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Las cataratas del Iguazú son una de las maravillas naturales del mundo. Están compuestas de unas 275 cascadas diferentes; su altura varía entre unos 60 y 80 metros (200 y 270 pies), su contorno es de unos 4 kilómetros (2 1/2 millas) y tienen un caudal de agua de unos 12.750 metros cúbicos (450.000 pies cúbicos) por segundo durante estación lluviosa. Puede decirse que esas cataratas hacen honor a su nombre, pues “Iguazú” significa “agua grande”.

Las cataratas del Iguazú sirven de frontera entre Brasil y Argentina, y a fin de conservar su belleza, ambos países han declarado esa zona parque nacional. La neblina reinante contribuye al crecimiento de exuberantes plantas exóticas, y por la selva circundante vagan jaguares, ocelotes, tapires y ciervos. También hay muchas variedades de aves que deleitan la vista, además de nubes de mariposas que revolotean y a menudo se posan sobre los visitantes. Y no olvidemos los arcos iris que centellean en la nube que levantan las estruendosas aguas al caer.

¿Cuánto tiempo seguirán cautivando a sus tres millones de visitantes anuales las impresionantes cataratas del Iguazú? Ya se ha hablado de aprovecharlas para producir energía eléctrica. ¿Destruirá el hombre la belleza de estas cataratas como ha hecho ya en tantos otros lugares del planeta Tierra? ¿O conservará este grandioso espectáculo de “agua grande” para emocionar e impresionar a sus hijos y a los hijos de sus hijos?