46 MARÍA MAGDALENA
“¡He visto al Señor!”
LA VIDA de María Magdalena pasó de ser una historia de terror a ser una historia repleta de felicidad. La Biblia dice que de ella “habían salido siete demonios”. ¡Menos mal que Jesús la liberó de esa pesadilla! ¿Qué hizo con su vida a partir de entonces? Usó su libertad para seguirlo con valor y apoyarlo incondicionalmente.
Ella quería mucho a su Señor y lo llamaba Rabbóni, un término muy respetuoso que significaba “maestro”. Y es que Jesús, acompañado de sus 12 apóstoles, viajaba por muchos lugares enseñando acerca del Reino de Dios. María se dio cuenta de que estos hombres habían dejado sus trabajos para dedicarse de lleno a esta labor tan valiosa y quiso buscar la forma de ayudarlos. ¿Qué hizo?
Aunque tuvo un pasado traumático, se dedicó de lleno a ayudar a Jesús y a sus seguidores
María Magdalena fue una de las “mujeres que usaban sus bienes para atenderlos”, es decir, que los apoyaban económicamente. Según la Biblia, ella y muchas mujeres acompañaban a Jesús y a sus apóstoles “de ciudad en ciudad y de aldea en aldea”. Entre hombres y mujeres debían formar un grupo de unas 20 personas. En aquella época, seguramente era raro que una mujer acompañara a un maestro religioso. Así que puede que la gente criticara a estas mujeres por ser diferentes. Pero María y las demás tuvieron el valor de apoyar a Jesús sin importar lo que otros pensaran. Para ellas eso era todo un honor; cualquier sacrificio valía la pena.
¡Imagínese el dolor de María cuando arrestaron a Jesús la noche de la Pascua del año 33 en Jerusalén! Encima, lo acusaron injustamente de blasfemia y lo condenaron a morir en un madero. Aun así, ella fue valiente. Para mostrarle su cariño, fue con la madre de Jesús y otras mujeres fieles adonde iban a ejecutarlo. Cuando él miraba hacia abajo desde el madero, podía ver a estas mujeres que nunca lo abandonaron. Ellas vieron que cumplió todo lo que su Padre le mandó y que fue leal hasta el final. María y las demás se quedaron allí hasta que dio su último suspiro.
Esas mujeres no tuvieron miedo de mostrar su tristeza abiertamente delante de los soldados romanos y de los líderes judíos. Y María Magdalena quiso hacer una última cosa por su querido Maestro. Debido al clima de Judea, los cuerpos entraban en descomposición rápidamente. Por eso era costumbre aplicarles especias aromáticas y aceites perfumados antes del entierro para que la gente pudiera ir a las tumbas de sus seres queridos sin preocuparse por el mal olor. Pero María hizo algo más. En cuanto acabó el sábado, ella y otras mujeres compraron todo lo necesario para repetir ese proceso después del entierro, y así cuidar todavía más del cuerpo de Jesús. Y a la mañana siguiente fueron temprano a la tumba.
¿Qué pasó cuando llegaron a la tumba? Parece que María llegó primero. No podía creer lo que veían sus ojos: habían quitado la piedra de la entrada..., ¡y la tumba estaba vacía! Corrió a decírselo a Pedro y Juan, pero cuando volvió las otras mujeres ya se habían ido. Se asomó para mirar adentro y “vio a dos ángeles vestidos de blanco sentados donde había estado el cuerpo de Jesús”. Ella les dijo que estaba buscándolo y, cuando se dio la vuelta, vio un hombre. María pensaba que era el jardinero. Él le preguntó: “Mujer, ¿por qué estás llorando?”. Preocupada por el cuerpo de Jesús, le respondió: “Si tú te lo has llevado, señor, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré”. Ni siquiera se puso a pensar en si podía con el peso de un hombre adulto. Lo único que quería era hacer todo lo que estuviera en sus manos por Jesús.
Entonces el hombre le dijo: “¡María!”. Esa forma de hablar era inconfundible. “¡Rabbóni!”, exclamó ella. Y al instante se lanzó a abrazarlo. Pero Jesús tenía una misión importante para ella. Le pidió que lo soltara y le encargó: “Vete adonde están mis hermanos”. Confiaba tanto en ella que la envió a darles a los apóstoles la mejor noticia del mundo: ¡su Señor había resucitado! Ella de inmediato obedeció. Al principio, los apóstoles no le creyeron. La Biblia dice que “les parecía que sus palabras eran tonterías”. Pero nada ni nadie podía detenerla. Y seguro que a partir de entonces les contó esa buena noticia a muchos otros. ¿Por qué lo sabemos? Porque era una mujer valiente.
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor María Magdalena?
Investigue un poco más
1. Al parecer, ¿de qué formas ayudaban María Magdalena y otras mujeres a Jesús y a los apóstoles? (ijwia artículo 6 párrs. 5, 6). A
Imagen A
2. ¿Por qué cuando Jesús resucitó María no lo reconoció al principio? (ijwia artículo 6 párr. 16).
3. ¿Por qué le pidió Jesús a María Magdalena que lo soltara? (w08 15/4 32 párr. 6).
4. Cuando María Magdalena les contó a los apóstoles que Jesús había resucitado, ellos pensaron que “sus palabras eran tonterías”. ¿Qué punto de vista sobre las mujeres pudo haberlos llevado a reaccionar así? (Luc. 24:11; w12 1/9 10 párrs. 4, 5).
Piense en las lecciones
María Magdalena estaba dispuesta a hacer tareas humildes por otros. ¿Cómo podemos imitarla? B
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Si otros no quieren escuchar nuestro mensaje o no creen en lo que les predicamos, ¿cómo podemos imitar la actitud de María Magdalena? (Luc. 24:10, 11).
¿De qué maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de María Magdalena?
Vea el cuadro completo
¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
¿Cómo se siente al pensar en la posibilidad de que María Magdalena haya sido elegida para gobernar con Cristo en el cielo, y por qué?
Para saber más
Compare algunas cosas que se piensan sobre María Magdalena con lo que en realidad dice la Biblia.
¿Qué aprendemos de la forma en que Jesús trataba a María Magdalena y a otras mujeres?
“La mujer cristiana merece honra y respeto” (w95 15/7 15-18 párrs. 3-8)