido por la religión y no abandona sus actividades espirituales diarias (1 Ped. 3:1-4). Podemos alabar a Jehová y progresar espiritualmente incluso en circunstancias adversas. No cabe duda de que Jehová nos seguirá bendiciendo si hablamos de la verdad a las personas que necesitan esperanza. w16.08 3:19, 20
Lunes 12 de noviembre
Que las esposas estén en sujeción a sus esposos como al Señor, porque el esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación (Efes. 5:22, 23).
Esto no significa que la esposa sea inferior al esposo. De hecho, este mandato la ayuda a cumplir el papel que Jehová tenía pensado para ella: “No es bueno que el hombre [Adán] continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él” (Gén. 2:18). Por su parte, el esposo cristiano ejerce su autoridad en la familia con amor, tal como lo hizo Jesús, la “cabeza de la congregación”. La esposa del hombre que actúa así se siente más segura. Además, encuentra más fácil respetarlo, apoyarlo y aceptar su autoridad. Los discípulos de Jesús lo imitan cuando se aman tal como él los amó (Juan 13:34, 35; 15:12, 13; Efes. 5:25). El amor en un matrimonio cristiano debe ser tan fuerte que los cónyuges tienen que estar dispuestos a dar la vida por el otro si es necesario. w16.08 2:3, 4
Martes 13 de noviembre
Una palabra a su tiempo apropiado, ¡oh, cuán buena es! (Prov. 15:23).
Nuestras palabras de ánimo pueden tener un profundo efecto en otras personas; podrían ayudarlas a hacer más en el servicio a Jehová. Y nunca olvidemos cuánto podemos fortalecer a los demás levantando la mano en las reuniones y dando comentarios edificantes. Con la ayuda de Jehová, Nehemías y los que estaban con él “fortalecieron sus manos para la buena obra”. ¿El resultado? Construyeron los muros de Jerusalén en tan solo cincuenta y dos días (Neh. 2:18; 6:15, 16). Nehemías no se limitó a supervisar la obra. Participó personalmente en la reconstrucción de las murallas (Neh. 5:16). Muchos ancianos entregados han imitado a Nehemías al colaborar en la construcción de los edificios que usamos para servir a Dios o al limpiar y mantener el Salón del Reino. Además, predican con sus hermanos y les hacen visitas de pastoreo. Así, fortalecen las manos débiles de los que “están ansiosos de corazón” (Is. 35:3, 4). w16.09 1:15, 16
Miércoles 14 de noviembre
El amor no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses (1 Cor. 13:4, 5).
Los siervos de Dios se esfuerzan mucho por poner en práctica este consejo de la Biblia: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual” (Col. 3:2, 5). No queremos que a los demás les cueste hacer esto por nuestra culpa. Hay hermanos que han abandonado una vida inmoral y que aún siguen luchando contra las malas inclinaciones (1 Cor. 6:9-11). ¿Verdad que no deseamos hacerles aún más difícil la lucha? Nuestra manera de vestir debe contribuir a que la congregación sea un lugar que nos proteja de la inmoralidad de afuera. Es cierto que somos libres de ponernos la ropa que queramos, pero también somos responsables de escoger la que ayude a los demás a permanecer puros y a obedecer las normas de Dios sobre la santidad en su manera de pensar, hablar y comportarse (1 Ped. 1:15, 16). w16.09 3:9, 10
Jueves 15 de noviembre
Ustedes, los jóvenes, alaben el nombre de Jehová (Sal. 148:12, 13).
“Nosotros creemos en Jehová, pero eso no significa necesariamente que nuestros hijos vayan a creer en él —dijo un matrimonio de Francia—. La fe no se hereda. Los hijos la adquieren poco a poco”. Un hermano de Australia escribió: “Ayudar a los hijos a que la fe se arraigue en su corazón es probablemente la tarea más difícil a la que jamás te enfrentarás. Puede que creas que la respuesta que le diste a tu hijo lo dejó contento, pero, para tu sorpresa, más tarde te vuelve a hacer la misma pregunta. Las respuestas que hoy satisfacen su curiosidad quizás no lo consigan mañana. Tal vez tengas que hablar de algunos asuntos varias veces”. Padres, ¿sienten a veces que no están a la altura de su responsabilidad de educar a sus hijos y hacer de ellos hombres y mujeres de fe? La verdad es que nadie tiene la capacidad de cumplir con esa tarea sin ayuda (Jer. 10:23). Pero podemos lograrlo si buscamos la guía de Jehová. w16.09 5:1, 2
Viernes 16 de noviembre
No retengas el bien de aquellos a quienes se les debe (Prov. 3:27).
Para los inmigrantes puede ser un desafío ajustarse a una nueva cultura. Rut dio un buen ejemplo de cómo hacerlo. En primer lugar, mostró que respetaba las costumbres de su nuevo país pidiendo permiso para rebuscar (Rut 2:7). No dio por supuesto que tenía el derecho de hacerlo ni que los demás estuvieran obligados a ayudarla. En segundo lugar, agradeció enseguida el buen trato que había recibido (Rut 2:13). Los inmigrantes que tengan una actitud tan buena como la de Rut probablemente se ganarán el respeto de los hermanos y del resto de la gente. Nos alegra mucho que Jehová haya mostrado bondad inmerecida a todo el mundo y le haya permitido, sin importar su origen, conocer las buenas nuevas. Puede que los inmigrantes no hayan tenido la oportunidad en su país de estudiar la Biblia o de reunirse libremente con el pueblo de Jehová. Ahora que pueden hacerlo, deberíamos ayudarlos a que dejen de sentirse extranjeros en la congregación. w16.10 1:17-19
Sábado 17 de noviembre
Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento (Heb. 12:2).
Hoy, millones de siervos de Dios siguen el ejemplo de Jesús. Se concentran en su esperanza y no permiten que las pruebas debiliten su fe. Veamos el ejemplo de Rudolf Graichen, que nació en Alemania en 1925. Al recordar los cuadros con escenas bíblicas que colgaban de las paredes de su casa, escribió: “En uno de ellos estaban pintados el lobo y el cordero, el cabrito y el leopardo, el becerro y el león: todos morando en paz y conducidos por un niñito. [...] Aquellos cuadros me causaron una impresión perdurable” (Is. 11:6-9). Su fe en que habrá un paraíso se mantuvo firme a pesar de muchos años de terrible persecución, primero de parte de la Gestapo durante el régimen nazi y después de la Stasi, la policía comunista de Alemania oriental. Tuvo que aguantar otras duras pruebas, como la pérdida de su querida madre, que murió de tifus en el campo de concentración de Ravensbrück, y ver que la fe de su padre se debilitó y renunció a ser testigo de Jehová. w16.10 3:12-14
Domingo 18 de noviembre
Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, la aceptaron como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios (1 Tes. 2:13).
La Santa Biblia, el libro de Dios, es de inmenso valor para los siervos de Jehová. Nos da la corrección que necesitamos de vez en cuando, pues somos imperfectos. ¿Cómo reaccionamos? Veamos el caso de Evodia y Síntique, dos hermanas ungidas que tuvieron un problema serio. El conflicto entre ellas pudo haber perturbado la paz de toda la congregación. La Biblia no dice qué pasó al final, pero estas hermanas tal vez reaccionaron bien y aceptaron el consejo que con tanto cariño les dio el apóstol Pablo (Filip. 4:2, 3). Situaciones de este tipo podrían provocar hoy problemas en las congregaciones del pueblo de Dios. Pero esos problemas pueden resolverse o incluso evitarse si ponemos en práctica los consejos de la Palabra de Dios, la Biblia. Y si la apreciamos de verdad, dejaremos que sus instrucciones guíen nuestra vida (Sal. 27:11). w16.11 3:1-3
Lunes 19 de noviembre
¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso (Prov. 24:10).
Todos necesitamos recibir ánimo, especialmente cuando estamos creciendo. El doctor Timothy Evans explica: “Los niños [...] necesitan ánimo igual que las plantas necesitan agua”. Y añade: “Los niños que reciben ánimo se sienten valiosos y queridos”. Sin embargo, vivimos en tiempos críticos, en los que mucha gente es egoísta, falta el cariño natural y rara vez se da estímulo (2 Tim. 3:1-5). Satanás quiere desanimarnos porque sabe que así puede debilitarnos espiritualmente y de otras maneras. Él se valió de una serie de calamidades y acusaciones falsas para intentar desanimar a Job, un hombre justo, pero su perverso plan fracasó (Job 2:3; 22:3; 27:5). Una manera de oponernos al Diablo es animando a nuestra familia y a la congregación. Así contribuiremos a que todos nos sintamos felices y seguros en el hogar y en el Salón del Reino. w16.11 1:4, 6
Martes 20 de noviembre
Dios los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa (1 Ped. 2:9).
A principios del siglo dieciséis, unos cuantos hombres valientes comenzaron a traducir la Palabra de Dios a los idiomas de la gente común. Cuando se hizo disponible, la gente la leyó y entonces empezó a hacer preguntas: “¿Dónde habla la Biblia del purgatorio y de pagar por las misas de difuntos? ¿Dónde se menciona a los papas y a los cardenales?”. La Iglesia se indignó: ¿cómo se atrevían a cuestionar a sus líderes? Y contraatacó. Condenó por herejía a hombres y mujeres que rechazaron sus doctrinas. La Iglesia dictaba la sentencia de muerte y el Estado la ejecutaba. El objetivo era que la gente no leyera la Biblia y no cuestionara a la Iglesia. En general, esta táctica funcionó. Sin embargo, hubo personas valientes que no se dejaron intimidar por Babilonia la Grande. Habían probado un poco de la Palabra de Dios y querían más. w16.11 4:13
Miércoles 21 de noviembre
Un testigo fiel es uno que no miente (Prov. 14:5).
La honradez es fundamental para los cristianos (Efes. 4:25). Satanás es “el padre de la mentira”. Ananías y Safira perdieron la vida por mentir. No queremos ser como ellos, y por eso evitamos la mentira (Juan 8:44; Hech. 5:1-11). Pero ¿es eso lo único que implica ser honrado? La verdad es que, si agradecemos profundamente la bondad inmerecida de Dios, se reflejará en nuestra honradez. Mentir es decir algo que no es cierto. Pero Jehová no solo desea que sus siervos no digan mentiras descaradas. A los israelitas les mandó: “Deben resultar santos, porque yo Jehová su Dios soy santo”. Luego les dio, entre otros, estos ejemplos de lo que significa ser santo: “No deben hurtar, y no deben engañar, y no deben tratar falsamente, ninguno, con su asociado” (Lev. 19:2, 11). Lamentablemente, puede que alguien que no mienta descaradamente engañe a otros o los trate con falsedad. w16.12 1:17, 18
Jueves 22 de noviembre
La paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús (Filip. 4:7).
En la Biblia encontramos las palabras y enseñanzas de Jesús. Estas tranquilizaban a quienes las oían. Muchas personas acudían a él porque aliviaba a los que estaban angustiados, fortalecía a los débiles y consolaba a los deprimidos (Mat. 11:28-30). Atendió con cariño las necesidades espirituales, emocionales y físicas de los demás (Mar. 6:30-32). Igual que los apóstoles, que lo acompañaban, nosotros también podemos contar con el apoyo que Jesús prometió, aunque no estemos físicamente con él. Ahora que es Rey en los cielos, sigue poniéndose en nuestro lugar. Por ello, si sentimos ansiedad, se compadece de nosotros y acude en nuestra ayuda en el momento apropiado. En efecto, las palabras de Jesús pueden ayudarnos a sobrellevar la angustia y darnos esperanza y valor (Heb. 2:17, 18; 4:16). w16.12 3:4, 6
Viernes 23 de noviembre
El fin de toda carne ha llegado delante de mí (Gén. 6:13).
Noé vivió en un mundo lleno de violencia e inmoralidad (Gén. 6:4, 9-12). Fue fiel y proclamó el mensaje de advertencia de Dios, pero no podía obligar a aquella gente mala a aceptarlo ni podía adelantar la venida del Diluvio. Tuvo que confiar en que Jehová cumpliría su promesa de acabar con la maldad y en que lo haría en el momento justo (Gén. 6:17). Nosotros también vivimos en un mundo lleno de maldad, que Jehová ha prometido destruir (1 Juan 2:17). Mientras tanto, no podemos obligar a nadie a aceptar las “buenas nuevas del reino”. Y tampoco podemos hacer nada para que venga antes la “gran tribulación” (Mat. 24:14, 21). Igual que Noé, necesitamos una fe fuerte y confianza en que Dios intervendrá pronto (Sal. 37:10, 11). Estamos convencidos de que no permitirá que este sistema malvado dure ni un día más de lo necesario para que se cumpla su propósito (Hab. 2:3). w17.01 1:5-7
Sábado 24 de noviembre
Yo, Jehová, soy Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar (Is. 48:17).
Hoy día, mucha gente usa mal el libre albedrío e incluso toma decisiones que perjudican a otras personas. Como la Biblia predijo, en “los últimos días” los hombres serían “desagradecidos” (2 Tim. 3:1, 2). No le demos mal uso a este maravilloso regalo de Jehová; démosle el valor que se merece. ¿Cómo podemos hacerlo? Todos somos libres de decidir quiénes son nuestros amigos, cómo nos arreglamos y qué hacemos para divertirnos. Sin embargo, nuestra libertad puede llegar a ser un “disfraz para la maldad” si escogemos hacernos esclavos de los deseos de la carne o adoptamos las modas vergonzosas del mundo (1 Ped. 2:16). En lugar de usar el libre albedrío como una oportunidad para satisfacer los deseos carnales, debemos resolvernos a escoger lo que nos ayude a seguir este consejo: “Hagan todas las cosas para la gloria de Dios” (Gál. 5:13; 1 Cor. 10:31). w17.01 2:12-14
Domingo 25 de noviembre
Tan pronto como oí estas palabras, estuve ayunando y orando ante el Dios de los cielos (Neh. 1:4).
El ejemplo de Nehemías nos enseña que, cuando recibimos una nueva asignación o más responsabilidades, la modestia impedirá que creamos que no necesitamos la ayuda de nadie. Un anciano podría confiar en su experiencia y empezar a atender asuntos de la congregación sin orar antes. Otros tal vez tomen una decisión y después le pidan a Jehová que la bendiga. ¿Sería eso modestia? La persona modesta siempre está al tanto de cuál es su posición ante Dios y en su organización. Lo importante no son nuestras capacidades. Debemos tener cuidado de no confiar demasiado en nosotros mismos, especialmente cuando estamos ante una situación o un problema que conocemos bien (Prov. 3:5, 6). Los que pertenecemos a “la casa de Dios” aprendemos a preocuparnos por cumplir con nuestro papel en la familia y en la congregación, no por conseguir prestigio o ir escalando posiciones (1 Tim. 3:15). w17.01 4:7, 8
Lunes 26 de noviembre
La tierra la ha dado a los hijos de los hombres (Sal. 115:16).
El propósito original de Jehová era que la humanidad viviera para siempre en la Tierra (Gén. 1:28; Sal. 37:29). Dios les regaló generosamente a Adán y Eva muchas cosas maravillosas que les permitían disfrutar de la vida (Sant. 1:17). Les dio libertad de elección y la capacidad de razonar, amar y cultivar amistades. El Creador habló con Adán para enseñarle a ser obediente y a cuidar de sí mismo, de los animales y del Paraíso (Gén. 2:15-17, 19, 20). Además, dotó a la primera pareja humana de los sentidos del gusto, el tacto, la vista, el oído y el olfato. Gracias a ellos, podían disfrutar plenamente de la belleza y abundancia que había en su hogar. Adán y Eva tenían un sinfín de oportunidades para hallar satisfacción en su trabajo, sentirse realizados y descubrir cosas nuevas. Jehová creó a Adán y Eva con la facultad de tener hijos perfectos. La Tierra, abundante en recursos, sería su hogar para siempre. w17.02 1:6, 7
Martes 27 de noviembre
Tiene que escribir para sí en un libro una copia de esta ley, y guardar todas las palabras de esta ley (Deut. 17:18, 19).
¿Qué efecto tuvo la Palabra de Dios en los que dirigían al pueblo? Veamos el caso del rey Josías. Cuando se encontró la Ley de Moisés, su secretario comenzó a leérsela. Siguiendo la guía de la Palabra de Dios, inició una campaña intensa contra la idolatría e hizo preparativos para celebrar la Pascua como nunca se había hecho antes (2 Rey. 22:11; 23:1-23). Como Josías y otros líderes fieles fueron guiados por las Escrituras, estuvieron dispuestos a cambiar y aclarar las instrucciones que le daban a la nación. Estos cambios hicieron que el pueblo de Dios de la antigüedad actuara en armonía con la voluntad de Jehová. Sin embargo, no todos los reyes del pueblo de Dios de la antigüedad siguieron las instrucciones divinas. En ocasiones, Jehová disciplinó o hasta reemplazó a aquellos líderes (1 Sam. 13:13, 14). A su debido tiempo, nombró a alguien que sería superior a todos los hombres que había usado hasta entonces. w17.02 3:11, 12, 14
Miércoles 28 de noviembre
Procediste a hacerlo un poco menor que los que tienen parecido a Dios, y con gloria y esplendor entonces lo coronaste (Sal. 8:5).
Dios creó a los seres humanos “a su imagen” (Gén. 1:27). Por ese motivo, la mayoría de las personas demuestran las cualidades de Dios, pero en distintos grados. Los humanos podemos ser amables con otras personas, mostrarles amor y compasión. Dios nos creó con una conciencia; por eso, normalmente tenemos un sentido natural que, aunque a veces no está bien afinado, nos dice qué es bueno o malo, honesto o deshonesto, apropiado o inapropiado (Rom. 2:14, 15). A la mayoría nos gustan las cosas bonitas y limpias. Normalmente queremos vivir en paz con los demás. Esto demuestra que, nos demos cuenta de ello o no, reflejamos la gloria de Dios de algún modo, y por eso merecemos cierta honra y respeto. Sin embargo, se necesita equilibrio para saber de qué forma y hasta qué grado debemos honrar a los demás. w17.03 1:5, 6
Jueves 29 de noviembre
Dios sintió pesar en cuanto a la calamidad de que había hablado que les causaría; y no la causó (Jon. 3:10).
Dios no toma sus decisiones en un momento de furia, como hacen muchas personas, que se dejan llevar por las emociones. Al ver el arrepentimiento de los ninivitas y su cambio de actitud, no hizo lo que había dicho en un principio. De esta manera, demostró que era razonable, humilde y compasivo. De manera similar, en ocasiones, puede ser conveniente replantearnos una decisión, como por ejemplo, cuando cambian las circunstancias. Jehová lo ha hecho más de una vez (1 Rey. 21:20, 21, 27-29; 2 Rey. 20:1-5). Enterarnos de algo que no sabíamos puede ser también un motivo válido para cambiar una decisión. Así actuó David en el caso de Mefibóset, el nieto de Saúl. Adoptó una resolución basándose en información falsa, pero la corrigió cuando se enteró de lo que en realidad había ocurrido (2 Sam. 16:3, 4; 19:24-29). w17.03 2:14, 15
Viernes 30 de noviembre
Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes (Filip. 4:5).
Ante un problema, debemos investigar los principios de la Biblia que están relacionados y ponerlos en práctica con equilibrio. Por ejemplo, una hermana sabe que tiene la responsabilidad de predicar las buenas nuevas (Hech. 4:20). Sin embargo, supongamos que un día que piensa salir a predicar, su esposo, que no es Testigo, quiere que se quede en casa. Le dice que últimamente no han pasado mucho tiempo juntos y que le gustaría que hicieran algo como pareja. Ella podría reflexionar en textos como los que hablan de obedecer a Dios y del mandato de hacer discípulos (Mat. 28:19, 20; Hech. 5:29). Pero también tiene que pensar en que debe obedecer a su esposo y ser razonable (Efes. 5:22-24). ¿Se opone frontalmente su esposo a que salga a predicar, o le está pidiendo que hagan algo diferente solo ese día? Hacer la voluntad de Jehová con una buena conciencia requiere que seamos equilibrados. w17.03 4:17