BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 1365-1366
  • Prosélito

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Prosélito
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ACTIVOS EN HACER PROSÉLITOS
  • Prosélitos a la fuerza
  • PROSÉLITOS QUE SE HICIERON CRISTIANOS
  • Las buenas nuevas se esparcen entre los gentiles
  • Prosélito
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
  • Los cristianos y el mundo de la humanidad
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1997
  • Una traducción de la Biblia que cambió al mundo
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1987
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 1365-1366

PROSÉLITO

La palabra griega pro·sé·ly·tos significa “extraño”, o “uno que se ha pasado al judaísmo”, “converso”, y se usa tanto en la Versión de los Setenta como en las Escrituras Griegas Cristianas.

Por más de diecinueve siglos, Jehová trató con un pueblo especial que Él había escogido: la familia de Abrahán y su descendencia, principalmente la nación de Israel. Sin embargo, si alguien que no fuese hebreo o israelita deseaba servir a Jehová según los requisitos de la adoración verdadera, podía hacerlo. Pero para ello tenía que convertirse a la religión verdadera, llegando a ser un prosélito. La ley mosaica hizo provisiones específicas para una persona que no fuese israelita de origen pero que morase en Israel. Tal “residente forastero” podía llegar a ser un verdadero adorador de Jehová, por medio de circuncidarse, si era varón, en reconocimiento de que aceptaba la adoración verdadera. (Éxo. 12:48, 49.)

Por toda la historia de Israel hubo personas no judías que llegaron a ser prosélitas. En realidad era como si con ello dijeran a los judíos lo que Rut la moabita dijo a Noemí: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”. (Rut 1:16; Jos. 6:25; Mat. 1:5.) La oración de Salomón en la inauguración del templo refleja la actitud abierta y generosa de Dios para con aquellas personas de muchas otras naciones que quisieran servirle como prosélitos. (1 Rey. 8:41-43.) Entre los no judíos que se mencionan por nombre y que llegaron a ser prosélitos estuvieron: Doeg el edomita (1 Sam. 21:7), Urías el hitita (2 Sam. 11:3, 11) y Ébed-mélec el etíope. (Jer. 38:7-13.) Cuando en el tiempo de Mardoqueo los judíos recibieron permiso para ponerse de pie y defenderse, “muchos individuos de los pueblos del país se declaraban judíos”. (Est. 8:17.) La Versión de los Setenta (Bagster) dice: “Y muchos de los gentiles se circuncidaron, y se hicieron judíos”.

ACTIVOS EN HACER PROSÉLITOS

Como resultado del exilio en Babilonia, el judaísmo llegó a estar muy difundido. Los judíos de la Diáspora llegaron a estar en contacto con paganos de muchas naciones. El que se establecieran sinagogas y se dispusiera de las Escrituras Hebreas en el lenguaje griego facilitó el que personas de todo el mundo romano supieran de la religión judía. Escritores antiguos tales como Horacio y Séneca testificaron que un gran número de personas de diversos países se unieron a los judíos y llegaron así a ser prosélitos. Josefo informó que los judíos que estaban en Antioquía de Siria “convirtieron a muchos griegos a su religión”. (La Guerra de los Judíos, Libro VII, cap. III, sec. 3.) El Interpreter’s Dictionary of the Bible (vol. 3, pág. 925) dice que “los judíos de Roma mostraban un espíritu de proselitismo tan intenso que se les acusaba de intentar infestar a los romanos con su culto, y en 139 a. de C. el gobierno expulsó de la ciudad a los principales propagandistas”. Naturalmente, puede que esta acusación haya sido infundada o exagerada, motivada quizás por la política o por algún prejuicio racial o religioso. Sin embargo, Jesús mismo dijo de los escribas y fariseos hipócritas: “Atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo prosélito, y cuando este llega a serlo, lo hacen merecedor del Gehena dos veces más que ustedes”. (Mat. 23:15.)

Prosélitos a la fuerza

No todos los prosélitos judíos fueron ganados por medios pacíficos. El historiador Josefo informó que Juan Hircano conquistó a los idumeos en el año 1 25 a. E.C. y dijo al pueblo que si deseaban permanecer en su país, tenían que someterse a la circuncisión, llegando a ser prosélitos a la fuerza. (Antigüedades Judías, Libro XIII, cap. IX, sec. 1.) Aristóbulo, el hijo de Juan Hircano, hizo Jo mismo con los itureos. (Libro XIII, cap. XI, sec. 3.) Más tarde, los judíos, bajo Alejandro Janeo, mataron atrozmente a los habitantes de Pela porque rehusaron hacerse prosélitos. (Libro XIII, cap. XV, sec. 4.) Sin duda lo que les motivaba a hacer prosélitos eran razones políticas más bien que el celo misionero.

PROSÉLITOS QUE SE HICIERON CRISTIANOS

El registro de las Escrituras Griegas Cristianas indica que algunos de los prosélitos judíos circuncisos eran sinceros en su adoración a Jehová. La muchedumbre de muchos países que oyó a Pedro en el día del Pentecostés del año 33 E.C. y se hizo cristiana, estaba compuesta de “tanto judíos como prosélitos” (Hech. 2:10), pues prosélitos de otros países habían viajado a Jerusalén en obediencia a la ley de Jehová. El eunuco etíope a quien Felipe bautizó, también había ido a Jerusalén a adorar y estaba leyendo la Palabra de Dios mientras viajaba de regreso a su casa. (Hech. 8:27-38; véase ETIOPÍA, ETÍOPE.)

Las buenas nuevas se esparcen entre los gentiles

Hasta el año 36 E.C., el mensaje cristiano únicamente se había llevado a los judíos, a los gentiles que habían llegado a ser prosélitos judíos circuncisos y a los samaritanos. Al italiano Cornelio se Je describe como “hombre devoto y que temía a Dios [...] [el cual] hacía muchas dádivas de misericordia al pueblo y hacía ruego a Dios continuamente”. Pero él no era un prosélito judío; era un gentil incircunciso. (Hech. 10:1, 2; compárese con Lucas 7:2-10.) Cuando se abrió la puerta para los gentiles, se extendió la obra misional cristiana. No obstante, Pablo en muchas ocasiones predicaba primero a los judíos y a los prosélitos que encontraba en las ciudades a las que viajaba. Él amaba mucho a sus hermanos judíos y tenía el deseo de que se pudieran salvar. (Rom. 9:3; 10:1.) Por otra parte, había que dirigirse lógicamente en primer lugar a los judíos y prosélitos, pues ellos sabían de Jehová y de sus leyes y estaban esperando al Mesías. Sus antecedentes permitieron que los que tenían buen corazón entre ellos reconocieran a Jesucristo como el cumplimiento de sus esperanzas. Estos podrían formar un fuerte núcleo para una congregación y, a su vez, podrían enseñar a los gentiles, los cuales no sabían nada acerca de Jehová y su Palabra.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir