Distribuyendo “¡Despertad!” en francés en Quebec

UNA noche oscura y lluviosa en San Jerome, después de la cena, nos halló muy ocupados poniendo ejemplares doblados de Réveillez-vous! [¡Despertad! en francés] en sus ‘impermeables’. Después que teníamos unos 550 de ellos cuidadosamente envueltos en papel encerado y sujetos por bandas de goma, salimos a la noche tempestuosa y los distribuimos. ¿Con qué resultado? Unos cuantos días después nos notificó la Sociedad que alguien había enviado un cupón de uno de aquellos ejemplares de ¡Despertad! que tenían su impermeable.

“Inmediatamente fuimos a dar atención a este interés, y nos sorprendimos al hallar a tres hermanos que vivían juntos, quienes por su propia cuenta habían abandonado la iglesia católica romana hacía unos once años, y desde entonces se habían pasado de iglesia en iglesia en busca de la verdad. Todo lo que tenían era una firme convicción de que en la Biblia estaba la verdad, aunque no la entendían con toda claridad. Poseían unas cinco diferentes traducciones de la Biblia. Con lo poco que entendían habían hecho que otros se interesaran y pusieran fe en la Biblia. Por más de una hora el más instruido de los hermanos trató de explicar la Biblia, sólo para ser corregido vez tras vez cuando le citábamos otros textos que probaban que nuestras conclusiones eran correctas.

“Después de seguir así por más de una hora, este señor manso y enseñable levantó las manos en señal de rendición y dijo: ‘El conocimiento que ustedes tienen es mucho más avanzado que el mío, sigan ustedes y dígannos acerca de la salvación.’ Lo hicimos gozosamente. Uno de los tres hermanos declaró: ‘Antes, cuando nos encontrábamos con personas interesadas, las mandábamos a otras iglesias porque no teníamos suficiente conocimiento, pero ahora las dirigiremos todas a ustedes.’ A la semana siguiente empezamos un estudio bíblico y después de estudiar por dos horas, cuando se sugirió que era tiempo para parar, no quisieron dejar de estudiar aunque ya era medianoche. El siguiente domingo dos de ellos se presentaron en el Salón del Reino y la próxima semana uno de ellos empezó a participar en el estudio haciendo comentarios, comentarios que manifestaron que había estudiado bien su Atalaya; lo cual nos deleitó a todos.

“Estos son los resultados de los ejemplares de ¡Despertad! que regamos esa noche lluviosa: se empezaron dos estudios bíblicos, se tomaron cinco suscripciones, se colocaron catorce libros encuadernados junto con varios folletos y revistas, tres personas ya están hablando la verdad con sus vecinos, dos están ansiosos por enviar sus renuncias a la iglesia católica (los tres hermanos habían enviado sus renuncias aun antes de saber de la verdad). Comprenden que si quieren vivir en el nuevo mundo tienen que predicar, y tienen grandes deseos de hacerlo.”