¡Los filtros revelan un secreto mortífero!
CON cada vez más frecuencia los propietarios de los restaurantes de la ciudad de Nueva York tienen que atender a clientes que exigen que se les acomode lejos de los fumadores de tabaco. Hay personas a quienes les es repulsivo pensar en que tienen que aspirar las exhalaciones inmundas de los que fuman, mientras que otras se quejan de que el ofensivo y maloliente humo de los cigarros, los cigarrillos y las pipas destruye los aromas que despiertan el apetito y contribuyen a que se disfrute muchísimo más de una comida bien preparada. Richard Lavin, propietario de un restaurante, está convencido de que los fumadores dejarían inmediatamente tal hábito malsano si solo vieran los filtros de las máquinas para purificar el aire que hay en su establecimiento. Declaró que “están tan ennegrecidos que tenemos que darles un baño de ácido dos veces a la semana”.
¡Imagínese los efectos inmundos que el tabaco debe tener en los pulmones y la tráquea de la gente que no fuma, por no mencionar los de los fumadores!