Sábado 18 de octubre
Sigan pidiendo y se les dará, sigan buscando y encontrarán, sigan tocando a la puerta y se les abrirá (Luc. 11:9).
¿Necesita tener más paciencia? Pídasela a Jehová. La paciencia forma parte del fruto del espíritu (Gál. 5:22, 23). Así que podemos pedirle a Jehová que nos dé espíritu santo y que nos ayude a cultivar las cualidades que produce. Si estamos pasando por una situación en la que nos resulta muy difícil ser pacientes, sigamos pidiendo espíritu santo (Luc. 11:13). También podemos decirle a Jehová que nos ayude a ver las cosas como él las ve. Y, después de orar, hagamos todo lo que esté en nuestras manos para ser pacientes todos los días. Si no dejamos de pedirle ayuda a Jehová y nos esforzamos al máximo por demostrar esta cualidad, veremos que poco a poco nos volveremos más pacientes. También es bueno que meditemos en ejemplos de la Biblia. En la Biblia encontramos muchos relatos de personas que fueron pacientes. Si meditamos en ellos, podemos aprender a demostrar esta cualidad. w23.08 35:10, 11
Domingo 19 de octubre
Echen allí las redes para que pesquen (Luc. 5:4).
Jesús le garantizó a Pedro que Jehová lo cuidaría. Ya resucitado, Jesús hizo que Pedro y otros apóstoles se beneficiaran nuevamente de una pesca milagrosa (Juan 21:4-6). Sin duda, este milagro le confirmó a Pedro que Jehová fácilmente podía cubrir todas sus necesidades materiales. Es posible que en ese momento el apóstol recordara la promesa de Jesús de que Jehová cuidaría de los que estuvieran “buscando primero el Reino” (Mat. 6:33). Sabiendo esto, Pedro dio prioridad a su ministerio y no al negocio de la pesca. Así, en el Pentecostés del año 33 dio un testimonio muy valiente que ayudó a miles de personas a aceptar las buenas noticias (Hech. 2:14, 37-41). Y más adelante ayudó a muchos samaritanos y gentiles a hacerse discípulos de Cristo (Hech. 8:14-17; 10:44-48). Está claro que Pedro fue un instrumento poderoso en manos de Jehová para traer a la congregación a todo tipo de personas. w23.09 40:1, 11
Lunes 20 de octubre
Si no me revelan el sueño y su interpretación, haré que ustedes sean desmembrados (Dan. 2:5).
Unos dos años después de que los babilonios destruyeran Jerusalén, el rey Nabucodonosor tuvo un sueño muy inquietante en el que vio una estatua enorme. Más tarde, les ordenó a todos los sabios de Babilonia, incluido a Daniel, que le dijeran lo que había soñado y lo que significaba. Si no lo hacían, los mataría a todos (Dan. 2:3-5). Daniel no tenía tiempo que perder; había muchas vidas en juego. Así que “le pidió al rey que le concediera tiempo para revelarle la interpretación” (Dan. 2:16). Hacer esto exigía fe y valor. ¿Por qué? Porque la Biblia no dice que él hubiera interpretado sueños antes. Daniel habló con tres amigos suyos y “les pidió que le suplicaran misericordia al Dios del cielo en cuanto a ese secreto” (Dan. 2:18). Jehová respondió sus oraciones, y con su ayuda Daniel pudo interpretar el sueño del rey. ¡Él y sus amigos escaparon de la muerte! w23.08 33:4