La música moderna. Cómo evitar los peligros
HAY quienes discuten los pros y los contras de censurar la música rock. Otros debaten sus efectos nocivos en los adolescentes. Pero si usted es cristiano, todo esto es secundario. La cuestión principal es cómo puede afectar la música su relación con Dios.
El cristiano rige su vida por la Palabra de Dios, la Biblia. Esta contiene principios para todo aspecto de la vida, incluso la recreación. Las instrucciones de la Biblia protegen a los obedientes de todo aquello que es inmoral y perjudicial. Además, para recibir la aprobación de Dios, hay que obedecer su Palabra. Por consiguiente, los principios enunciados en la Palabra de Dios deben regir la música que el cristiano seleccione. (Salmo 43:3; 119:105; 2 Timoteo 3:16, 17.) ¿Cuáles son, entonces, las pautas bíblicas que nos orientan a la hora de seleccionar la música que escucharemos?
Hay que ser equilibrados
Eclesiastés 7:16 advierte: “No te hagas justo en demasía, ni te muestres excesivamente sabio. ¿Por qué debes causarte desolación?”. Antes de descartar una pieza musical calificándola de mala, pregúntese si no será más bien una cuestión de gusto personal. Recuerde que el que a usted no le guste cierta pieza no implica que sea mala música.
Otra faceta de esta cuestión del equilibrio se presenta en Eclesiastés 7:17, 18: “No seas inicuo en demasía, ni llegues a ser tonto. ¿Por qué debes morir cuando no es tu tiempo? Mejor es que te asgas de lo uno, pero de lo otro tampoco retires la mano; porque el que teme a Dios saldrá con todos ellos”.
¿Qué pasa si un cristiano escucha música que fomenta la violencia, el racismo, la inmoralidad, el satanismo y el suicidio? Efesios 5:3, 4 especifica: “Que la fornicación y la inmundicia de toda clase, o la avidez, ni siquiera se mencionen entre ustedes, tal como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino, más bien, el dar gracias”. Los que desean cultivar la amistad con Jehová no pueden utilizar las cosas perjudiciales como recreación. No pueden razonar que con tal de no cometer esas malas acciones, no hay ningún inconveniente en que sean su fuente de diversión.
No es solo la letra de una canción lo que determina si es buena o mala desde el punto de vista bíblico. ¿Qué espíritu fomenta? Tenga la bondad de leer Gálatas 5:19 a 23 en su Biblia. ¿Con qué lista encaja mejor el espíritu de la música que usted escucha? Si su música se asemeja a “las obras de la carne”, entonces lo que Jehová opina de ella es obvio.
Si un cristiano trata de conjugar su vida de servicio sagrado a Dios con la recreación musical degradante, se dará cuenta de que son incompatibles. Es como beber una mezcla de jugo de fruta y veneno. El jugo de fruta no impedirá que el veneno lo mate. Las palabras de 2 Corintios 6:14-17 lo dejan bien claro: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque, ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? ¿O qué porción tiene una persona fiel con un incrédulo? [...] ‘Por lo tanto, sálganse de entre ellos, y sepárense —dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda’”.
A estas cuestiones bíblicas se encaran los que desean gozar de una estrecha relación con Dios. Si usted valora los principios bíblicos, fíjese bien en la clase de música que escucha. Repase concienzudamente su colección de discos y videocintas. Deshágase de todo aquello que viole los principios bíblicos. Si tiene dudas, descártelo igualmente. Haga lo mismo con los conciertos en vivo y la materia de lectura: elimine todo aquello que no tenga legítimo consorcio con la justicia.
La tendencia a poner excusas
Si a usted le atrae la música de naturaleza dudosa o la que indudablemente se sale de las pautas bíblicas, puede resultarle difícil afrontar la situación con objetividad. Algunos ponen excusas para defender y justificar su posición transigente. Si a usted le ocurre eso, deténgase y piense. ¿Es sensato su razonamiento, o simplemente refleja su apego emocional a esa música? Analice los siguientes argumentos que algunos han presentado y fíjese que, cuando se escudriñan, no son más que excusas.
No me va a pasar nada por escuchar a este conjunto musical, pues sus integrantes adoptan una actitud firme contra la droga. Pero ¿adopta el conjunto una actitud igual de firme contra otras acciones malas, como la fornicación, la violencia y la falta de respeto a la autoridad? “Un poco de levadura hace fermentar toda la masa”, dice Gálatas 5:9. (Compárese con Santiago 2:10.)
En vista de lo injusta que es la vida en este mundo, ¿podemos realmente culpar a estos conjuntos musicales por expresar su ira ante las condiciones reinantes? La Biblia alienta la justa indignación por los males de este sistema, pero indica que la solución está en el Reino Mesiánico. (Daniel 2:44; Mateo 6:9, 10.)
La brillante esperanza del cristiano difiere del oscuro pesimismo de muchos músicos, que abogan por el nihilismo como la solución a la angustia de la humanidad. En realidad, la ira del mundo es destructiva y animal, pues es un reflejo de la sabiduría del sistema de cosas. (Romanos 12:9; Santiago 3:15-18.)
Los músicos son grandes profesionales y hasta tocan música clásica. Pero la habilidad de un músico no cuenta para nada a la hora de sopesar cierta música a la luz de los principios bíblicos, ¿no es así? El rey Salomón era un hombre hábil en muchos campos, entre ellos el de la música. No obstante, la Biblia dice que cuando apostató de la adoración verdadera, “Jehová llegó a estar enojado con Salomón, porque su corazón se había inclinado a alejarse de Jehová”. Asimismo, Nemrod era un gran constructor y cazador, pero tanto él como sus asociados tuvieron la desaprobación de Dios. ¿Por qué? Porque era un “poderoso cazador en oposición a Jehová”. (1 Reyes 11:9; Génesis 10:8, 9.)
Algunas de las canciones que tocan son inocentes, entre ellas ciertas baladas musicales suaves. En este caso el peligro radica en que una canción inocente puede llevarnos a comprar y escuchar un álbum entero, la mayor parte del cual puede ser claramente nocivo. Tal como no es posible eliminar un montón de lodo con una taza de agua, alguna que otra canción inocente no cambia el espíritu global de un álbum o un grupo musical degradante.
Las estrellas de la música en realidad no adoran a Satanás ni son inmorales. Se trata solo de una actuación. A pesar de todo, la música con la que entretienen a su público está salpicada, por no decir saturada, de maldad. En Colosenses 3:8 no se dice a los cristianos que se diviertan con cosas como la cólera y el habla injuriosa, sino que ‘las desechen todas’. Pablo dijo a los efesios: “Cesen de participar con [los hijos de la desobediencia] en las obras infructíferas que pertenecen a la oscuridad, sino, más bien, hasta censúrenlas”. ¿Se encuentra la persona que disfruta de las obras de la oscuridad en posición de censurar a los que las practican? (Efesios 5:6, 11.)
Yo no presto atención a la letra, solo escucho la melodía. Pero la letra puede grabarse en el subconsciente y crear problemas más adelante. Aunque pensemos que cierta información se nos ha olvidado, puede que estemos muy equivocados. Qué peligroso es, pues, exponerse voluntariamente a mensajes que están totalmente en contra del consejo de Filipenses 4:8, donde dice que mantengamos la mente fija en lo que sea casto, amable y digno de alabanza.
Recuerde también que cualquiera “que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose enemigo de Dios”. Esto se debe a que el mundo de la humanidad alejada de Dios y el espíritu del mundo son producto del principal Adversario de Jehová: Satanás el Diablo. Piense un poco. ¿Le gustaría a un hombre que su esposa tuviera en un marco la fotografía de un antiguo novio, aunque dijera que no siente nada especial por él y que la fotografía no es más que un objeto de decoración? No, él no querría tener esa fotografía en casa ni que su esposa pensara en ese hombre. Entonces, ¿qué opinará Jehová si introducimos en nuestro hogar y en nuestro corazón música que satisface el propósito del Adversario de Jehová? ¿Qué más le dará a Jehová que le digamos: “Lo único que me interesa es la melodía; no escucho la letra”? (Santiago 4:4; 1 Corintios 10:21, 22.)
Actúe con decisión
Si ha estado escuchando música que realza la maldad, ¿cuáles han sido sus verdaderos motivos? Puede que usted no concuerde con las ideas depravadas, pero quizás la música en sí le sea tan atrayente —el ritmo tan adictivo, tan absorbente— que le resulte irresistible y no quiera renunciar a ella.
Sin embargo, recuerde que hacer lo correcto no siempre es fácil. Cuando las normas de Dios nos dicen que renunciemos a algo a lo que nos sentimos apegados emocionalmente, se pone a prueba nuestra disposición. ¿Buscaremos una explicación racional diciendo que nuestro caso es excepcional y seguiremos “cojeando sobre dos opiniones diferentes”, o actuaremos con decisión contra lo que Jehová odia? (1 Reyes 18:21.)
Prescindiendo del sacrificio personal implicado, seremos más felices si optamos por lo que a Jehová le agrada. Esto significa que tenemos que dejar de tocar “la cosa inmunda”. Si lo hacemos, Jehová promete que nos recibirá. En efecto, él nos considerará parte del pueblo que goza de su favor. (2 Corintios 6:17.)
Jehová desea lo mejor para nosotros. Él formuló sus mandamientos para mejorar la calidad de nuestra vida. Responda a este sincero llamamiento de Dios anotado en Isaías 48:17, 18: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar. ¡Oh, si realmente prestaras atención a mis mandamientos! Entonces tu paz llegaría a ser justamente como un río, y tu justicia como las olas del mar”.
[Fotografía en la página 9]
Si un cristiano escucha música degradante, ¿podrá, con buena conciencia, aconsejar a otros que no lo hagan?
[Fotografía en la página 11]
Usted será más feliz si tira lo que Jehová aborrece
[Recuadro/Fotografía en la página 10]
La responsabilidad de los padres
Si usted es padre o madre, tiene la responsabilidad bíblica de enseñar a sus hijos a distinguir entre la música buena y la mala. Esto significa estar al corriente de qué música escuchan. Quiere decir ser firme en cuanto a la clase de música que va a permitir en casa y la que no.
Razone con sus hijos. Evite discusiones que debiliten su credibilidad. Decirle que no puede comprender por qué escucha esa basura probablemente hará que el joven se aferre aún más a su música preferida. Señalar el estilo de vida degradado de un músico también puede ser poco convincente, en especial si este no se refleja en su música. Un joven exclamó: “Opino que el que dice que toda la música rap es mala es un ignorante”.
De modo que infórmese. Aprenda cuál es el parecer de Dios sobre estos asuntos. Los testigos de Jehová le ayudarán con gusto suministrándole publicaciones basadas en la Biblia que entran en más detalles. Conozca bien los hechos. Deje claro que no es una cuestión de imponer su gusto personal a sus hijos, sino de amoldarse a las normas bíblicas. (Efesios 6:4.)