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¡Despertad! 1985
g85 22/4 págs. 10-13

Cómo hacer frente a la situación

“ME SENTÍ muy presionado a reprimir mis sentimientos”, explica Mike al recordar la muerte de su padre. Aquello le enseñó una lección valiosa. Así que cuando el amigo de Mike perdió a su abuelo, ¿qué dijo Mike? “Hace algunos años yo le hubiera dado unas palmadas en el hombro y le hubiera dicho: ‘Sé hombre’. Pero ahora le toqué el brazo y dije: ‘Cede a tus sentimientos. Eso te ayudará a afrontar la situación. Si quieres que me vaya, me voy. Si quieres que me quede, me quedo. Pero no tengas miedo ceder a tus sentimientos’.”

MaryAnne se sintió presionada a reprimir sus sentimientos cuando murió su esposo. “Me preocupé tanto por ser un buen ejemplo para otros —recuerda ella— que no me permití expresar los sentimientos normales. Me pareció que así era como otras personas esperaban que me comportara. Pero con el tiempo me di cuenta de que el tratar de ser firme como una roca por causa de otros no me estaba ayudando. Me puse a analizar mi situación y a decir: ‘Levántate ya. Basta de estar sumida en lástima por ti misma. Llora si tienes que llorar. No trates de ser muy fuerte. Desahógate’.”

De modo que Mike y MaryAnne recomiendan: ¡Ceda a la congoja! Y los expertos en salud mental concuerdan con ellos. Como señala el libro Death and Grief in the Family: “Lo más importante en cuanto a la congoja es expresarla, pasar por el proceso de cicatrización”. ¿Por qué?

“Es un medio de desahogarse —dijo cierto sicólogo a un corresponsal de ¡Despertad!—. El desahogarse de sus sentimientos puede aliviar la presión que se siente.” Otro médico añadió: “La expresión natural de las emociones, si la acompaña la comprensión e información exacta, permite a la persona tener un punto de vista apropiado de sus sentimientos”.

Claro, no todos expresan la congoja de la misma manera. Y factores como si el ser amado murió repentinamente o la muerte le sobrevino después de una larga enfermedad tendrían que ver con la reacción emocional de los que le sobrevivan. Pero hay algo que parece ser cierto: El reprimir los sentimientos puede ser perjudicial tanto física como emocionalmente. Así que no tema desahogarse de su congoja. Pero ¿cómo?

Cómo desahogarse de la congoja

El hablar puede ser un modo útil de desahogarse. Como escribió Shakespeare en Macbeth: “Expresa en palabras la pena; la congoja que no habla susurra al corazón sobrecargado, y lo quiebra”. Así que el hablar acerca de sus sentimientos a “un compañero verdadero” que escuche paciente y comprensivamente puede proporcionar cierta medida de alivio (Proverbios 17:17). Y si el oyente es alguien que ha perdido a alguien en la muerte y se ha encarado eficazmente a su propia situación, usted tal vez pueda obtener algunas sugerencias prácticas sobre cómo puede usted hacer frente a la suya.

El comunicar sus sentimientos puede contribuir también a aclarar conceptos erróneos. Teresea explica: “Oímos hablar de otras parejas que se habían divorciado después de perder a un hijo, y no queríamos que eso nos ocurriera. De modo que cada vez que nos sentíamos enojados y queríamos culparnos uno al otro, considerábamos a fondo el asunto. Me parece que realmente desarrollamos una relación más íntima al hacer eso”. Así que el hablar de los sentimientos suyos puede ayudarle a comprender que otra persona quizás exprese su congoja de modo diferente.

Cindy descubrió que, para hacer frente a la muerte de su madre, fue útil considerar a fondo sus sentimientos con una amiga íntima. Recuerda: “Mi amiga siempre estaba disponible. Lloraba conmigo. Hablaba conmigo. Yo sencillamente podía ser muy franca al expresar mis emociones, y eso era importante para mí. No tenía que sentirme avergonzada por llorar”.

Cindy menciona algo más que puede facilitar el desahogarse de la congoja... el llorar. En muchos casos, las lágrimas fluyen automáticamente. Pero en algunas culturas, la gente reprime este valioso medio de desahogo. ¿Cómo? El libro The Sorrow and the Fury explica: “La sociedad considera inferior a cualquiera que derrame lágrimas cuando se siente herido, enojado o solo. Las medallas corresponden a los estoicos, por más afligidos que estén por dentro”.

A menudo los hombres, en particular, creen que tienen que contener las lágrimas. Después de todo, se les enseña que un hombre “hecho y derecho” no llora. ¿Es ésta una actitud saludable? El libro Recovering From the Loss of a Child contesta: “La sincera emoción apremiante de limpiar el alma con lágrimas de congoja es semejante a abrir una herida para drenar la infección. El hombre o la mujer tiene el derecho de expiar la pena”.

Y la Biblia concuerda con eso. Por eso leemos acerca de la ocasión en que “entró Abrahán a plañir a Sara [su esposa] y llorarla”, y la ocasión en que David ‘se puso a plañir y llorar’ cuando murieron el rey Saúl y Jonatán (Génesis 23:2; 2 Samuel 1:11, 12). ¿Y qué hay de Jesucristo? Sin duda él fue un hombre “hecho y derecho” sin par. No obstante, cuando murió su amado amigo Lázaro, Jesús “gimió en el espíritu y se perturbó”, y poco después “cedió a las lágrimas” (Juan 11:33, 35). Así, pues, ¿es realmente impropio de un hombre el llorar?

Cómo encararse al sentimiento de culpabilidad

Como se mencionó en los artículos anteriores, algunas personas experimentan sentimientos de culpabilidad después de perder en la muerte a un ser amado. El darse cuenta de que es bastante normal sentirse así puede, en sí, ser útil. Y, de nuevo, no se niegue a compartir tales sentimientos. El hablar acerca de lo culpable que se siente puede suministrarle un medio necesario de desahogo.

Quizás usted crea que algún descuido suyo contribuyó a la muerte de su ser amado. Si ése es el caso, comprenda que por más que amemos a otra persona, no podemos controlar su vida. No podemos impedir que “el tiempo y el suceso imprevisto” acaezcan a las personas a quienes amamos (Eclesiastés 9:11). Además, sin duda los motivos de usted no eran malos. Por ejemplo, al no hacer una cita para ir al médico cuanto antes, ¿tenía usted la intención de que su ser amado enfermara y muriera? ¡Por supuesto que no! Entonces, ¿es usted realmente culpable de haber causado la muerte de tal persona?

Teresea aprendió a enfrentarse con el sentimiento de culpabilidad después que su hija murió en un accidente automovilístico. Explica: “Me sentí culpable de haberla mandado a buscar algo. Pero me di cuenta de que era ridículo que me sintiera así. El enviarla con su padre a hacer un recado no era nada malo. Simplemente fue un terrible accidente”.

‘Pero hay muchísimas cosas que yo hubiera querido decir o hacer’, tal vez diga usted. Es cierto, pero ¿quién de nosotros puede decir que ha sido perfecto como padre, madre, hijo o hija? La Biblia nos recuerda: “Todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, éste es varón perfecto” (Santiago 3:2; Romanos 5:12). De modo que acepte el hecho de que usted no es perfecto. El insistir en “si tan solo yo hubiera [...]” no cambiará nada, sino que puede retardar el restablecimiento.

Si usted cree que su culpabilidad es real, no imaginaria, entonces considere el factor más importante de todos para mitigar el sentimiento de culpabilidad... el perdón de Dios. La Biblia nos asegura: “Si de culpas, Señor, memoria guardas, ¿quién podrá sostenerse en tu presencia? Pero en ti está el perdón de los pecados, porque con reverencia se te sirva” (Salmo 129:3, 4, Herder, 1964 [Salmo 130:3, 4, en otras versiones]). Usted no puede volver al pasado ni cambiar nada. Pero puede implorar el perdón de Dios por errores que usted haya cometido. Entonces ¿qué? Pues bien, si Dios promete olvidar los errores pasados y obrar en adelante como si no existieran, ¿no debería usted hacer lo mismo? (Proverbios 28:13; 1 Juan 1:9.)

Cómo encararse a la cólera

¿Tiene usted también un poco de ira, quizás contra médicos, enfermeras, amistades o incluso el mismo difunto? Comprenda que esto, también, es una reacción bastante común a la pérdida de un ser amado. ¿Por qué? Un sicólogo explica: “El dolor y la cólera van juntos. Por ejemplo, cuando alguien ofende a uno, uno tiende a encolerizarse. La cólera es una emoción protectora, defensiva”.

De modo que pregúntese: ‘¿Por qué me he encolerizado?’. Si no puede dar con una respuesta satisfactoria, entonces tal vez su cólera sea el acompañamiento natural del dolor que usted siente. Puede ser útil reconocer esto. Como explica el libro The Sorrow and the Fury: “Solo al llegar a estar consciente de la cólera —no obrar conforme a ella, sino saber que la siente— puede usted quedar libre del efecto destructivo de ella”.

Quizás también le sea útil expresar la cólera. ¿Cómo? De ninguna manera mediante arrebatos desenfrenados. La Biblia advierte que la cólera prolongada puede ser peligrosa (Proverbios 14:29, 30). Pero algunas personas expresan su ira por escrito. Cierta viuda informó que describía sus sentimientos por escrito y luego, unos días después, leía lo que había escrito. Halló que éste era un modo útil de desahogarse. Otras personas hallan que es útil hacer ejercicios vigorosos cuando se enojan. Y tal vez usted halle consuelo al hablar de ello con una amistad comprensiva.

Aunque la franqueza y la sinceridad son importantes al expresar sus sentimientos, he aquí unas palabras de advertencia. El libro The Ultimate Loss explica: “Hay que distinguir entre expresar [cólera o frustración] unos a otros, y el descargarla unos sobre otros. [...] Tenemos que hacernos saber unos a otros que, aunque estamos expresando nuestras emociones, no estamos culpándonos unos a otros de haberlas causado”. Así que tenga presente hablar de sus sentimientos de modo no amenazador. (Proverbios 18:21.)

Además de estas sugerencias, hay otra ayuda para hacer frente a la congoja. ‘¿Cuál es?’, pregunta usteda.

Ayuda procedente de Dios

La Biblia nos asegura: “Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y a los que están aplastados en espíritu él los salva” (Salmo 34:18). Sí, más que nada, el tener una estrecha relación con Dios puede ayudarle a hacer frente a la muerte de un ser amado. ¿Cómo?

En primer lugar, puede ayudarle a enfrentarse con su congoja ahora. Muchas de las sugerencias prácticas que se han ofrecido hasta ahora se han basado en la Palabra de Dios, la Biblia. El aplicar esos principios puede ayudarle a hacer frente a la situación.

Además, no subestime el valor de la oración. La Biblia nos insta: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará” (Salmo 55:22). Como ya hemos mencionado, si el considerar a fondo sus sentimientos con un amigo comprensivo puede ser útil, ¡cuánto más útil será desahogar su corazón con el “Dios de todo consuelo”! (2 Corintios 1:3, 4.)

No es que los beneficios de la oración sean solamente sicológicos. El “Oidor de la oración” promete dar espíritu santo a los siervos de él que se lo pidan sinceramente (Salmo 65:2; Lucas 11:13). Y ese espíritu santo, o fuerza activa, puede proveerle “poder que es más allá de lo normal” para pasar de un día al otro (2 Corintios 4:7). Recuerde: No hay ningún problema a que se encare un siervo fiel que Dios no pueda ayudarle a aguantar. (Compárese con 1 Corintios 10:13.)

Una segunda manera como el tener una estrecha relación con Dios nos ayuda a hacer frente a la congoja es que infunde esperanza. Considere esto: ¿Cómo se sentiría usted si supiera que le es posible reunirse con su difunto ser amado en el futuro cercano aquí en la Tierra y en medio de condiciones justas? ¡Qué perspectiva verdaderamente emocionante! Pero ¿es realista? Jesús prometió: “Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán”. (Juan 5:28, 29; Revelación 20:13; 21:3, 4.)

¿Podemos realmente creer en esa promesa? Pues bien, puesto que Jehová Dios creó la vida al principio, ¿no tendría él la capacidad de devolver la vida a alguien que haya vivido antes? Además, puesto que “Dios, que no puede mentir”, ha prometido hacerlo, ¿no se puede confiar en que él cumpla Su palabra? (Tito 1:2; Isaías 55:10, 11.)

Mike cree firmemente que sí. Con fe firme en esa esperanza de la resurrección, comenta: “Tengo que pensar en lo que yo debería estar haciendo para agradar a Dios ahora, de modo que cuando mi padre vuelva en la resurrección, yo esté allí para recibirlo”.

Los testigos de Jehová le ayudarán gustosamente a usted a aprender más acerca de esta esperanza que conmueve el corazón. Dicha esperanza importa mucho. No, no elimina el dolor, pero puede facilitar el soportarlo. Esto no significa que usted ya no llorará o que olvidará a su ser amado. Pero puede recuperarse. Y a medida que se recupere, lo que usted ha experimentado puede hacerle una persona más comprensiva y compasiva al ayudar a otras personas a hacer frente a una pérdida parecida.

[Nota a pie de página]

a Debe notarse que en algunos casos quizás se necesite ayuda profesional, especialmente si la persona desconsolada tiene un historial médico de problemas de salud mental o tiene síntomas de suicidio. Para conocer las pautas, sírvase ver ¡Despertad! del 22 de abril de 1982, páginas 24 y 25.

[Recuadro en la página 12]

Algunas sugerencias prácticas

Cuente con sus amistades: Si otras personas le ofrecen ayuda, acéptela. Comprenda que ésta tal vez sea la manera como ellas le muestran cómo se sienten; quizás no puedan hallar las palabras apropiadas.

Cuide de su salud: Su cuerpo necesita suficiente descanso, ejercicio sano y alimentación apropiada tal como antes. Si usted ha estado descuidando su salud, pudiera ser pertinente que su médico de cabecera le hiciera un reconocimiento general.

Aplace decisiones importantes: Si es posible, ¿por qué no espera hasta que pueda pensar con mayor claridad antes de decidir si va a vender la casa o a cambiar de empleo? (Proverbios 21:5.)

Sea indulgente con otros: Trate de ser paciente. Comprenda que la situación es embarazosa para ellos. Por no saber qué decir, puede que torpemente digan lo que no deben.

No se inquiete indebidamente: Tal vez usted se preocupe y piense: ‘¿Qué será de mí ahora?’. La Biblia aconseja que uno tome un día a la vez. “El vivir más bien de día en día realmente me ayuda”, explica cierta viuda. (Mateo 6:25-34.)

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