Domingo 19 de octubre
Echen allí las redes para que pesquen (Luc. 5:4).
Jesús le garantizó a Pedro que Jehová lo cuidaría. Ya resucitado, Jesús hizo que Pedro y otros apóstoles se beneficiaran nuevamente de una pesca milagrosa (Juan 21:4-6). Sin duda, este milagro le confirmó a Pedro que Jehová fácilmente podía cubrir todas sus necesidades materiales. Es posible que en ese momento el apóstol recordara la promesa de Jesús de que Jehová cuidaría de los que estuvieran “buscando primero el Reino” (Mat. 6:33). Sabiendo esto, Pedro dio prioridad a su ministerio y no al negocio de la pesca. Así, en el Pentecostés del año 33 dio un testimonio muy valiente que ayudó a miles de personas a aceptar las buenas noticias (Hech. 2:14, 37-41). Y más adelante ayudó a muchos samaritanos y gentiles a hacerse discípulos de Cristo (Hech. 8:14-17; 10:44-48). Está claro que Pedro fue un instrumento poderoso en manos de Jehová para traer a la congregación a todo tipo de personas. w23.09 40:1, 11
Lunes 20 de octubre
Si no me revelan el sueño y su interpretación, haré que ustedes sean desmembrados (Dan. 2:5).
Unos dos años después de que los babilonios destruyeran Jerusalén, el rey Nabucodonosor tuvo un sueño muy inquietante en el que vio una estatua enorme. Más tarde, les ordenó a todos los sabios de Babilonia, incluido a Daniel, que le dijeran lo que había soñado y lo que significaba. Si no lo hacían, los mataría a todos (Dan. 2:3-5). Daniel no tenía tiempo que perder; había muchas vidas en juego. Así que “le pidió al rey que le concediera tiempo para revelarle la interpretación” (Dan. 2:16). Hacer esto exigía fe y valor. ¿Por qué? Porque la Biblia no dice que él hubiera interpretado sueños antes. Daniel habló con tres amigos suyos y “les pidió que le suplicaran misericordia al Dios del cielo en cuanto a ese secreto” (Dan. 2:18). Jehová respondió sus oraciones, y con su ayuda Daniel pudo interpretar el sueño del rey. ¡Él y sus amigos escaparon de la muerte! w23.08 33:4
Martes 21 de octubre
El que aguante hasta el fin será salvado (Mat. 24:13).
Pensemos en los beneficios de ser paciente. La paciencia nos ayuda a ser más felices y a estar más calmados. Así que podemos decir que es buena para nuestra salud física y mental. También nos ayuda a llevarnos mejor con los demás y a que la congregación esté más unida. Si no nos enojamos con facilidad cuando alguien hace algo que nos molesta, podemos evitar que la situación empeore (Sal. 37:8, nota; Prov. 14:29). Pero el mayor beneficio de todos es que imitamos a nuestro Padre celestial y nos acercamos más a él. La paciencia es una virtud muy hermosa y que nos hace mucho bien. Aunque no siempre es fácil demostrarla, Jehová nos ayudará a seguir cultivando esta cualidad. Y, mientras esperamos con paciencia a que llegue el nuevo mundo, podemos estar seguros de que “los ojos de Jehová están puestos en quienes le temen, en quienes esperan su amor leal” (Sal. 33:18). Así que todos debemos estar decididos a seguir vistiéndonos de paciencia. w23.08 35:7, 16, 17