Sometiendo a prueba la cadena de sucesión papal
Autoritativas fuentes de información católicas rompen la cadena, sin la ayuda de autoridades que la Iglesia Católica Romana rechazaría
LOS católicos alegan que el papa Pío XII recibe su autoridad a través de una larga y continua línea de sucesores, cada uno de los cuales se sentó en el trono papal por designación divina. Dice la Enciclopedia Católica (en inglés): “La historia de la Iglesia Católica desde San Pedro, el primer pontífice, hasta . . . el presente jefe de la Iglesia es una prueba evidente de su Apostolicidad, porque ninguna interrupción puede demostrarse en la línea de sucesores.”1 Ahora bien, ninguna cadena puede ser juzgada por la fuerza o belleza de un solo eslabón ni por la fuerza de varios eslabones. Una cadena no es más fuerte que su eslabón más débil.
Allá en los días primitivos del cristianismo, cuando algunos de los apóstoles todavía estaban en la tierra, uno esperaría hallar los eslabones más fuertes. El canon de la Sagrada Biblia no fué cerrado sino hasta el fin del primer siglo, unos treinta y cinco años después de la muerte de Pedro. No obstante ningún sucesor se menciona, a pesar de la pretensión católica de que cuatro sucesores vivieron durante ese tiempo.a
Pero aparte del hecho de que falta el eslabón principal y más importante, ¿hallamos al resto de la cadena fuerte y en buenas condiciones? The National Catholic Almanac de 1948, págs. 30-35, toma, del Annuario Pontificio de 1947, la lista corregida de papas en la que se dice que Lino, Anacleto, Clemente y Evaristo se sucedieron en el primer siglo. Sin embargo, existe gran incertidumbre respecto a esta lista arbitraria, porque todas las autoridades famosas de la antigüedad—Ireneo, Tertuliano, Jerónimo, etc.—no están de acuerdo en el asunto. Algunos dicen que Lino sucedió a Pedro, empero Jerónimo dice que “casi todos los latinos” sostenían que fué Clemente. Podemos entender por qué existe esta confusión cuando apreciamos que tales catálogos fueron fabricados de tradiciones distintas cien años o más después de la muerte de Pedro.2 Concerniente a estos primitivos obispos de Roma la Enciclopedia Católica dice que Clemente I es el primero “de quien algo definido se conoce”;3 que “las fuentes históricas más primitivas no ofrecen datos auténticos” acerca de Evaristo, que se dice haber sucedido a Clemente;4 que “la cronología de estos obispos de Roma no puede determinarse con algún grado de exactitud con la ayuda de las autoridades que tenemos a nuestra disposición hoy día”.5
Pero algo en que todos los registros antiguos convienen es esto: los obispos primitivos de Roma no ejercían poder tal como el demostrado por los apóstoles, ni tenían el lugar de primacía entre los otros “obispos” que fué disfrutado en una fecha posterior por los papas de Roma. León I (440-461) fué el primer papa en el sentido verdadero del vocablo.6
Otro concepto equivocado en la mente de muchos es la creencia de que no ha habido ninguna interrupción entre los que han ocupado la silla papal. No obstante, la historia muestra que ha habido muchos vacíos, algunos muy serios y excepcionalmente largos. Por ejemplo, después de la muerte del papa Marcos en 336 la cadena estuvo rota o interrumpida por un período de cuatro meses. Fué lo que la Enciclopedia Católica llama una “vacancia comparativamente larga”.7 Pero si una brecha de cuatro meses se considera como un período largo, ¿qué hay del tiempo cuando el papa Bonifacio IV fué hecho papa en 608 “después de una vacancia de más de nueve meses”,8 o cuando “casi once meses” transcurrieron entre la muerte de Juan III en 574 y la coronación de Benedicto I,9 o cuando “la Sede romana permaneció vacante por casi un año” antes de que Dionisio la llenara en 259?10 Y ¿sabe usted que “Bonifacio III . . . fué electo para suceder a Sabiniano [en 607] después de un interregno de casi un año”,11 que Bonifacio V “sucedió a Diosdado [en 619] después de una vacancia de más de un año”?8 Pero las peores roturas en la cadena, que fueron remendadas sólo con gran dificultad, acontecieron cuando Melquiades no ascendió al trono por casi dos años después que Eusebio murió en 309, y de nuevo, cuando hubo una brecha de tres años y medio entre la muerte de Marcelino en 304 y la ascensión de Marcelo I. También hubo casi tres años entre la muerte de Clemente IV en 1268 y la elección de Gregorio X.12 La silla a menudo estuvo vacía.
DESIGNACIÓN PAPAL POR INTRIGA POLÍTICA
La prueba de que la Iglesia Católica Romana es una institución divina, una organización teocrática, se dice descansar en el hecho de que su jefatura en la persona del papa es por decreto divino. Pero ¡no es así! Los concusionarios políticos modernos, buhoneros de influencia, y donadores de congeladoras y abrigos de visón se ven como conspiradores insignificantes al compararlos con aquellos individuos que manejaban las elecciones papales.
En 418 dos facciones eligieron diferentes papas, Bonifacio I y Eulalio, y por cinco semanas todo estuvo alborotado, con el clero y la gente divididos en su alianza.13 Ahora bien, no fué por hombres consagrados o por revelación divina que la cuestión se arregló. Más bien, fué un político y dictador profano de ese tiempo, el emperador Honorio, quien dió a Bonifacio su señal de aprobación, y, como consecuencia, Eulalio fué llamado antipapa. En conjunto, el Catholic Almanac anota treinta y seis contendientes por el título de papa a quienes ellos llaman “antipapas”.
“Silverio,” hijo de un papa anterior, de nombre Hormisdas, “había sido hecho papa por la influencia del rey de los godos” en 536. Pero “la emperatriz intrigante”, Teodora de Constantinopla, conspiró para hacer papa a Vigilio, con lo cual Silverio fué llevado preso por Vigilio y poco después murió de maltrato.14 15 ¿Cuál de los dos supone usted que fué el “antipapa”? Por más que le sorprenda, ¡ambos son reconocidos como eslabones infalibles de la cadena papal!
Respecto a otros eslabones reconocidos leemos cómo el papa Román, en 897, “fué depuesto por una de las facciones que entonces perturbó a Roma” y fué reemplazado por Teodoro II.16 De nuevo, “debido a la influencia de los nobles dominantes en Roma, él [Juan X] fué hecho papa en sucesión de Landón [en 914]. El verdadero jefe de esta facción aristocrática fué la anciana Teodora, esposa del senador Teofilacto. Liutprando de Cremona afirma que Teodora apoyó la elección de Juan a fin de cubrir más fácilmente sus relaciones ilícitas con él.”17 El nieto de esta mujer inicua más tarde vino a ser el papa Juan XIII.18 Luego vino el papa Juan XI, hijo natural del papa Sergio III, concerniente a quien leemos: “Por medio de las intrigas de su madre, que gobernaba en ese tiempo en Roma, fué elevado a la Silla de Pedro [en 931], y estuvo completamente bajo la influencia del Senatrix et Patricia de Roma.”19 También, “Marino II, papa (942-946) . . . fué uno de los papas colocados en el trono de San Pedro por el poder de Alberico, príncipe de los romanos, y quienes, aunque virtuosos, ‘no se atrevían a hacer nada sin su permiso.’”20
Después que Juan XII murió en 964 León VIII llegó a ser papa, pero los romanos se rebelaron y eligieron a otro. Otra vez, fué fuerza política apoyada con poderío militar lo que retuvo a León en la cadena.21 En los días del papa Gregorio V (996-999), cierto partido político eligió a Juan XVI, pero el partido de Gregorio lo capturó y lo decapitó como “antipapa”. Poco tiempo después el mismo bando político que apoyó a Juan XVI, obtuvo el dominio y colocó a los tres papas siguientes (Juan XVII, XVIII y Sergio IV) en el trono papal.22 ¿Por qué no echan a éstos fuera como ilegítimos? ¡Ni pensarlo! ¡Eso haría que faltaran tres eslabones!
Por medio de la política un lego fué hecho papa en 767, pero el concilio lateranense lo repudió como antipapa, declarando que ningún lego podía ocupar la silla papal.23 Y sin embargo, leemos que “después de la muerte de Benedicto, Román, aunque era lego, fué electo papa” en 1024 como Juan XIX.22 ¿Por qué no fué desechado? Porque rompería la cadena de sucesores a la misma mitad. Y cuando se trata de riñas políticas sobre candidatos, algunos cónclaves para la elección de nuevos papas han sobrepujado todo lo conocido en conventículos políticos de tiempos modernos. Después que murió Clemente IV en 1268, casi se consumieron tres años altercando por un sucesor, hasta que “se llegó finalmente a una avenencia por medio de los esfuerzos combinados de los reyes francés y siciliano”.12 Por más de dos años después de la muerte de Nicolás IV en 1292 una arenga política similar se efectuó.24 Y en seguida de la muerte de Clemente V en 1314, por más de dos años y tres meses “los cardenales reunidos en Carpentrás para la elección de un papa estuvieron divididos en dos facciones violentas, sin poder llegar a ningún acuerdo”.25
Soborno con favores, promesas y dinero, y la compra abierta del puesto de papa, práctica que se llama simonía, existieron por muchos siglos. “En este período [en el siglo sexto],” la Enciclopedia Católica dice, “la simonía en la elección de papas y obispos abundaba entre el clero y los legos.”26 En el siglo once, el papa Benedicto IX vendió su papado a Gregorio VI por “una suma grande” de dinero.27 Asimismo, Julio II, del siglo dieciséis, “no vaciló en emplear soborno” para obtener la corona papal.28
¡CADENA DE IGNOMINIA Y VERGÜENZA!
Si todos los personajes inicuos que han usado la corona de papa fueran removidos de la lista de sucesores legítimos como deberían ser, ya que de acuerdo con las Escrituras son absolutamente indignos de aun ser llamados cristianos, ciertamente faltaría una sección grande de la cadena papal. La historia de algunos de esos monstruos causa horror.
Benedicto IX, “una ignominia para la Silla de Pedro,” fué papa tres diferentes veces, y aun en la última ocasión esta “criatura despreciable” todavía “continuó como de costumbre, deshonrando el papado”.29 30 León X, al ser electo en 1513, dijo: “¡Gocemos el papado ya que Dios nos lo ha dado!” Y lo gozó. “No puso atención a los peligros que amenazaban el papado, y se entregó desenfrenadamente a las diversiones.” Si hasta “el palacio papal llegó a ser teatro” para toda clase de representaciones lujuriosas e inmorales.31 Considere los cargos de iniquidad que se hicieron contra Bonifacio VIII: “Escasamente se omitió algún crimen posible—infidelidad, herejía, simonía, inmoralidad vergonzosa y contranatural, idolatría, magia, etc.” Por lo tanto es clasificado “entre los papas inicuos, como un hombre ambicioso, arrogante, implacable, falso también y traidor, siendo todo su pontificado un registro de maldad”.32 Antes de ser papa en 891, Formoso fué excomulgado, junto con sus compañeros, una banda de “nobles desacreditados” que eran famosos por sus crímenes, asesinatos y adulterio, entre quienes había “varias mujeres que eran tan malas como ellos”.33 34
Si el celibato se demanda de los papas de Roma como una norma de virtud y dignidad del puesto, entonces ¿por qué será que los que fueron casados o fornicadores no son desechados como indignos y borrados de la lista de sucesores legítimos? Como ya se mencionó, el hijo del papa Hormisdas fué coronado papa Silverio.35 Concerniente a Juan XVII leemos: “Antes de ser ordenado se había casado, y tuvo tres hijos que también llegaron a ser eclesiásticos.”22 Paulo III debe haber tenido hijos, porque elevó a sus dos nietos al cardenalato.36 La “vida privada temprana [de Julio II] estuvo lejos de ser limpia, como se prueba por el hecho de que antes de llegar a ser papa fué padre de tres hijas”.28 Giovanni Cibò, “después de una juventud licenciosa, durante la cual tuvo dos hijos ilegítimos,” finalmente fué coronado papa Inocencio VIII. De allí en adelante es famoso por “crear nuevos puestos y concederlos a los postores más altos”.37 Concerniente a la “conducta disoluta” de aquel que llegó a ser Pío II, leemos: “Que él dió rienda suelta a sus pasiones se prueba no sólo por el nacimiento de dos hijos ilegítimos suyos, sino por la manera frívola en que se gloría de sus propios desórdenes.”38 Manifiestamente, éstos no fueron tan inocentes y píos como dan a entender sus nombres.
El papa Sergio III, según algunos historiadores, “ejecutó a sus dos predecesores, y mediante relaciones ilícitas con Marozia tuvo un hijo, que más tarde fue Juan XI.”39 40 Luego viene Alejandro VI, ¡verdaderamente un pícaro ruin! “Aun después de su ordenación al sacerdocio, en 1468, continuó sus caminos malos.” Y “hacia 1470 comenzó sus relaciones con la dama romana, Vanozza Catanei, la madre de sus cuatro hijos”. Después de eso “como papa, continuó el modo de vida que había deshonrado su cardenalato”,41 Juan XII no fué mejor, “un hombre soez e inmoral, cuya vida fué tal que se hizo referencia al palacio papal como un burdel.” En venganza malvada sobre opositores hizo que se le cortara la mano derecha a un cardenal, así como también la nariz y orejas a otro oficial. Murió en 964, después de ser “atacado de parálisis en el acto de adulterio”.19
Francamente, ¿cree usted por un momento que tales hombres depravados podrían ser llamados apóstoles de Jesucristo? Aun la Jerarquía quisiera olvidar que jamás vivieron tales pillos. Pero el olvidarlos, el dejar aunque sea uno fuera, rompe su mítica línea de sucesores, y deja bamboleando sin ningún apoyo la fábula de que el papa de Roma es el sucesor de Pedro. Y por eso ridículamente se cogen de esta cadena mohosa de asesinos, ladrones y fornicadores, enseñando la mentira absurda de que tales hijos del Diablo fueron escogidos por Dios como Sus representantes infalibles.
REFERENCIAS CITADAS DE LA ENCICLOPEDIA CATÓLICA
1. Vol. 1, pág. 640
2. Vol. 9, pág. 272
3. Vol. 4, pág. 12
4. Vol. 5, pág. 646
5. Vol. 7, pág. 593
6. Vol. 9, pág. 154
7. Vol. 8, pág. 561
8. Vol. 2, pág. 661
9. Vol. 2, pág. 427
10. Vol. 5, pág. 9
11. Vol. 2, pág. 660
12. Vol. 6, pág. 798
13. Vol. 2, pág. 659
14. Vol. 13, pág. 793
15. Vol. 15, pág. 427
16. Vol. 13, pág. 163
17. Vol. 8, pág. 425
18. Vol. 8, pág. 427
19. Vol. 8, pág. 426
20. Vol. 9, pág. 670
21. Vol. 9, pág. 160
22. Vol. 8, pág. 428, 429
23. Vol. 14, pág. 289
24. Vol. 3, pág. 479
25. Vol. 8, pág. 431
26. Vol. 8, pág. 421
27. Vol. 6, pág. 791
28. Vol. 8, pág. 562
29. Vol. 2, pág. 429
30. Vol. 4, pág. 614
31. Vol. 9, pág. 162, 163
32. Vol. 2, pág. 668, 669
33. Vol. 8, pág. 423
34. Vol. 6, pág. 139, 140
35. Vol. 7, pág. 470
36. Vol. 11, pág. 579
37. Vol. 8, pág. 19
38. Vol. 12, pág. 126
39. Vol. 9, pág. 159
40. Vol. 13, pág. 729
41. Vol. 1, pág. 289
[Nota]