“Fue un buen cristiano”
UN TESTIGO de Jehová visitó al superintendente de escuelas de los condados Hardin y McNairy, en Tennessee (E.U.A.), con la revista ¡Despertad! en inglés que corresponde a la del 8 de febrero de 1982 en español, la cual trataba sobre la evolución. El superintendente le dijo que la escuela secundaria de Adamsville no estaría abierta si no hubiera sido por “ese Salón del Reino.” El Testigo había oído este comentario anteriormente y siempre se había preguntado lo que quería decir. Le pidió al superintendente que se lo explicara.
Parece que en un tiempo el condado quería cerrar aquella escuela y hacer arreglos para transportar en autobús a los estudiantes a una distancia de 24 kilómetros hasta la escuela secundaria central del condado de McNairy, ubicada en Selmer. Los residentes de Adamsville se opusieron a aquella decisión, pero los funcionarios tenían un plan. Nombrarían a Chis, entrenador en atletismo, director de la escuela. Puesto que Chis era un alcohólico perdido, pronto sería despedido, lo cual se usaría como excusa para cerrar la escuela secundaria de Adamsville. La gente quería mucho a Chis a pesar de que era alcohólico, y mientras fue entrenador la escuela nunca perdió un partido.
Poco después de su nombramiento como director, Chis comenzó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Dejó de beber, y así quedó frustrado el plan de los funcionarios de despedirlo por alcoholismo y cerrar la escuela. Chis llegó a ser anciano de la congregación Adamsville de los testigos de Jehová, resultó ser un director sobresaliente y se ganó el respeto tanto de los maestros como de los estudiantes.
Hace como dos años Chis murió de un ataque cardíaco... seis meses después de haberse retirado. Su esposa, presbiteriana, quería que tanto un Testigo como el ministro de la iglesia a la que ella asiste hablaran en el funeral. Sin embargo, el Testigo no aceptó la invitación porque aquello hubiera resultado en un conflicto de puntos de vista. “Además,” explicó éste, “a Chis ni siquiera le agradaba ese ministro. ¿Cómo se sentiría él si lo supiera?” Ella concordó con el Testigo, y el funeral habría de llevarse a cabo sin los servicios del ministro.
Se esperaba una gran multitud de personas, de modo que escogieron el gimnasio de la escuela para efectuar los servicios funerales. Las tiendas cerraron y los comerciantes fueron al funeral, al igual que muchos de los residentes del pueblo y autoridades municipales. A lo largo del gimnasio y al fondo de éste había arreglos florales. Los cientos de personas que llenaban el lugar podían oír música clásica y cánticos del Reino. El ministro presbiteriano también asistió.
Uno por uno hablaron los miembros de la facultad. Entonces el Testigo, quien había conversado anteriormente con el superintendente de escuelas, pronunció el discurso funeral. Primero explicó cómo la muerte había llegado a existir, en qué condición están los muertos, y luego habló sobre la esperanza de la resurrección y las bendiciones que habrá bajo el reino de Cristo.
Después se construyó una escuela nueva en Adamsville y se dedicó el gimnasio de ésta a T. E. Chism. En una placa de bronce grande, que está en el gimnasio, se enumeran los logros de él. El último dice: “Fue un buen cristiano.”