El Clérigo que sorprendió
● Esta mañana estaba predicando el mensaje de casa en casa durante una tormenta de nieve. En la tercera puerta donde llegué pude colocar una ayuda para el estudio de la Biblia. Cuando iba regresando por esa calle, la señora que había tomado el libro salió y me dijo que su vicario acababa de llegar y quería saber si yo podía entrar un momento. Recibí una sorpresa, pues él me dió una bienvenida calurosa y me dijo que había estado examinando el libro que había dejado con la señora y que estaba grandemente impresionado por el título y las numerosas citas de las Escrituras. Además él dijo, “Yo los admiro a ustedes porque durante toda clase de tiempo salen para llevar a cabo esta obra, y mientras más leo acerca de ustedes más siento la inutilidad de las cosas materiales y la necesidad del Reino de Dios.” Él terminó preguntando, “¿Qué libros tiene para mí en su maletín?” El resultado fué que pude obtener dos suscripciones más para La Atalaya y ¡Despertad! con muy poco esfuerzo.—J. W., Inglaterra