¿Está usted preparado para una situación médica que presente un desafío a su fe?
Mantenga esta información donde la pueda hallar rápidamente en caso de necesidad
1 Nadie se detiene a pensar mucho en la posibilidad de hallarse en un hospital hoy o mañana. Sin embargo, “el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos”. (Ecl. 9:11.) Aunque usted no prefiera el tratamiento médico como su método de cuidar de su salud, ¿qué hará para protegerse de una transfusión de sangre no deseada si quedara inconsciente en un accidente y se le llevara de urgencia a un hospital? Sí, de súbito un accidente o un deterioro inesperado de la salud pudiera ponerlo en una situación que fuera un desafío para su fe.
2 Si por alguna razón se hallara en un hospital, ¿qué haría para mantenerse íntegro si alguien le dijera que a menos que recibiera una transfusión de sangre moriría? ¿Se apresuraría a creer que le han dicho la verdadera condición en que se halla? ¿Está absolutamente convencido de que no desea sangre? ¿Está preparado para hacer frente a ese desafío a su fe y ‘abstenerse de sangre’? (Hech. 15:28, 29.)
3 Para resistir con éxito una transfusión de sangre no deseada, lo que significaría contaminación espiritual, el primer requisito es tener una convicción firme. Esa convicción debe fundarse en un entendimiento claro de lo que la Biblia dice acerca de la sangre. De otro modo, pudiera ser que durante la angustia o agitación del momento, usted se dejara intimidar fácilmente por alguien que asegurara conocer mejor que usted su situación. ¿Caería en el error de pensar que quizás los médicos sepan más de la sangre que Dios mismo? En esas circunstancias usted de seguro querrá estar “firmemente resuelto” a ‘hacer lo recto’ a los ojos de Jehová, sin importar lo que digan simples seres humanos. (Deu. 12:23-25.) Pero ¿tiene que enfrentarse a ese desafío usted solo? (Ecl. 4:9-12.)
SERVICIOS DE INFORMACIÓN SOBRE HOSPITALES Y COMITÉS DE ENLACE CON LOS HOSPITALES
4 Para ayudar a los que se encaran con el problema de una transfusión de sangre, la Sociedad ha establecido en Brooklyn el departamento de Servicios de Información sobre Hospitales. También ha establecido 100 Comités de Enlace con los Hospitales en las principales ciudades de los Estados Unidos. Esos comités se componen de más de 600 ancianos especialmente instruidos en esta labor.
5 El departamento de Servicios de Información sobre Hospitales puede consultar más de 3.600 periódicos y revistas médicas de todo el mundo para hallar información sobre la disponibilidad y eficacia de diferentes formas de cirugía y tratamiento sin sangre. Luego suministra información sobre estos adelantos médicos a los Comités de Enlace con los Hospitales, a los centros para el cuidado de la salud y a algunos médicos. (A veces el departamento de Servicios de Información sobre Hospitales ha enviado artículos médicos que muestran lo que se puede hacer sin el uso de sangre, ayudando a resolver una confrontación con cierto hospital.) Pone a los comités al corriente de los fallos judiciales favorables que pueden ayudar a los jueces a tratar con mayor discernimiento nuestros casos. También lleva registros de más de 7.000 médicos que han mostrado la disposición de cooperar, de modo que los comités tengan a la mano archivos actualizados cuando surjan problemas relacionados con las transfusiones de sangre.
6 El departamento de Servicios de Información sobre Hospitales también supervisa el adiestramiento y la obra que efectúan los Comités de Enlace con los Hospitales. En las ciudades donde funcionan, estos comités hacen regularmente presentaciones de información ante el personal de los hospitales para mejorar las relaciones con ellos. También sondean el personal a fin de hallar otros médicos que estén dispuestos a tratarnos sin el uso de sangre. Estos hermanos están preparados para ayudarle, pero hay pasos importantes que usted debe dar de antemano para colocar un buen cimiento que les permita a ellos cumplir eficazmente con su labor.
PASOS IMPORTANTES PRELIMINARES... ¿LOS HA DADO YA?
7 Primero, asegúrese de que todos los miembros de su familia tengan su propio documento médico completamente lleno, es decir, fechado, firmado y atestiguado. Algunos hermanos que han llegado a un hospital con una tarjeta sin fecha y/o que no ha sido atestiguada han visto cuestionada la validez del documento. Además, ¿tienen sus hijos no bautizados tarjetas de identificación correctamente llenas? De lo contrario, en un caso de urgencia que implique a su hijo, ¿cómo sabrá el personal del hospital la postura suya en cuanto a la sangre, y a quién llamar?
8 Asegúrese, luego, de que todos tengan consigo estos documentos EN TODO MOMENTO. Compruebe esto antes de que sus hijos salgan para la escuela cada día, sí, aún antes de que vayan a un campo de deportes o a un lugar de recreación. Todos debemos asegurarnos de que llevamos esos documentos mientras trabajamos, cuando estamos de vacaciones o durante una asamblea cristiana. ¡Ande siempre con ellos!
9 Piense en lo que pudiera pasarle si llegara en condición grave a la sala de emergencias de un hospital, inconsciente, sin poder hablar. Si no lleva consigo el documento y todavía no ha llegado al hospital algún pariente o un anciano que hable por usted, y los médicos llegan a la conclusión de que ‘necesita sangre’, es muy probable que recibirá una transfusión. Lamentablemente, eso les ha ocurrido a algunos. Pero si llevamos con nosotros el documento, este habla por nosotros y expresa nuestra voluntad.
10 Eso hace que un documento médico sea mucho más eficaz que un brazalete médico o una cadena. Estos últimos objetos no explican las razones bíblicas para nuestra postura ni tienen firmas que verifiquen lo que en ellos se declara. Cierto tribunal de Canadá dijo lo siguiente respecto al documento de una hermana: “[La paciente] ha escogido la única manera posible de informar a los médicos y al personal que suministra atención médica, en caso de quedar inconsciente o incapaz de expresar sus deseos, el hecho de que no consiente en que se le hagan transfusiones de sangre”. Por eso, ¡nunca ande sin él!
11 Puesto que nuestro documento médico ha sido preparado principalmente para situaciones de urgencia, sería sabio que, cuando decidiera ir a un hospital a operarse, usted mismo escribiera de antemano su propio y más completo documento personal (basándose en nuestro documento médico) para que pueda incluir en él asuntos específicos tales como el tipo de cirugía y los nombres de los médicos y del hospital. Usted tiene derecho a hacer eso y así asegurarse de que se le suministre el tratamiento que desea. Aunque ni usted ni su médico esperen problemas graves, explíquele al médico que esas instrucciones deben seguirse si ocurre algo inesperado. (Pro. 22:3.)
12 El siguiente paso de importancia es hablar con el personal médico necesario con que tendrá que tratar si elige ser operado o si va a recibir tratamiento urgente. ¿Con quiénes, especialmente, debe hablar?
HABLE CON EL PERSONAL MÉDICO
13 EL EQUIPO MÉDICO: En ese momento no debe dominar el temor al hombre. (Pro. 29:25.) Si usted manifiesta inseguridad, alguien pudiera pensar que no es sincero. Cuando se requiera cirugía, sea que usted lo sepa con anticipación o surja una situación de urgencia, usted o el pariente más cercano debe hacer resueltamente algunas preguntas directas a quien esté encargado del equipo quirúrgico. Una pregunta importante es: ¿Respetarán los deseos del paciente y le suministrarán en toda circunstancia tratamiento sin sangre? Sin esta garantía, usted no estaría bien protegido.
14 Exprese sus deseos claramente, con dignidad y convicción. Explique con claridad que desea atención médica sin sangre como alternativa a todo método en que se use sangre. Con calma y confianza considere tanto el documento médico que usted mismo ha escrito de antemano, como el formulario que exime de responsabilidad al hospital. Si el cirujano no está dispuesto a trabajar tomando en consideración sus deseos, usted se ahorrará tiempo si le pide al administrador del hospital que le consiga otro médico. Eso es parte de la función de él.
15 EL ANESTESISTA: De todo el equipo médico con que tendrá que hablar antes de la operación, NO DEJE DE HABLAR CON ESTE MÉDICO. Su trabajo es mantenerlo vivo mientras el cirujano opera; él es quien decide sobre asuntos de usar o no usar sangre. De manera que usted no está plenamente protegido si solo habla con el cirujano. Por lo tanto, tiene que hablar con el anestesista y convencerlo de la postura de usted, y determinar si la respetará o no. (Compárese con Lucas 18:3-5.)
16 Parece que la práctica común es que el anestesista visite brevemente al paciente bastante tarde la noche antes de la operación... demasiado tarde si se opone a la postura de usted en cuanto a la sangre. Insista en que el cirujano escoja de antemano a un anestesista con quien usted pueda hablar mucho antes de la operación que ha optado por hacerse. Así habrá tiempo para buscar a otro si el primero no está dispuesto a acceder a sus deseos. No permita que nadie trate de hacerle cambiar de parecer en cuanto a su derecho de estar satisfecho con el anestesista que intervendrá en su operación.
17 A todos estos médicos usted debe mencionarles con claridad su posición inflexible: NO ACEPTA SANGRE. Pida que en su caso se le dé atención médica sin el uso de sangre, como alternativa al método que incluya tal uso. Mencione cualquier otro tratamiento sin sangre que se pueda emplear en su caso. Si los médicos creen que estos no surtirían efecto en su caso, pídales que investiguen otras posibilidades en la literatura médica. Asegúreles que, si lo desean, usted puede conseguirles información por medio de pedir a los ancianos que se comuniquen con el Comité de Enlace con los Hospitales más cercano.
VÁLGASE DE SUS DERECHOS
18 Examine cuidadosamente el formulario que exonera de responsabilidad y el formulario de consentimiento que el hospital le pedirá que firme al admitirlo. A veces, después de indicar que están dispuestos a respetar los deseos del paciente, otro párrafo declara que la persona que firma el formulario concuerda en que el hospital administre tratamiento “que le salve la vida” si surgen problemas. Esto pudiera incluir sangre. Usted tiene el derecho de alterar cualquiera de esas declaraciones para excluir la sangre, o tacharlas por completo. Las enfermeras quizás traten de decirle que no puede hacer eso, ¡pero usted puede hacerlo! Explíqueles que ese formulario es un contrato, y que usted no puede firmar un contrato con el que no concuerda. Si alguien trata de obligarlo a firmar contra su voluntad, pida hablar con el administrador o el representante de los pacientes para ese centro de atención médica, o con ambos.
19 ¿Puede usted hacer eso? Sí; puede hacerlo. Por eso, esté al tanto de sus derechos de paciente. Usted no pierde esos derechos humanos cuando entra en un hospital. No tiene que renunciar a ellos para obtener tratamiento médico. No permita que nadie le diga lo contrario.
20 Uno de esos derechos se conoce como el derecho de consentimiento informado, lo cual significa que no se le puede administrar tratamiento alguno sin que usted lo autorice. Si lo desea, hasta puede rechazar todo tratamiento. Solo después de obtener una explicación clara de lo que el equipo médico piensa hacer, incluso los riesgos, da usted su consentimiento. Luego, deben mencionarle toda opción disponible. Entonces, después de haber recibido información, usted puede escoger el tratamiento que desee.
21 Para estar seguro de que entiende con qué concuerda, usted TIENE que hacer buenas preguntas sobre lo que no entienda, especialmente si el personal médico usa palabras complicadas o terminología médica. Por ejemplo, si un médico dice que desearía usar “plasma”, usted pudiera inocentemente llegar a la conclusión de que se refiere a un “expansor del volumen del plasma”, pero no es así. Antes de consentir, pregunte: “¿Se trata de un componente de la sangre?”. Con relación a cualquier procedimiento, pregunte: “¿Incluye ese tratamiento el uso de productos de origen sanguíneo?”. Si el médico describe algún aparato que piensa usar, pregúntele: “¿Se almacena por algún tiempo mi sangre mientras se usa este aparato?”.
22 Pero ¿qué debe hacer si usted ha hecho todo lo que se ha mencionado y todavía no consigue cooperación, o hasta quizás se enfrente a oposición a su punto de vista? No vacile en pedir ayuda. Algunos han esperado demasiado para solicitar ayuda y han puesto su vida en peligro.
AYUDA VALIOSA EN TIEMPO DE NECESIDAD
23 Note el siguiente procedimiento para obtener la ayuda necesaria: 1) Tan pronto como usted o un ser querido decida operarse o requiera atención quirúrgica urgente y ocurre una confrontación porque el hospital quiere usar sangre; o 2) si su condición o la de la persona amada empeora rápidamente; o 3) si con relación a un niño (o un adulto) el médico, una enfermera o el administrador del hospital dice que va a conseguir una orden judicial, entonces:
24 LLAME A LOS ANCIANOS DE LA CONGREGACIÓN si no lo ha hecho aún. (De hecho, debido a nuestra postura en cuanto a la sangre, el proceder sabio sería avisar a los ancianos cada vez que tengamos que ir a un centro para el cuidado de la salud.) Luego, si se considera necesario, LOS ANCIANOS SE COMUNICARÁN CON EL MÁS CERCANO COMITÉ DE ENLACE CON LOS HOSPITALES. Si lo desea, algunos miembros del Comité de Enlace con los Hospitales quizás puedan acudir al hospital para ayudarle. (Isa. 32:1, 2.)
25 Los ancianos del Comité de Enlace con los Hospitales saben cuáles de los médicos del área donde usted vive manifiestan el deseo de ayudar, y lo pueden poner en contacto con ellos, y comunicarse con otros médicos o centros de salud que le pueden ayudar. Si no hay ninguno en la localidad, los ancianos se comunicarán con el comité más cercano a su área. Si ni siquiera eso da resultados, llamarán al departamento de Servicios de Información sobre Hospitales en Brooklyn. También pudieran arreglar que un médico dispuesto a cooperar le explique al equipo médico que lo atiende a usted lo que se pudiera hacer sin tener que usar sangre. Los hermanos de los Comités de Enlace con los Hospitales han sido adiestrados para manejar situaciones de esa índole.
26 Los miembros de los Comités de Enlace con los Hospitales también están dispuestos a ayudarle a usted o a un familiar a hablar con un médico o con el administrador del hospital, pero usted tiene que solicitar esa ayuda. Por supuesto, esos hermanos no pueden tomar decisiones por usted, pero a menudo le pueden ayudar a considerar el punto de vista de la Sociedad sobre el asunto e informarle las opciones médicas y legales disponibles.
27 Si todavía el equipo médico rehúsa cooperar, hable con el administrador del hospital para reemplazarlos con otros médicos de su personal que respeten sus deseos. Si el administrador no se muestra dispuesto a hacer eso, y SOLAMENTE si de seguro tiene a su disposición otro cirujano en otro sitio y usted puede ser trasladado a ese otro lugar, entonces usted tiene la opción de dar al administrador una declaración fechada y firmada en la que mencione a esos médicos y que declare que no desea que le rindan servicio.
28 ¿Puede usted hacer eso? Sí; usted tiene derecho a hacer eso. Y si más tarde el asunto se presenta ante un juez, la declaración escrita que usted ha hecho puede contribuir a que él reconozca sus deseos. Eso, éticamente también pudiera permitir que entonces otros cirujanos intervengan y le ofrezcan sus servicios. Y, más importante aún, eso pudiera resultar en que usted obtenga la atención médica necesaria antes de que su condición empeore. ¡No espere hasta que sea demasiado tarde!
29 Aunque no podemos decirle a nadie que obtenga un seguro de salud, tenemos que informarle que a menudo se hace muy difícil conseguir a un médico que, aunque esté dispuesto a cooperar, trate a pacientes que no tengan un seguro que cubra los gastos, o que tengan un seguro que no sea adecuado.
PREGUNTAS DE LAS QUE HAY QUE CUIDARSE
30 Usted debe saber que hay ciertas preguntas que los médicos y otras personas plantean, no siempre con buenos motivos. La que los médicos hacen más a menudo (y también algunos jueces) es:
“¿Prefiere morir (dejar que su hijo muera) a aceptar una ‘transfusión de sangre que le salve la vida’?”.
31 Si usted contesta afirmativamente, esa sería una respuesta correcta desde el punto de vista religioso. Pero a menudo ese tipo de respuesta se entiende mal, y a veces hasta resulta en decisiones jurídicas adversas. Usted tiene que recordar que en ese momento no se halla en el ministerio. Más bien, está hablando sobre tratamiento médico necesario. Por lo tanto, debe adaptarse a su auditorio, sea médico o legal. (Sal. 39:1; Col. 4:5, 6.)
32 Para un médico, un juez o el administrador de un hospital, ese “sí” pudiera significar que usted quiere ser un mártir o que quiere sacrificar a su hijo por su fe. En medio de esa situación, el hablar sobre su fe firme en la resurrección por lo general no resulta útil. Le calificarán de fanático religioso, incapaz de tomar decisiones racionales cuando la vida está en juego. En el caso de los hijos, lo considerarán como un padre negligente que rehúsa tratamiento médico que supuestamente ‘salva vidas’.
33 Pero usted NO está rehusando tratamiento médico. Usted sencillamente difiere del médico en cuanto a LA CLASE de tratamiento. El aclarar su postura a menudo cambia todo el cuadro tanto para usted como para ellos. Además, sería engañoso de parte de ellos el hacer creer que la sangre es inofensiva y el ÚNICO tratamiento que ‘pueda salvarle la vida’. (Véase ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?, páginas 7-22.) Así que usted tiene que hacer que este punto quede muy claro. ¿Cómo puede hacer esto? Pudiera responder:
“Yo no deseo morir (que mi hijo muera). Si deseara morir (que mi hijo muriera), me habría quedado en casa. Pero vine aquí para recibir atención médica, pues deseo vivir (que mi hijo viva). Lo que deseo es atención médica sin el uso de sangre para mí (para mi hijo). Hay otras opciones”.
34 Otras preguntas que a menudo hacen lo médicos y los jueces son:
“¿Qué ocurrirá si por una orden judicial se le administrara por la fuerza una transfusión? ¿Se le considerará responsable?”
“El que usted acepte o se le obligue a aceptar una transfusión, ¿resultará en que a usted se le expulse de su religión o que pierda la vida eterna? ¿Cómo se le considerará en su congregación?”.
35 Una hermana le dijo a un juez que en tal caso ella no sería responsable por lo que el juez decidiera. Aunque esa declaración estaría correcta desde cierto punto de vista, el juez pensó que eso significaba que, puesto que a ella no se la consideraría responsable, él aceptaría la responsabilidad por ella. Ordenó una transfusión.
36 Usted debe comprender que cuando algunos hacen esas preguntas por lo general están procurando vencer la objeción suya a la sangre. ¡No les dé, sin darse cuenta, esa oportunidad! Pero entonces, ¿cómo podemos evitar ese malentendido? Usted pudiera decir:
“Si se me administra sangre por la fuerza de cualquier manera, eso sería para mí lo mismo que violar mi persona. Por el resto de la vida sufriría las consecuencias emocionales y espirituales de ese ataque indeseado. Resistiré con todas mis fuerzas tal violación física. De seguro llevaré ante los tribunales a los que me ataquen así, tal como lo haría en el caso de un ultraje sexual”.
37 Tenemos que dejar una impresión gráfica y vigorosa para mostrar que para nosotros una transfusión forzada es una violación repugnante contra nuestro cuerpo. No es un asunto que se deba tomar a la ligera. Por eso, manténgase en su postura. Muestre claramente que usted desea que se le dé, desde el mismo comienzo, atención médica sin sangre en sustitución por tratamientos que usen sangre.
¿QUÉ HARÁ PARA ESTAR PREPARADO?
38 Hemos repasado algunas cosas que usted tiene que hacer para protegerse a sí mismo y a su familia de una transfusión de sangre no deseada. (Más tarde, esperamos suministrar más detalles sobre cómo manejar dificultades que surjan cuando se amenaza con dar transfusiones de sangre a infantes y niños.) También hemos visto lo que la Sociedad ha hecho, amorosamente, para proveer ayuda en tiempo de necesidad. ¿Qué debe hacer usted con esta información para asegurarse de que esté preparado para una situación médica que presente un desafío a su fe?
Primero: Tenga una consideración con su familia para ensayar estos asuntos y preparar lo que usted va a decir o hacer, especialmente en caso de urgencia.
Luego: Asegúrese de que todo miembro de su familia tenga los documentos necesarios.
Entonces: Considere esto como un asunto serio que merece pedirle a Jehová que le respalde en su firme resolución de ‘seguir absteniéndose de sangre’. El obedecer Su ley en cuanto a la sangre nos da seguridad de su favor, para alcanzar vida sin fin. (Hech. 15:29; Pro. 27:11, 12.)