Los jóvenes preguntan...
¿Por qué mis padres no se interesan más en mí?
“Siempre que le pido a mi madre que me dedique cinco minutos —se queja una adolescente—, está demasiado ocupada.”
CRISTINA tenía dieciséis años, era soltera y estaba embarazada. Aunque estaba arrepentida de su proceder, también sentía amargura. “Mi madre nunca se preocupó de hablarme de estos temas —decía ella mientras sollozaba—. Sencillamente nunca tuvo tiempo para interesarse por lo que yo hacía.”
¿Sientes eso mismo a veces: que tus padres no se interesan en ti? Quizás no se te ocurra exteriorizar tus frustraciones como lo hizo Cristina. Además, sabes que el descuido de los padres no es excusa para un mal comportamiento. Aun así, puede que te sientas muy herido si se despreocupan de ti. A pesar de que te estás acercando a la edad adulta, todavía tienes una gran necesidad de amor y apoyo paternos. Si tus padres no te hacen caso, puedes llegar a sentirte abandonado. “Siempre que le pido a mi madre que me dedique cinco minutos —se queja una adolescente—, está demasiado ocupada.”
Así pues, no sorprende que, según una encuesta, el 25% de los jóvenes “piensen que no pasan suficiente tiempo con sus padres”. Un joven dijo: “Me gustaría sentirme más cerca de mis padres y ser más franco con ellos”. Incluso cuando padres e hijos están juntos, puede ser que emocionalmente estén muy separados y que no haya comunicación significativa.
¿Por qué parece que no te hacen caso?
Imagínate que has esperado todo el día para hablar de algún problema con tu madre. Pero en cuanto vuelve del trabajo, se deja caer en una silla frente al televisor y se absorbe en las noticias de la tarde. Cuando intentas mantener una conversación con ella, te despide bruscamente con un irritado: “¿No ves que estoy intentando descansar?”.
¿Es una madre fría, poco amorosa? No, es muy raro que los padres descuiden a sus hijos deliberadamente. Pero vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Timoteo 3:1-3), y puede ser que tus padres se encuentren sometidos a más presión que nunca antes. Tal vez estén tan tensos, frustrados o exhaustos que simplemente no tengan fuerzas para dedicarte la atención que necesitas. Esto puede resultar especialmente cierto si vives en una familia que cuenta con uno solo de los padres. Así que, si tus padres no te oyen quejarte, posiblemente asumirán que todo va bien.
Los padres también pueden estar preocupados por otros asuntos. Si tu padre es un cristiano activo, es posible que tenga una pesada carga de responsabilidades de congregación. (Compárese con 2 Corintios 11:28, 29.) Y a tu madre probablemente le preocupen problemas de salud cada vez mayores, aunque raras veces lo diga. ¿Tienes más hermanos? Pudiera ser que tus padres también estuvieran muy ocupados atendiendo sus necesidades.
Es cierto que algunos padres tienen que luchar con problemas tan graves como el alcoholismo, y no son capaces de responder a las necesidades de sus hijos. Quizás haya otros que simplemente no sepan cómo mostrar interés en sus hijos. Después de todo, los hijos aprenden amor de sus padres. (Compárese con 1 Juan 4:19.) Y tal vez a los tuyos los criaron padres que no se interesaron en ellos.
Otro factor que hay que tener en cuenta es que en algunas culturas prácticamente se pasan por alto las necesidades de los jóvenes. En ciertas partes de África, la costumbre dicta que padres, madres e hijos coman por separado. ¿Con qué resultado? Collin, un muchacho africano de catorce años, recuerda: “Me resultaba difícil sentir afecto por mis padres. Tenía la sensación de que debía cuidarme solo”.
Errores que hay que evitar
Cualquiera que sea la razón para la aparente desatención de tus padres, puede herirte y enfadarte. La reacción de algunos jóvenes es negarse a colaborar y a obedecer. Otros deciden que la rebelión es la única forma de atraer la atención a su situación. Pero, al igual que Cristina, mencionada al principio, a menudo los jóvenes rebeldes no hacen más que herirse en el intento. “El renegar de los inexpertos es lo que los matará”, advierte Proverbios 1:32.
Por otra parte, no sirve de mucho cerrar los ojos ante la situación, especialmente si te hiere en lo más profundo. “¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia?”, pregunta Proverbios 24:10. Si es así, “tu poder será escaso”. Las heridas emocionales pueden ser tan reales y dolorosas como las físicas (Proverbios 18:14), y si se las deja supurar, pueden seguir causando dolor en la vida adulta. Piensa en el caso de un joven llamado Johan. “Durante mi juventud —recuerda él—, mi padre, que era alcohólico, nunca me ayudó cuando más lo necesitaba.” Añade: “Estaba demasiado absorto en sus propios problemas para dedicarme su atención”. De adulto, Johan experimentó depresiones prolongadas y sentimientos de culpa.
Con la ayuda de amigos comprensivos, Johan logró recuperar su amor propio. Sin embargo, su experiencia subraya la importancia de intentar encontrar formas positivas de superar la situación a la que te encaras en casa.
Fomenta su interés en ti
Supongamos que papá o mamá no suelen entablar conversaciones contigo. Puedes intentar romper ese molesto silencio si muestras algún interés en ellos. (Mateo 7:12; Filipenses 2:4.) Ofrécete para acompañarlos si tienen que hacer alguna compra o gestión. Pregunta si puedes ayudar de alguna forma, como preparando una comida o limpiando la casa. Con el tiempo empezarás a compartir tus preocupaciones, por ejemplo, lo que sucede en la escuela.
A veces, sin embargo, tienes problemas serios de los que hablar. Quizás no sea muy oportuno dirigirte a tu padre cuando esté recostado en el sofá descansando tras un día de mucho trabajo. Busca el “tiempo apropiado”, cuando esté razonablemente relajado y alegre, para discutir los asuntos. (Proverbios 15:23.) Probablemente estará mucho más dispuesto a interesarse en tus problemas.
Ahora bien, ¿y si tus padres no responden a pesar de todos tus esfuerzos?a Proverbios 15:22 nos recuerda que “resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial”. Sí, quizás tengas que decirles (de una forma bondadosa y con tacto, desde luego) que piensas que no están mostrando suficiente interés en ti y que esa situación te duele y hace que pienses que no te aman. Tal vez solo quieras que te den estímulo de vez en cuando o que te ayuden un poco con las tareas escolares.
Es probable que tus padres se sorprendan al enterarse de que te sientes así. Seguramente te confirmen enseguida que te aman y quizás hasta se disculpen por haberte dado una impresión equivocada. A menudo harán un auténtico esfuerzo por cambiar una vez que se les haya explicado el problema.
Por otra parte, la conversación quizás revele algún malentendido por tu parte. Tal vez ni siquiera te hayas dado cuenta de las muchas maneras como muestran interés en ti. En cualquier caso, hablar de ello es un paso importante para mejorar la situación en casa.
Cómo llenar el vacío
¿Qué ocurre si no obtienes una respuesta favorable de tus padres? Es de suponer que sería bastante doloroso. Sin embargo, te quedan otras opciones.
Por ejemplo, intenta hallar a alguien, preferiblemente mayor que tú, que pueda llenar el vacío creado por el desinterés de tus padres. Como indica Proverbios, existe un amigo “nacido para cuando hay angustia”. (Proverbios 17:17.) Busca a esa clase de amigo. Pero escoge con cuidado el consejo que aceptes, asegurándote de que es lo mejor para ti y está en armonía con la Palabra de Dios.
Otra fuente de ayuda y apoyo es la congregación local de los testigos de Jehová. Allí puedes encontrar hermanos y hermanas, padres y madres espirituales que se interesarán de verdad en ti y te ayudarán a progresar espiritual y emocionalmente. (Marcos 10:30.) Collin, el joven africano mencionado antes, halló ese tipo de amigos. Sentía la necesidad de guía, y comenzó a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. Enseguida encontró la amistad de miembros de la congregación, que le hicieron sentirse amado. Con el tiempo sus padres y hermanos también comenzaron a asistir a las reuniones cristianas.
Lo más probable es que tus padres se interesen realmente en ti pero que necesiten estar más al corriente de tus necesidades. Toma la iniciativa y diles cuáles son esas necesidades. ¿Quién sabe? Quizás descubras que están más interesados en ti de lo que nunca te imaginaste.
[Nota a pie de página]
a Los padres que se enfrentan a problemas tan graves como la adicción al alcohol o las drogas quizás necesiten ayuda profesional antes de poder atender las necesidades de sus hijos.
[Fotografía en la página 23]
Los padres de hoy a menudo están demasiado agobiados y cansados para ocuparse de los problemas de sus hijos