48 ESTEBAN
“Un hombre lleno de fe y espíritu santo”
LA VIDA de Esteban corría peligro. Estaba ante el tribunal supremo judío, el Sanedrín, que unos meses antes había condenado a Jesús a muerte. Esteban era un hombre común y corriente; pero ahora que estaba a punto de declarar se veía calmado, sereno. De hecho, “su cara parecía la de un ángel”. ¿Cómo es posible que estuviera tan tranquilo en una situación así? Porque era valiente.
Y no solo eso, Esteban era “un hombre lleno de fe y espíritu santo”. De hecho, los apóstoles confiaban tanto en él que lo eligieron junto con otros para atender ciertas necesidades materiales de la congregación en Jerusalén. Ahora bien, un día, un grupo de judíos que odiaban a Esteban fueron a discutir con él. Pero él usó las Escrituras con una habilidad increíble y los dejó sin palabras. Estos fanáticos se enojaron tanto que lo agarraron y se lo llevaron al Sanedrín para acusarlo. Y así fue como Esteban terminó ante el tribunal que decidiría si merecía morir.
Esteban probablemente sabía lo que Jesús les había prometido a sus seguidores: “Cuando los lleven para entregarlos a las autoridades, no se angustien pensando de antemano en lo que van a decir; digan lo que se les indique en ese momento, porque no van a ser ustedes los que hablen, sino el espíritu santo” (Mar. 13:11). Seguro que estas palabras fueron una inyección de ánimo y valor para Esteban. Y esa promesa se cumplió. Como contaba con el espíritu santo, estaba tan tranquilo ante el Sanedrín que su cara parecía la de un ángel.
El tribunal estaba formado por 71 maestros importantes de la Ley. Se colocaban en tres filas de asientos que formaban un semicírculo, y dos secretarios tomaban nota de todo. ¡Qué escenario tan intimidante! Unos testigos falsos acusaron a Esteban de hablar en contra de la Ley de Moisés y del templo. No eran delitos sin importancia; si lo encontraban culpable, podían condenarlo a muerte. Entonces Caifás, el sumo sacerdote, le pidió que se defendiera.
¡Y vaya que lo hizo! Repasó la historia del pueblo de Dios empezando por Abrahán. También habló de José y de cómo sus hermanos, que llegaron a ser los patriarcas de Israel, se pusieron en su contra. Luego habló con mucho respeto de Moisés. Destacó que Israel había rechazado su dirección. Hasta incluyó detalles sobre Moisés que no aparecen en las Escrituras Hebreas.
Todo lo que dijo Esteban reflejó cuánto respetaba la Ley. También demostró que sentía lo mismo por el tabernáculo y por el templo, que con la aprobación de Jehová se convirtió en el centro de la adoración pura. Pero, al mismo tiempo, les recordó que el pueblo se había rebelado vez tras vez contra los representantes de Jehová.
Esteban tuvo que defenderse ante un tribunal con prejuicios que ya había decidido ejecutarlo
Sin duda, Esteban se dio cuenta de que esos hombres insensibles no iban a ser justos con él. Entonces, gracias al espíritu santo, tuvo el valor de decirles lo que Dios pensaba de ellos. Los llamó “hombres tercos”. Y añadió: “Ustedes siempre se están resistiendo al espíritu santo. Hacen lo mismo que hicieron sus antepasados”. Pero en realidad ellos eran peores. Moisés había predicho que vendría alguien muy especial: un profeta mayor que él. Y Esteban les dijo que ellos habían traicionado y asesinado a ese hombre que resultó ser el Mesías, Jesús, a quien él llamó el “justo”.
Aquellos hombres se enfurecieron tanto al escuchar a Esteban que “empezaron a apretar los dientes”. Pero Jehová le permitió ver una visión que lo llenó de fuerzas. “¡Miren! Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios”, afirmó Esteban. Entonces llenos de rabia se pusieron aún más agresivos. ¡Estaban como locos! ¿Por qué? Porque quizá recordaban que unos meses antes, durante su juicio, Jesús les había dicho: “Verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del poder” (Mat. 26:64). Esteban les estaba confirmando que lo que Jesús había dicho era verdad: ya estaba en el cielo al lado de su Padre.
Fuera de sí, estos hombres se lanzaron sobre él, lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon. Esteban, que al parecer seguía viendo a Jesús en esa visión, le pidió a su Señor que recibiera su espíritu. Luego le suplicó una última cosa a Jehová: “No les tengas en cuenta este pecado”. Después Esteban se durmió en la muerte. Se mantuvo fiel hasta el final, y así se convirtió en el primer cristiano que murió por su fe. Ahora bien, un joven que estaba presente y aprobaba su asesinato nunca pudo olvidar las últimas palabras de Esteban. ¿Quién era él? Descubriremos su historia en los capítulos 50, 51 y 53.
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor Esteban?
Investigue un poco más
1. ¿Por qué eligieron los apóstoles a Esteban y a otros hombres “llenos de espíritu y sabiduría” para hacerse cargo del reparto de comida? (Hech. 6:3-5; bt 41, 42 párrs. 17, 18). A
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2. ¿Qué detalles sobre Moisés solo aparecen en el discurso de Esteban? (bt 48 párr. 13, nota).
3. ¿Por qué se mantuvo Esteban tan tranquilo frente a sus opositores? (w18.10 32).
4. ¿Da a entender Hechos 7:59 que Esteban le oró a Jesús? (w05 1/1 31).
Piense en las lecciones
Esteban era un “hombre lleno de fe y espíritu santo”, así como “de favor divino y de poder”. Aun así, trabajó de buena gana repartiendo comida (Hech. 6:2, 5, 8). ¿Cómo pueden imitar a Esteban los hermanos que tienen muchas habilidades o que se encargan de responsabilidades de peso? B
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Esteban oró por sus perseguidores. ¿Cómo podemos demostrar amor por quienes se oponen a nosotros o nos persiguen? (Mat. 5:44-48).
¿De qué maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de Esteban?
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¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
¿Cómo se siente al pensar en que Dios eligió a Esteban para gobernar con Cristo en el cielo, y por qué?
Para saber más
¿Cómo podemos imitar a Esteban al defender nuestra fe con respeto pero con valor?
“Esteban, lleno de favor divino y de poder” (bt 47-50 párrs. 9-19)
¿Cómo pueden los siervos de Dios que sufren persecución ser igual de valientes que Esteban?