Los jóvenes preguntan...
¿Qué puedo hacer para que ella me deje en paz?
JOSÉ era un joven muy popular. Era trabajador, formal y bien parecido, lo que le había granjeado las simpatías de todos los que trabajaban con él. El problema era que la esposa del jefe también se había prendado de él. Sus miradas insinuantes eran cada vez más atrevidas; su habla seductora se hacía más y más descarada.
José trató de no hacer caso de sus insinuaciones, pero un día se encontró a solas con ella mientras trabajaba. La mujer lo había planeado muy bien; no iba a haber nadie más por allí durante horas. Antes de que José se percatara de la situación, se le echó literalmente a los brazos y le rogó que tuviese relaciones sexuales con ella. (Génesis 39:7-12.)
Esta experiencia real ocurrió hace más de tres mil quinientos años, pero todos los días se producen situaciones similares en las escuelas y los lugares de empleo. Aunque los medios informativos han hablado mucho del acoso sexual a la mujer, y con razón, el acoso sexual a los hombres jóvenes constituye un problema que muchas veces se pasa por alto.a En vista del énfasis que la sociedad moderna pone en el sexo y la igualdad de la mujer, así como de la degeneración de las normas morales y sociales, no debería sorprendernos que muchos hombres jóvenes digan que alguna mujer los ha acosado sexualmente.
Parece ser que algunos jóvenes reciben con gusto esta nueva situación; les halaga que las muchachas se fijen en ellos. No obstante, los jóvenes cristianos se adhieren a las normas bíblicas sobre la moralidad sexual. No quieren que les molesten mujeres descaradas con intenciones inmorales. Ahora bien, la pregunta es: ¿cómo pueden evitar ese acoso?
¿Por qué me ocurre a mí?
La Biblia dice: “La hermosura de los jóvenes es su poder”. (Proverbios 20:29.) El esplendor de la juventud, aunado a la limpieza moral y a los modales cristianos de un joven, puede resultarle muy atractivo a una mujer. Y para algunas mujeres hasta puede constituir un reto atrayente arruinar la castidad de un joven cristiano.
Luego está la influencia de la sociedad moderna. Se han escrito montones de libros y artículos para ayudar a las muchachas a atraer la atención de los hombres. Las revistas para adolescentes suelen instar a las muchachas a flirtear desvergonzadamente. La revista Seventeen decía: “Flirtear es una estupenda manera de hacer saber a [un muchacho] que le encuentras [...] atractivo. [...] Puede conducir a una amistad o a un idilio”. Las ideas estereotipadas creadas por los medios informativos y las actitudes amorales que lo impregnan todo también desempeñan su papel en destruir la fibra moral de los hombres jóvenes. La escritora Kathy McCoy comenta: “La sociedad en general y los padres y compañeros en particular normalmente son más tolerantes con los muchachos en lo que tiene que ver con la actividad sexual. Algunos expertos creen que a los chicos se les anima tácitamente [...] a llevar una vida sexual activa”.
Sin embargo, la Palabra de Dios exhorta a los jóvenes a permanecer castos. “Esto es la voluntad de Dios: la santificación de ustedes, que se abstengan de la fornicación.” (1 Tesalonicenses 4:3.) No puedes permitir que las influencias de este mundo te corrompan. Entonces, ¿qué deberías hacer si alguien del sexo opuesto se te insinúa?
Por qué cuesta resistir
Mientras que los hombres muchas veces han subyugado físicamente a las mujeres que han ofrecido resistencia a sus propuestas amorosas, las mujeres raras veces pueden subyugar a un hombre de esa forma. Entonces, ¿por qué le cuesta tanto a un joven resistir a una muchacha que lo acosa?
Una razón es que ‘el corazón es traicionero’. (Jeremías 17:9.) Un joven llamado Wayne admitió: “Casi se anhela ese tipo de atención. Resulta agradable saber que alguien se interesa en ti. En cierto modo es halagador”. Por supuesto, es muy natural que te guste atraer la atención de las mujeres. Pero, ¡cuidado! Tu traicionero corazón puede hacer que estos deseos naturales venzan tu buen juicio. (Santiago 1:14, 15.) Antes de que te des cuenta, puedes ir tras ella ‘como toro que va al degüello’. (Proverbios 7:22.)
El libro de Proverbios advierte a los jóvenes que se guarden “de la melosidad de la lengua de la [mujer inmoral]. No desees en tu corazón su belleza, y no vaya ella a atraparte con sus ojos lustrosos”. (Proverbios 6:24, 25.) La clave, pues, radica en que sepas controlar tu corazón y tus deseos. (1 Tesalonicenses 4:4-6.) Solo podrás oponer una resistencia convincente y efectiva si estás plenamente convencido de que la inmoralidad sexual no ofrece más que los “caminos al Seol”, es decir, a la muerte. (Proverbios 7:27.)b
Cómo hacer frente a la presión
“Las muchachas son persistentes; siguen insistiendo —se lamentaba un joven—. Te hacen un montón de cumplidos y no paran de halagarte.” Los halagos siempre han sido un arma de la mujer acosadora. ¿Eres demasiado sensible a los halagos? (Proverbios 26:28.) “La sabiduría está con los modestos”, dice Proverbios 11:2, así que si tienes una opinión equilibrada de ti mismo, serás menos vulnerable a las lisonjas vacías.
Ahora bien, ¿qué puedes decir cuando una muchacha te hace un cumplido acerca de tu cabello, tu físico o tu sonrisa? Quizás no lo diga con doble intención. Por eso, para no parecer presuntuosos, algunos jóvenes se limitan a dar las gracias a la muchacha por su cumplido y en seguida cambian de tema. No obstante, vete con cuidado para no dar la impresión de que te gusta flirtear.
A veces es necesario adoptar medidas firmes. Hay quienes hacen frente a la cuestión directamente lo antes posible. De esta forma evitan prolongar una situación que ya de por sí resulta incómoda. “No estoy pensando en salir con ninguna chica de momento”, es la respuesta franca de un joven llamado Daniel.
Se ha dicho muchas veces que la mejor defensa es un buen ataque. Cierto investigador da este consejo: “Si quieres zanjar la situación definitivamente, ponte a hablar de religión”. Desde luego, si se te conoce como una persona que suele hablar de sus convicciones religiosas, será más probable que ni siquiera te acosen. Y si alguna muchacha se atreve a insinuarse de todas formas, una explicación franca de tus creencias religiosas puede conseguir que se detenga.
Lamentablemente, los jóvenes cristianos a veces no utilizan esta excelente táctica defensiva. Un joven llamado Tim dice: “Muchos de nosotros sencillamente no queríamos decir: ‘Mira, soy cristiano, y no quiero hacer eso’. Queríamos ser como los demás”. Ten en cuenta una vez más que solo tendrás la fuerza y el valor necesarios para evitar la calamidad moral si estás verdaderamente convencido de que la forma de actuar que Jehová recomienda es la mejor.
¡Huye de la trampa!
Pero, ¿qué hay si el acoso continúa a pesar de todos tus esfuerzos? Pues bien, analiza de nuevo el ejemplo de José, el joven que se mencionó al principio. Génesis 39:6 nos dice que “llegó a ser de hermosa figura y de hermosa apariencia”, y atrajo la atención de la esposa de su amo, Potifar. Ella hizo todo lo que pudo por seducirlo, y la Biblia no nos dice que fuese fea o que de alguna forma le resultase repulsiva a José. Sin embargo, él resistió sus insinuaciones. ¿Cómo lo consiguió?
En primer lugar, José era un hombre de convicciones firmes. “¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?”, dijo. Aunque en aquel tiempo no había ninguna ley escrita que prohibiese específicamente las relaciones sexuales premaritales, su conciencia le dictó que lo que quería hacer la esposa de Potifar no estaba bien. A pesar de todo, ella persistió. Desesperada, le agarró por su prenda de vestir y le imploró: “¡Acuéstate conmigo!”. José no perdió tiempo tratando de relajar la situación con un chiste, ni le echó un sermón sobre moralidad. Inmediatamente “dejó su prenda de vestir en la mano de ella y echó a huir”. (Génesis 39:9-12.)
José pudo actuar con rapidez porque no tenía que decidir lo que haría, sino que ya había tomado su decisión. Prefirió sufrir las consecuencias de la ira de aquella mujer que desagradar a Jehová. Y fueron unas consecuencias dolorosas: ¡le metieron en prisión! No obstante, Jehová bendijo sus esfuerzos por permanecer casto. Con el tiempo se convirtió en un miembro importante de la corte del faraón y pudo reunirse con su familia tras muchos años de separación.
Jehová también bendecirá los esfuerzos de los jóvenes de hoy por permanecer “sin culpa e inocentes [...] en medio de una generación torcida y aviesa”. (Filipenses 2:15.) Prescindiendo de qué apariencia puedan tener las cosas al principio, el proceder correcto siempre resultará en una bendición. Ahora bien, debes estar determinado a permanecer casto igual que José. Has de ser persistente y consecuente en tus esfuerzos para que tu ‘No signifique No’. (Mateo 5:37.) Debes estar listo y dispuesto para compartir tus convicciones basadas en la Biblia. Si lo haces, hasta la muchacha más descarada captará el mensaje, y probablemente te dejará en paz.
[Notas a pie de página]
a Si se desea información en cuanto a qué pueden hacer las muchachas ante el acoso de los muchachos, véase el artículo “¿Qué puedo hacer para que me deje en paz?”, publicado en el número del 22 de mayo de 1991 de esta misma revista.
b Véanse los capítulos 23 y 24 del libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas, publicado por la Sociedad Watchtower Bible and Tract de Nueva York, Inc.
[Fotografía en la página 19]
¿Cómo respondes a las proposiciones amorosas inmorales?