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¡Despertad! 1978
g78 8/5 págs. 5-6

Por qué se separan

DESPUÉS de leer acerca del enorme aumento en la proporción de divorcios, es comprensible que alguien pregunte: ¿Por qué son tantos los matrimonios que se desintegran hoy día?

Una razón es que las nuevas leyes facilitan el divorciarse. El divorcio “sin culpa” fue introducido en California en 1970, a fin de poder disolver los matrimonios sin necesidad de culpar a cualquiera de las dos partes. Cincuenta estados y territorios de los Estados Unidos ya tienen leyes para el divorcio sin culpa.

Desde diciembre de 1973 las parejas en Inglaterra que no tengan hijos que sean afectados pueden divorciarse sencillamente llenando un formulario acompañado de una declaración notariada de que el matrimonio se ha desintegrado, y entonces enviar éstos por correo a las autoridades. Otros países también han liberalizado sus leyes de divorcio.

Pero hay una razón más fundamental en cuanto a por qué la proporción de divorcios ha estado aumentando tanto.

Tiene que ver con el modo de pensar de la gente... las cosas a las cuales dan importancia, cómo consideran el matrimonio y lo que esperan de la vida. En esto ha habido un cambio súbito, dramático.

La gente ha aprendido a esperar y desear más. Muchos concuerdan con el anuncio de cerveza estadounidense que dice: ‘Se vive solo una vez, así es que trate de coger todo el gusto que pueda.’ Así, cuando encuentran que el matrimonio no es tan excitante como se les había hecho creer, muchos buscan una salida. Se divorcian. En la actualidad hasta es común experimentar con diferentes clases de relaciones, y hasta calificarlas de “matrimonio,” como hace notar el Post-Intelligencer de Seattle:

“En la zona de Seattle banqueros e ingenieros están poniendo a prueba el matrimonio en grupo. El matrimonio libre es un tema de los sermones del domingo por la mañana . . . Los matrimonios sin contrato están haciéndole competencia a las uniones matrimoniales que tienen licencia oficial. Las personas de más edad callada y desdeñosamente rechazan las normas establecidas y los hijos de la revolución están creciendo en medio de una nueva ética sexual.”

Sirve lo siguiente para ilustrar lo súbito del cambio: En la primavera de 1968, hace solo diez años, se produjo un escándalo cuando una joven soltera que cursaba el segundo año de un colegio de la ciudad de Nueva York admitió que había estado viviendo con un hombre fuera de la universidad. El relato salió en la primera página del Times de Nueva York, y casi expulsaron a la muchacha de la escuela. Hoy día muchos de los colegios principales tienen dormitorios para estudiantes de ambos sexos, y el cohabitar es tan común que la gente ni siquiera habla de ello.

A pesar del cambio radical de actitudes, el matrimonio de contrato legal de un hombre con una mujer sigue siendo popular. Pero en vez de considerar el matrimonio como un compromiso de toda la vida, ahora se considera que el divorcio es una alternativa lógica, ‘si el matrimonio no da buen resultado.’ Un estudio reciente en Alemania Occidental reveló que 26 por ciento de las novias alemanas están pensando en el divorcio aun antes de casarse. Es obvio que este modo de pensar contribuye al divorcio.

Los modernos movimientos de “liberación” han estimulado el ir en pos de carreras fuera del hogar, o cualquier otro proceder que le produzca “autorealización” al individuo. Como resultado, hoy día se da menos énfasis al compromiso, y más énfasis a la satisfacción individual. La gente se inclina a pensar primero en su propia satisfacción y placer, en sacar todo lo que puedan de la vida AHORA. Esta actitud parece ser la causa principal del gran número de divorcios hoy día.

El ejemplo de los líderes mundiales no ha ayudado, como hace notar Good Housekeeping de junio de 1977:

“A medida que la proporción de divorcios de la nación iba ascendiendo, parecía que los personajes políticos iban a la cabeza del impetuoso avance a los tribunales de divorcio. Miembros del gabinete, congresistas, embajadores, empleados de alto rango de la Casa Blanca deshacían sus matrimonios con la misma facilidad que el resto de la población, o aun con más facilidad, sin que esto causara perjuicio aparente a sus carreras o a su imagen pública.”

Tales ejemplos han contribuido a la avalancha de divorcios; y la estructura misma de la familia, así como de la sociedad en total, ha sido afectada. ¿Hay alguna solución? ¿Puede la gente hallar felicidad genuina para sí y para sus familias?

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