BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g96 22/11 págs. 18-20
  • Se eliminan malentendidos sobre los testigos de Jehová

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Se eliminan malentendidos sobre los testigos de Jehová
  • ¡Despertad! 1996
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • “¿Por qué no toman ustedes parte en la política?”
  • “¿Quiere decir que dejaría morir a su hijo?”
  • Devolviendo a Dios las cosas de Dios
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
  • Paguemos al César las cosas del César
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1996
  • Lo que la gente pregunta acerca de los testigos de Jehová
    ¡Despertad! 1978
  • César
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
Ver más
¡Despertad! 1996
g96 22/11 págs. 18-20

Se eliminan malentendidos sobre los testigos de Jehová

MIENTRAS predicaban de casa en casa, dos testigos de Jehová hablaron con un hombre que les dijo que no le interesaba el mensaje que le llevaban. Los Testigos se retiraron discretamente, pero cuando llegaron a la acera notaron que el hombre les seguía. “Esperen, por favor —les dijo—. Quiero disculparme; no sé nada de los Testigos, y creo que muchas personas están mal informadas respecto a ustedes.”

A continuación se presentó diciendo que se llamaba Renan Dominguez y que era el presidente de programa del Rotary Club del sur de San Francisco (California, E.U.A.). Preguntó si algún Testigo podría ir al club y pronunciar un discurso sobre las creencias y actividades de los testigos de Jehová. Se estableció la agenda: el Testigo hablaría durante treinta minutos y luego respondería a las preguntas del auditorio. Ernest Garrett, que ha sido Testigo por muchos años en la zona de San Francisco, recibió la invitación de dar la conferencia ante el club el 17 de agosto de 1995, y escribió lo siguiente:

“Medité y oré sobre lo que podría decir a los rotarios: banqueros, abogados, médicos y otras personas prominentes de la comunidad y del mundo de los negocios. Investigué un poco y descubrí que el objetivo del club, según este mismo afirma, es consolidar la comunidad. De modo que presenté la información que aparece en la página 23 del folleto Los testigos de Jehová en el siglo veinte, titulada ‘El valor práctico de las buenas nuevas a su comunidad’.a

”Expliqué que los testigos de Jehová llaman a las puertas de sus vecinos. Desean ayudarlos a tener una familia sólida, y son esa clase de familias las que forman comunidades sólidas. Cuantas más personas y familias permitan que los testigos de Jehová influyan en ellas, y vivan en conformidad con los principios cristianos, menos delincuencia, inmoralidad y crimen habrá en la comunidad. Los rotarios recibieron muy bien esta información porque encaja con los objetivos de su club.”

“¿Por qué no toman ustedes parte en la política?”

“Cuando se inició la sesión de preguntas, una de las primeras fue: ‘¿Por qué no toman ustedes parte en la política y el gobierno?’. A continuación, el caballero que formuló esta pregunta añadió: ‘Pues dice la Escritura que “hay que dar al César lo que es del César”’. Le respondí que nosotros estamos totalmente de acuerdo con esa declaración, y la suscribimos. Luego comenté que de todas las personas a las que he oído citar ese pasaje, muy pocas citan la otra mitad, que dice: ‘y a Dios lo que es de Dios’. (Mateo 22:21.) De modo que debemos concluir que no todo pertenece al César. Hay algunas cosas que pertenecen a Dios. Nos vemos ante la cuestión de averiguar qué le corresponde a César y qué a Dios.

”Le mostré que cuando a Jesús le plantearon la pregunta: ‘¿Es lícito pagar la capitación a César, o no?’, él no respondió con un sí ni con un no. Formuló otra pregunta: ‘¿De quién es esta imagen e inscripción?’. Le respondieron: ‘De César’. Entonces Jesús dijo: ‘Por lo tanto, paguen a César las cosas de César’. (Mateo 22:17-21.) En otras palabras, se dice que hay que pagar la capitación a César porque, habiendo recibido ciertos servicios de él, es propio que paguemos por ellos con nuestros impuestos. Expliqué que los testigos de Jehová pagan sus impuestos y no estafan al gobierno lo que con derecho le pertenece.

”Luego dije que los testigos de Jehová no creemos que debamos la vida a César. Por ello entendemos que nuestra adoración corresponde a Dios, y a él correctamente se la rendimos. Ahora bien, cuando adoptamos esta postura no queremos faltarle el respeto a César. Obedecemos todas sus leyes, pero cuando alguna está en conflicto con las normas de Dios, optamos respetuosamente por obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. Entonces el señor que había planteado la pregunta dijo ante toda la concurrencia: ‘¡No puedo rebatir ese argumento!’.

”También tuvimos la oportunidad de contestar bastantes preguntas sobre nuestra predicación. Al concluir la reunión, muchos de los asistentes se acercaron y, con un apretón de manos, dijeron que estaban totalmente de acuerdo con nosotros: que la familia es el fundamento de una comunidad sólida. A continuación entregamos a cada uno un ejemplar del folleto Los testigos de Jehová en el siglo veinte.

”Después de esta reunión, el presidente de programa, el señor Dominguez, me telefoneó y me pidió que fuera a su oficina porque tenía más preguntas que hacerme acerca de nuestras creencias. Tuvimos una agradable conversación sobre varios textos bíblicos. Particularmente quería que le explicara nuestra postura respecto a la sangre. Al final, sin que nadie se lo pidiera, dijo que él tampoco aceptaría ninguna transfusión. Además, le impresionaron tanto los argumentos que le presenté del folleto ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre? que me invitó a regresar y explicar a los miembros del club nuestra postura respecto a la sangre. Para aquella reunión pedí a otro Testigo, Don Dahl, que me acompañara. Él va a los hospitales cuando ingresa algún Testigo para someterse a una operación y habla con los médicos de la cuestión de la sangre. Entre los dos explicamos detalladamente nuestra forma de colaborar con los médicos y la administración de los hospitales, al aclararles nuestra postura bíblica y ofrecerles buenas alternativas a la transfusión de sangre.” (Levítico 17:10-12; Hechos 15:19-21, 28, 29.)

“¿Quiere decir que dejaría morir a su hijo?”

“Después de la reunión se me acercó un caballero y me preguntó en privado: ‘¿Quiere decir que dejaría morir a su hijo si por causa de un accidente se viera en la sala de emergencias sangrando profusamente?’. Le aseguré que compartía su preocupación, pues yo tenía un hijo y lo había perdido en el avión que explotó sobre Lockerbie, (Escocia) en 1988. En respuesta a su pregunta, primeramente le dije que yo no querría ver morir a un hijo mío.

”Nosotros no estamos en contra ni de los médicos ni de la medicina ni de los hospitales. No practicamos la curación por fe. Necesitamos los servicios de la profesión médica. Ahora bien, hemos cifrado nuestra confianza en Dios y estamos seguros de que sus instrucciones sobre este asunto de la sangre son para nuestro bien permanente. En la Biblia se describe a Dios como ‘Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar’. (Isaías 48:17.) Él también ha concedido a su Hijo el poder de resucitar a los muertos. Jesús dijo: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás. ¿Crees tú esto?’. (Juan 11:25, 26.)

”Todo lo que pedimos que entiendan los médicos es que nuestra postura es una cuestión de conciencia y que no es negociable, tal como tampoco lo es la ley de Dios sobre el adulterio. No negociaríamos con Dios diciéndole: ‘Dios, ¿existen algunas circunstancias bajo las cuales podría cometer adulterio?’. Luego añadí: ‘Usted me preguntó si dejaría morir a mi hijo por no aceptar una transfusión de sangre. Con el debido respeto, me gustaría preguntarle si usted dejaría morir a su hijo en el servicio militar a favor de alguna nación’. Él respondió inmediata y categóricamente: ‘¡Sí, porque esa es su obligación!’. Entonces dije: ‘Usted dejaría morir a su hijo porque esa es una causa en la que usted cree. Concédame el mismo privilegio en el caso de un hijo mío’.

”Como interesante colofón a todo esto, el presidente de programa, el señor Dominguez, nos invitó a mi esposa y a mí a cenar con él y su esposa. Opinaba que su esposa había sido mal informada y tenía ideas equivocadas sobre los testigos de Jehová. Y estaba en lo cierto. Su esposa había sido mal informada. Pasamos una agradable velada, y ella hizo muchas preguntas sobre nosotros y nuestra obra, y permitió que se las contestáramos con detalle. Al día siguiente, el señor Dominguez nos telefoneó y nos dijo que a su esposa le había encantado conocer a la mía y que ambos le habíamos parecido muy buenas personas.

”Sigo visitando regularmente al señor Dominguez, y noto que manifiesta un gran interés en la Biblia. Hasta me dijo: ‘Me gustaría animarle a que se pusiera en contacto con los presidentes de programa de todos los clubes rotarios del área metropolitana de San Francisco y se ofreciera para pronunciar un discurso como el que pronunció en nuestro club. Puede dar mi nombre como referencia, y cuando me pregunten, les daré una buena recomendación de usted para que lo llamen como orador invitado’.

”Los clubes rotarios forman una organización internacional. ¿Cabe la posibilidad de que otros clubes de Estados Unidos y otras partes del mundo abran sus puertas a conferencias pronunciadas por testigos de Jehová?”

[Nota]

a Editado en 1989 por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

[Ilustración de la página 18]

El señor Renan Dominguez, a la izquierda, y el hermano Ernest Garrett

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir