La actividad ministerial de los testigos de Jehová
Informe tomado del “Yearbook” para 1952 (en inglés)
PARAGUAY
Este país es uno de los dos países interiores de la América del Sur. Aunque éste es uno de los países mejor regados del mundo, la verdadera “agua de vida” es algo que la gente necesita y está buscando. Los misioneros y los publicadores que trabajan con ellos están haciendo un trabajo espléndido y de esto vemos algunos aumentos maravillosos en el recogimiento de las “otras ovejas”. Tres asambleas desempeñaron una parte importante en la obra este año. Y aunque hubo oposición del clero en las tres localidades, sin embargo las asambleas se efectuaron y un testimonio maravilloso fué dado. El informe de la sucursal ofrece algunas experiencias interesantes.
“Durante el año tres compañías nuevas fueron organizadas, haciendo un total de 14, y logramos un máximo de 43 por ciento sobre el número máximo de publicadores para 1950. También pudimos tener asambleas en las tres ciudades principales del país, Asunción, Encarnación y Villarrica. Estas tres asambleas resultaron en un gran testimonio y muchos asociados de la ‘clase de Lázaro’ fueron consolados, pero la ‘clase del hombre rico’ fué atormentada.
“Durante el año dos más misioneros de Galaad fueron enviados al Paraguay y ellos nos cuentan una experiencia que tuvieron unos cuantos días después que llegaron. ‘Regresábamos de nuestro territorio poco tarde, casi al tiempo que el sol se ponía. Caminamos por el puerto del río y notamos que un barco grande entraba al puerto, y caminamos por el muelle para verlo. Llevábamos nuestros maletines y en ellos algunas latas de cecina que habíamos obtenido para la casa misionera. Todo iba bien hasta que comenzamos a salir. Un guarda de costas nos llamó y nos preguntó qué estábamos haciendo. Podíamos hablar muy poco español, por eso nos metimos en gran dificultad. Para empeorar las cosas teníamos esa cecina en nuestros maletines de libros. Pensando que éramos contrabandistas el oficial nos llevó a la estación de guardacostas que estaba a través de la calle. Al tratar de explicar dónde obtuvimos la cecina, sacamos La Atalaya de nuestro maletín de libros. Uno de los oficiales inmediatamente reconoció La Atalaya y dijo que conocía a uno de nuestros miembros. En unos cuantos minutos habíamos colocado dos libros, dos Biblias y seis revistas. Pusieron la cecina de nuevo en nuestros maletines de libros y expresaron aprobación de nuestra obra. De modo que lo que principió ser una noche sin novedad se convirtió en una noche gozosa en el servicio.’
“De las muchas experiencias que hemos tenido, deseo informar la de un hermano paraguayo. Hace casi seis años, o casi al tiempo que los misioneros de Galaad vinieron al Paraguay, un precursor dió el testimonio a dos paraguayos. Uno de ellos aceptó el mensaje como la verdad y a su amigo le gustó el mensaje también pero pronto después se mudó a la Argentina. El hombre que aceptó la verdad empezó a concurrir a las reuniones en el Salón del Reino regularmente, pronto se hizo publicador también se matriculó en la escuela de ministerio teocrático, más tarde vino a ser el conductor del estudio de La Atalaya y uno de nuestros mejores conferenciantes. Hace unas cuantas semanas su amigo regresó de la Argentina, y sucedió que este hermano iba a dar un discurso público el domingo siguiente. Por eso él invitó a su amigo.
“Sucedió que llovió ese domingo y su amigo no vino. Debido al día lluvioso, se decidió dar el mismo discurso el domingo siguiente. Esta vez su amigo vino y escuchó muy atentamente y cuando el discurso se terminó inmediatamente se dirigió a él y le dijo que el discurso estuvo muy bueno. Dijo que había visitado muchas iglesias y había oído muchos discursos religiosos pero que éste fué el primero que había oído que tuviera sinceridad. Pidió una suscripción para la revista ¡Despertad! y también se llevó consigo el libro ‘Esto significa vida eterna’. Después de unos cuantos días vino a ver al hermano y le pidió un estudio para que él también pudiera entender la Biblia y las cosas maravillosas que había oído en el discurso. Esta y otras experiencias muestran que estamos viviendo en el tiempo cuando la gente de buena voluntad está viniendo a nosotros para pedir instrucción.
“El año de servicio de 1951 ha sido un año de servicio maravilloso y ha traído muchas bendiciones de Jehová. Que el Señor continúe bendiciendo a todos sus siervos en todo lugar de la tierra dondequiera que estén.”
PERÚ
Este es un país muy interesante. Los testigos de Jehová ahí están muy contentos este año por tantas “ovejas” que se han juntado. El promedio de aumento para el año fué de 76 por ciento, y lograron un número máximo de 296 publicadores. Los hermanos han gozado de muchas experiencias en la obra de predicación, y del informe del siervo de sucursal notamos que la gente está buscando la verdad que los testigos de Jehová están predicando. No sólo los testigos de Jehová tienen la oportunidad de ir a ellos y decir a los presos “¡Salid!” sino que algunos están tan ansiosos de ‘salir’ que ellos mismos vienen a los publicadores del Reino.
“La compañía de Lima se dividió en dos unidades, y ahora que todos ven las ventajas, se regocijan de que su número máximo de 1950 de 92 publicadores de compañía haya sido sobrepujado por un nuevo número máximo combinado de 172 en agosto. Las otras tres compañías relacionadas con grupos misioneros han tenido una participación gozosa en el aumento grandioso, segando los beneficios de estar mejor establecidos, y los misioneros y publicadores locales de estar más plenamente expertos este año.
“Y benditas experiencias personales tampoco faltaron; a menudo se nos hizo comprender que la mies está madura y los obreros todavía son pocos. Satisfacción y gozo se obtuvieron al vencer obstáculos por el espíritu de Jehová, fueran éstos el analfabetismo, muros de prisión guardando a estudiantes de la Biblia semejantes a ovejas, cordilleras y selvas literales separándonos de publicadores aislados, obstinación oficial, o simplemente indiferencia por parte de algunas ovejas en perspectiva.
“En cuanto a la indiferencia, una misionera local relata cómo después de repetir breves visitas a un zapatero y su hijo durante seis meses, habiendo colocado sólo una revista, hizo arreglos para comenzar un estudio. El hijo le había dicho que nunca regresara, llamándonos ‘protestantes’. Ella dice, ‘Le dije que regresaría con la Biblia católica, ya que protesta contra todas las religiones falsas. Lo hice, y discutí el infierno y la trinidad. Él exclamó, “¡Se ve que su obra ha de ser importante! Nunca he leído en una Biblia antes. ¿Por qué la prohiben los sacerdotes?”
“‘Semanas después su padre hizo arreglos para estudiar “Sea Dios Veraz” conmigo y una hermana mía, con el resultado de que se entusiasmó tanto que se suscribió a La Atalaya y también a su hermano y envió más de veinte revistas a parientes en otras provincias. Ahora se regocija grandemente de ser un publicador, y recientemente dió su primer discurso de estudiante. Su esposa está deseosa de oír la verdad ahora al ver el gozo que le trajo a su esposo.’
“Un día un muchacho indagador católico en Arequipa vió a uno de los misioneros estudiando en un parque. Viendo que era norteamericano, creyó que podía tener algo interesante para estudiar, ¡y verdaderamente lo tuvo! Los estudios que siguieron fueron suspendidos después de dos semanas porque el joven salió de la ciudad en busca de trabajo. Después de un mes vino a Lima, donde trató de localizarnos con la dirección de la sucursal. Mientras tanto, no obstante, nos habíamos mudado y perdió un mes o más buscándonos por todos lados, hallando por fin a uno de los misioneros en el cercano Callao. Encantado, concurrió a una de las reuniones, que había extrañado mucho desde que salió de Arequipa.
“Pero iba en pos de trabajo de nuevo, esta vez a las montañas en el interior. Convino en tratar de concurrir a la asamblea en marzo y escribir por información y literatura como las necesitara. El lugar de asamblea tuvo que cambiarse un día antes de que principiara debido a denegación de permiso oficial, pero él fué uno de los 305 que encontró el otro lugar y disfrutó del programa. Salió al campo durante la asamblea y regresó al pueblo minero para decirles a sus amigos acerca de ello. Entonces ellos también quisieron literatura, de modo que escribió a la sucursal, y desde entonces sus informes han sido regulares. Grandemente disfrutó y se benefició de la visita que el siervo de circuito le hizo en julio.
“Una de las misioneras de Trujillo escribe, ‘Tres nuevas hermanas y yo visitamos a un dueño de hacienda para ver qué probabilidades habría para trabajar la hacienda. Después que hube hecho la presentación él dijo que estábamos haciendo una obra noble y esperaba que visitáramos a todas las familias en su hacienda. Nos presentó un libro que había escrito respecto a su plan para enseñar a todos los analfabetos a leer. Le expliqué a él nuestra obra educativa y cómo los que aprenden el mensaje inmediatamente comienzan a enseñar a otros. Se dirigió a las hermanas y les preguntó cuánto tiempo les había estado yo enseñando. Una dijo un año, las otras diez meses. Entonces les preguntó si se habían dedicado a la misma obra de enseñar. Ellas le dijeron que sí, y que éste era su primer día en el servicio. Él las felicitó mucho y dijo que nosotros teníamos algo muy práctico.
“‘Después de darle las gracias estábamos listas para salir y le presentamos un nuevo libro como obsequio. Él dijo, “Pero ustedes no me han dicho cómo se sostiene monetariamente su obra.” Le expliqué, y él respondió, “¿Pero me permitirán hacer una pequeña donación a su obra?” Después de eso me dió un billete de quinientos soles ($33.33 EE. UU.), expresando la esperanza de que ayudaría a llevar el mensaje a los que son demasiado pobres para contribuir. No todas las haciendas están bajo su manejo, por supuesto, pero dado que él es considerado como una persona muy importante tenemos la esperanza de que los otros dueños de hacienda seguirán su precedente y abrirán el camino para testificar a sus trabajadores.’
“Por eso la gran expansión feliz está efectuándose aquí en el Perú, igual como en todas partes del mundo ahora, y nuestra suerte es muy bendecida al tener una parte pequeña en ella.”