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  • El matrimonio y la mediana edad

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  • El matrimonio y la mediana edad
  • ¡Despertad! 1983
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¡Despertad! 1983
g83 8/7 págs. 8-10

El matrimonio y la mediana edad

ÚLTIMAMENTE se han escuchado informes perturbadores tocante a matrimonios de personas de mediana edad. Por ejemplo, se informa que, según un estudio efectuado en el Canadá, la intimidad y la satisfacción marital disminuyen a medida que el matrimonio envejece. Algunas estadísticas parecen indicar que está aumentando vertiginosamente el índice de divorcios entre parejas que tienen más de 45 años de edad. Y tal vez hasta su propio matrimonio no le suministre el gozo de antes.

Hoy día hay tantas personas renunciando al matrimonio que uno quizás se pregunte a veces si vale la pena resolver los problemas maritales. Algunos “expertos” hasta están exaltando las virtudes de comenzar de nuevo con otro cónyuge. Pero ¿cómo les va a las personas que dan ese paso?

Tratos traicioneros

“¡Estás demasiado vieja!”, dijo descaradamente un hombre de mediana edad a su esposa. Él egoístamente estaba teniendo relaciones adulterinas con una mujer más joven. La esposa recuerda: “¡Se sentía orgulloso de ello! Hasta quería que yo escuchara todo detalle de su aventura”.

¿Por qué hay hombres —y mujeres— que tratan tan traidoramente a sus cónyuges aun después de muchos años de matrimonio (Malaquías 2:14-16)? Para algunos, el tener una “aventura” es una manera de levantar su decaído amor propio, una oportunidad de reafirmar su masculinidad o femineidad. Además, puede que un hombre tema que sus facultades sexuales estén decayendo, y tal vez quiera probar que no es así.

La Biblia describe bien las consecuencias del adulterio, al decir: “¡Qué imprudente es el que anda con la mujer ajena! ¡El que lo hace se destruye a sí mismo!”. (Proverbios 6:32, Versión Popular.)

¿Cómo pudiera cierta acción hecha en secreto ‘destruir’ a alguien? En primer lugar, se arruina la conciencia de la persona adúltera. Hasta el hombre jactancioso que se mencionó antes confesó después: “¡No puedo dormir de noche!”. Por otro lado, su inocente esposa recuerda que podía dormir profundamente. “No tenía ningún sentimiento de culpabilidad —dice ella— porque trataba de seguir el camino de Jehová.”

La persona adúltera también hace daño a su amor propio y arruina sus perspectivas de felicidad. ¿Pudiera realmente confiar en él su nueva esposa (aunque se casara con su compañera adulterina)? Lo peor de todo es que tales tratos traicioneros destruyen la relación que uno tiene con Dios, quien “juzgará a los fornicadores y a los adúlteros” (Hebreos 13:4). ¡Un precio demasiado alto por tal proceder egoísta!

Por eso Salomón aconsejó: “Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud” (Proverbios 5:18). Sin embargo, los problemas tocante a lo sexual pueden surgir a cualquier edad en el matrimonio. Por eso la Biblia aconseja a los matrimonios en general: “No estén privándose de ello [el débito conyugal] el uno al otro”. (1 Corintios 7:5.)

Como comentó un consejero matrimonial, el deterioro de la comunicación “se ha convertido en el problema principal de las parejas que han estado casadas por muchos años”. ¿Cómo surgen tales problemas?

“El problema principal”

El hombre llega a casa del trabajo y, a manera de saludo, se le informan las noticias de la crisis más reciente. (”¡Amorcito, el dentista dice que hay que arreglarle los dientes a David!”) “Y ella solía preguntarme cómo me había ido el día”, dice él suspirando.

Sin embargo, el hablar sobre boletines de calificaciones e inyecciones contra el sarampión puede dominar fácilmente sus conversaciones. Solo después que los hijos han crecido y se han ido del hogar es que algunas parejas se dan cuenta de que han olvidado cómo hablar sobre asuntos personales.

También puede que se manifieste algún problema cuando la esposa llegue a la menopausia, etapa de la vida en que ella necesita que se le muestre compasión y comprensión. El esposo, tal vez por estar luchando contra la crisis de la mediana edad, pudiera volverse bastante agresivo o argumentador. Difícilmente se le pudiera considerar el modelo de una persona comprensiva.

La agresividad puede engendrar agresividad. Los autores de Making It From 40 to 50 dicen: “Discuten, se quejan, importunan; se hieren mutuamente como sólo pueden hacerlo los que se han amado y han vivido juntos por mucho tiempo. Conocen mutuamente sus debilidades específicas y temores ocultos, y éstos se convierten en blancos de ataque en batallas que a veces alcanzan extraordinarios niveles de maldad”. ¿Cómo se puede detener el ciclo de discusiones?

Cómo restaurar la comunicación

“El amor —dice la Biblia— es sufrido y bondadoso [...] no busca sus propios intereses, no se siente provocado” (1 Corintios 13:4, 5). De modo que, ¡olvídese de tener lástima de sí mismo! Más bien, sea sensible con relación a las presiones emocionales que su cónyuge tal vez esté sintiendo. Sean indulgentes entre sí. ¡Y rehúsen echarle leña al fuego! “Donde no hay leña se apaga el fuego.” (Proverbios 26:20, 21.)

Si la comunicación se hace difícil debido a que su cónyuge no le comprende, déjele saber lo que usted piensa. Es cierto que el hacer esto no es fácil para toda persona. A los hombres en especial parece hacérseles difícil revelar sus temores y debilidades.

Sin embargo, Abrahán, padre de la raza judía y denodado hombre de acción, no tuvo miedo de admitir sus temores... aun a su esposa. Y ella lo respetaba profundamente. (Vea Génesis 12:11-13; 18:12.) ¿No mejoraría su matrimonio si usted desplegara una honradez y franqueza parecidas a las de Abrahán?

Por lo tanto, la comunicación es un factor clave para mantener vivo el matrimonio. Es cierto que la edad produce deterioro físico; y a veces la decadencia es mayor en uno de los cónyuges que en el otro. Pero si ustedes han “sembrado” sabiamente durante los años, habrá algo más que solo atracción física para sostener su matrimonio. Como lo expresó cierto hombre: “Cuando hay verdadera compenetración con el cónyuge de uno, esto produce gran satisfacción. Uno puede expresar libremente sus emociones y sentimientos a alguien que le conoce mejor que cualquier otra persona y que comprende cómo uno se siente”. Sí, tendrá el compañerismo de alguien con quien a usted verdaderamente le deleita estar. ¿No es cierto que vale la pena mantener tal unión maravillosa? Pues tal vez usted descubra que los años de la mediana edad sean los de mayor intimidad y satisfacción de su matrimonio.

[Ilustraciones en la página 9]

¿Pelean ustedes,...

... o verdaderamente se aman mutuamente?

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