Las costumbres populares... ¿le agradan a Dios?
LA GENTE tiene muchas costumbres. Tiene su modo de comer, de beber, de vestir, de hablar y de dirigir sus negocios. No obstante, el Dios Todopoderoso reúne de la gente de todas las naciones a personas para que sean siervos suyos. Pero, ¿exige Dios que estos individuos que desean servirle cambien todas sus costumbres populares? No, no todas, pero ciertamente es un asunto que merece nuestra seria consideración.
Por ejemplo, es posible que en un lugar la costumbre sea el vivir con una dieta que sea bastante diferente de la que se consuma en otras partes del mundo. El estilo en que se prepara y se coma el alimento igualmente puede ser muy diferente. Dios no delinea reglas extensas para regular tales asuntos de la vida. (1 Cor. 10:25) Sin embargo, al mismo tiempo, Jehová Dios espera que sus siervos pongan un buen ejemplo, y que no sean una fuente de tropiezo para otros individuos debido a su modo de comportarse.—1 Cor. 8:13; 10:31-33.
Esto no significa que Dios aprueba todas las costumbres populares. Algunas definidamente le desagradan. Pero, ¿cuáles? ¿Cómo puede determinar esto la persona que quiere agradar a Dios?
En realidad no es muy difícil hacerlo. Dios ha suministrado una guía... Su Palabra escrita, la Biblia. Si alguna costumbre de alguna manera está en pugna con los principios bíblicos, debe evitarse. Si está arraigada en la religión falsa, obviamente tiene que desagradar al Dios de la verdad.—Mat. 15:6.
Es interesante el hecho de que muchas costumbres populares que han sobrevivido hasta hoy son de naturaleza religiosa, y algunas de éstas se basan en prácticas religiosas paganas. Al amonestar a los israelitas contra tales costumbres de las naciones que los rodeaban, Jehová le dijo a su pueblo que ‘no aprendiera el camino de las naciones de manera alguna.’ (Jer. 10:2) Esta fue una advertencia amorosa, porque aquellas costumbres paganas se basaban en falsedades y representaban falsamente a Dios y su propósito. Frecuentemente aquellas costumbres que eran el proceder normal de las diferentes naciones tenían efectos muy malos en la moralidad de las personas que acostumbraban practicarlas.
Por una razón parecida la Biblia nos aconseja hoy: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.” (Rom. 12:2) Esta es una amonestación para que uno no adopte maneras o costumbres mundanas que desagradan a Dios. Por lo tanto, examinemos algunas costumbres populares para determinar cómo Dios las considera.
“Ya no sigan ustedes andando así como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, estando ellos mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón.”—Efe. 4:17, 18.