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Ayuda para entender la Biblia
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CABELLO

A lo largo de la historia, tanto los hombres como las mujeres han considerado generalmente el cabello como un adorno que realza el atractivo de la persona, y en muchos casos como una señal de fuerza y juventud. Es por esto que el cabello se ha cuidado con esmero.

HEBREOS

Desde tiempos primitivos los hebreos se dejaban crecer la barba, aunque la mantenían bien arreglada, y se cortaban el cabello a una medida moderada. Por ejemplo, Absalón se cortaba el cabello una vez al año, aunque le crecía tan abundantemente que cuando se lo cortaba pesaba 200 siclos o unos 2 Kg. (seguramente debido al uso de aceite o ungüentos). (2 Sam. 14:25, 26.) La ley de Dios ordenaba a los varones israelitas que no deberían ‘cortar los mechones de sus lados de modo que quedasen cortos en derredor’, tampoco deberían destruir la “extremidad” de su barba. Este mandato no significaba que no podían recortarse el pelo o la barba, sino que se dio para evitar que los israelitas imitasen prácticas paganas. (Lev. 19:27; Jer. 9:25, 26; 25:23; 49:32.) Descuidar el cabello o la barba, probablemente dejándolos sin recortar y desatendidos, era una señal de duelo. (2 Sam. 19:24.) En las instrucciones dadas a los sacerdotes por medio del profeta Ezequiel, Dios les ordenó que se cortasen el cabello de la cabeza, pero que no se lo afeitasen, y también les dijo que no deberían llevar el cabello suelto cuando sirviesen en el templo. (Eze. 44:15, 20.)

Las mujeres hebreas cuidaban su cabello y se lo dejaban largo como señal de belleza. (Cant. de Cant. 7:5; Juan 11:2.) Para una mujer, el cortarse el cabello era una señal de duelo o aflicción. (Isa. 3:24.) Cuando un soldado israelita capturaba a una mujer virgen de una ciudad enemiga y deseaba casarse con ella, la mujer primero tenía que cortarse el cabello, arreglarse las uñas y observar un período de duelo de un mes de duración por sus padres, ya que estos habían muerto en la toma de la ciudad. (Deu. 21:10-13; 20:10-14.)

CRISTIANOS

Tanto el apóstol Pedro como el apóstol Pablo vieron la necesidad de aconsejar a las mujeres cristianas que no dieran indebida atención a los peinados y los adornos, como era la costumbre en aquellos días. En vez de eso, se las instó a que centrasen su atención en adornarse con la vestidura incorruptible de un espíritu tranquilo y apacible. (1 Ped. 3:3, 4; 1 Tim. 2:9, 10.)

El apóstol Pablo, debido a las costumbres generales de la época, afirmó que era natural el que el hombre tuviera el cabello más corto que la mujer. Si a una mujer se la trasquilaba o rapaba, resultaba en vergüenza para ella. Dios le había dado su cabello largo “en lugar de prenda para la cabeza”, pero Pablo arguyó que esta cubierta natural, que era una gloria para la mujer, no la excusaba de cubrirse la cabeza con una “señal de autoridad” al orar o profetizar en la congregación cristiana. Por medio de aceptar este hecho y cubrirse la cabeza en tales circunstancias, la mujer cristiana estaría reconociendo la jefatura teocrática y mostrando sujeción cristiana. Glorificaría de este modo tanto a su cabeza marital como a Jehová Dios, el Cabeza de todos. (1 Cor. 11:3-16.)

USO FIGURADO

Job se cortó el cabello como muestra de la desolación que sufría al haberle sido arrebatados sus hijos y sus posesiones. (Job 1:20.)

A Ezequiel se le ordenó que se cortase el pelo y la barba, que dividiese los cabellos en tres partes y que hiciese con cada una algo que sería profético de las aflicciones que les sobrevendrían a los habitantes de Jerusalén cuando Dios ejecutara sus juicios. (Eze. 5:1-13.) Arrancarse el pelo o cortárselo representaba también angustia y aflicción (Esd. 9:3; Jer. 7:29; 48:37; Miq. 1:16), y arrancar el cabello de la cabeza o de la cara de otra persona era una forma de expresar deshonra, desprecio o reproche. (Neh. 13:25; Isa. 50:6.)

La cantidad de cabellos que hay en la cabeza humana (un promedio aproximado de 120.000) se usó para representar algo numeroso o innumerable. (Sal. 40:12; 69:4.) Por otra parte, la delgadez del cabello se usó en sentido figurado para referirse a la precisión. (Jue. 20:16.) La declaración: ‘No perecerá (o caerá) ni un cabello de su cabeza’, garantiza una total y completa protección y seguridad. (Luc. 21:18; 1 Sam. 14:45; 2 Sam. 14:11; 1 Rey. 1:52; Hech. 27:34.) Algo similar denotaron las palabras de Jesucristo a sus discípulos al referirse al cuidado de Dios para con ellos: “Los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados”. (Mat. 10:30; Luc. 12:7.)

La canicie merecía respeto (Pro. 16:31; 20:29), y a veces se usaba como sinónimo de edad y sabiduría. (Job 15:9, 10.) En una visión a Daniel, Jehová fue representado simbólicamente con cabello blanco, como “lana limpia”, y como el “Anciano de Días”. (Dan. 7:9.) El apóstol Juan vio a Jesucristo, representado también en una visión, con cabellos “blancos como lana blanca”. (Rev. 1:1, 14, 17, 18.)

PELO DE ANIMALES

El pelo de cabra se usaba en la confección de ciertas telas. (Éxo. 26:7.) Juan el Bautista llevaba una prenda de pelo de camello (Mat. 3:4; Mar. 1:6) que era el tipo de vestido oficial que llevaban los profetas. (2 Rey. 1:8; compárese con Génesis 25:25.) Rebeca colocó pelo de cabra en las manos y cuello de Jacob para simular el pelo de Esaú. (Gén. 27:16.)

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