Israel
“Paz y misericordia sean sobre todos cuantos siguieren esta regla, y sobre el verdadero Israel de Dios.”—Gál. 6:16, Una Tradu. Amer. (en inglés); Torres Amat.
JEHOVÁ, mediante su ángel, confirió el nombre “Israel” a Jacob, el nieto de Abrahán. “Y le dijo, Tu nombre no se llamará más Jacob, sino Israel: porque como un príncipe tienes poder con Dios y con hombres, y has prevalecido.”a Por esto algunos entienden que el nombre significa “príncipe con Dios”. Otros entienden que significa “contendedor, o luchador, con Dios”, porque Jacob luchó, no contra Dios, sino con Dios por Su bendición.
2 Eso fué mil ochocientos años antes de nuestra era común o la llamada era “cristiana”. Más de tres mil setecientos años más tarde, el 14 de mayo de 1948, nació una república nueva allá en Palestina. La Constitución que se ha propuesto para el nuevo estado político declara, bajo sus “Estipulaciones Generales”: “Artículo 1: El nombre del Estado es ISRAEL. Artículo 2: El Estado de Israel es una república democrática, soberana e independiente.” El estado ya se reconoce por ese nombre.
3 Entre los dos eventos antes citados, o sea como a mediados del primer siglo de la “era cristiana”, uno que había nacido judío natural, y que antes había sido miembro de la secta de los fariseos, escribió a los cristianos judíos y gentiles en la provincia romana de Galacia y dijo: “Paz y misericordia sean sobre todos cuantos siguieren esta regla, y sobre el verdadero Israel de Dios.” (Gál. 6:16, Una Tradu. Amer. [en inglés]; Torres Amat) Apropiadamente, surge la pregunta, ¿Es el Estado de Israel, ahora en el segundo año de su existencia, y son todas las personas por todo el mundo que se adhieren a la religión de dicho estado, el verdadero Israel de Dios aquí mencionado? ¿Les pertenecen a éstos las bendiciones de “paz y misericordia” que el antes citado escritor pidió a Jehová Dios en oración? Las preguntas son de tanta importancia que merecen un examen minucioso a la luz de la Palabra divina, las Sagradas Escrituras. Entonces conoceremos, de la única fuente inspirada de información, lo que hemos de esperar con respecto a “la democracia más joven del mundo”, según se ha llamado.
4 La cuestión delicada de la religión está envuelta en esto. Mas no podemos permitir que la parcialidad ni la preferencia religiosa nos influyan en nuestra decisión. No lo haremos si permitimos que la Palabra imparcial de Dios y los hechos de la situación nos guíen en nuestra decisión. Lo que deseamos conocer es la verdad, sin importar de qué manera nos afecte. El hacerlo así resultará en una bendición para el judío sincero y también para el sincero que no es judío o sea que es gentil. Nos resguardará de considerar el asunto desde el punto de vista de la tal llamada “cristiandad”. Tenemos que concordar con un rabino judío prominente que murió en la ciudad de Nueva York hace unos meses, que dijo: “Durante mil ochocientos años, seguramente durante la mayor parte de ese tiempo, ¡los judíos no han tenido la oportunidad de saber lo que es el cristianismo! ¡La misma ignorancia de los judíos con respecto a Jesús condena no al judío, sino a la cristiandad!” ¿Por qué? Una declaración de The American Hebrew, con fecha del 3 de septiembre de 1948, bien puede contestar por qué: “Hay que tener presentes dos consideraciones. Para los cristianos de todas las denominaciones Jesús es símbolo de todo lo que es puro y sagrado . . . para los judíos es símbolo de crueldad, amargura, persecución, sangre y lágrimas. Esta es la tragedia de las relaciones judías cristianas. Los judíos no odian a Jesús, ¡le temen! Está asociado en sus mentes desde la niñez con algo amenazante; ¡cruzados destrozando a miles de judíos en su nombre! ¡La Inquisición y torturas en su nombre! Acosamientos de herejes y expulsiones; pogromes: divisas amarillas, ‘matadores de Cristo,’ antisemitismos.” El notable historiador y estadista inglés del siglo diecinueve, Tomás B. Macaulay, dijo: “El judío es lo que lo hemos hecho.” Debido a la parte grande que ha desempeñado en hacer al judío lo que él ahora es, ciertamente que la cristiandad no ha seguido el sermón del monte pronunciado por Jesús ni el capítulo trece de 1 Corintios tocante al “Amor” escrito por su apóstol, Pablo de Tarso.
5 Desde que Jerusalén fué destruída la segunda vez en 70 d. de J.C. y su última fortaleza de Masada sobre las orillas del mar Muerto cayó a los romanos en 73 d. de J.C., los judíos naturales han sido desalojados de la tierra de sus antepasados. A ese tiempo, en conformidad con la profecía de Jesús de Nazaret prediciendo la destrucción de Jerusalén, los judíos ‘cayeron a filo de espada y fueron llevados cautivos a todas las naciones, entre tanto que su santa ciudad fué hollada por los gentiles’. (Luc. 21:24) Esto aconteció precisamente como Moisés, también, había profetizado siglos antes: “Seréis arrancados de sobre la tierra adonde vais para poseerla: y te esparcirá Jehová entre todos los pueblos, de un cabo de la tierra hasta el otro cabo de la tierra; y servirás allí a otros dioses que no has conocido, ni tú ni tus padres, dioses de palo y de piedra. Y entre aquellas naciones no tendrás reposo, ni habrá descanso para la planta de tu pie; pues allí te dará Jehová corazón tembloroso, y desfallecimiento de ojos, y languidez de espíritu. Y tu vida estará en tu vista como colgada de un hilo; pues te espantarás de noche y de día y nunca tendrás seguridad de tu vida. Por la mañana dirás: ¡Ojalá que fuera la tarde! y por la tarde dirás: ¡Ojalá que fuera la mañana! por el susto de tu corazón con que te asustarás y a causa de lo que con tus mismos ojos verás.”—Deu. 28:63-67.
6 Es verdad que Moisés y Jesús predijeron tales cosas, pero ese hecho no excusa a la cristiandad ni al paganismo por haber perpetrado los crímenes e injusticias de los cuales han sido culpables hasta el día de hoy en contra del judío perseguido. La predicción de la venida de dichas cosas sobre los judíos dispersados no fué una licencia permitiendo que las organizaciones católicas y protestantes y otros cometieran tales crueldades contra ese pueblo indefenso. Ningún verdadero seguidor e imitador de Jesucristo, lleno del espíritu de Dios, ha participado en dichos crímenes. Los testigos de Jehová condenan y protestan contra tales cosas.
HACIA LA FUNDACIÓN DE UN ESTADO MODERNO
7 Naturalmente, sufriendo tales adversidades, el judío ha anhelado un lugar donde pudiera residir bajo su propio gobierno y estar libre de la persecución y opresión gentiles. Ha recordado el gobierno libre e independiente de que gozaron sus antepasados en la tierra de Palestina, y su corazón piadoso ha tornado en esa dirección. Así es que se hicieron esfuerzos para establecer colonias judías en esa tierra.
8 Este esfuerzo para colonizar fué acelerado por la organización del sionismo bajo la guía de Theodor Herzl, director de The Jewish State (El Estado Judío), en 1897. En el primer Congreso Sionista, celebrado en Basilea, Suiza, ese año, se declaró: “El Sionismo tiene como mira crear un hogar en Palestina para el pueblo judío que sea resguardado públicamente y legalmente asegurado. Con el fin de lograr dicho objetivo, el congreso adopta los medios siguientes: (1) La promoción de la colonización en Palestina. . . . (4) La obtención de las sanciones gubernamentales que sean necesarias para el logro de los objetivos del Sionismo.” En 1914 estalló la Guerra Mundial I. El científico judío, Dr. Chaim Weizmann, rindió ayuda de valor a la causa británica y aliada en su prosecución militar de la guerra a una victoria aliada sobre los poderes teutónicos, incluyendo a Turquía. Su ayuda recibió reconocimiento, y el 2 de noviembre de 1917, cuando la captura de Jerusalén por las fuerzas británicas era inminente y la liberación de Palestina de los turcos se acercaba, el gobierno británico publicó la Declaración Balfour que el Gobierno de Su Majestad aprobaba el establecimiento de un Hogar Nacional Judío en Palestina. El 24 de julio de 1922 el Consejo de la Sociedad de las Naciones, considerando que Palestina necesitaba un gobierno responsable sobre ella, nombró a la Gran Bretaña como el poder mandatario para administrar a Palestina hasta el 14 de mayo de 1948. Este mandato, por supuesto, no le dió a la Gran Bretaña posesión de Palestina para que la entregara al árabe, al judío o a cualquier otro, al fin del mandato.
9 La Guerra Mundial II retardó la inmigración de judíos a esa tierra, pero los esfuerzos de inmigración se reanudaron al fin de esa lucha, en la cual muchos jóvenes judíos participaron y aprendieron las artes de la guerra moderna. Cuando las Naciones Unidas se organizaron en 1945 para tomar el lugar de la Sociedad de las Naciones que había muerto, éstas continuaron reconociendo el mandato británico sobre Palestina. Así sucedió que al fin del mandato británico en 1948 había una población considerable de judíos en ciertas partes del territorio, bien atrincherados y decididos a luchar con armas carnales para mantener su posición en el territorio. Cuando los británicos notificaron que se retirarían al fin del mandato sin dar a los judíos semejanza alguna de protección contra sus enemigos, los judíos de mente nacionalista decidieron establecer su propio estado político y declarar su independencia. Lo hicieron, y el viernes, 14 de mayo de 1948, a las 16 horas, tiempo de Palestina, David ben-Gurion, presidente del Consejo Nacional y el primer primer ministro del nuevo estado, declaró el Estado de Israel durante una ceremonia sencilla pero solemne que se celebró en el Museo de Artes en Tel Aviv, la capital provisional. En la proclamación del nuevo estado su gobierno se dirigió a las Naciones Unidas pidiéndoles que “ayudaran al pueblo judío en la edificación de su estado y admitieran a Israel en la familia de naciones”.
10 Llegó el sábado judío a las 18 horas, y a la media noche, o, más específicamente, a las 12:01 a.m. el sábado, 15 de mayo de 1948, el mandato británico sobre Palestina caducó. Los enemigos de Palestina comenzaron su ataque inmediatamente. Después de una batalla que duró once días la guarnición israelita en la antigua ciudad de Jerusalén se rindió a las tropas de la Legión árabe de la Transjordania el 28 de mayo, y de esta manera la antigua y estropeada ciudad fué limpiada de todos los judíos. A pesar de esta pérdida, el pequeño estado judío sorprendió al mundo luchando denodadamente contra un enemigo cincuenta veces su tamaño, haciéndole retroceder y extendiendo su propio territorio. Al parecer de muchos se demostró digno de existir como una nación, consiguiendo reconocimiento internacional, hasta de sus enemigos. De esta suerte sobrevivió para celebrar su primer aniversario el día 14 del mayo pasado. En seguida de una elección nacional celebrada en enero, se formó la primera Asamblea el 14 de febrero de 1949 para formular una constitución, y el 17 de febrero en la nueva ciudad de Jerusalén el Dr. Chaim Weizmann, hasta entonces el presidente provisional, fué elegido el primer presidente de Israel, pero sólo después de una sesión larga y turbulenta de la Asamblea Constituyente. Se adoptó también una constitución interina. La inmigración judía continúa de todas partes del mundo, contándose en decenas de miles cada mes.
[Nota]
a Génesis 32:39, Hebrew Publishing Co. translation; también 35:10.